11 noviembre 2016
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Fueron apenas escasas 20 horas para que la Justicia cayera incinerada bajo el fuego asesino, no de las balas, sino del incendio provocado en la cruel contra-toma o ‘retoma del Palacio de Justicia’ como se ha conocido en la no poca investigación a la que se ha llegado con un par de máximas verdades, como esta del incendio provocado por fuego de las Fuerzas Armadas y la otra, tan terrible como trágica con la aparición de desaparecidos producto de la ‘retoma’.
Permanentemente se escucha exigir con la famosa frase de cajón ‘toda la verdad’ sobre la ‘toma del Palacio de Justicia’ para contar una y otra vez la responsabilidad del M-19 en este trágico suceso, creo que esta verdad está más que contada, más que analizada, estudiada y juzgada; más aún es a ‘toda la verdad’ sobre los acontecimientos de la excedida y demencial ‘retoma’ a la que mucho le falta por salir a la luz publica, no tanto por investigar, sino por dejarla conocer y sobre todo juzgar; es sabido que por lo menos dos magistrados fueron ejecutados a balazos fuera del edificio incendiado y allí no estaba el M-19; se sabe que los desparecidos los causo la fuerza oficial fuera del edificio y allí no estaba el M-19; se conocen estudios forenses y científicos sobre la causa de la muerte de varios magistrados y otras personas causadas por balas de las armas oficiales que no fueron disparadas por el M-19; se conocen estudios de peritos sobre la causa del incendio o los incendios que además de ser ilógicos fuera de la naturaleza propia de la lucha de los insurgentes, fueron causados por acción de las fuerzas oficiales, asuntos que lógicamente son imposibles ahora y siempre de ser echados en culpas a la fuerza militar del M-19, sin olvidar que solo sobrevivió una guerrillera que logro salir y escapar sin pasar por la tortura, quien murió mucho tiempo después, según dicen, en la ciudad México.
Entonces ahora que estamos en estas bregas de la búsqueda y construcción de la paz, sí que es necesaria la verdad y la reparación, verdad que el Estado exige y debe proclamar, verdad que la sociedad reclama, verdad que los medios tergiversan y no dejan que fluya hacia la memoria en dignidad, verdad que las fuerzas del Estado deben ofrecer a la ciudanía, sobre todo a la juventud que no debe seguir llevando esa carga y vergüenza como huella triste de una estirpe que no le pertenece; y naturalmente reparación que a muchos les falta compensar sobe todo en torno a decir, contar y mostrar y dejar ver la verdad, pues creo que por parte del M-19 este episodio de la reparación fue cumplida, con su acto de dejación de armas, de asumir la responsabilidad de dejar los caminos de la guerra, de acordar la paz en la certeza de romper el nudo gordiano y enredado de las confrontaciones intestinas que han desangrado al país, de pedir perdón y de cara al país enfrentar y vencer las diferentes y criminales provocaciones para hacerlos volver al monte’, creo que el
M-19 ha cumplido con este requerimiento en dignidad y compromiso para bien de la historia.
Ahora en estos pocos renglones quiero rendir homenaje a quienes con valentía han puesto su esfuerzos en investigaciones, en aportar pruebas, en exigir verdad y claridad sobre los desaparecidos, a quienes, no importa un poco tarde, empiezan a relatar las verdades que aunque se saben, algunas fuerzas oscuras pretenden mantener en la penumbra de la impunidad; es un sencillo homenaje a los que están vivos, a jueces, fiscales, militares, periodistas, investigadores, familiares… y para que en honor a la verdad, podamos seguir entre todos construyendo esa tan esquiva paz para Colombia.
Published by Oiga Hermano, hermana