"Es muy difícil para un jefe militar impartir órdenes a sus subordinados, que puedan conducirlos al sacrificio, y simultáneamente apoyar medidas perdonando a los verdugos" - General Camacho Leyva, Ministro de Defensa -
"En el país hay la sensación de que si el presidente propone, los militares disponen y que el mando se encuentra encadenado por dentro, en forma ya irreversible en el actual gobierno". - Alfredo Vázquez Carrizosa, excanciller -
Planteábamos que el M-19 estaría dispuesto a legalizar sus acciones en la medida en que en Colombia se diera una apertura democrática cuyos primeros pasos serían el levantamiento del estado de sitio, la derogatoria del estatuto de seguridad y la desmilitarización de zonas campesinas. Este era el punto más importante.
Las pasiones desatadas en esta coyuntura electoral las rivalidades entre los dirigentes, el peligroso hecho de haber tratado la paz en forma demagógica por parte de los candidatos, además de la posición deliberante y beligerante de los militares y la cobardía del jefe del estado, fueron las causas para que fracasaran las gestiones de la Comisión de Paz.
El problema de la paz es demasiado grande para un gobierno que se ha caracterizado precisamente por su mediocridad por entregarle el manejo de asuntos fundamentales de la vida colombiana al estamento militar que no está instituido para que maneje la política.
Somos la única organización clandestina que ha sido capaz de imponer sus banderas como banderas centrales de la controversia política en el país.
"Llamamos, igualmente, a todos los nacionalistas y demócratas, a los trabajadores de la ciudad y del campo, a la iglesia del pueblo, a los intelectuales y artistas, a las capas medias y a los industriales asfixiados por el pulpo monopolista, a la nación colombiana en general, a formar un gran movimiento por la democracia y por la paz".
Desde su nacimiento, el M-19 ha venido planteando como objetivos fundamentales de su lucha el logro de la democracia en el plano económico y de la democracia en el plano político.
"La paz es algo de urgencia para todos los colombianos, por eso respaldé desde el principio la Comisión de Paz y seguiré sus recomendaciones y la mantendré en mi gobierno hasta la recuperación total de esa paz tan deseada y tan necesaria"
La panacea no es el levantamiento del estado de sitio, la derogatoria del estatuto de seguridad; el logro de éstas y otras exigencias democráticas es un momento intermedio en el camino del pueblo hacia el poder.
Las acciones político-militares de nuestra organización nos han permitido sacudir esa especie de patria boba por la que ha transitado la vida política colombiancr durante los últimos años. Pero también hemos demostrado que para nosotros la lucha armada no es un fin, sino un medio para lograr la democracia.
"Mientras no exista un diálogo directo entre el gobierno y la guerrilla no habrá paz en el país. Dada la disponibilidad casi total de los grupos guerrilleros para llegar a un diálogo, y las excelentes calidades de las personas que integraban la Comisión de Paz, considero altamente preocupante su disolución". - Monseñor José L. Serna Azate, obispo de Caquetá. -
Cada día que pasa, se hace más evidente que un grupo de monopolios económicos domina el escenario de la producción y dirige, tras bastidores, la política del país.
No somos nosotros los que evadimos el camino de la lucha legal. Es la oligarquía la que paso a paso nos cierra ese camino, obligándonos a recurrir a la acción armada.
La pequeña y mediana industria debe poner sus ojos en las fuerzas democráticas si aspira realmente a la independencia, al desarrollo, al progreso, a la democracia. Agobiada por insalvables obstáculos financieros y crediticios, desprotegida por el estado, marginada por los monopolios, constituye una pieza imprescindible dentro de las fuerzas sociales y económicas encaminadas a democratizar las actividades productivas y la vida política de Colombia.
Entre los objetivos más importantes de nuestra organización, está el de lograr la participación, en las decisiones nacionales, de las fuerzas económicas que producen buena parte de la riqueza, a fin de situarnos en el camino de un verdadero desarrollo y lograr la autonomía e independencia que sistemas de vida injustos como el actual, nos han negado.
Nuestra lucha política reivindica la necesidad de un apoyo estatal sostenido a la pequeña y mediana industria, en términos de la planificación de la producción, garantías de estabilidad en el mercado, participación en las decisiones que afectan sus intereses, y decidido apoyo financiero en forma de créditos baratos, subsidios para la renovación de equipos y asesoría técnica.