GILBERTO GISSEPPE OSORIO AGUILAR
ANDRÉS VALENCIA AGUILAR*
"Felipe"
Junio 19 de 1956 - Desaparecido Mayo 1 de 1982
¡Siempre Presente!
Él es nuestro hijo, hermano y tío, a quien cariñosamente llamábamos "Chepe". Dejamos de tener noticias de él desde 1982, cuando tenía 24 años. Cada día que pasa lo recordamos y hemos decidido buscarlo hasta encontrarlo.
- Se graduó de bachiller el 29 de Noviembre de 1980 del Gimnasio académico.
- Partió de casa en Junio de 1981 para abrazar la causa revolucionaria.
- Su última comunicación fue una carta enviada desde Guayaquil el 01 de Mayo de 1982
Fue registrado en 1958, año de su nacimiento, como Gilberto Giusseppe Osorio Aguilar, nombre con el que se identificó siempre, a pesar de que, por temas de documentación, en 1980, fuera registrado nuevamente como Andrés Valencia Aguilar*
Era un hombre inteligente, simpático, amoroso, empático y sensible. Amante de la lectura, el ajedrez, la música clásica, el vallenato y el pan.
Cansado de ver toda clase de injusticias sociales, desde 1980 comenzó a indagar y asistir a reuniones políticas en busca de alternativas de cambio. Lleno de convicciones y esperanzado por contribuir a su país en la lucha por una sociedad más justa y equitativa decidió, como muchos otros jóvenes en ese tiempo, dar su vida por la causa revolucionaria y unirse, como militante del movimiento M-19, presuntamente bajo el alias de “Felipe”.
Se graduó de bachiller el 29 de Noviembre de 1980 del Gimnasio académico; Partió de casa en Junio de 1981 para abrazar la causa revolucionaria; Su última comunicación fue una carta enviada desde Guayaquil el 01 de Mayo de 1982
En 1982 fue recibida su última comunicación, una carta remitida desde Guayaquil-Ecuador, dirigida a su "recordada madrecita". En ella explica: “(…) desde el momento de mi salida han ocurrido muchísimas cosas que aún impiden mi deseado regreso (…)” relata que ha viajado bastante, mencionando una estadía en Roma y un pasaje Lima-Bogotá que no será utilizado, por lo que pide se gestione el reembolso y con él, se compren unos zapatos para su hermana menor.
En este mismo documento se compromete a tratar de comunicarse de manera más constante, aclarando que eso depende de otros factores. También se refiere a que con el "Contrato General" están por iniciar un nuevo periodo y tiene fe que las cosas saldrán bien, por lo que le pide que confíe y tenga certeza de que no les ha olvidado.
En 1984, su madre y hermana, Ligia y Nidia, deciden ir a Corinto-Cauca a buscarlo. Con la ayuda de unos periodistas, inician su travesía en lo profundo de la cordillera central. La ilusión de encontrarlo se desvaneció por la larga espera, en medio de combates con el ejército, de la llegada de una columna proveniente del Huila al mando de Boris, en la que quizás podría encontrarse.
Con inmenso dolor y resistencia, madre y hermana, unidas con el propósito y profundo anhelo de encontrarlo, se vieron obligadas a abandonar su búsqueda.
El miedo en aquel momento invadía a toda la familia, era una época de mucha represión, en la que no se podía mencionar el tema, era algo muy riesgoso, que debía ocultarse. Ligia, estaba a cargo de dos hijas mayores y una pareja de hijos menores y corría el riesgo de perder su trabajo como jurista, además de ponerse a si misma en peligro y a sus otros hijos. Así fue como, bajo mil advertencias, toda la familia tuvo que guardar silencio, a la espera de alguna noticia.
A partir de los contactos realizados en Corinto, la casa sirvió de hospedaje a algunos “muchachos” militantes del M-19 de manera clandestina, siempre con la ilusión de recibir un mensaje o alguna información, así fuera pequeña, que permitiera mantener la esperanza de encontrar a “Chepe”, sin que esto ocurriera, nadie daba razón de él. Con la toma del palacio de justicia, en Noviembre de 1985, el miedo se intensificó, aunque permanecía la esperanza de que estuviera allí y con mucha impotencia, continuó la espera.
En 1989, cuando se abrieron los diálogos de paz con el M-19, nuevamente la esperanza abrigó a la familia. La desmovilización era un punto de partida para poderlo encontrar pero, una vez más, nadie daba razón de él.
Han pasado 40 años y el recuerdo de nuestro querido Giusseppe sigue vivo, nos ha marcado para siempre como familia. Nos hemos preguntado una y mil veces, ¿qué pasó?, ¿cómo pasó?, ¿dónde pasó?, y, ¿dónde está? Durante estos años han corrido cientos de lágrimas, culpas, cuestionamientos, imaginarios y versiones sobre lo que pudo ser. No nos damos por vencidos y hoy somos conscientes de que hicieron falta muchos años para dejar de sentir miedo, poder hablar nuevamente sobre nuestro dolor y fortalecernos para seguir buscándolo. Esto último se debe a los avances recientes en el país en torno a la paz, la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, a partir de los acuerdos de paz firmados con las FARC-EP en 2016 y de la búsqueda del Gobierno Nacional elegido en 2022, en cabeza del presidente Gustavo Petro, para dar cumplimiento a los mismos y alcanzar la paz total.
En el año 2020, iniciamos un proceso formal con la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas y a inicios de este año, 2022, nos unimos a la Fundación Hasta Encontrarlos.
El amor que nos une, nos llena de fortaleza para seguir buscándolo.