PETRO… ¡HÁGANOS SOÑAR!
Popayán, junio 11 de 2009
La mejor forma de contribuir con la consulta interna para escoger candidato presidencial del Polo (que va a ser ciudadana, amplia y abierta), es hacerla interesante. Y nada que no tensione, tiene interés. Así somos los humanos, nos gusta la competencia. Por ello he decidido, a título personal, tomar partido por la campaña de Gustavo Petro. Expongo mis razones y motivaciones.
Al mirar hacia atrás, podemos darnos cuenta que en cuatro años la situación del Polo ha cambiado. A pesar de los problemas propios de un partido en formación - complejo y diverso como el PDA -, las cosas evolucionan. Es la ley de la vida. En la anterior consulta interna Carlos Gaviria representaba lo nuevo. Antonio Navarro encarnaba la estructura partidaria. Hoy la situación, es al revés.
En el año 2006, ver a un ex–magistrado de origen liberal encabezando un proyecto de izquierda, era novedoso y atractivo. Y lo hizo muy bien. Nos trasmitió una visión de país y de futuro. Por el contrario, Navarro, formado en la mística y el idealismo del M-19, manejó un perfil pragmático. La prioridad de su programa de gobierno fueron los proyectos de vivienda y empleo. Los sueños los mandó al desván. Grave error: ¡A la gente le gusta soñar!
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Ya en el 2002 Uribe había explotado los principales anhelos del pueblo colombiano. La paz y el progreso fueron sus promesas. La paz sobre la base de la derrota de la guerrilla… ¡en un año! Y el progreso, apoyado en la inversión extranjera. No ha podido cumplir ninguna de esas metas. Ni paz ni pacificación. Los resultados están a la vista: hay más pobreza, más desplazados, mayor desempleo, creciente inseguridad. Algunos se conforman con los golpes que le ha dado a la guerrilla. Claro está, para los inversionistas extranjeros y los monopolios nacionales (especialmente el sector financiero) sí que ha habido progreso. Sus arcas han engordado y están felices. Ellos no viven de sueños.
Un buen número de colombianos están todavía con Uribe. No porque sigan soñando sino porque no quieren despertar. ¡Hay que sacudirlos y hacerlos vibrar! Este gobierno se ha ido convirtiendo en una verdadera pesadilla que el pueblo no debe soportar. He allí el papel del Polo.
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¿Cuál es nuestro sueño actual?
Salir de la horrible noche, superar la trampa en que la violencia nos metió. El conflicto armado terminó siendo una herramienta de intervención territorial del gran capital. Lo utilizan las transnacionales depredadoras. La mafia y el crimen se alimentan de él. Los factores que lo crearon no se han resuelto, pero la vía armada los agudiza. Es un verdadero embrollo. Queremos reconciliación y paz duradera, y para obtenerlas se necesita grandeza. Uribe no la puede tener porque es parte de la trampa. Para derrotar a la guerrilla concilió con el crimen, y éste lo tiene preso del poder. Disfraza su gestión de “anti-terrorismo” y “amor de patria”, pero ese cuento se agotó. La corrupción brota por todos los poros de un gobierno descompuesto y entrampado.
El momento requiere desprendimiento y altura política. Es lo que Petro ha propuesto desde hace rato. “Unir a la gente decente” fue su consigna. Las mayorías del Polo no lo han entendido. Ahora se le presenta la ocasión de demostrar que tenía la razón. Vamos a acompañarlo en la tarea de construir una confluencia con todos los demócratas. La preocupación de quienes representa Carlos Gaviria es la identidad de la izquierda. Piden reconocimiento y presencia del Polo, que ya se consiguió en los últimos cuatro años. Hoy se requiere más que eso.
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Sergio Fajardo, los “quíntuples”, y algunos candidatos del uribismo, tímidamente se distancian del actual jefe de Estado. No enfrentar la esencia del uribismo es parte de su apuesta. Allí es donde no nos podemos equivocar. Para impulsar la confluencia democrática no se puede dejar de ser lo que hemos sido: Petro es y representa la antítesis de Uribe. La “seguridad democrática” y la “confianza inversionista” sólo son embelecos. Demagogia pura. Pequeños y fugaces resultados que no pueden presentarse como aciertos de una política. Por ello, debemos aclarar – sin temor - que nuestra propuesta democrática, nuestra concepción de seguridad y de desarrollo integral, no tienen nada que ver con el proyecto uribista.
Gustavo Petro tiene todas las cualidades y capacidades para convertirse en un estadista de gran proyección. Debe ayudar a introducir a Colombia en el torrente imparable de transformación democrática que hoy recorre los valles y sierras latinoamericanas de toda la geografía colombiana conjuntamente con las transformaciones sociales de Latinoamérica. Su historia personal, su pensamiento político y nacionalista, su verbo, su capacidad de hacerse entender y comprender por todos los sectores sociales colombianos, su capacidad dialéctica y retórica, los méritos de haber destapado - casi solo - la olla de la “parapolítica”, su enjundia y valor sin límites, su capacidad de riesgo, su compromiso con el pueblo, su lucha por la verdad y la justicia, su anti-clientelismo declarado y vertical, todas y muchas más cualidades, lo convierten en un excelente candidato. Petro en esta campaña, estoy seguro, va ayudarnos a construir un Polo más maduro, más democrático y listo para gobernar. Después de tanto sacrificio, de tanto riesgo y tanta aventura, le ha llegado el turno estimado compañero Gustavo. Hoy le decimos con fraternidad y cariño… ¡Petro, háganos soñar! El país y el Polo se lo van a agradecer.
Fernando Dorado
ferdorado1@gmail.com