Como congresista en el período pasado, fui ponente del proyecto de ley de víctimas de la violencia en Colombia. Acompañé al partido liberal, a sus autores, Guillermo Rivera y Juan Fernando Cristo, a las audiencias públicas que se hicieron en todo el país, especialmente en las zonas que fueron más afectadas por masacres y hechos que conmovieron la historia más reciente de nuestro país y que se hicieron contra una población pobre e invisible para el resto de sociedad. Un ejemplo ello son algunos municipios de la costa atlántica, centro , sur, del país, santanderes , donde escuchamos las voces de las víctimas, fueron jornadas extenuantes, porque conocimos detalles, y el inmenso dolor que tienen millones de colombianos de escenas oprobiosas, por masacres, violaciones, asesinatos que fueron cometidos con sevicia y que quedaron marcados en su memoria.
Cada audiencia se constituía en un encuentro con la dolorosa realidad de familias con las cuales el Estado y la sociedad no han tenido el gesto de pedirles perdón por lo que han sufrido.
En Colombia estamos acostumbrados ha hacer leyes para los victimarios, de rebaja de penas, de perdón, amnistías, principio de oportunidad, pero muy poco para quienes han soportado los rigores de la guerra.
Este proyecto contiene temas importantes y entre todos quiero señalar como fundamental los principios, ellos determinan que hay que creer en la buena fe de las víctimas, por una razón elemental; los hechos ocurrieron y las muertes se cuentan por millares, la carga de la prueba no puede estar en cabeza de una persona violentada.
El otro aspecto también polémico en el gobierno anterior, fue el universo de víctimas, en el que se deben de incluir todas las formas de violencia, incluidos los cometidos por los de agentes del Estado. El argumento que en su momento expresó el ex presidente Alvaro Uribe, es que esto bajaba la moral a la tropa.
Concepto que le desvirtuamos, porque esconder esta responsabilidad es colocar la Constitución Nacional y la política de seguridad sin ningún tipo de control y esto no es bueno en ningunas fuerzas armadas del país que se llame democrático en cualquier lugar del mundo.
El tema de reparación de víctimas del conflicto es consustancial con la implementación de una jurisdicción activa con capacidad de transar y restaurar rápidamente al ciudadano y a la familia afectada. Reparación que se debe hacer económica con devolución de tierras, facilidades para producir, construcción de vivienda, todo acompañado de ayuda sicológica. Pero por sobretodo con un gran compromiso de la sociedad de que situaciones como las que hemos vivido en los últimos años, jamás la volvamos a repetir.
El tema de las tierras ocupa un lugar fundamental en esta futura ley, su devolución debe ser un hecho sin que se requiera para ello cambiar el código contencioso administrativo.
Insistí en esas largas discusiones con los representantes del gobierno, en un tema básico, y es el compromiso de la comunidad internacional que manifiesta su interés en que se reparen las víctimas como se ha hecho en otros procesos, caso Chile, Perú, Canadá, Estados Unidos, entre otros.
Los organismos de crédito internacionales deben de realizar moratoria de capital intereses para que estos recursos se destinen al fondo de reparación. Colombia debe cerca de 43 mil millones de dólares que representan el presupuesto general de la Nación en un año. Por lo tanto no se puede decir que es fiscalmente imposible la implementación de esta ley y que no se someta a los beneficiados a un enredo jurídico con operadores de la justicia que afecten el endeble patrimonio que puedan recuperar las personas afectadas.
Debo agregar, que es importante la actitud del Presidente Santos al apoyar decididamente esta ley y de designar al vicepresidente de la República Doctor Angelino Garzón como el responsable para que salga adelante. Con esto se recupera uno de los valores fundamentales del pensamiento liberal, que es el humanismo. Felicito al partido liberal a los autores y promotores de esta iniciativa, con ésta no hay duda que Colombia se acercará un poco mas a lo que es un país civilizado.
Franklin Legro Segura