Por José Yamel Riaño, Octubre 10 de 2013
Es el nombre de la nueva fuerza política surgida de la fusión del PARTIDO VERDE, de Mokus, Lucho y Peñalosa, y EL MOVIMIENTO PROGRESISTA que llevó a la Alcaldía Mayor de Bogotá a Gustavo Petro. Así lo ratificó el congreso de la colectividad Verde y las directivas Progresistas reunidas para tal efecto. Alianza Verde irrumpen en el panorama nacional buscando ganar la Presidencia de la República en el periodo Constitucional 2014-2017.
Sabe la nueva organización política que alcanzar este logro implica construir y consolidar la Alianza Verde en muy corto tiempo, porque los contendores a vencer, como todo indica, serán el actual presidente Juan Manuel Santos Calderón de una parte, y de otra, los seguidores del ex presidente Uribe, ahora “Centro Democrático”.
El reto es inmenso pero está pensado por gentes que saben lo que hacen. Es del tamaño de la oportunidad que la coyuntura ofrece. Por tanto: ¡es ahora; o ahora! dicen los que saben. Para cumplir con el propósito los argumentos no están sustentados en la Teoría de la Ciencia Política, se tiene en cuenta más el sentido común de la gente, el de la opinión pública, cuenta más el sentir del pueblo y la lógica de la historia que otra cosa. Al punto que aquí es necesario especular un poco para que las cuentas nos den y no es fácil. Pero no vamos a esperar a los contradictores que no demoran en descalificarnos de todas las formas posibles.
Tampoco es que estemos descubriendo que el “agua moja”. No: contamos con hechos vueltos realidades, ahí está la “Ola Verde Mokusiana” o la “Bogotá Humana” Petrista, y las lecciones del reciente paro campesino, las movilizaciones estudiantiles. Ahí está la profunda grieta de la inequidad que vivimos y contra la que lucha nuestro pueblo. Acordémonos del voto en blanco en nuestro Valle del Cauca, o de la gobernación del hoy Vicepresidente Angelino Garzón, o la Alcaldía de Jorge Iván Ospina. Y como si esto fuera poco, ahí están las encuestas de hoy, que no puede ser que solo sirvan para cuando el establecimiento las necesite. Pero lo más importante es el “papayazo” que nos ofrece la división Uribista con el Santismo. Mientras ellos pelean, nosotros nos le metemos por el centro. Es la tercería que pregona Navarro. Y como están las cosas, ése es el camino. Y estoy seguro que si lo examinamos éticamente el resultado nos va a decir que es válida esa estrategia, ellos la conocen mejor que nadie pero; “como la ambición rompe el saco”….
A estos hechos debemos sumarles los nuevos acontecimientos, como la conformación de la misma Alianza Verde que sin duda es un paso histórico al interior de las fuerzas alternativas en Colombia. Además, todo indica que habrá acuerdo en la Habana, y al parecer, en este reacomodo de fuerzas, los sectores alternativos tienden a unirse, mientras vemos como los partidos tradicionales, Liberal y Conservador, buscan acomodo porque los nuevos partidos de la derecha les han llenado el espacio.
Hay además entre nosotros, algo que sabemos que existe pero que no vemos y a todos nos cuesta moverla pero que de vez en cuando saca la cabeza, -o la cola- para incidir fuertemente en los resultados electorales, se trata de la “la franja amarilla”, la misma que en su última aparición conformó la Ola Verde o la Bogotá Humana. Es una especie de masa abstencionista que rara vez se moviliza pero cuando lo hace, cambia los resultados. Pretender movilizarla es muy difícil porque es muy exigente más no imposible.
Digamos que entre los que más nos acercamos a esa franja somos nosotros porque les gustan nuestros valores como el de la honestidad que materializamos en todo nuestro discurso pero especialmente en la defensa de lo público, la inclusión como principio, y todo un acervo de propósitos que hacen de nosotros verdaderos líderes en las propuestas que le sirven a los sectores menos favorecidos, que para el caso son las grandes mayorías. Son visiones que han dejado de ser propuestas de gobierno para convertirse en hechos de gobierno, con Antonio Navarro en la Alcaldía de Pasto o en la gobernación de Nariño, con Angelino y Ospina en nuestro territorio y hoy con la gobernanza que Petro le imprime a la Bogotá Humana.
Para todos nosotros es importante el nombre de la nueva organización y no por capricho sino por contenidos, pues el Progresismo implica cambio, avance, mejoramiento para bien. Algunos hubiésemos querido que la fusión fuera integral, esperábamos que el resultado fuera el Partido Verde Progresista. Sin embargo, ese no puede ser motivo de discordia. También nos gusta el verde porque es la defensa de la naturaleza, que es la defensa a la vida, de hoy y de mañana. De otra parte, la decisión de que fuera “Alianza” y no “Partido” implica que la propuesta organizativa va más allá de la conformación de una institución, y que de lo que se trata es de facilitar la unión de fuerzas sin que estas pierdan su autonomía.
Por todo lo anterior, la principal propuesta entonces debe ser la construcción de la organización capaz de cumplir con el objetivo. No olvidemos que el objetivo es muy grande, las metas ambiciosas y para eso se necesita la herramienta adecuada, es decir, la organización política de masas, así por ahora sea fundamentalmente electoral, con tal que con ella alcancemos nuestra consigna de ser gobierno para gobernar con el pueblo en lo político, lo económico, lo ambiental y lo social. Es decir, hacer realidad los sueños de miles de colombianos y poder seguir soñando.