BOGOTA HUMANA CON BASURAS CERO
Por: José Yamel Riaño,
Santiago de Cali, 03 de diciembre de 2012
El próximo 18 del mes en curso, es decir, en solo dos semanas, Bogotá, Distrito Capital de la República de Colombia junto a toda la Nación, será testigo de una de las confrontaciones más ásperas entre las empresas concesionarias del servicio de aseo de Bogotá vs. La Alcaldía Mayor en cabeza de Gustavo Petro Urrego. Ese día se acaban los cuatro contratos de Concesión con las cuatro empresas privadas de Aseo que operan las seis zonas en que ha sido dividida la ciudad para efectos del servicio, y la administración de la ciudad ha manifestado su intención de no prorrogar ninguna de las concesiones.
Además del carácter jurídico del conflicto, se sabe que el verdadero problema es político. Se trata de la disputa entre el Estado, (la Alcaldía Mayor) y la empresa privada por la prevalencia en la prestación de los servicios públicos domiciliarios. El Alcalde Petro, responsable Constitucional de la buena prestación de los servicios públicos en su territorio, aduce esa responsabilidad, más un fallo de la Corte Constitucional que le ordena, al responsable del servicio, es decir, a él, tener en cuenta a los recicladores como parte integral del servicio. Mientras tanto, las empresas alegan el respeto a la libre competencia constitucional, olvidando, que para el caso específico de la prestación del servicio de aseo, la Ley 142/93, o Ley de Servicios Públicos, contempla la figura de “zona exclusiva” con el ánimo precisamente de proteger a los operadores del servicio, contra acciones de competencia desleal.
Así las cosas, el Alcalde ha dicho que el día 19 de diciembre el Distrito Capital iniciará la operación con su propia empresa y con los particulares que se firme contrato para que operen el servicio, o algunos de sus componentes, y en los sitios previamente definidos. Por su parte, los empresarios dueños de las empresas que hoy prestan el servicio advierten que ese día ellos saldrán a prestar el servicio como siempre.
Decir que pasará sería irresponsable de nuestra parte, con mayor razón cuando el tema en parte es jurídico. Pero ojo; Sí, estamos interesados en pronunciarnos porque nos interesa la ciudad, sus habitantes y con nuestra particular forma en defensa de lo público, debemos movilizar a la ciudadanía para que se cumpla la ley empezando por el respeto a la autonomía administrativa, como lo prevé la Carta Magna y la misma Ley.
Al respecto, todos decimos que queremos que le vaya bien al Alcalde, pero la verdad es que algunas personalidades y algunos medios, han iniciado una campaña contra la figura del Alcalde de nunca acabar. Afortunadamente, los sectores populares, parte de la clase media bogotana y sectores de la burguesía lo apoyan. Ahora, como con todos ellos podemos estar interesados en cambiar lo actual por un modelo de desarrollo por otro que ayude a mejorar la vida a los colombianos; pues parte importante de esa estrategia es abaratar los costos de los servicios para que el ciudadano medio aumente su capacidad de compra y mejore su calidad de vida. Así la industria y el comercio aumentaran sus volúmenes de negocio para que sus utilidades se multipliquen.
Las declaraciones del Alcalde, al comentar su visita al Presidente Santos fueron de respaldo a su gestión y a su autonomía institucional. Sin embargo, para ganarles este pulso a los empresarios del aseo, es necesario recoger como sea la basura y mantener limpia la ciudad todos los días. Los Progresistas capitalinos deben tomar esa consigna como un reto “Bogotá Humana con Basura Cero”.
Ahora, como la operación de prestación del servicio de aseo hoy en Colombia es más un negocio de transporte que otra cosa, porque en eso lo han convertido los operadores porque el interés consiste básicamente en “recoger residuos para enterrarlos”, –dado que el Distrito les paga por tonelada recibida en el relleno sanitario- interés va en contravía de lo dispuesto en el plan de desarrollo de la capital que apunta reciclar el 100% de las siete toneladas diarias de residuos que Bogotá produce.
La verdad es que la operación del servicio no tiene ninguna técnica especial y gente con ese conocimiento hay bastante. La prestación del servicio consta de solo cuatro componentes; barrido, recolección, transporte y disposición final. El barrido es cuestión de diseño de rutas y operarios que están en las propuestas. La recolección, diseño de rutas que también están. Transporte lo mismo, y la disposición final la opera el relleno.
El problema es la falta de infraestructura específica –vehículos compactadores y recolectores- y el poco tiempo que se tiene. Resuelto esto, el resto es “pan comido”. El asunto es que como negocio es simplemente fabuloso, se calcula que las empresas se están quedando con ciento ochenta mil millones de pesos al año y eso es mucho dinero.
Por el monto del recaudo, y el poder institucional, es mucha la capacidad de maniobra que le queda al Distrito. Unos contratos de prestación del servicio con particulares, por tiempo corto y por componentes del servicio, incluyendo a los actuales concesionarios, para luego, en ese escenario, y con tiempo, conformar la nueva empresa con la visión de la Bogotá Humana, es una salida posible, por lo menos desde nuestra visión, sin descartar el diálogo productivo con todo el mundo.
Ya bastante se ha dicho sobre reacomodo de fuerzas políticas y tienen razón aquellos que ven detrás del conflicto de las basuras de Bogotá al uribismo, no solo como fuerza política sino como carteles de los servicios públicos. Sin embargo, las acciones adelantadas por el Presidente, o por Gina, nos señalan rutas; y no propiamente de camiones de basuras.