Los salarios de los congresistas y la alta burocracia del Estado se multiplicaron en los últimos 20 años por 34, qué el salario mínimo se multiplique por 2.
Señores
Comités Ejecutivos
Central Unitario de Trabajadores CUT
Central General del Trabajadores CGT
Central de Trabajadores de Colombia CTC
Señores
Delegados a la Comisión Nacional de Salarios
El 2 de diciembre de 2013, debe comenzar, una vez más, en la Comisión de Concertación de Políticas laborales y salariales, la discusión sobre el incremento del salario mínimo que se deberá pagar a la inmensa mayoría de los trabajadores Colombianos en el 2014. El monto de ese salario hoy es la miserable suma de $589.500.oo pesos. Ya las organizaciones gremiales de los capitalistas como la ANIF, SAC, ANDI, entre otras, y el Gobierno, que es el gerente general de todos ellos, han repetido los mismos argumentos falsos que siempre esgrimen, para justificar los aumentos mezquinos de esos salarios y seguir manteniendo a cerca de 17 millones de trabajadores en la miseria, mientras ellos y las multinacionales se siguen enriqueciendo, consumiendo suntuariamente y engordando sus caudales. No nos olvidemos que la discusión del salario mínimo es el pliego de peticiones más importantes que se discute en el país, mucho más importante que todos los pliegos de peticiones de todos los sindicatos, federaciones y confederaciones.
Rechacemos los argumentos falsos de los empresarios y el gobierno
Ya la ANIF, representante de los banqueros, que todos los años reportan multimillonarias ganancias, ha dicho que el aumento no podría estar por encima del 3.9% o sea un salario de $612.500.oo, Fedesarrollo, centro de investigación al servicio de los capitalistas ha propuesto el 3% y algunos legisladores han sugerido un “generoso” 5%. Los argumentos son los mismos de siempre: el aumento del salario mínimo debe ser una combinación entre Índice de Precios al Consumidor y Productividad. Cualquier aumento por encima de estos parámetros generaría inflación, más desempleo, más informalidad y menos competitividad de la economía colombiana. Esto lo vienen diciendo desde hace más de 20 años los empresarios, los gobiernos de turno y los economistas a su servicio; y a pesar que con estos argumentos han impuestos salarios de hambre a la mayoría de los trabajadores colombianos, el desempleo se mantiene en dos o en más de dos dígitos, la informalidad sigue golpeando a más del 60% de la mano de obra, etc.
Hace décadas la economía política seria y científica, a diferencia de la economía y los economistas al servicio del capitalismo, han demostrado hasta la saciedad, que el aumento de los salarios no necesariamente genera esos fenómenos, sino una baja en la tasa de ganancia de los capitalistas y en la baja del consumo suntuario. Por esto la discusión sobre el salario mínimo no es técnica sino política, y así lo deben plantear los representantes de los trabajadores. Lo demás es caer en la discusión tramposa del gobierno y los empresarios.
La alta burocracia estatal y los empresarios, no tienen autoridad política ni moral
“Desde 1991, en términos reales, los salarios de los congresistas- y por derecha, de los altos magistrados y las cabezas de los organismos de control e investigación- han crecido en más de 23 millones de pesos: pasaron de 714.665 a 24.054.347 pesos. En el mismo lapso, el salario mínimo pasó de 51.716 a 589.500 pesos. Es decir, en estas dos décadas se multiplicó por once, mientras que los ingresos de los parlamentarios se multiplicaron por 34. Así, el salario de un congresista pasó de 14 mínimos en 1991 a 40 en la actualidad”[1]. Los congresistas “trabajan” 8 meses al año y tres días a la semana y se ganan $801.811.56 pesos diarios. Un obrero de salario mínimo tiene que trabajar 365 dias al año, ocho y más horas diarias, para ganarse en 30 días el 73% (589.500.oo), de lo que se gana un congresista en un día. Sólo la prima de $8.000.000 que le devolvió Santos a sus amigos los Congresistas equivale a 13 veces el salario mínimo.
En el sector privado de la economía las diferencias salariales son mucho más grandes y pueden hasta duplicar los ya demasiado altos salarios de la cúpula burocrática del Estado. Los gerentes, directores, jefes de personal y toda esa tropilla a través de la cual imponen su disciplina de hierro, de opresión política y explotación económica a los trabajadores, se llevaban la parte del león, de la nueva riqueza producida por los asalariados.
Esta realidad confirma, una vez más, que la discusión sobre el monto del salario mínimo no se puede aceptar que sea llevada al campo de la economía política burguesa, sino exigir que se discuta en el terreno de la necesidad de una política laboral y salarial justa y equitativa, es decir que la discusión, sea lo que realmente es: una discusión política.
De acuerdo con la Constitución Política el salario mínimo, vital y móvil es aquel que debe alcanzar para cubrir las necesidades básicas (salud, alimentación, vivienda y educación) de una familia obrera. El que se paga hoy, no alcanza para cubrir ni siquiera una de estas necesidades, es un salario miserable, es una infamia y los que lo imponen son unos infames.
Desafortunadamente el salario mínimo, que es uno de los problemas sociales más grave del país, no se discute en la Habana, porque el gobierno estaría en contra y porque a los comandantes de las FARC, este problema nunca les ha preocupado y ahora tampoco les preocupa. Otras son sus preocupaciones.
No bastan los discursos, es necesario acudir a la movilización
Los capitalistas, sus voceros y sus gobiernos, cuando de sus propiedades, sus ganancias, de la plusvalía, de sus privilegios y prebendas se trata, no escuchan argumentos ni razones, por fuertes, contundencias e irrefutables que ellos sean; lo único que se ven obligados a escuchar y a tener en cuenta es la fuerza, la fuerza de la clase obrera, de los campesinos, de la juventud, organizados y movilizados en las calles. Así lo dejó claro el reciente paro agrario, las luchas del movimiento estudiantil que obligaron al gobierno a retirar el proyecto de reforma educativa, triunfo político que la MANES lamentablemente desperdició, para desgracia de la juventud colombiana. Y así lo confirma toda la historia del capitalismo y la conquista de los más simples y elementales derechos por parte de los trabajadores.
Lo fundamental, en las negociaciones del salario mínimo, no es acudir a la Comisión de Concertación, aunque es necesario acudir a ella, lo fundamental es llamar a los trabajadores organizados sindicalmente, que aunque casi todos ellos ganan más del mínimo, se pongan a la cabeza de la lucha para defender los derechos de la mayoría de los trabajadores, que son los que según el DANE y la Corte Constitucional, ganan el mínimo o menos del mínimo[2]. Si el sector organizado de la clase obrera no es capaz de hacer esto, entonces obraría mezquinamente, porque se limitaría a defender los derechos de una minoría que no supera el 4% de la clase obrera (8.000.000), que gana más del mínimo, y expresaría, así, que no le importa la suerte de la mayoría de sus hermanos de clase. El llamado a la movilización, desde luego, que también debe estar dirigido a la mayoría de los trabajadores colombianos, es decir a los no organizados que son el 96% de los trabajadores que son los directamente perjudicados con el salario mínimo imperante, y los más oprimidos y explotados de todos.
Si las centrales obreras y las organizaciones sindicales no acuden a la movilización de todos los trabajadores para respaldar las negociaciones del salario mínimo, entonces todo terminará como siempre ha terminado en los últimos 10 o 12 años: unos cuantos discursos formales, unas cuentas declaraciones a la radio y la televisión y el abandono de las reuniones de los organismos de concertación, dejando las manos libres a los voceros de los capitalistas y a su gobierno, para que fijen ellos el salario mínimo y sigan oprimiendo y explotando sin límites a la inmensa mayoría de los trabajadores colombianos. Hay una manera de derrotar a los capitalistas y su gobierno: llamando a todos los trabajadores a que se movilicen y colocándose los dirigentes sindicales a la cabeza de esa lucha y esa movilización.
Propuesta concreta
Con fundamento en las anteriores consideraciones, nos permitimos proponer a los Comités Ejecutivos de la Centrales Obreras, a todas las organizaciones sindicales existentes en el país, a los delegados a la Comisión de Concertación por parte de los trabajares, y a todas las organizaciones populares y realmente democráticas de la juventud, de las mujeres, de las minorías étnicas, que se levantes de manera inmediata las siguientes propuestas:
1. Aumento del salario mínimo para el 2014 en el 100%, esto es que se doble el actual salario mínimo. Si el salario de los Congresistas y la alta burocracia del Estado se ha multiplicado por 34 en los últimos 20 años, por qué el salario mínimo del 96% los trabajadores no se puede hoy multiplicar por 2?
2. Llamar y organizar, desde ya, la movilización, en todo el país, de los trabajadores organizados y no organizados sindicalmente y de los sectores populares, para arrancarle con la movilización y la lucha, a la voraz clase capitalista Colombiana, al capital imperialista (multinacionales) y al gobierno, el aumento de salarios que se merecen todos los trabajadores colombianos, que son los que producen la riqueza.
3. Todas las organizaciones sindicales de primer y segundo grado deben reunir con carácter de urgencia la junta directiva y de ser posible la asamblea de los trabajadores, para discutir el monto en que debe ser reajustado el salario mínimo y programar la movilización. La discusión sobre el salario mínimo es un problema de toda la clase obrera y de manera concreta del 96% de los trabajadores no organizados sindicalmente. Estos nunca han sido consultados, por quienes dicen representarlos en las negociaciones del salario mínimo.
4. Los Comités Ejecutivos de las Centrales Obreras y los asistentes a los organismos de concertación salarial deben convocar de manera inmediata y con urgencia un congreso, asamblea o concentración de todos los trabajadores víctimas del salario mínimo, para consultar con ellos el monto del reajuste que se debe exigir Igualmente deberían ser convocados a una concentración en el día de instalación de las negociaciones.
Bogotá 20/11/2013
COMITÉ NACIONAL DE VICTIMAS DEL SALARIO MÍNIMO
(Somos 17 millones de trabajadore/as)
victimasdelsalariominimo@gmail.com.
[1] El Tiempo, 12/11/13, pág. 2.
[2] Corte Constitucional C-372 de 2011. “Como ya la Sala precisó, este cambio porcentual de la cuantía del recurso, no ha ido de la mano con una mejoría de la situación económica de los trabajadores. En efecto, como se evidencia en las estadísticas allegadas a este proceso por el DANE, al año 2010 el 53,9% de la población ocupada devengaba menos de un salario mínimo, y un 6,6% sólo devengaba un salario mínimo. Lo que significa que cerca del 60% de la población ocupada devenga un salario mínimo o menos mensualmente. Además, esta misma entidad certificó que en ese mismo año, el ingreso promedio de la población colombiana ocupada fue $736.000, es decir, menos de dos salarios mínimos”.