Gabriela Castellanos Llanos (Cali)
Por este medio protesto por el tratamiento que la revista Semana en su edición No. 1557, le dio a la renuncia de Viviane Morales. Particularmente repulsiva fue la carátula mostrando a la ex-fiscal con su esposo Alonso Lucio, con el titular de “Triunfó el amor”. De ese modo se lanza una cortina de humo, y se pone el lente sobre la vida personal de la fiscal, en vez de ponerlo sobre su actuación en el cargo.
Un titular interno rezaba: “El problema de fondo es que la presencia de Lucio hacía vulnerable a la fiscal general”. Examinemos este enunciado en sus dos partes. En primer lugar, ¿el problema de fondo es la supuesta vulnerabilidad de Morales? Como si no fuera mucho más preocupante que se haya declarado nula su elección cuando ella ha sido la única persona que al dirigir la Fiscalía general le ha aplicado el peso de la ley consistentemente a grandes personajes, antes intocables, y lo ha hecho sin miramientos. Como lo dice Daniel Coronell en el mismo número de Semana, “Viviane Morales hizo más por la justicia en unos meses de lo que hicieron varios de sus antecesores en años”. Además, mucho más preocupante es que no haya un fiscal en propiedad cuando se inicia el juicio al ex - ministro Arias, cuando empiezan a declarar los extraditados desde su celda estadounidense, cuando está a punto de expirar por vencimiento de términos el caso contra el ex – ministro Palacios, en fin, cuando son tantos y tan variados los peligros de que se retroceda lo ganado en el campo de la justicia, cuando es tan factible que vuelva a ser cierto que en este país la ley es sólo para los de ruana. Ése es el verdadero problema de fondo.
En segundo lugar, la presencia de Lucio en la vida de Morales no “la hace vulnerable” sino al darle un arma a quienes quieran tergiversar la realidad. Porque si una mujer se casa con el mismísimo Satanás, igual que si un hombre lo hace con Lucifer en forma femenina, lo que debe preocuparnos es si en el desempeño de su cargo se advierten debilidades, si empieza a favorecer a los amigos dudosos o tenebrosos de su marido. Pero Morales nunca dio muestras de estar dando tratamientos permisivos ni tolerantes a los paramilitares que se dice que asesoró o defendió su marido.
Estamos, una vez más, ante el machismo que permite que, a la hora de juzgar a una mujer como figura pública, su actuación y su historial parezcan menos importantes que su vida íntima. Lo más triste es que hayan sido tres columnistas mujeres, María Isabel Rueda, María Jimena Duzán y Cecilia Orozco, quienes más fuerte han gritado y más se han rasgado las vestiduras cuando se hizo público el matrimonio de Morales con Lucio. El varón se define por lo que hace, parecen decir las tres columnistas; la mujer, por el varón que tenga a su lado.
Por eso, en esta semana cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, a todas las mujeres nos interesa repudiar el tratamiento que algunos medios y periodistas, y en particular Semana, le han dado a este asunto. Esta revista le debe una disculpa a la ex – fiscal, y por medio de ella a todas las mujeres.
Atentamente,
Gabriela Castellanos Llanos
Cali