TRANSCRIPCIÓN
16 de junio de 1985
Doctor
Carlos Jimenez Gómez
Procurador General de la Nación
Doctor
Antonio Duque Alvarez
Director Nacional de Instrucción Criminal
Bogotá
Estimados doctores:
El día 23 de mayo de 1985 a las 10:45 a.m. fui objeto de una atentado criminal en unión de los compañeros Antonio Navarro Wolff, María Eugenia Vázquez, Alberto Caicedo, Carlos Alonso Lucio y Alvaro Alvarado. Nos arrojaron una granada en el Restaurante Oeste de la ciudad de Cali, con las consecuencias que uds. bien conocen.
Ese mismo día en las horas de la tarde, solicité la presencia del Procurador General de la Nación, por intermedio del gobernador del Valle y del Comisionado para la Paz, Guillermo Alberto Gonzalez, desde mi lecho de enfermo, a fin de que se apersonara de la investigación, habida cuenta de que en los hechos resultan comprometidos personal de los organismos de seguridad del estado, identificados por mí.
Sin embargo el Dr. Jimenez Gómez no asumió personalmente dicha investigación u designó para tal efecto al Dr. Jaime Hernández, en aquel entonces Procurador Delegado para la Policía Judicial.
En declaración rendida a este funcionario la noche del 24 de mayo de 1985 desde mi habitación del Hospital Departamental de Cali, informé sobre la descripción física del autor material del atentado y la relación que él había tratado de entablar con nuestra organización unas semanas antes, así como la presencia de una mujer que lo acompañó en esos contactos anteriores.
Como Uds. saben, el DAS dispuso de unos funcionarios que en cooperación con milicianos del M-19 se encargarían de nuestra seguridad durante la permanencia en el Hospital.
Cuál sería mi sorpresa y pánico cuando por erro, entró en mi habitación la mujer que acompañaba al hombre que 2 días antes había tratado de matarnos. Digo por error, pues según pude averiguar después, ella pensó que se dirigía al cuarto de Carlos alonso Lucio y este compañero no sabía de su relación previa con el criminal.
En ese momento pensé que entraba a rematarme y llamé a los milicianos con el fin de que la detuvieran. Dicha mujer salió corriendo y posteriormente me informé por sus compañeros del DAS que era parte del personal de seguridad destinado a protegernos.
Como debo suponer Uds. ya conocen, llamé de inmediato al Sr. Director Seccional del DAS, al Gobernador del Departamento y al Procurador Regional con el objeto de aclarar los hechos, garantizar nuestra seguridad e identificar a la mujer, este hecho era fundamental dentro de la investigación puesto que hasta el momento no se tenía ninguna pista sobre el paradero de los autores del atentado.
Como lo reconoció el director del DAS, dicha mujer pertenece a su institución y había sido comisionada
Por él mismo para custodiar nuestras vidas. El nombre con la cual la identificaron sus compañeros de trabajo es el de Beatriz, conocida familiarmente como “la mona de la Universidad”.
De todos estos hechos fue informado el Procurador Regional y personalmente le solicité que me fuera ampliada la declaración lo más pronto posible ya que mi vida corría grave peligro.
El Procurador Regional se comprometió en cumplir inmediatamente esta diligencia y salió en busca de una máquina de escribir, sin presentarse en las cinco horas y media que lo estuve esperando, pues como de él era sabido, yo sería evacuado a las 13:30 p.m. rumbo a la ciudad de Bogotá a efectos de garantizar mi seguridad.
De todos los acontecimientos sucedidos en la mañana del 25 de mayo pueden dar fe los funcionarios del DAS que hacían el turno de vigilancia, así como los familiares de quienes nos encontrábamos heridos y personal del Hospital.
En cuanto a la identidad del autor material del atentado, nuestras investigaciones nos han permitido concluir y hacer público ante la opinión el nombre y antecedentes del mismo.
Se trata de ANTONIO ESPINOZA, quien fue militante del M-19 hasta el año 1983. Fue reclutado en la población de Yumbo 3 años atrás y en el mes de marzo de 1983 fue unos de los hombres que acompañó a nuestro comandante Carlos Pizarro a Cuba.
El susodicho fue expulsado de la organización por su bajo rendimiento y sus faltas éticas y morales. De igual manera su conducta nos llevó a que investigáramos y confirmar su condición de infiltrado del ejército en nuestras filas.
Cómo es de nuestro Código Militar y de nuestros principios éticos y morales respetar la vida e integridad de todo ser humano, procedimos a marginarlo de nuestras filas sin ningún tipo de represalias.
En la primera semana del mes de abril, como figura en la declaración que rendí ante el Procurador delegado, el señor ANTONIO ESPINOZA, acompañado de la agente del DAS cuyo alias es “Beatriz la mona de la Universidad” fueron al Hotel Rayda sede política de nuestro Movimiento en la ciudad de Cali a expresarme su deseo de incorporarse a las filas de la Organización ofreciendo como gran aporte un grupo que comandaba en unión de su compañera de trabajo. Para tal efecto me pusieron una cita en la población de Yumbo, en la fuente de soda TIORICO el domingo siguiente a las 8:00 p.m. Por los antecedentes anotados y su comportamiento sospechoso durante la entrevista, decido no asistir a la cita y enviamos un grupo de milicianos con la misión de confirmar tanto la intención de estas personas, como las condiciones de seguridad en la cita. Los milicianos detectaron la presencia en los alrededores del lugar de un número indeterminado de miembros reconocidos del B2 del ejército, quienes además, venían adelantando las tareas de hostigamiento en los Campamentos de Paz ubicados en el casco urbano de Cali.
Confirmamos de esta manera la continuidad de su trabajo con el ejército, su condición de hombre sometido al mando militar y laboral del B2; que tenía como misión aniquilar los Campamentos de Paz, empezando por su Estado Mayor, hombres que actuábamos de cara al país y en el marco de los Pactos firmados por nuestra organización y el gobierno en agosto 24 de 1984 y enero de 1985.
No volvimos a detectar la presencia de este sujeto hasta la mañana del 23 de mayo en el Restaurante Oeste de la ciudad de Cali, 2 minutos antes de ser lanzada la granada. Como es de conocimiento del procurador delegado, el autor del atentado, entró al establecimiento, pidió una coca-cola y se paró en la puerta de entrada. Inmediatamente me acerqué a él, le pregunté qué hacía y al notar su nerviosismo le manifesté que sabíamos sus intenciones y que no la fuera a embarrar. Después de aquello me senté nuevamente en la mesa junto con mis compañeros y fue desde allí donde observé que este individuo acompañado de alguien que recién llegaba, lanzaba la granada hacia la mesa donde estábamos sentados.
En informaciones de prensa quiso implicarse a una Organización denominada “Democracia”, supuesta disidencia del M-19 como los autores materiales del atentado. Sobra decir que esta organización aclaró públicamente “que no es disidente del M-19” “y mucho menos autora del atentado”.
Queda confirmada, pues, la participación de miembros activos del ejército en la planeación y ejecución del intento de homicidio contra mis compañeros y yo.
Es lamentable la falta de interés del Estado en la investigación de un hecho de tanta trascendencia, que pone en juego no sólo vidas de ciudadanos de Colombia, sino el futuro de la Paz en nuestra patria; en tanto las víctimas y por ventura -dado que sobrevivimos- únicos testigos, no hemos sido llamados a declarar ante ningún juzgado ni personal de investigación.
Que no se hable pues, de pesquisas adelantadas, ni de investigaciones a fondo.
Al Sr. Procurador, quién ha reivindicado la Procuraduría Comunitaria, hoy le pedimos que la ponga al servicio de la Paz, porque son muchos los muertos y desaparecidos cuyos espíritus claman justicia y eficacia en su acción.
Al Sr. Director de Instrucción Criminal, a quien le compete de oficio esta investigación, en sus manos las pruebas y los sindicados cuyas direcciones reposan en los archivos de personal del B2 y DAS.
POR LA PATRIA Y DE CARA AL PUEBLO
De Uds. Atentamente
Eduardo Chávez López c.c. 16´640.594 de Cali
Comandante Campamentos de Paz Valle. Dirección Nal. M-19