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7 mayo 2014 3 07 /05 /mayo /2014 09:20

Sin título

IDEARIO DEL MILICIANO

  1. Soy miliciano y lucho a capa y espada por la Democracia, la Justicia, la Paz  la Vida.
  2. Organizado voluntariamente en las Milicias Bolivarianas pongo mi vida al servicio de la comunidad dándole mi aporte político, cívico, cultural y militar, de acuerdo a mis capacidades, y aprendiendo de ella sus preciosas enseñanzas.
  3. Impulso las luchas y la organización de las masas, teniendo como punto de mira que todo organismo de las masas debe convertirse en un órgano de dirección del Nuevo Estado Democrático que hará posibles las realizaciones de la Democracia en la Nueva Nación.
  4. Como miliciano sé que la Democracia se construye por la base y por ello, convoco, a todo mundo a ejercerla en Hechos de Gobierno y Libertad.
  5. Soy un combatiente de la Unidad, porque sólo mediante la convergencia en torno a un proyecto y la identidad nacional lograremos la Colombia posible de Vida, Democracia y Paz.
  6. Me mueve la fé en el futura venturoso de la patria. Soy defensor inquebrantable de las causas nobles y justas por esto, con orgullo, me considero un Cruzado de la Redención Social.
  7. Defiendo la dignidad de las personas, los bienes de la comunidad y la nación y exijo, también, respeto a mi persona.
  8. Respeto las tradiciones de mi pueblo y reafirmo nuestro patrimonio cultural
  9. Defiendo, igualmente, nuestra riqueza ecológica.
  10. Soy pregonero y dinamizador del ideario do Independencia, Justicia, Soberanía Popular y Unidad ContinentaI que nos legó El Libertador Simón Bolívar.

“JUSTICIA Y DIGNIDAD”

 

MILICIAS BOLIVARIANAS

 

Bogotá, Septiembre de 1986

 

PRESENTACION

Lo que este folleto contiene es una serie de cartas. Cartas: es decir, documentos escritos sobre el camino. Porque cuando aquí y ahora hablamos de milicias, nos referirnos a una experiencia en construcción, a estrenar palabras, inventarle nombres a las cosas, e inaugurar con hechos una nueva experiencia de democracia. Por eso no es esta una cartilla. Es una propuesta de trabajo, de discusión que nace de la experiencia, que pretende enriquecerse con la reflexión y la experiencia de cada uno, de todos. Lanzamos, pues, estas cartas y ellas quedan como toda misiva a la espera de una respuesta.

Noviembre de 1987

MILICIAS BOLIVARIANAS         

 

INTRODUCCION

Quisiera escribir esta introducción de manera impersonal pero definitivamente, las Milicias Bolivarianas me llegan tan al alma y me siento tan encarnado en ellas que me es imposible. Nunca antes en mi vida de tropeles y luchas por una Colombia Nueva me había ligado tanto a mi pueblo corno cuando nos lanzamos a construir los Campamentos de la Paz y la Democracia e iniciamos la creación de las milicias. Creo que a todos nos sorprendió el diverso, vital y rico panorama de un universo que nos era desconocido. El universo embrujador y secreto que se agita en el seno de la comunidad.

Iniciamos la construcción de milicias en cumplimiento de una de las decisiones centrales del Congreso de la Paz y la Democracia celebrado en Los Robles, Cauca: ser gobierno.  y las milicias son, en efecto, un instrumento de gobierno de las mayorías. Son una expresión de la comunidad en ejercicio de su soberanía y de la democracia.

El camino recorrido por las Milicias desde Los barrios marginados de Cali, pasando por Bogotá, Medellín, Santander, Tolima, Huila, Cauca, la Costa…,es corto: dos años y medio, pero eso sí, este camino ha sido intenso y por lo tanto, apasionado. Y nuestro objetivo es que donde quiera que viva una comunidad, a lo largo, ancho y profundo del país, allí la comunidad, haciendo uso de sus derechos, organice sus milicias.

Ya las milicias, niñas e inexpertas, pero fieles al pueblo y amparadas en su regazo, han enfrentado más de una prueba de fuego. Decenas de milicianos han caído en el campo de batalla y de su voz postrera hemos escuchado el lema "Justicia y Dignidad" rompiendo el silencio y los espacios.

Ya sabemos que la suerte de las milicias está cifrada en el corazón del pueblo. El miliciano lucha por una patria grande desde su patria chica y liga su quehacer cotidiano al quehacer político, social, cultural y militar  de la comunidad que busca incansablemente recuperar sus derechos: democracia, vida, dignidad redención social, paz… libertad.

Ser miliciano, pues, es tener claro que no se es un combatiente solitario. Es entender que nuestra gran fuerza está en las masas y no en los esquemas aparatistas. Es saber movernos en el laberinto mágico de la comunidad y en la compleja telaraña de su problemática para aprender con humildad y a la vez, desencadenar y dinamizar la energía social con el mejor espíritu constructivo, pues el miliciano es un reformador social.

Cuando asumimos el proyecto miliciano en toda su dimensión nos damos cuenta que en las comunidades hay múltiples fuerzas latentes ya visibles, ya  invisibles, ya materiales, ya espirituales: la naturaleza, los niños, las mujeres, los jóvenes, los ancianos, las herramientas de trabajo, el secreto colectivo, los sentimientos, las ideas, las creencias, la imaginación... Todas estas fuerzas y muchas más pueden confluir en un momento dado en un solo torrente liberador. Es el torrente de la atracción apasionada.

Las milicias, por lo que hemos visto a lo largo de su desarrollo, no son uniformes ni formalistas; ellas son bien un reflejo del gran país informal; abundan en ellas las más variadas expresiones folclóricas y un lenguaje popular picado de humor. Pesan más en ellas los elementos del instinto, la espontaneidad, las creencias y los sentimientos que el bagaje teórico. Son en definitiva, y concretamente para Colombia, una expresión del país del rebusque, por eso no es raro que a sus filas haya llegado más de un avivato, pero tampoco es raro que en ellas encontremos a las personas más honestas de la comunidad.

Es muy amplío el campo de acción de las miIicias acorde con las características de cada región, cada comunidad y cada sector social. Ellas son factor dinamizador de la paz o de la insurrección. Lo que afirma el Movimiento 19 de Abril, M-19, es que al igual que la democracia, las milicias son una propuesta para que la asuma el país. Las milicias no son blancas ni son negras. Ellas son como el arco iris. Por eso no me cabe duda que en el arco iris tienen las Milicias Bolivarianas su más espléndida bandera.

Afranio Parra Guzmán

CALC14

Octubre de 1987  

    MILICIAS 3En barrios donde la comunidad no lograba legitimar organismos de gobierno como el Cabildo, las milicias asumían la responsabilidad de dirigir los conflictos de la población, siendo acatadas como la legítima autoridad. En un período de cuatro meses que fue el tiempo de los Campamentos de la Paz y la Democracia, en los barrios donde la Organización desarrolló la propuesta de gobierno y de milicias, éstas se convirtieron en una fuerza conductora de la comunidad.  

Rota definitivamente la tregua, los Campamentos son destruidos por los cuerpos represivos. Las milicias han logrado tal inserción en la población que los barrios se convirtieron en Zona-Campamento. La actividad de las milicias, que hasta entonces se había centrado en la orientación política, la acción cívica y la movilización cultural de la comunidad, adquiere una nueva dimensión: la militar. Había dos alternativas: abandonar los barrios, o enfrentar la represión. Donde las milicias optaron por combatir, lo hicieron en defensa de las conquistas de gobierno de la comunidad.

En zonas como Siloé, Aguablanca, Terrón Colorado, Petccuy y Yumbo, había efectivamente, desarrollos de la propuesta de gobierno y de ejercicio real de la democracia, hasta tal punto, que en algunos barrios la población, en Cabildo Abierto, creó Juntas de Gobierno. En Aguablanca, aunque clandestinas, por las condiciones de represión, aún existen Juntas de Gobierno de las creadas hace más de un año.

El hecho culminante de enfrentamiento militar se da en Siloé a comienzos de diciembre de 1985, cuando el gobierno de Belisario Betancur, que ya se había jugado la carta de "tierra arrasada" en el Palacio de Justicia, toma la decisión de arrasar con Siloé. Cinco mil efectivos del ejército y el GOES invaden la zona y protagonizan un genocidio. Anterior a este acontecimiento. Aguablanca había sufrido invasiones hasta de tres mil hombres y la población y las milicias de la zona había hecho acopio de heroica resistencia, sin que lograran los cuerpos represivos obligar a los milicianos a abandonar el sector, debido al apoyo total de la población, pero sí, anotándose éxitos en cuanto a pérdidas fatales de combatientes y cuadros milicianos.

La verdad es que la guerra de varios meses sostenida en los barrios de Cali sometió a las milicias a un desgaste en combatientes y cuadros que lógicamente, repercutió en un vacío que aún no hemos podido llenar.

ESENCIA SOCIAL DE LAS MILICIAS 

Las milicias, nacidas en los barrios y portadoras del lema “Justicia y Dignidad" recogen las más sentidas aspiraciones de la comunidad puesto que son la comunidad misma. Por eso decimos que la esencia de las milicias es social. Ellas son luna fuerza de movilización social. Su acción, por tal motivo, no se circunscribe a una actividad determinada, sino que es múltiple, respondiendo a las necesidades de la población y al momento político que se viva, tanto local como nacionalmente.

Durante el Diálogo actuaron política, cívica y culturalmente. Rota la tregua actuaron militarmente, sin abandonar su comportamiento político, cívico y cultural que es el que les permite nadar en las múltiples actividades y formas orgánicas de las masas. Donde las milicias pierden la concepción global, donde se convierten en aparato, donde se convierten, en cuerpo exclusivamente militar terminan aisladas de la población y son blanco fácil del enemigo. Igualmente, si se dedican únicamente a la acción cívica o cultural, terminan siendo un grupo asistencialista. El miliciano, para que pueda considerarse un cruzado de la redención social, tiene que estar atento a participar y ofrecerle salidas a la problemática diversa y compleja de la comunidad.

La amplitud, la flexibilidad y las posibilidades que se le brinden a todo mundo para que pueda sentirse miliciano o amigo, es lo que les permite a las milicias la permanencia y el  crecimiento en medio de las más difíciles situaciones, y a la vez, es el medio más adecuado para que la comunidad asuma las formas más elevadas de combate como algo suyo, pues lo que se busca es la compenetración total entre la comunidad y sus hombres en armas en pos de objetivos de redención social democracia y gobierno.

Si una escuadra de milicias actúa al margen de la Población, si vive aislada de la problemática concreta del sector social donde se mueve, sea dicho sector la fábrica, el barrio, la vereda, el colegio, la universidad, el hospital, etc., estos combatientes no pueden catalogarse corno milicianos. Si este grupo de combatientes no ve en el anciano, el niño, el adulto, el joven, la mujer, es decir, sí no ve en todos los vecinos de su sector a personas con alguna cualidad o capacidad para desempeñar una tarea en función de la comunidad y del proyecto democrático, entonces, estos combatientes son limitados como milicianos porque no captan a la comunidad en toda su potencial ni conocen sus secretos ni su magia para luchar por un mañana mejor.         

Es que el pueblo es mágico para sobrevivir en medio de tantas injusticias y es mágico para hacer la guerra que lo redimirá. El pueblo tiene un millón de secretos y un millón de sorpresas. El pueblo inventa día a día maneras de vivir y de esquivar la acción de sus opresores. EL pueblo no le suelta sus secretos a quien no siente totalmente suyo. El instinto de la comunidad es muy difícil de percibir, a menos que seamos arte y parte de ella.

Las milicias son una fuerza militarmente débil, frágil, por ahora, pues son una experiencia en semilla. Su gran ventaja, su fortaleza está en la identidad de cuerpo, alma y acción que logren con la población. Donde las milicias logran esta identidad, son indestructibles, a menos que aniquilen a la comunidad

Tomado de "Las Milicias Bolivarianas: una expresión de Gobierno de las mayorías", de Afranio Parra.

Noviembre 18 de 1986.

 

MILICIAS

Y GOBIERNO

MILICIAS Y GOBIERNO

Muchachos:

El camino recorrido a lo largo de dos años de combates nos ha permitido acopiar las más diversas experiencias, positivas unas, negativas otras; pero en todo este juego de aciertos y desatinos hay una constante y es la búsqueda incansable del qué son las milicias, cuál debe ser su comportamiento en el seno de la comunidad, cuál su ideario y para donde van dentro del contexto de la confrontación que afecta la vida nacional.

Hoy, lo que tenernos claro es que las milicias son una genuina expresión de gobierno de las mayorías y que, sin perder de vista la globalidad ni las condiciones específicas de la zona o el sector social donde se mueven, actúan política, social, cultural y militarmente, en función de objetivos de democracia y redención social

Si en algo han avanzado las Milicias Bolivarianas es, en primer término, en el hecho de que el combatiente deja de ser un hombre aislado y hasta cierto punto temeroso y desconfiado de la comunidad. Los milicianos viven y luchan en, pro y para la comunidad. Sin este requisito pierden su razón de ser y por consiguiente, su perspectiva y su fuerza. En las milicias no caben, pues, los esquemas aparatistas y clandestinistas que las aíslan de la población. El miliciano, como buen gallo de pelea, liga su suerte a las masas y por ellas y con ellas se juega el corazón. Entre otras cosas, hermanitos, estoy firmemente convencido que el símbolo de las milicias deber ser un gallo de pelea que canta en el centro de un corazón.

El ser parte de la vida, los fracasos, los triunfos, las angustias, las alegrías y los sueños de la comunidad, nos enseña que el pueblo confía en quien, además de identificarse con su problemática y anhelos, le ofrece una alternativa. Es, entonces cuando suelta sus secretos y pone en funcionamiento mil y un recursos, inventivas y argucias, que manejados con maestría se traducen en unidad, fuerza y victorias. En segundo término, las milicias que en sus inicios estuvieron circunscritas a las zonas periféricas de ciudades como Cali, Medellín y Bogotá, en el presente, amplían su espacio y sus formas orgánicas incidiendo en otros sectores de la población: estudiantes, obreros, mujeres, campesinos, indígenas, pequeños comerciantes.., con miras a dinamizar y fortalecer las luchas sociales y políticas del pueblo, a la vez que generan instrumentos y hechos de gobierno que apuntarán desde ya las formas orgánicas y los lineamientos en las que se ha de sostener un estado de corte democrático.

En tercer término, frente a serios vacios de conducción, la dispersión y la necesidad de empatar las luchas armadas con las luchas de masas, el accionar político-militar con el accionar social, las Milicias Bolivarianas están empeñadas en extenderse a todos los rincones de país, y en esta meta propuesta, algo hemos logrado.

En cuarto término, las milicias, que nacieron como fruto legítimo de las grandes movilizaciones de masas durante el período del Diálogo Nacional han mantenido la línea de ejercer, con la comunidad, hechos de gobierno que redundan en beneficio de la redención social, la democracia y la cultura. Cada hecho de gobierno fortalece en las masas la conciencia de su poder. Cuando estos hechos de gobierno se ejercen con proyección, generan y consolidan los más diversos organismos de gobierno de las mayorías: cabildos, juntas cívicas y comunales, empresas de auto-gestión, comités deportivos, infantiles y culturales, autodefensas, guerrillas, milicias, juntas y consejos de gobierno, mingas, sindicatos, consejos estudiantiles, fundaciones, etc… Convertir estos organismos y formas de expresión de las masas en los árganos que han de ser pilares del Estado democrático, es ir tomándonos el poder desde ya, e ir adelantando terreno en función de la nueva nación.

Es que la democracia y el Estado democrático que le permita hacerla funcional han de construirse por la base. Por eso, hoy, la comunidad y las milicias han de tener muy en claro que donde exista un organismo de las masas, éste es un instrumento de gobierno popular, y si no está cumpliendo con su función como tal, por manejos incorrectos o porque los politiqueros y el gobierno oligárquico han sabido ponerla a su servicio, toca, en consecuencia terciar para que dicho organismo sea realmente una expresión de la democracia y un instrumento de solución a los problemas sociales.

Hoy, ser milicianos nos obliga a mirar un poco hacia atrás y recoger las experiencias de gobierno que hemos vivido para ajustarlas y enriquecerlas en nuevas circunstancias. Siloé, Aguablanca, Terrón Colorado, en Cali; Corinto, Ciudad Bolívar, Abastos, en Bogotá; Zipaquirá; las experiencias milicianas en barrios de Medellín, son la cristalización de una propuesta de gobierno de mayorías. Estas experiencias nos brindan valiosos elementos para la consolidación y expansión de las milicias a lo largo, ancho y profundo del país.

Hace unos años, muchachos, hablar de democracia en términos generales era estar en la onda y hablar de ser gobierno era un absurdo; pero hoy, el proceso de luchas sociales y políticas ha avanzado a tal punto que el pueblo se torna la democracia en lo concretico y por asalto. Ya decir seamos gobierno no nos basta y la palabra gobierno que antes era exclusiva de la oligarquía y la "clase política" se ha popularizado de tal manera que se convierte en hechos e instrumentos en manos de las masas. Estar en la política, hoy en día, es meterle la muela al arte de gobernar y para gobernar eficazmente, es indispensable contar con el concurso de las mayorías y con los organismos de gobierno creados por esas mayorías, sin desconocer, claro está, la necesidad de un plan ajustado a las realidades y de los recursos mínimos.

Así como en el país existen dos prácticas de la democracia, la formal y la real; dos ejércitos, el de la oligarquía y el que crece al calor del pueblo; dos economías, la formal y la informal, dos iglesias la comprometida con los potentados y la comprometida con la redención social; dos culturas, la de consumo y la muerte y la de la creatividad y la vida, varias legitimidades; igualmente existen, a veces, confusamente entreverados, otras claramente delimitados, pero siempre en pugna, dos estados: el estado ineficaz y burocrático que sirve a los intereses de los monopolios y la oligarquía y el Estado democrático que se gesta, nace, crece, y se consolida por la base, en el seno de la comunidad. El objetivo, fundamental del estado oligárquico es destruir o asimilar toda forma de expresión del Estado Democrático.

Para la oligarquía y sus gobiernos no es peligrosa una guerrilla, una milicia o incluso un ejército que dispara todos los días, destruye medios económicos, y le infringe duros golpes militares, si estos hechos y estas fuerzas no están acompañados o mejor, no desarrollan, consolidan y legitiman en la comunidad la conciencia y los organismos del nuevo estado. Por eso, durante la época de la Violencia, la oligarquía se afanó, no tanto, por desarticular grupos y guerrillas sueltos y trashumantes que no tenían un enraizamiento en la población, sino por desarticular aquellas fuerzas y comunidades donde, como en los Llanos Orientales, el pueblo estaba creando las bases y las leyes de un gobierno en armonía con sus intereses. Por eso, en la década del 60 el gobierno de Guillermo León Valencia, asesorado por el Pentágono, diseñó un plan de acción tan beligerante contra las llamadas Repúblicas Independientes de Marquetalia, Riochiquito. El Pato y Guayabero. Por eso mismo, en 1970, el gobierno de Lleras Restrepo acudió al robo descarado de las elecciones que ganó el Gral. Rojas Pinilla, quien a pesar de no salirse de los marcos de las instituciones, sí constituía un peligro para el engranaje del poder y el estilo de gobierno oligárquico, no tanto por sus planteamientos, sino por el gran apoyo popular que sostenía su candidatura y su movimiento.

Por esa misma razón, en plena tregua y Diálogo Nacional, el gobierno de Belisario Betancur obstaculizó y declaró ilegal el Congreso de la Paz y la Democracia convocado por el M-19 en los Robles; y posteriormente, este mismo gobierno le declaró la guerra a muerte a las comunidades de Siloé, Aguablanca y Petecuy, en Cali, y a los barrios Corinto y Ciudad Bolívar en Bogotá, donde sus moradores, tomando conciencia de su realidad y destino, legitimaron la soberanía popular en hechos de gobierno.

La respuesta de arrasamiento que dio el gobierno a la toma del Palacio de Justicia tuvo como argumento la defensa y preservación de las instituciones. Encarar un dialogo con los combatientes del M-19 era nada más y nada menos que poner en tela de juicio, ante el país, la validez de la gestión de Belisario. Significaba contraer compromisos que ya no eran sobre la discusión de la problemática del país sino de soluciones y para entrar a solucionar los problemas de este país hay que darle nuevos rumbos al estado; democratizarlo.

Para el gobierno de Virgilio Barco prima la estabilidad y modernización del estado oligárquico y sus instituciones. Con su Plan de Rehabilitación y Normalización de las Zonas de Violencia. Barco pretende invadir aquellas regiones donde la comunidad y las fuerzas guerrilleras experimentan y crean un nuevo orden de corte democrático.

Surge la pregunta: ¿Por qué el Plan de rehabilitación se traza precisamente para las zonas donde tienen asentamiento las guerrillas y no para otras regiones donde no hay guerrillas, pero imperan las más crudas condiciones de abandono e injusticia social?

Lo que necesita este país para su salvación es un Plan Nacional, de Emergencia. Plan que debe ser elaborado con la participación de la ciudadanía, es decir, por la base y no por las altas esferas, si queremos que realmente contemple los conflictos socio-económicos, ecológicos, políticos y culturales de cada región o sector social y del país en su globalidad. Y para que el plan no se quede en el papel, o los fondos destinados para su desarrollo no se envolaten en el camino es indispensable que la comunidad, con la adecuada orientación científica y técnica, se erija en administradora y ejecutora del mismo.

Es tenaz, compitas, la situación del país: desgobierno, deuda externa, descomposición social y administrativa, irrespeto total a la vida, miseria, guerra.. Pero decidido a cerrarle el paso a esta penosa situación, nuestro pueblo rompiendo ataduras y camisas de fuerza, se alindera en un gran movimiento de convergencia que poco a poco aterriza en propuestas concretas para hallarle una salida a la encrucijada que tiene a la nación al borde de la desintegración. Las más diversas manifestaciones: foros, encuentros, marchas, paros, concentraciones, congresos, opiniones, manifiestos, etc., celebradas en los últimos tiempos, dejan ver a las claras que el país reclama una solución de vida, democracia y paz al actuaI orden de cosas:

¿Y cómo lograr que la Vida, la Democracia y la Paz se aclimaten en Colombia?

Sólo hay dos alternativas: O atemperamos los ánimos sectarios y belicosos y rebajamos el tenor de las ambiciones de las diversas fuerzas en conflicto y llegamos a un acuerdo nacional que le abra unas mínimas pero seguras posibilidades a la reconciliación y el progreso; o dejamos que el país rebace la copa no en vino sino en sangre y después, quienes se otorguen el derecho al triunfo sembrarán sobre los despojos y las ruinas de nuestra sociedad nuevas semillas que brotarán abonadas con la sangre y el dolor de millones de compatriotas.

El Movimiento 19 de Abril y las Milicias Bolivarianas, fieles a los sentimientos y anhelos de Paz, Justicia y Democracia de nuestro pueblo, le apuestan a una salida política que mediante el acuerdo siente Los pilares del equilibrio y la armonía nacional.

En función de este magno propósito las Milicias Bolivarianas multiplicarán esfuerzos. Ganar y ganar amigos y trazar las más firmes alianzas con las más amplias y diversas fuerzas que están por la convergencia, es tarea que no admite dudas ni plazos. Sentar reales en nuevos sectores sociales y zonas del país, al igual que desarrollar y consolidar los órganos del Estado democrático son metas que mínimamente deben quitarnos el sueño. Mirar con mucha objetividad y precisión el tipo de operaciones político-militares y los hechos de gobierno a realizar en este período que requiere actos y políticas que convoquen y unifiquen, exige de nosotros la mayor responsabilidad y tino. No podernos, bajo ninguna circunstancia, crear situaciones que arrastren a la nación al desconcierto.

Sin lugar a dudas, los vientos que soplan nos dicen que los tiempos presentes y futuros son propicios para clarificar, convocar, fortalecer y cerrar filas en torno a una cruzada sin precedentes por la salvación de la patria. Escuchemos, pues, con devoción y atención, la voz del viento.

Fraternalmente


 

Comandante Nacional de las Milicias Bolivarianas

Afranio Parra Guzmán 

 

Mayo 11-87

 

 

MILICIAS5

Hermanos:

Dándole continuidad a nuestras “Cartas Abiertas" hoy quiero tocar algunos aspectos de la relación que existe entre la Democracia, la Comunidad y las Milicias. Para introducirme en el tema parto afirmando que las Milicias Bolivarianas nacieron rompiendo aquellos esquemas, estilos, prácticas y teorías que si bien es cierto le permitían a la organización revolucionaria mantener una presencia política y militar, una capacidad de convocatoria, una simpatía y un crecimiento moderado de sus estructuras, también lo es que le imposibilitaban ligarse a la cotidianidad de la comunidad; y en esa cotidianidad de la comunidad es donde se amasa y se hornea el pan de los grandes proyectos. Esto es válido si aceptarnos que el pueblo es el principal protagonista de los cambios con mayúscula y de las epopeyas.

Romper esquemas aparatistas; violentar estilos personalistas y autoritarios; desconocer reglamentos internistas que no se ajustan al modo de vida de la población; y hacer tabla rasa de ideologismos y estrategismos, es común en el medio en que desenvuelven su actividad las milicias. Pero existen dos preceptos que son como el aire, el agua, la tierra y el fuego para los milicianos, a saber: la democracia y la comunidad.

La democracia, entendida como un modo de vida y una manera de convivir en paz y participativamente, es una estafa si no cuenta con el concurso de la comunidad y ampliando el término, del grueso de la sociedad. La democracia es el pan y el vino que milagrosamente alcanzan para dar de comer y beber a todo mundo. La democracia es la voz que todo mundo escucha y que todo mundo predica en mil lenguajes, pero siempre atinando al bien común, en el ágora del pueblo que está en las calles y en la plaza pública. La democracia es reconocer y ser reconocidos; es poder crear sin ataduras; es el enriquecimiento de la diversidad. Es poder sentirse miembro activo de una sociedad.

Por eso, cuando a la comunidad se le niega la democracia en alguna de sus expresiones política, económica, social, cultural o militar, se rompe o se resiente la armonía social. La antidemocracia con todas sus secuelas individualismo, exclusión, injusticia social, hegemonismo, autoritarismo, militarismo, burocratismo, clientelismo, etc., es el mal crónico de Colombia y de muchos países del mundo y de América. La antidemocracia es el mal que nos tiene sumidos en la actual situación de desorden y concentración de riqueza, desigualdad social, desgobierno, guerra y lucha por un Estado democrático y un gobierno de mayorías que nos permitan crear una nueva república: la república democrática de Colombia.

Pero bueno, desmenucemos un poco la cosa. Colombia es un país supremamente apto para la democracia; y lo es por su diversidad: regiones culturales, diversidad en la composición social; diversidad y grado diferente de desarrollo económico; diversidad de climas y zonas geográficas; diversidad racial y de grupos étnicos que no chocan con el mestizaje; distribución de la población en las áreas rural y urbana; diversidad ideológica; ambiente propicio para la existencia de diferentes partidos, movimientos y corrientes... Todo esto y mucha más se da dentro de grandes identidades: territorio, lengua, religión, mestizaje, historia, patriotismo, interés común de nuestro pueblo frente al concierto de las naciones, patrimonio nacional. Factores todos que nos dan una muy bien esculpida IDENTIDAD NACIONAL.

¿Y dónde está la clave, la fuerza dinámica de la democracia que buscamos?

En la base. En la comunidad. Por decirlo de alguna manera, la democracia en Colombia será la suma de la democracia acumulada en cada vereda, en cada aldea, en cada pueblo o ciudad, en cada fábrica, colegio o universidad, en cada grupo social, en cada fuerza política o político-militar, en cada estamento cultural o religioso…, en cada gremio. Mas no es tan simple la cosa porque no basta con decir a boca llena ¡Democracia¡ ¡Democracia!.

 Hay que pasar nada más y nada menos que por ir ganándola a punta de combates, propuestas realistas para cada sector y para el país; construcción de instrumentos: ejército y los más variados órganos del Estado democrático, incluyendo en éstos a las milicias; acumulación de fuerzas en base a múltiples acuerdos; conciencia de que cada organismo de las masas es un instrumento del gobierno de las mayorías; y en fin, conciencia de que donde quiera que estemos organizados, somos poder que se enfrenta al poder de la oligarquía.

Fíjense, muchachos, que al poder se puede llegar sin democracia y ejercerlo no para gobernar sino para sojuzgar, pero a la democracia no se llega sin poder. Y la comunidad, en el sentido más amplia de la palabra, sólo acumula poder y puede defender el poder conquistado aferrándose de “patas y manos" a esa expresión multifacética de los pueblos que los antiguos griegos llamaron Democracia.

Si vemos a cada comunidad como un pequeño mar y al país como un océano, las milicias tienen que moverse al vaivén de las olas de ese mar y de ese océano y estar atentas a saltar a la cresta más alta de ese mar y ese océano. Es decir, han de estar en la jugada de la situación local y nacional; han de saber conjugar las propuestas concretas para cada sector con la propuesta global. En el presente ¿qué estarnos haciendo? Impulsando Planes de Emergencia para la región, la vereda, el barrio, la nación; pero a la vez, impulsamos una propuesta de Pacto Nacional por un Gobierno de Paz; y para que esto culmine en el éxito fortalecemos nuestras estructuras, dinamizamos la conformación de los órganos del Estado democrático y la movilización y la participación de la comunidad en todos los eventos que amplíen los espacios de la democracia y fortalezcan su ejército de gobierno.

Hace apenas dos meses el país se agitó por una ola de paros cívicos. Preguntémonos a conciencia si estuvimos a la altura de dicha situación. Yo creo que de una parte fuimos inconsecuentes con el momento político que era de combate y de otra, fuimos insolidarios con los compatriotas que desde el Chocó, Nariño, Nororiente del país, Barrancabermeja, etc, estaban ejerciendo el derecho a la desobediencia civil frente al desgobierno de V. Barco y la guerra sucia ejercida por los grupos paramilitares.

No perdamos de vista que los paros cívicos están a un paso de la insurrección y son una manera de ejercicio de gobierno. No olvidemos que después de cada paro cívico deben quedar no sólo las promesas del presidente de turno y el placer de haber luchado sino también experiencias e instrumentos orgánicos que le permitan a la población salirle al paso a los futuros combates armada de mayor capacidad. No olvidemos que en las milicias se están cuajando los gallos que van a estar al frente de más de una insurrección local y por qué no decirlo, de una insurrección nacional. Colombia es un país de paros cívicos y es un país de aldeas, pueblos y ciudades donde se concentran millones de compatriotas cargados de miseria y mil quinientos problemas más. ¡Ojo!

Hemos dicho que las Milicias Bolivarianas son hijas legítimas del Diálogo Nacional y que éste ha sido la mejor o quizás la única oportunidad democrática de nuestro pueblo en yo no sé cuántas decenas o centenas de años. Las milicias son hijas de la democracia. En consecuencia, su línea de conducta frente al país, la comunidad, e internamente es y debe ser cristalinamente democrática. Es incompatible con las milicias el suplantar a la comunidad o desconocer sus decisiones. Es incompatible con las milicias el aislarse del torrente de convergencia que recorre el país. Es incompatible con las milicias el autoritarismo, la dirección unipersonal, la falta de consulta permanente a las bases. A las milicias lo que les ajusta como anillo  al dedo es la DIRECCION COLECTIVA y su mecanismo de decisión preferido ha de ser el CONSENSO. Una vez tomadas las decisiones lo conveniente es delegar mandos y responsabilidades concretas para la ejecución  de los planes. Así como en el seno de las milicias no tiene asilo la antidemocracia, tampoco lo tiene el democraterismo que convierte a cualquier fuerza o estructura en un cuerpo ineficaz y en un parlamento de charlatanes.

¡Por Dios, hermanos! No le tengamos miedo a soltar amarras y a delegar responsabilidades. La gente aprende es enfrentando problemas y sintiéndose responsable de sus actos. Dejemos que vuelen la imaginación y la creatividad y contemos con la opinión y el aporte de todos para ampliar nuestra visión política, empaparnos cada día más de lo que es el mundo de nuestro pueblo y para profundizar nuestro ideario. Acostumbrémonos a ir al grano sin complicarnos en discusiones insulsas y entelequias, que gallo que se complica en la pelea, la pierde. A los milicianos hay que darles la libertad de hacer, hacer y hacer todo aquello que redunde en beneficio del proyecto democrático.

Sin riesgo a equivocarme les digo que las milicias son privilegiadas. Y lo Son porque tienen la oportunidad de moverse en el medio más propicio para generar procesos y protagonizar cambios: la comunidad. Y luchando en medio de la comunidad se forjan los conductores. No despreciemos, pues, ni despilfarremos el tesoro encontrado. Este tesoro no es otra cosa que el abrazo de cuerpo y alma que se dan las armas y las masas, la organización revolucionaria y su pueblo. Como bien lo dijera hace algún tiempo allá en el barrio Terrón Colorado de CaIi una mujer de raza negra, humilde, miliciana y maga, “este encuentro constituye un renacer". Eran los días de los Campamentos de la Paz y el pueblito se solló en lo que yo llamé por aquel entonces, el DESPERTAR DEMOCRATICO.

No importa que el fenómeno de las milicias no haya sido entendido aún en el seno de las organizaciones revolucionarias, pues toda fruta tiene su tiempo de maduración. No importa que las propias milicias aún no den la talla para tomar el toro por los cachos. Más de un conflicto nos queda grande y más de una incógnita nos quita el sueño. Estarnos en un proceso de aprendizaje. Aprendiendo a pelear en nuevas condiciones y en un nuevo escenario. Ahí vamos ayudando a edificar la patria que anhelamos, desde el seno de la comunidad y no desde fríos apartamentos o desde los embrujadores recintos de la selva. No nos atemoriza el hecho de que en más de una ocasión nos haya faltado el aire para enfrentar algunas situaciones o que el enemigo haya logrado dos o tres victorias parciales. Lo vital y realmente estimulante es que hemos sostenido un ritmo, una continuidad, hemos logrado ampliar espacios, pero sobretodo, estamos clarificando cada vez más y más el fenómeno miliciano y su proyección.

Tan de fondo es el fenómeno miliciano que el mismo Lleras Restrepo le propuso al gobierno el año pasado, crear “milicias veteranas" con el propósito de voltear la arepa para el lado de la oligarquía. Hoy vemos como en algunas comunidades del Huila y en algunos pueblos del Cauca y en varias ciudades, el ejército y el gobierno están conformando autodefensas, guardias cívicas dizque para salvaguardar la paz y enfrentar a las fuerzas insurgentes. Enfrentando pueblo contra pueblo es como la oligarquía ha ganado las batallas. Con todos sus pataleos la oligarquía lo que hace es aumentar la sangría del país y tratar de ganar tiempo en una confrontación que inevitablemente tiene perdida, porque el manejo del conflicto no está en sus manos. En las guerras del siglo pasado y en La Violencia la oligarquía controlaba la situación porque tenía el manejo de los bandos enfrentados. Hoy por hoy, cuando los polos se definen entre la antidemocracia o la democracia, el conflicto cambia cualitativamente y enfrenta a la oligarquía y su poder contra las mayorías y su poder.

El gobierno de Barco y los militares pueden conformar todas las autodefensas, las guardias cívicas y los grupos paramilitares que quieran para enfrentarles a las fuerzas guerrilleras y a las organizaciones populares, pero mientras imperen en el país las actuales condiciones de injusticia y antidemocracia, muchos de esos grupos se convencerán de su error y abandonarán su empeño; otros apuntarán la escopeta para el Iado que deben apuntarla y otros, los decididos enemigos del pueblo, serán molidos por las marejadas de la lucha popular. A todo esto, si el gobierno ha logrado organizar falsas autodefensas y falsas guardias cívicas para enfrentarlas al pueblo, ello se debe a que las fuerzas de la democracia se quedan cortas en el manejo de los espacios y en la difusión de las propuestas. En la política y en la guerra, espacio que no copa un bando lo copa su adversario. Así que pilas, muchachos.

Para cerrar esta carta que se está poniendo como larga, la conclusión a que quería llegar es que DEMOCRACIA, COMUNIDAD y MILICIAS son inseparables. No puede florecer la democracia ajena a la comunidad; tampoco podernos concebir unas milicias que no sean democráticas hacia adentro y hacia afuera y cuyo centro de acción no sea la comunidad. Sólo me resta decirles que esperamos enriquecer el debate sobre las milicias con el aporte de muchos compañeros.

Fraternalmente,

Comandante Nacional de las Milicias Bolivarianas

Afranio Parra Guzmán

Julio 29 -87.

 

LA POLITICA Y LOS AFECTOS

Hermana:

Renovando nuestra correspondencia voy a tratar de introducirme en un tema que sé te interesa bastante: La política y su relación con los afectos. En otra oportunidad te contare algo sobre mi teoría de la Edad del Cuarzo y la Transparencia. Tú sabes que soy un utópico irredimible.

Arranquemos afirmando lo obvio: el hombre es un ser social, racional, político y de afectos Su condición de ser social lo llevo a ser racional y lo obliga a ser político, pero anterior a esto, el instinto de conservación lo condujo a buscar el calor de sus congéneres ya asociarse. Necesitarnos unos de otros para poder vivir satisfaciendo nuestras necesidades materiales y espirituales. Las sociedades viven de lo que les dejaron sus antepasados y crean para las futuras generaciones. Existen, pues, una ley de atracción social que le permite al hombro realizar su presente y proyectarse hacia el futuro, independientemente de las contradicciones que se den entre los individuos, entre éstos y el grupo social o entre los diferentes grupos sociales. En últimas, los hombres se asocian hasta para matarse unos a otros. Las guerras son el enfrentamiento de colectividades

Por su condición, de ser social y racional el hombre es político, y decimos que política es el arte de hacer amigos; el arte de gobernar; y la manera de comunicarnos con nuestros semejantes en procura del bien común La política es un conjunto de reglas de juego para orientar una comunidad y dirimir sus conflictos. Esto pensarnos nosotros y todo los que históricamente han actuado en función de la sociedad. Otra cosa piensan y hacen personajes como Pinochet a quienes solo les interesa el poder en beneficio de una minoría antisocial. Ellos remplazan la política por la brutalidad.  Otros, como la oligarquía colombiana, son duchos en desvirtuar la esencia de la política convirtiéndola en un tremedal de engaños y sofismas de distracción mezclados con violencia.

Y ante estos comportamientos ¿cuál es la reacción de los pueblos aquí y en la Conchinchina?

La primera reacción de un pueblo atropellado y burlado es pasional: desprecio, ira, odio. Luego viene el análisis racional respecto al comportamiento de los usurpadores y tiranos  y la correspondiente propuesta que aglutina fuerzas para enfrentarlos. Caso contrario ocurre cuando los conductores de un pueblo son consecuentes con las necesidades y los anhelos de ese pueblo: apoyo, afecto. Impera el imán, la atracción que tiende a armonizar.

Entonces, la política, cuando se ejerce en su esencia, genera afectos y se fortalece en ellos. Ningún hombre es carismático por el poder que tiene o por el terror que infunde valiéndose de ese poder. Los hombres carismáticos son aquellos que de alguna manera han sabido llegarle al alma de sus pueblos ganándose su afecto. Igual ocurre con los partidos, las organizaciones y los movimientos. Cuando calan en el alma de su pueblo es porque su comportamiento, (ideas, estilo, hombres) y su relación con la comunidad han generado una fuerza de atracción mutua y armoniosa. Dicha fuerza de atracción es la que Charles Fourier denominó "atracción apasionada”, y empalma en un todo armonioso y arrollador ideas, creencia, estilo, confianza, fe, aspiraciones; en otras palabras, conciencia individual y social y sentimientos.

Vea, hermana, se puede tener claridad de algo, de una idea determinada, de una situación concreta y saber cuál es el camino para la solución del conflicto, y sin embargo actuar de otra manera ¿por qué? Sencillamente porque los sentimientos y la creencia son otros. La primera fuerza movilizadora está en los sentimientos y en la creencia; luego viene la fuerza de las ideas. Se puede tener claridad de un proyecto y sin embargo, no actuar  en consecuencia con tal proyecto porque no se está convencido. Esto quiere decir que hay fuerzas ocultas en nuestro ser que pesan más que la idea. A nosotros mismos nos ha ocurrido en el M-19 con compás que siendo muy claros en el carreta política han flaqueado en el momento decisivo. Y hemos visto el caso contrario de gentes que sin tener mucha carreta en la cabeza se han jugado el todo por el todo a la hora de la verdad.

Yo me pregunto: ¿qué movía a los niños de Siloé a apoyarnos con tanta vehemencia en momentos tan difíciles como los de la invasión  a la zona por parte de cinco mil efectivos del Gobierno? No era precisamente la claridad política en cuanto respecta al conocimiento del proyecto democrático y la propuesta de gobierno. A ellos los movían otros factores de la política que salen de muy adentro del alma: el afecto.

Cuando nos identificamos únicamente en la propuesta políticas podemos darnos el lujo de ser dos desconocidos; pero cuando nos identificamos en ese algo que está más adentro de nuestra piel, en ese algo que se anida en el fondo de alma y que surca nuestras venas; es decir, cuando nos metemos a escudriñar un poco más allá de lo objetivo, de aquello que está y se da independientemente de nosotros, afectándonos o no, entonces tocamos fondo en aspectos que comúnmente desprecia la política. Tocamos fondo en el interior de nuestro ser.

Si tú ves no sólo mi posición política y mi ideal sino que ves también mi interior, puedes decir que me estás conociendo. Podrás saber de las profundas raíces de mis males y mis virtudes; sabrás de mis desgarramientos y mis dichas; de los móviles que me inducen a ser como soy y a luchar como lucho; sabrás por qué estoy rindiendo más hoy que ayer, o lo contrario; podrás ubicar mi centro y decir: este hombre se juega mejor las cartas en tal frente de trabajo. Es que el ser humano es una mezcla de necesidades materiales, ideas, creencias, sentimientos y sueños; y de acuerdo al equilibrio que haya entre estos aspectos será el talante de sus actos. Y así hay que entenderlo y tratarlo.

Yo creo que el error de la política está en separar y hasta contraponer estos aspectos del hombre, que son precisamente los que dan amplitud y esencia y la ubican como la ciencia de las relaciones sociales por excelencia. Y estos aspectos son los que le dan al hombre s condición de humano. Mutilar alguno de ellos en el hombre es deshumanizarlo. Cuando en política no miramos a la sociedad y al hombre en forma integral, entonces, la política está fallando, o mejor, estamos fallando en política y, por ende, deshumanizándonos como individuos y como organización o grupo social.

Nosotros creemos en la redención de América. Creemos y luchamos por el Hombre Nuevo, ese que no ha podido realizarse porque fuerzas y políticas adversas al Continente y a sus pueblos no lo han permitido, y mientras este fenómeno subsista, la atracción social estará preñada de repulsión de fuerzas que se enfrentan violentamente cerrándole el paso a la atracción apasionada, pero a la vez construyéndola.

Sólo cuando la política deje de encubrir realidades aparentes y formales y se meta hasta el fondo de la realidad real del Continente y sus pueblos; sólo cuando la política deje de ser la cancha de los países legales e institucionales y se meta hasta el fondo en los países ocultos y olvidados; sólo cuando la política deje de alimentar los apetitos de unos pocos y se convierta en la verdadera manera de relacionarnos con nuestros semejantes en procura del bien común; y sólo cuando la política vea al hombre en su integralidad, podremos decir que empieza a realizarse el hombre americano y de otras partes del hemisferio. Será el momento de la reconciliación del hombre con el hombre, de la sociedad con la naturaleza, del Estado con la sociedad y de ésta consigo misma y sus integrantes.

Será el momento del encuentro de la inocencia primitiva y nuestros orígenes con la utopía de un presente de realizaciones. Habremos reconciliado las ideas con el alma, y en últimas, todas las fuerzas se habrán compactado, sin perder sus particularidades, en una sola fuerza dinamizadora de la sociedad: La Atracción Apasionada. Será el comienzo de una nueva edad y una nueva era: La Edad del Cuarzo y la Era de la Transparencia; pero ya te dije que sobre este tema te contaré más tarde. Es un hermoso sueño y quien no sueña y no se aventura nunca podrá ser libre.

Yo creo que en el M-19 tenemos una serie de elementos básicos de la Atracción Apasionada. Es que esta fuerza no es algo que vendrá por allá quién sabe cuando. Cuando lo planteo como utopía me refiero al conjunto de la humanidad o, al menos, a gran parte de ella. La Atracción Apasionada es innata al hombre desde sus más remotos orígenes, como expresión individual y como expresión colectiva. Ha existido como fuerza cohesionadora de muchas comunidades y organizaciones a lo largo de la historia y, hoy por hoy, vemos comunidades que subsisten y avanzan gracias a dicha fuerza, a pesar del acoso a que han sido sometidas durante mucho tiempo. A mi parecer, el cristianismo en sus orígenes estuvo impregnado hasta el tuétano de la Atracción Apasionada. Era la hermandad; el uno para todos y todos para uno. El imán de Jesucristo, la idea de la redención del hombre y la consecuencia con ella en todos los comportamientos. Hoy en día no podemos decir lo mismo, pues el cristianismo, inmerso en una sociedad donde el hombre es lobo para el hombre, persigue, acosa y hasta destruye su hermano de creencia. Para citar un caso nacional y sin conocer mucho del modo de vida de los Arhuacos, me atrevo a decir que en sus comunidades existen valiosos elementos de la Atracción Apasionada.

La Atracción Apasionada está en la utopía, pero a la vez está como fuerza contendora frente a otras fuerzas en el presente, en la inocencia primitiva y en nuestros orígenes.

Te decía que el M-19, en su concepción y en su práctica, reúne una serie de elementos de la Atracción Apasionada. Veamos a vuelo de pájaro por qué.

Acordémonos de Jaime Bateman y su firme creencia de lo que él llamaba la “Cadena de Afectos” y la “Certeza del Amor” como fuerzas y comportamientos que fortalecen nuestro ideal, nuestras relaciones con los demás compañeros y con el pueblo y como defensas ante la adversidad y los sobresaltos; y, en definitiva, como el más grande aliento en este camino de la vida que hemos escogido: el de luchadores por un mundo nuevo redimido de sus miserias y libre.

 Con la compañera Gloria Amanda Rincón, sin conocernos, sostuve una fluida correspondencia durante los tiempos de la prisión. Ella estaba en el Barne y yo en la Picota. Esa correspondencia nos dibujó tan bien el uno al otro que el día que nos encontramos parecía como si nos conociéramos desde hacía bastante tiempo; en una de sus cartas, ella me decía, lo recuerdo muy bien: “Afranio, cuando me llega el eco de la voz de los compañeros que enarbolando la consigna Vencer o Morir luchan en las calles y en el Frente Sur, siento que estamos adquiriendo el temple del acero y ese eco me suena igual a las notas musicales de la lluvia que cae sobre los tejados…”

La Negra Vásquez me escribía también desde la prisión, que estábamos viviendo la época de la “Resistencia y la Ternura”. No te imaginas, hermana, cuánta fuerza me dio esa carta de la Negra. Ya nos conocíamos y habíamos trabajado juntos, pero casi como quien dice “yo hago lo mío y tú haces lo tuyo”. La correspondencia nos permitió compenetrarnos bastante y se forjó una amistad que, creo, no tiene manchas. Nació la confianza mutua… En tales condiciones, uno puede confiarle a otra persona su mundo secreto. Yo tengo mi mundo secreto que va desde mi concepción del mundo hasta mis virtudes y mis pecados. Tú también tienes un mundo secreto. Todo mundo tiene su mundo secreto. Pues bien, la Atracción Apasionada posee la gran virtud de que nos permite abrir, a la luz del sol y sin temores, cohesiones o desconfianzas, ese mundo secreto. Y cuando ese mundo secreto que de seguro es más extenso en todo el mundo que el conocido, pueda abrirse, colectivamente, a la luz del sol y a los ojos de toda la gente, como un inmenso libro, se enriquecerá incuantificablemente la humanidad.

Fayad nos decía: “Dejémosle un margen de error a la gente”. Cuán humana y sabia es esa frase. Tan flexible y tolerante que nos garantiza el derecho a la reivindicación. Es la certeza de poder seguir adelante. Es la posibilidad de ejercer la libertad sin férreos y mohosos tabiques disciplinarios que cercenan la iniciativa y la sensibilidad del combatiente. El revolucionario, muchacha, es un hombre muy sensible, tiene que ser muy sensible y vivir la vida con intensa pasión. Frente a una época de automatismo y standarización, frente a una época de cálculo utilitarista, nosotros saltamos en defensa del hombre pletórico, el hombre de carne, huesos, mente y alma.

En sus orígenes, el M-19 se planteó y se propuso sumergirse en la realidad nacional: histórica, económica, social, política y cultural. Realidad que es compleja y que actúa profundamente conjugada, porque todos esos aspectos de la vida nacional influyen positiva o negativamente unos sobre otros. Lograr este objetivo implicaba para nosotros, romper con un modo tradicional de hacer política en el país; es decir, el replanteamiento consistía en integrar la política a la sociedad ubicando al pueblo como primer protagonista al contrario de lo que se venía haciendo, donde el pueblo no era sujeto de sus actos sino un objeto al servicio de los políticos tradicionales. Las organizaciones revolucionarias por su parte, así estuvieran llenas de muy buenas intenciones, actuaban al margen del pueblo y de la realidad nacional. No existía la Atracción Apasionada entre el pueblo y sus organizaciones; y no podía existir por que no había eso que llamamos Identidad. Alguna razón asistía a algún intelectual, creo que a Alberto Mendoza Morales, cuando afirmó que en Colombia tanto la oligarquía como la izquierda estaban desnacionalizadas.

A mi entender, el replanteamiento fundamental que hace el M-19 es el de la Identidad. Y la Identidad es un elemento de fondo cultural; y nosotros la planteamos y la buscamos de manera integral. No se trata, pues, de la identidad en torno a X o Y propuesta política. Se trata de la identidad en el rescate de la verdadera historia, el conocimiento del país real pero oculto e irredento, el enaltecimiento de nuestros valores, la defensa del patrimonio nacional, siendo el más valioso de ellos el cultural, tan expresivo y diverso; la convivencia pueblo-organización y, en fin, las propuestas acordes al presente que vivimos y en función del futuro de la comunidad nacional.

Se trataba en consecuencia de ir aterrizando en n nuevo pensamiento que no es la ideología de una clase, de un partido (los partidos por definición son excluyentes), ni de una secta, sino que es ese pensamiento que está en el modo de vida del pueblo; y en el pueblo lo que hay es modos de vida, cultura, ideologías… diversidad. Entonces, cuál es la clave: ser parte inalienable de tal diversidad para encontrar lo común a todas respetando la misma diversidad o lo que algunos llaman “la otredad”. Por eso, el M-19 es un Movimiento. Es heterogéneo en su composición social, en sus matices, creencias, etc. Así como en los océanos, a primera vista vemos de común el agua salada de muchos mares, así mismo encontramos de común en nuestro pueblo, primero que todo su diversidad, luego su vocación democrática, la necesidad de justicia social, independencia, vida con dignidad, gobierno de mayorías, defensa de nuestras culturas, paz…, pueblo fiestero a morir…, pueblo que no sucumbe ante su larga tragedia…, pueblo rebuscador y mágico para sobrevivir… Pueblo que sabe guardar secretos a gritos porque su mismo mundo es un secreto… Bueno, hermana, vamos encontrando identidades y a la vez forjando el imán de la Atracción Apasionada. Vamos encontrando ideas comunes, sentimientos comunes, creencias comunes, solidaridad, la Cadena de Afectos, una práctica y un estilo comunes: el popular… La política deja de ser el juego de unas ideas para pasar a empatar estas ideas con el alma colectiva.

Hay quienes afirman que este es n pueblo despolitizado. Eso no es tan cierto. Lo que ocurre es que el pueblo no se identifica con una manera de hacer política que a lo sumo lo que le afecta es el bolsillo y pretende arrastrarlo como oveja al redil sin permitirle ser actor de su película. Hay una visión castrada de la política y una visión utilitarista de la misma. La política se hace desde afuera y por encima del conjunto social afectándolo negativamente, cuando debería hacerse desde adentro del conjunto social para afectarlo positivamente. Y cuando la política se ejerce desde adentro del conjunto social tensa y dinamiza todas sus fuerzas: individuales, colectivas, materiales, racionales, emotivas, mágicas… Es cuando los pueblos son capaces de derrumbar o construir montañas. Es cuando la Atracción Apasionada se convierte en la fuerza rectora de una comunidad. Es cuando la gente dice “esto lo hago con amor”, y es que en verdad todo mundo le pone corazón y fe a sus actos. En estas condiciones aparece lo que yo llamo la “Entrega Total” individual y colectiva a una causa y al prójimo.

La Atracción Apasionada, como el amor, y ella es quizás la expresión más densa y sublime del amor, tiene sus momentos de luz y sus momentos de sombra, sus momentos de calor o frío, sus momentos de clamor y canto y sus momentos de silencio, sus momentos de acción y sus momentos lánguidos; pero lo que no podemos negar es que a lo largo de la historia de la humanidad ha sabido permanecer cuando no en el seno de un pueblo, comunidad y organización, sí en otros. Ella está latente en el hombre y es la fuerza ante la cual claudica el miedo. Ella es la fuerza capaz de mantenernos con la frente en alto a la hora de enfrentarnos a aquella respetable señora que llamamos Muerte.

¿No crees tú, muchacha, que en la Picota hubo suficientes elementos de la Atracción Apasionada que le posibilitaron al colectivo de presos políticos más grande del mundo en aquella época mantenerse unificado, en lucha y pensando y actuando en función del país durante más de tres años? La idea del gobierno de Turbay y de los militares era meternos en una misma cárcel y en un solo patio para que –según sus cálculos- nos acabáramos entre nosotros mismos. Por el contrario, allí nos conocimos de tal manera, compartimos de tal manera y nuestros familiares y amigos y el pueblo nos apoyaron de tal manera, que nos convertimos en una trinchera bien fortifi

cada de la lucha popular. A eso lo llamó la Negra Vásquez “La Resistencia y la Ternura”.

¿No te parece, mujer, que en la batalla de Yarumales la Atracción Apasionada animaba a cada uno de los doscientos y pico o trescientos combatientes que enfrentaron durante veinticinco días consecutivos la agresión terrestre y aérea de las fuerzas del gobierno comprometidas en la operación en un total de catorce mil efectivos? Esto nos trae a mente el caso de Leonidas y sus trescientos héroes de las Termópilas, sólo que en este caso los héroes no murieron y únicamente sufrimos la pérdida fatal de seis de nuestros compañeros.

¿Y no te parece que durante el período del Diálogo Nacional, en los Campamentos de la Paz y luego en Aguablanca y Siloé, para no citar más casos, se dieron una cantidad de elementos de la Atracción Apasionada? Yo sí que viví cosas hermosas, de esas que le estremecen a uno todas las fibras del alma. Tú también las has vivido y estoy porque cada uno de nuestros compañeros ha sentido la acción de la Atracción Apasionada en algún momento de su vida organizada y en la comunidad.

En últimas, la política, para que lo sea de verdad, tiene que irrigar todas las fibras de nuestro ser, y a la vez, abonarse de ellas. Es que el ser humano no puede despojarse de sus dichas y pesares, de sus preocupaciones y sueños, de sus añoranzas y afectos… No, de ninguna manera. No podemos hacer tabla rasa de la tragicomedia ni en la vida individual ni en la vida social. No somos autómatas. No podemos, so pretexto de que estamos en guerra, dejar de ubicar a cada combatiente en el puesto de lucha donde mejor se siente y donde seguro va a rendir más, pues en ese lugar va a estar de corazón. No podemos meter el pez de agua dulce en agua salada porque se nos muere; y tenemos que aprender a valorar las capacidades y los actos de cada uno de nuestros compañeros. Tenemos que meternos tanto en el quehacer del pueblo, hasta tal punto que la identidad surgida de este comportamiento haga que la Organización no sea un puñado de hombres sino familias y comunidades enteras. Algo hemos logrado al respecto.

Fíjate, hermana, que cuando se logra el enraizamiento en el seno de la comunidad y de los hogares –o se está en su búsqueda- resulta uno metido en todos los problemas de esos hogares y esa comunidad. Dichos problemas son de la más variada índole, desde el rebusque del pan de cada día, pasando por la educación de los niños, la salud, rencillas, líos de linderos, deudas, vicios, fiestas, ideas, sectarismos, afectividades, organizativos, etc., hasta los conflictos que desencadena la nación de poder y los métodos de lucha para llegar a él. Y lo grave es que casi la totalidad de estos problemas tenemos que enfocarlos de diferente manera. Si en forma facilista le escurrimos el bulto a toda esta problemática de la población, entonces perdemos su confianza, nos aislamos y empezamos a ser un ente extraño y ajeno a la comunidad y sus afanes. Por consiguiente, en son de hacer política, no se trata de llegar a la población como el Mesías y la revelación de la gran propuesta democrática. ¡No! Tal revelación se cuaja allá en la comunidad como fruto de la compenetración y la identidad. Es decir, la revelación viva, activa y creadora es un resultado de la Atracción Apasionada.

La moral combativa, la mística, la Entrega Total…, van mucho más allá, hermanita, de estar de acuerdo con un proyecto. Ellas son como un soberbio río resultante de la confluencia de muchos ríos. Son el compendio de fuerzas conscientes e inconscientes. Son el encuentro del mundo secreto y el mundo conocido en un ser o en un grupo social. Son la claridad y el misterio que comprometidos en la aventura se juegan una suerte: la búsqueda de la libertad.

Y la libertad no es una dádiva ni una quimera. Ella es el fruto concreto de cada paso que da el hombre a través de la historia. Y esos pasos del hombre a través de la historia están llenos de sacrificios, sangre, entrega, dolor, alegrías, odio, amor, frustraciones, victorias, derroche de energías, cavilaciones, sueños, choque de fuerzas contrarias, ambiciones, errores, aciertos… De todo esto y de mucho más está hecha la política. Por su parte la libertad para llegar a ser en cada momento y en cada aspecto de la vida es una resultante de la Atracción Apasionada.

Para no llenarte más la cabeza con mis especulaciones cierro acá por hoy y quedo en espera de tu opinión sobre estos planteamientos. No sé, de pronto estoy equivocado; o de pronto me asisten algunas razones. De lo que sí estoy seguro es que creo sanamente en lo que te he manifestado en estas páginas.

Que la suerte generosa compañera de nuestras andanzas, esté contigo en cada paso del camino.

AFRANIO PARRA GUZMAN

Septiembre 15 de 1987

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