Por JOSE YAMEL RIAÑO 13/07/10
Definitivamente este país cambia de un día para otro. Con motivo del cambio de gobierno, se vive un ambiente optimista, esperanzador pero no le habíamos empezado a tomarle el pulso cuando estalla el carrobomba contra Caracol-radio. De otra parte, la noche anterior, cuando la buena noticia nacional era la reanudación de las relaciones diplomáticas con Venezuela, en el programa “La noche” de Claudia Gurisatti se hacía todos los esfuerzos por deslegitimar los acuerdos y me preguntaba ¿Qué hay detrás de ese marcado interés del canal RCN para impedir, el acercamiento entre Venezuela y Colombia? ¿Dónde está la ganancia para el grupo Ardila Lule? Si lo lógico sería que el grupo también aplaudiera el acuerdo, pero no fue así. A cambio de ello, las noticias inculparon a grupos de derecha del bombazo y de los comentarios de RCN contra los acuerdos no se oyó mas nada.
Pero bueno, el hecho RCN nos sirve para hacer el ejercicio de interrogarnos sobre estos y otros temas de interés nacional. Por pura casualidad, estos hechos sucedieron coincidiendo con un escrito de mi amigo Fernando Dorado sobre Nacionalismo e Internacionalismo que en uno de sus apartes dice: “Importantes estudiosos de la economía y de la política colombiana han demostrado con cifras y sesudos análisis que la burguesía colombiana nunca logró quitarse la tutela política e ideológica de la oligarquía hacendataria. Nos muestran cómo durante el siglo XIX, a la sombra de una “república de papel”, los grandes terratenientes se habían convertido en generales de sus ejércitos regionales para impedir la unidad de la Nación, y cómo durante el siglo XX, se transmutan en capitalistas. Se consolida así, una oligarquía globalizada, “moderna”, atada y vendida a los intereses transnacionales, pero de una profunda raigambre conservadora. Los Lleras, los Echevarría Olózaga, y los Galán Sarmiento, representantes del empresariado industrial, quedan subsumidos en esa alianza oligopólica, antinacional y antidemocrática”.
Según este fragmento, los interrogantes a formular no pueden encontrar respuesta en la lucha de intereses por parte de sectores de la burguesía nacional por sustracción de materia: No hay burguesía nacionalista en Colombia. Pero y entonces, esos “pasos de animal grande” que se sienten con las nuevas formas de nacionalismo-popular que se está construyendo en Sudamérica con Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay y un poco Chile, con la sola excepción de Perú y Colombia; ¿Quienes lo lideran? ¿Será que Chávez, Evo, Lula, Cristina, Correa, Mujica y el cura Paraguayo no representan a sectores de la burguesía sino a sectores populares?
Aunque seguramente algunos teóricos nieguen esa caracterización de clase por considerarla fuera de foco en tiempos de globalización, lo que es claro es que a nivel de integración sudamericana, es un hecho la presencia de un nuevo nacionalismo, que intenta rescatar las naciones mediante un presupuesto necesario, que es: la integración de los países de Latinoamérica como bloque, en un mundo multipolar.
Pero para el caso que nos ocupa y para que lleguemos donde queremos: Colombia, en el supuesto que aceptáramos la tesis de la inexistencia de una burguesía nacionalista, se nos abre un interrogante bien difícil: ¿Es el gobierno de Santos representante de la burguesía colombiana? ¿Luego no hemos afirmado que representa a la rancia oligarquía?
Como insumo a una respuesta aproximada digamos: Es verdad que el nuevo mandatario ha mostrado independencia frente al saliente presidente y, aunque esto contradice lo dicho por él mismo en varias ocasiones, no se nos olvide que Uribe representa a una clase emergente aliada a la politiquería que a su vez hace contubernio con mafias y narcotráfico. Pero si de eso se trata también ha dicho que su gobierno dará continuidad a la seguridad democrática de Uribe. Sin duda Santos ha mostrado que guarda distancia en el manejo de la política internacional y hasta cierto punto frente al imperio habiendo mostrado muy poco que presagie independencia frente a los Estados unidos. Ni siquiera ha manifestado acercamiento a la política de integración sudamericana, así haya dicho que; -distinto del narcoterrorismo- no ve enemigos internos ni externos.
Finalmente, se supone que estos escritos son para dar respuestas a los interrogantes que nos hacemos, pero en este caso, la pretensión es que esas falencias conceptuales nos las vamos respondiendo mediante la participación en el debate en un espíritu de consenso solidario y aclaro que no se trata de posar de intelectuales, que no lo somos. Pero es seguro que dependiendo de las respuestas que nos demos podemos aclarar, para actuar, muchas acciones de gobierno y de particulares como el comentado caso de RCN. Quedan todos invitados.