Hace 14 años se nos llevaron a Eduardo por ser coherente con sus principios éticos y no doblegarse ante la antidemocracia colombiana, este es un crimen de estado que sigue en la impunidad y sus autores continúan paseándose por los cuarteles o los despachos oficiales; pero el sentido de la vida y su presencia sigue animando nuestras aspiraciones y sueños en medio de las soledades, sigue reivindicando los derechos de los excluidos, de los pueblos, de nuestro pueblo.
Eduardo sigue presente en los defendidos de hoy, como ayer nosotros en los Consejos Verbales de guerra, aquellos que aprendimos de él y del Derecho, perseguidos, torturados o encarcelados, "ellos mismos, decía él, son los mejores defensores, la gente, el pueblo es quién debe organizarse, quién debe defenderse, nosotros somos técnicos pero ellos son realmente los jugadores, a ellos uno se les debe. El aparato de justicia está hecho para los de arriba sus normas son para defender a los privilegiados. Los luchadores populares, los desaparecidos, los asesinados y sus familiares recorren el camino hasta llegar a encontrarse nuevamente con la impunidad, el rostro de hierro estará siempre custodiado, pero si no hacemos lo necesario, si no asumimos la defensa, no podemos defender y demostrar que ese aparato de la "injusticia" es un aparato de guerra, de destrucción de los pobres, por eso es necesario defender o si no mejor renunciar".
Eduardo fue asesinado en Bogotá el 18 de abril de 1998, después de medio día, sus victimarios se lo querían llevar, él había dicho meses atrás, en medio amenazas persistentes, "si vienen por mi, yo no me voy a dejar llevar... voy a estar aquí, voy a resistir, no me voy a doblegar".
Gracias Eduardo, eres memoria viva y te seguimos llevando en nuestro corazón.
OigaHerman@