A los siete años recorría las montañas del Caqueta con la peinilla al cinto, la escopeta al hombro y la atarraya terciada en su cuerpo, aprendiendo a sembrar la tierra, a cazar y a pescar.
La finca donde creció, se convirtió con el tiempo en centro de reuniones de los vecinos de varias comunidades, ya que su padre montó un trapiche. Allí, los trabajadores semanalmente iban a comprar miel y de paso se reunían para hablar de su trabajo y sus problemas.
"En esa época, la gente era solidaria, trabajadora y unida", comenta Chalita con nostalgia, mientras arregla con cuidado el ala derecha de su sombrero blanco. "La comunidad realizaba mingas o días de trabajo solidario en donde el dueño de la finca convocaba a trabajadores y familias para recoger una cosecha, tumbar un lote de montaña o ayudar a construir una casa. Había comida en abundancia, durante el día se enfuertaba guarapo de caña y en las noches se hacían alegres y largas fiestas".
"Por entonces no habían escuelas, por eso a través de las juntas comunales empezamos a construirlas y aunque no logramos conseguir maestros para todas, fue el principio de organización y trabajo comunitario".
Chalita relata pausadamente, en medio de la quietud de la noche, lo que fue su infancia, juventud e ingreso al EME. Es un hombre que nunca se queda quieto, brazos y manos se contornean al ritmo de la conversación y a medida que se interna en ella las mueve con mayor expresividad.
por algo se empieza.
En 1970 por la falta de vías de penetración, los campesinos del Caquetá, zona rica y productiva, comienzan a vivir tiempos difíciles porque no hay quien compre sus cosechas y si los hay es a bajos precios que no compensan la inversión.
Por esa época también se expide una ley de defensa de los recursos naturales que obliga a los campesinos a salir de la cordillera hacia el plan a unos sembradíos de palma africana y caucho, el campesino ya no puede cortar ni un palo porque tiene que pedir permiso."
En medio de esas dificultades, "La ANUC empieza a florecer a nivel nacional y en el Caquetá es fuerte y convoca a un paro en donde se habla de la toma del poder. Con un grupo de campesinos creamos un sindicato “SINDIAGRO”, que todavía existe. Así, empezamos a participar como organización sindical en las luchas de los campesinos caqueteños, se convoca a un paro donde no se quedan en la casa sino los animales, y en medio del paro se conoce la noticia de que se ha ordenado masacrar a los marchistas, pero el ejército y los soldados no cumplen la orden y se sientan, descargan las armas y se quedan junto a los miles de campesinos en protesta”
Cerca de diez días estuvimos en huelga, pero el cansancio y desgaste nos hicieron regresar a nuestras parcelas, además sabíamos que la ANUC ya había negociado el regreso de los campesinos a sus parcelas. La ANUC se divide entonces y el proyecto empieza a mermar hasta hoy que es una organización débil. En Sindiagro empezamos a hacer un trabajo de concientización, creamos cooperativas de mercadeo y alcanzamos a conformar 14 empresas comunitarias.
la cosa es con los
que son.
Conocemos al EME por su trabajo democrático y propuestas nacionalistas, de defensa de las cooperativas, las juntas comunales y los intereses de la comunidad. Ya no creíamos en la dictadura del proletariado o en las luchas de clase en que tanto nos insistieron otros grupos.
Nos encarretamos con la gente del EME, que plantea no entrar en contradicción con la iglesia ni con el vecino, pues ese no es el problema. Así entramos a meterle duro al proyecto del EME, que fue nuestra mejor decisión", dice Chalita soltando una tierna sonrisa como de niño travieso, y reafirmándose en su decisión de entonces, como un apasionado de su trabajo e ideas.
el compromiso es el
mismo
El salto de la vida en la guerrilla a la vida civil no ha variado en absoluto el compromiso político que desde inicios de su lucha sintió Marcos Chalita. Desde que ingresó a las filas del M-19, contó siempre con el apoyo y respaldo popular y ese apoyo sigue vigente, real, incluso ahora se ha incrementado porque "estamos en un momento bien importante, con bastante audiencia y tenemos una propuesta política más clara y concreta.
El compromiso no solo es del M-19 sino del país; por esto tenemos que ser más certeros, porque este proyecto está al borde de la victoria. Lograr distensionar todas las fuerzas que hoy están en conflicto, en medio de una guerra estéril debe ser un propósito nacional, pues la realidad nos demuestra que hoy la guerra es inútil y no le conviene al país".
el futuro del m-1 9
es el gobierno
En 1984 en pleno diálogo nacional, el pueblo nos acompañó a firmar la tregua, hicimos gobierno y la gente dijo el EME esta aquí y vamos a imponer el orden, fueron ocho días de fiesta y solidaridad, de conversaciones y acuerdos; hasta el preso que había allí salió y se integró a la fiesta por el diálogo y por la tregua.
Ahora al igual que entonces, los objetivos son los mismos, la búsqueda de la paz mediante una propuesta política que hoy es más concreta y clara, por esto el futuro del EME es ejercer gobierno.
A nivel regional Chalita comenta que son muchas las dificultades para salir adelante, pues existe una clase política departamental que no quiere perder su hegemonía. "No tenemos participación en la administración regional, pero estamos haciendo un trabajo político en la mayoría de los municipios del Huila, recordemos que en Neiva fuimos la segunda fuerza en las elecciones a corporaciones públicas, esto nos dice que estamos avanzando.
el deber de las
mujeres... otro
compromiso con la
paz.
Para Chalita las mujeres deben ser más comprometidas y ganarse su puesto para ocuparlo con seguridad, dignidad y decisión. El compromiso es de tipo nacional y no de sexo. Es el momento para que las mujeres que han estado al margen de las decisiones del país se hagan sentir y peleen con empeño su puesto en esta sociedad, porque aquí nadie le va a regalar espacios a nadie.
Unificar al país en la
Asamblea, un
propósito nacional
La Asamblea Nacional constituyente debe ser el espacio para unificar al país campesino con el país urbano como un propósito nacional.
Hasta el momento no ha habido un gobierno que dé verdadero reconocimiento a uno de los sectores más importantes, que produce comida y materia prima para la industria y la exportación.
“Si bien es cierto que los diferentes gremios económicos, políticos y sociales tienen derecho de dar la pelea por sus propios intereses, también lo es el ponerse de acuerdo y unificar banderas de tipo nacional”.
Chalita es un campesino recio y tesonero, así lo dice su comportamiento, la persistencia y la pasión con que habla de sus ideas y proyectos, pero sobre todo cuando habla del futuro del EME….del futuro del país.
El agite que vive en medio de esta campaña, que se está haciendo con las uñas por falta de presupuesto y porque es una lucha contra el reloj, no han sido obstáculos para que Chalita insista en su empeño de difundir sus ideas, sabe cómo llegarle a su gente y sabe también cúanto lo quieren.
Termina su discurso de plaza pública, en cualquier municipio del Huila y continúa hablando, pues siempre está rodeado de hombres, niños, mujeres que quieren abrazarlo, estar con él y preguntarle cosas. En tono burlesco y con cara de pillo, Chalita nos cuenta que le gusta estar con la gente, sobre todo si se trata de mujeres!.
el sombrero suaceño
La historia de su sombrero es todo un cuento. Lo toma como parte de su indumentaria a partir de este año, cuando el sombrero de Pizarro comienza a ser símbolo de paz y reconciliación. “antes usaba gorras o kepis pero desde entonces la idea es proyectar la imagen del sombrero que ahora dice más que la paloma de la paz”.
Cuando habla de su sombrero, insiste en que es fino, pues está hecho a mano por las mujeres de Suaza, con el cogollo de Iraka, palmicha o paja que son los distintos nombres que tiene el material con que lo fabrican, “Mi sombrero es suaceño, son los más resistentes y están hechos con amor”.
Un día de campaña
Muy tempranito en la mañana, llega a la Casa de la Paz en pleno centro de Neiva. Desde allí comienza a organizar el itinerario del día, preguntando constantemente cuáles serán los municipios que visitará y las condiciones para el viaje. Acompañado siempre por el combo del EME con el que trabaja, recibe con atención sus quejas e inquietudes y comparte con ellos desde el tinto mañanero hasta el aguardientico de la noche.
Su sencillez e hiperactividad ponen a menudo en aprietos a la seguridad, que atenta a cualquiera de sus movimientos, lo sigue como la sombra velando por su integridad.
Rubén, un polémico incansable pero que escucha a su interlocutor, Guillermo quien no deja de recordar en sus discursos la historia de las constituyentes en el país y Alejandro, nostálgico exmilitante de la Anapo quien lleva siempre bajo el brazo la historia de dicho movimiento, son algunos de los integrantes del grupo de trabajo de la región del Huila, tierra querida de Chalitas.
*Reportaje realizado por Consuelo Cuesta y Olga Cifuentes.
2010 Nº2 debate por la democracia 29