POR: José Yamel Riaño
12 de junio de 2012
Gracias a los lectores que se han pronunciado –a favor o en contra- respecto a la anterior columna: “OTRA VEZ LA MANGUALA POLITIQUERA TRAS LA GOBERNACIÓN DEL VALLE DEL CAUCA” de fecha 07/05/12 y especialmente a aquellos que requieren mayores claridades sobre el voto en blanco y las posibles formas de apoyarlo.
Comencemos por la postura política que significa el hecho de participar señalando la casilla del voto en blanco en el tarjetón. Atención que explícitamente estamos haciendo uso de nuestro derecho a elegir y ser elegido, -tal vez el mas político de los derechos ciudadanos en las democracias representativas como la nuestra-, y para ello estamos decidiendo que escogemos la casilla que no señala un nombre en particular sino que por el contrario; para esta elección de gobernador atípica en el departamento, inhabilitamos a las tres personas inscritas para poder ser elegidas como gobernador(a), y proponemos que se repita la elección con otros candidatos.
Ahora: si al momento del conteo, resulta ser que el número de ciudadanos que escogieron esa opción, resultó ser mayoritario, entonces, la elección debe repetirse y no se pueden inscribir los mismos candidatos. Esto es, pueden ser los mismos partidos, movimientos o grupos significativos de ciudadanos, pero con otras personas como opcionados.
Así las cosas, tenemos que la democracia representativa, al dejar, en el tarjetón una casilla para que los ciudadanos que por alguna razón, -el candidato(a) mismo, o la forma como fue inscrito, o lo que representaría, en caso de ser elegido- quieran votar en blanco, lo puedan hacer sin dejar de cumplirle a la democracia, a la conciencia y en el caso que nos ocupa, al departamento del Valle del Cauca y a los habitantes de su territorio.
Ahora; ¿por qué no votar por alguno de los tres candidatos inscritos? Son muchas las posibles causas pero señalemos solo estos: La clase política del departamento es responsable de la quiebra del ente territorial, y su candidato no puede ser favorecido por el voto ciudadano porque mínimo, manifestaríamos complacencia con esos hechos y mangualas politiqueras. Otro; El grupo que inscribe y apoya al candidato de la “otra empresa electoral” es el mismo al que pertenecen los mandatarios que han sido señalados, enjuiciados y condenados por delitos contra el erario del departamento, y la gente decente del Valle del Cauca no somos cómplices. Y otro más: Contra el otro candidato no tenemos nada en contra pero tampoco nada a favor porque no lo conocemos, y uno no debe votar por quien no conoce.
¿Qué hacer entonces? Solo hay dos alternativas: abstenernos o El VOTO EN BLANCO. La primera -alternativa- siempre ha ganado y nada diferente a permitir que los demás decidan por nosotros ha pasado; la segunda en cambio sin duda es el camino: si al contabilizar los votos somos la mayoría, se tiene que repetir la elección sin los mismos candidatos, lo cual implica que hemos derrotado a politiqueros y mafiosos juntos, lo que implicaría; que si se puede y seria un gran triunfo de la democracia en el departamento.
¿Y luego qué? Son también varias las posibilidades que se abren: La primera es que queda abierta la de unirnos en un grupo significativo de ciudadanos que pueden inscribir un candidato de consenso, que a su vez, puede dar origen al gran frente por la dignidad vallecaucana. Otra opción puede ser mantenernos expectantes a las ofertas de las entidades políticas, o simplemente apoyar y en lo posible participar de todas aquellas decisiones del Estado que de alguna manera afecten nuestras vidas.
Es ése el sentido que siempre debería tener la política. Desafortunadamente, la democracia representativa no ofrece muchas alternativas y la democracia participativa que nos presenta la Constitución del 91 todavía no se acaba de implementar. Pero hoy los ciudadanos decentes podemos constituirnos como grupos significativos, y participar en las nuevas corrientes democráticas que en Europa han logrado acabar con la discriminación social, han armonizado las relaciones humanas con la naturaleza, y han hecho de lo público algo sagrado.
Recordemos que lo primero que tenemos que hacer, para implementar la política del amor de que habla Petro, es querernos nosotros mismos. Empecemos por la defensa de nuestros derechos, construyamos paradigmas nuevos que impliquen la defensa de nuestra dignidad y el progreso con justicia social. Hoy, eso es posible, y depende de ti y de mi y de todos; recordemos que hoy “un mundo mejor es posible”.