POR LA DIGNIDAD VALLECAUCANA: ¡VOTO EN BLANCO!
Por Josè Yamel Riaño
18 de mayo de 2012
A los $40.000 millones de pesos que a los vallecaucanos nos cuesta el solo “detrimento patrimonial” en que incurrió el gobierno de Useche, ahora tenemos que sumarle otros treinta mil millones que como pueblo nos cuesta la organización de un nuevo debate electoral para elegir el reemplazo del destituido gobernante. Además, como “grupo significativo de ciudadanos progresistas” que somos, debemos sufragar los gastos de campaña, así sea por el voto en blanco. Definitivamente la corrupción de las mafias políticas incrustadas en el Estado es el peor mal que nos acecha, incluido el de la violencia por el conflicto armado o el de los carruseles de la contratación.
Pero prestémosle atención a lo que sigue: resulta que ahora, para elegir gobernador reemplazante, la clase política tradicional del Valle del Cauca, ha conformado un “Cartel Electoral Departamental”, (Llámese Manguala Politiquera), que intenta monopolizar el caudal electoral del departamento y que pretende elegir al Conservador Lloredista Ubeimar Delgado, -y a su combo de politiqueros de todos los partidos tradicionales-, gobernador hasta el 2016, cerrándole toda posibilidad de participación en libertad a los ciudadanos de bien. Por fuera, solo queda el grupo de las mafias con vínculos con el narcotráfico, o sea el sector de los gobernantes destituidos.
Pretende la clase política tradicional del Valle del Cauca que el pueblo se va a prestar para ese juego. ¡Como están de equivocados! Este escenario es sin duda, la negación plena de la democracia. Es la antidemocracia y a ese juego no podemos, como hombres y mujeres dignos y libres; prestarnos. Por el contrario, tenemos claro que nuestra obligación es denunciar esas prácticas electoreras y tenemos el arma para combatirlos: el Voto en Blanco.
El voto en blanco es la forma de participación política legal y legítima que la democracia nos ofrece en casos como este, en que se pretende cerrar las compuertas de dignidad, que como pueblo ejercemos, es El Voto en Blanco la mejor arma de resistencia democrática. Fue reglamentado y hoy no es solo una expresión de inconformidad, esos votos se deben contabilizar como válidos, y es la forma de invalidar una elección y hacer que se repita sin que los mismos candidatos puedan participar nuevamente como tales. Para ello, la suma del total de votos en blanco, debe ser igual o mayor a la mitad del total de votos válidos.
De ahí que como grupo significativo de ciudadanos libres y “Progresistas”, estemos convocando a ejercer nuestro legítimo derecho de votar en blanco el próximo 1º de julio en todo el territorio vallecaucano. Somos el movimiento político Progresistas y vivimos el proceso de formación en todo el territorio nacional, respaldados por el pueblo que nos acompaño con su voto para elegir a nuestro máximo líder, Gustavo Petro Alcalde Mayor del Bogotá D.C. y estamos seguros que nos acompañara en la elección de Gobernador del Valle del Cauca, con el voto en blanco, que le cierre el paso a la corrupción de la clase política y a las mafias de la contratación en el Departamento.
Vamos a ganarle con el Voto en Blanco la elección de gobernador a los mal llamados políticos de los partidos tradicionales como el Conservador, el Liberal y a los Uribistas del Partido de la “U”, así como a los Uribistas arrepentidos de Cambio Radical. Una vez derrotados, formaremos con las fuerzas sociales y políticas, victimas de la corrupción administrativa, un gran “Frente de Gobernabilidad Vallecaucana” con avales limpios, transparentes y progresistas, capaces de gobernar para los cuatro millones de vallecaucanos y devolverle la condición de departamento líder al Valle del Cauca que por tanto tiempo mantuvo, pero que gracias a la voraz rapiña al erario, en que la clase política, en maridaje con sectores de la clase empresarial y mafiosa han convertido al otrora glorioso Valle del Cauca.
De quince a veinte años, según los expertos, es el tiempo que requerimos los vallecaucanos para restablecer la dignidad territorial y social del departamento, nos corresponde hacerlo pero primero debemos ganar y ganar, como el pueblo lo demostró con Petro en Bogotá, y los vallecaucanos con Angelino en el 2004, o con Jorge Ivàn Ospina en Cali en el 2008. Ahora necesitamos los habitantes de esta tierra un gobierno que por lo menos garantice la inclusión social, el buen trato con el ambiente y la defensa de lo público.
Que sea un propósito de unidad democrática arrebatarle las pretensiones a la politiquería local. Necesitamos construir la fuerza que privilegie la política del amor frente a la política de la muerte. Está probado que ¡si se puede!, solo falta pensar que nuestros hijos se lo merecen y ese debe ser nuestro principal legado.