EL MOMENTO POLÍTICO
Por JOSÉ YAMEL RIAÑO
26 de septiembre de 2011
Angelino Garzón el Vicepresidente de Colombia cada día da más de que hablar. Y está bien que así sea, el país político, -que en mucho es el de los medios- no estaba acostumbrado a que los vicepresidentes hablaran y mucho menos que lo hicieran con tanto criterio y autonomía. Ese y así, es su mejor aporte. A Juan Manuel Santos (JMS) no le sirve alguien que le esté cepillando la solapa, necesita es alguien que represente a los sectores que no se sienten representados por él para que este asuma el papel que le corresponde. Puede suceder que a los medios les parezca que así no es la democracia pero es que ellos de eso no saben. La democracia es la antítesis del unanimismo, lo democrático es la convivencia entre diferentes y es para controvertir las diferencias con respeto, altura y verdad, la contradicción es una necesidad para la democracia. Así por ejemplo, el rifirrafe entre Santos y Angelino, ha traído como consecuencia inmediata una discusión sana respecto a la figura del Vicepresidente en la estructura de gobierno Constitucional.
Al respecto vale la pena comentar la posición del Presidente de la Andi Dr. Villegas en Caracol Radio y Televisión donde afirmó que Angelino pareciera que no fuera parte del gobierno sino de la oposición. No vale la pena comentar la causa, Angelino afirmó algo así como que “el agua moja” cuando dijo que con ciento noventa mil pesos mensuales no comen cuatro personas. Lo que causa extrañeza es que lo afirme el presidente de la Andi, un personaje de lo mas preclaro del país de quien la opinión nacional espera mínimo que no afirme “babosadas” como que al interior de este o de cualquier gobierno, no pueden haber disensos.
Pero mas allá del hecho en sí, confieso que me gustaron las declaraciones de Angelino Vicepresidente Una cosa es Angelino “independiente” y otra bien distinta es Angelino como fórmula del partido de la “U”. Pero él ha dicho no ser miembro de ese partido y a estas alturas, cuando hay que poner en duda hasta la pertenencia del partido de Santos, lo de menos es ser, o no, miembro de partido alguno, cuando la verdad es que en Colombia a los partidos políticos la misma clase política los acabó.
Hoy en día creo que Santos no representa a partido alguno sino a la clase política “dirigente” esa que desde el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y en todo el proceso del Frente Nacional se unieron con los sectores hacendatarios y conformaron lo que conocemos como la “Oligarquía”. La misma que después de cincuenta años en el poder, después de haber concentrado la riqueza nacional en sus manos y de haber concentrado la tierra de tal forma que abrieron la mas profunda brecha entre ricos y pobres, como lo afirma hoy las Naciones Unidas, “En Colombia el 99% de la tierra cultivable está en manos del 1% de la población”, o como hace poco lo expresó la misma institución cuando dijo que “Colombia es el país mas inequitativo de América Latina después de Haití”, y agregó que “los campesinos colombianos son los mas pobres del mundo”.
Pero en Colombia se viene presentando un fenómeno muy interesante, aunque esperado, casi trasnochado: el sector de la oligarquía citadina, manufacturera y comerciante, se viene divorciando del otro sector que hemos llamado “hacendatario” conformado por los rentistas de la tierra, ganaderos extensivos, terratenientes y latifundistas.
Estos sectores son los mismos que al ver sus intereses amenazados por las acciones de las guerrillas conformaron las llamadas Autodefensas que fueron producto de la unión de estos con los caciques políticos de las regiones, quienes a su vez fueron financiados por el Narcotráfico. Son los mismos que firmaron el “pacto de Realito” para “Refundar el Estado Colombiano”. Los mismos que intentaron una tercera reelección de Uribe, solo que la Corte Constitucional les tumbó la pretensión, y después, la monita Nohemí, al ganarle las elecciones internas del partido Conservador a “Uribito”, le abrió el camino a Santos que supo leer el momento e invitó a Angelino como fórmula Vicepresidencial.
Son además los mismos que complementados por el sector rentista del capital o banqueros que llaman, hacen poco productiva la economía nacional porque a los manufactureros les toca comprar materias primas importadas, dado que no las producimos porque la tierra está es para arrendarla y valorizarla. Es “la economía de la especulación”, como la llama Petro.
Mientras tanto el sector manufacturero debe pagar caro el capital de tal forma que los hacendatarios se han convertido en una especie de “vaca muerta” para los emprendedores.
Lo que aquí llamamos oligarquía, se ha mantenido porque ha puesto la fuerza del Estado a su servicio, pero como todo, el asunto sufrió el desgaste natural que sumado a las luchas populares produjo -según ellos- la necesidad de la conformación de las AUC para que se encargara del trabajo sucio y así lo hicieron. Pero como al parecer no les cumplieron, se les salieron de las manos. Tanto, que para que no siguieran hablando tuvieron que judicializarlos y extraditarlos.
Como esta historia sucia no puede ser tolerada por el imperio del siglo XXl entonces, se hizo también necesaria la implementación de políticas públicas que alivien la situación social de los sectores victimas de la violencia. Igual respecto a las acciones contra la corrupción, las mafias, las desapariciones y asesinatos de sindicalistas y contra las violaciones sistemáticas de los DDHH por parte de la fuerza pública, entre otros.
Esta lectura del momento político es la que nos permite, de una parte entender el rifirrafe Uribe-Santos, la Ley de Victimas, la de tierras, así como la proyección progresista del gobierno actual. De otra parte es una fisura que se convierte en oportunidad política para las organizaciones representantes de los sectores populares por el reacomodo de fuerzas y las necesidades de apoyos populares que necesita la gobernabilidad. En concreto abre una compuerta para el diseño de una nueva política de alianzas.