RUEDA DE PRENSA
Los Robles,
Febrero 17 de 1.985
PRESENTACION
Cuando faltaban dos días para que se iniciara el Congreso de la Paz y la Democracia, convocado por el M-19, el gobierno prohibió la realización del evento y montó retenes militares en las principales vías de acceso a Los Robles para impedir el paso de centenares de Colombianos dispuestos a participar en este foro abierto a la nación.
Si a unos pocos la convocatoria del M-19 pareció una provocación, las mayorías de este país entendieron qué se trataba del desarrollo lógico de la propuesta de paz que nuestra Organización ha venido impulsando desde la toma de la embajada dominicana, en 1980; y que desemboca en la firma del acuerdo de tregua y Diálogo Nacional en agosto de 1984, en Corinto, El Hobo y Medellín.
La tregua y el Diálogo Nacional marcan también el inicio de una nueva realidad en este país, caracterizada por la identificación masiva entre el pueblo y la guerrilla y el reconocimiento de ésta como fuerza y voluntad de cambio democrático. Ello se demostró con el abrazo colectivo que fue la celebración de los acuerdos, la respuesta de miles de colombianos a los actos políticos nuestros en desarrollo del Diálogo Nacional, y el espíritu nacional que impidió que el gobierno cumpliera sigilosamente -como se lo había propuesto- su objetivo de aniquilar en diciembre a la fuerza militar de la democracia, en Yarumales.
Si el periodo que va de la firma del acuerdo hasta la ofensiva del ejército contra el campamento del M-19 en Yarumales se distingue por la acogida popular ante nuestras propuestas de paz y democracia, los combates de Yarumales demostraron la existencia de una fuerza militar capaz de enfrentar y derrotar a la columna vertebral de la antidemocracia, a la par que anunciaba la extinción de la voluntad gubernamental de desarrollar el proceso de paz sancionado por los acuerdos de agosto.
Sin embargo, refrendamos ese nuevo acuerdo con un compromiso de cese de hostilidades y, ante el fortalecimiento de los enemigos de la paz en el gobierno, convocamos al Congreso de Paz y Democracia para que la nación entera participara y decidiera sobre los pasos a seguir en la consolidación de este proceso que nos interesa a todos los colombianos.
Al prohibir este Congreso, el gobierno no agredió al M-19: agredió nuevamente al proceso de paz, refrendando su voluntad de ponerle fin. No obstante, por encima de la prohibición y de los cercos, miles de colombianos se movilizaron hacia Los Robles, se tomaron iglesias, plazas, escuelas y calles, exigiendo su derecho a transitar por los caminos de la patria y de participar en un foro que era de todos. Otros cientos, rompiendo el cordón militar, llegaron hasta nuestro campamento: columnas de campesinos, indígenas, estudiantes, profesionales, políticos y periodistas, caminaron por trochas y evadieron la vigilancia militar amparados por la decisión de ejercer sus derechos.
Así, desde las iglesias ocupadas, las plazas, los retenes y el campamento guerrillero, desde todos los rincones del país, se expresó una presencia y una voluntad de participación. Todos realizamos el Congreso de la Paz y la Democracia: no como lo deseábamos, pero sí acompañados por esa vocación mayoritaria de hacer la paz, de realizar la democracia. Y juntos resolvimos:
Como la paz es tarea y responsabilidad fundamental del gobierno, y este gobierno se muestra incapaz de cumplir ese compromiso nacional, es necesario convocar a las mayorías a ser gobierno; un gobierno de justicia, dignidad y soberanía.
Con los periodistas que llegaron hasta este campamento, se reunió el Comando Superior del M-19, en rueda de prensa, para explicar esta decisión y convocar a las mayorías a constituir un movimiento nacional por la realización de un gobierno de mayorías para las mayorías.
Los Robles. Febrero de 1985
Todavía no ha terminado el congreso del M-19, pero ¿cuáles serían hasta ahora las principales conclusiones?
ALVARO FAYAD. La primera es el espíritu total de seguir con terquedad y optimismo a profundizar la paz y la democracia. Los colombianos tenemos derecho a paz y a democracia. El problema es que el gobierno, con sus últimos actos, nos demuestra que se aleja de ese camino. Y si el gobierno se aleja del camino de la paz y la democracia, nosotros vamos a tener que acercarnos al gobierno y a unas nuevas mayorías nacionales, para hacer un gobierno de paz y democracia en Colombia; dejar de ser oposición y dejar de ser eternos profetas para ser un gobierno capaz de cumplir con lo que anhela el pueblo colombiano: DEMOCRACIA, LIBERTAD, JUSTICIA...
¿Y cómo se van a acercar a ese gobierno?
ALVARO FAYAD. ¿Cómo se acerca un movimiento político al gobierno? Combatiendo, luchando, uniendo fuerzas, levantando la aspiración y la esperanza de un país. Alvaro Gómez, Virgilio Barco, Augusto Espinosa, ¿qué le pueden ofrecer como nueva situación, como nueva esperanza de vida a este país? En cambio, hay fuerzas jóvenes, democráticas y sanas, que si podemos ofrecer soluciones nuevas, estilos mejores. Para eso se necesita la voluntad política de ser poder, de ser gobierno. Se necesita el apoyo popular, se necesita ser y sentirse democracia, y recoger los grandes anhelos de todo el país para volverlos fuerza, volverlos lucha. Eso es lo que pensamos hacer.
Esto es suponiendo que el proceso de tregua continúa: porque si se da una nueva agresión militar por parte del ejército, ¿cómo se plantea ese acercamiento a ser gobierno?
LAS MAYORÍAS TENEMOS QUE SER GOBIERNO
ANTONIO NAVARRO. Todos los caminos conducen a Roma: unos más largos, otros más cortos; pero todos van al mismo lado. Nosotros creemos que sea cual fuere el camino que quede abierto, el objetivo es el mismo: convocar al nuevo país, al país de las mayorías, al país de la democracia, a que abra una perspectiva distinta, a que sea un nuevo poder e instaure un nuevo orden en este país. Porque ya el viejo orden ha demostrado su incapacidad para arreglar los problemas del país. Así que hay que convocar a un orden de mayorías, a un orden donde todos tengamos esperanzas.
GUSTAVO ARIAS (Boris). Pero es que la tregua se está rompiendo permanentemente. Y la rompe e) gobierno. La rompió en Yarumales. La está rompiendo ahora. Creo que ustedes son la minoría de los colombianos que deseaban venir y que pudieron llegar a este campamento rompiendo cercos, caminando por las trochas, las veredas; es decir, el impedimento del gobierno al Congreso de la Paz y la Democracia es también una agresión, un rompimiento, de hecho, de este proceso. Serán tan antidemocráticos que no dejan celebrar un congreso por la paz y la democracia; serán tan opuestos a la paz, que no dejan celebrar un congreso por la paz. Entonces, de hecho, la tregua se rompe y se sigue rompiendo. No solamente por ese acto de agresión contra el proceso de paz, contra los sectores democráticos del país, sino también con la permanente alza de los servicios públicos, con la permanente alza de los servicios de primera necesidad; y esa es la peor agresión contra el proceso de paz. Porque paramos los tiros para dialogar, para buscar soluciones para el pueblo: no para que se le quebrante.
CARLOS PIZARRO. Ya no preguntamos quiénes son los que agreden la paz, quiénes son los que agreden la democracia. La pregunta que nos hacemos ahora es quiénes quieren la paz, y quienes quieren la democracia, para avanzar con ellos hacia la conformación de unas nuevas mayorías auténticamente nacionales y auténticamente democráticas; para luchar, convertir a Colombia en esa patria que de verdad todos estamos anhelando.
Ya no nos preocupa mucho buscar a los agresores porque todos los conocemos: los vimos en el atentado en Florida, los conocimos en Yarumales, los hemos visto atajando las mayorías nacionales que querían dialogar por la paz y la democracia. Preguntarse uno quiénes agreden la paz es preguntarse algo que ya es pan comido.
El problema fundamental hoy es convocar a quienes de verdad quieren la paz y la democracia en Colombia. El M-19 asume el reto de no dejarse quitar la posibilidad histórica de convertir en realidad esas dos banderas que son las banderas nacionales de nuestra época. Por eso hoy nuestro lenguaje es un lenguaje positivo. No andamos haciendo una cacería de brujas porque ya sabemos quiénes son las brujas en este negocio. Lo que si hacemos es llamar a todos los hombres que se movilizan por estas banderas. Y tenemos por delante mil congresos por la democracia, mil jornadas de lucha del pueblo por mejorar su situación de vida, y la absoluta certeza de que, entre todos, estas banderas que nos estén siendo negadas todos los días las vamos a convertir en realidad.
GERMAN ROJAS (Raúl). En nuestro país hay un vacío de dirección política de parte de los partidos tradicionales. Al gobierno le queda solamente un resquicio del cual se ampara, que es la legalidad. Y el gobierno, al agredir la democracia, necesariamente agrede al pueblo. Así pierde hasta ese resquicio de legalidad. En este proceso, cuando se llega a un punto culminante citando al pueblo a un congreso por la paz y la democracia, el gobierno responde agrediendo al pueblo y agrediendo profundamente el proceso de paz. Y ante el vacío de dirección política de la paz, anhelo fundamental de nuestro pueblo, alzamos la propuesta de que las fuerzas democráticas se constituyan en gobierno.
VERA GRABE. Sí, como que se van trasladando los ejes: el problema ya no son tanto los acuerdos con quienes se oponen a la democracia, sino los acuerdos y la búsqueda de soluciones de los que la queremos. En esa medida, los que no quieren la democracia son un obstáculo que tenemos que enfrentar y vencer quienes aspiramos a un futuro distinto para el país.
¿Cuáles van a ser los mecanismos para enfrentar a los enemigos de la paz?
CARLOS PIZARRO. Va están dados. El enfrentamiento se vive de acuerdo al tipo de agresión que se produzca... Ahí está un pueblo que se tomó las iglesias para defender un congreso que sentían propio porque las banderas de ese congreso eran sus banderas; ahí están los cientos de hombres que pararon en las calles, a dormir en las calles, en las vías de acceso hacia el congreso, y que tuvieron en ese tirarse en las calles su expresión de lucha; tenemos los cientos de hombres de Florida y los cientos de mujeres que tuvieron que vivir la paranoia del ejército haciendo tiros al aire y haciendo tiros a nuestra gente, por estar buscando tener alguna presencia y participación en este congreso; tenemos la respuesta de honor y dignidad que nos tocó dar a nosotros en Yarumales ante la agresión al proceso de paz; tenernos las jornadas de lucha de este país, las huelgas y los paros cívicos que exigen reformas para ya.
Entonces, pensamos que los caminos son tan infinitos como infinitas sean las dificultades y agresiones; y creemos que en todo este tipo de respuestas vamos encontrando nosotros el camino nacional para lograr que estas mayorías que quieren la paz y la democracia en Colombia tengan los resultados positivos que todos esperamos.
En Florida, un municipio cercano a este campamento, la gente está comprometida con lo que pasa acá. Si le preguntamos a cualquier habitante de Florida por qué está con ustedes, la única claridad que expresa es que en este momento hay un grupo de personas con armas, combatiendo por las injusticias y por las cosas que les hacen a ellos. Pero una claridad política, la gente no la tiene. Entonces, cuál es ese diálogo, cuáles los argumentos para explicarle a la gente el por qué luchar, cuál la plataforma -por decirlo así- que ustedes ofrecen y los separa del estilo de los partidos tradicionales.
ALVARO FAYAD. Vos lo señalaste: la gente dice “un grupo de hombres con armas que quiere justicia". Qué más plataforma política, qué más claridad política que la justicia y un grupo de hombres en armas. Qué más claridad política que la gente se lance a conversar y ponerse de acuerdo con el movimiento guerrillero para hacer la democracia; qué más claridad política que lanzarse a las calles; qué más claridad política que buscar dentro de un paro cívico la solución de sus necesidades inmediatas; qué más claridad política que saber que este gobierno no va a dar pan ni democracia y que por lo tanto necesitamos un nuevo gobierno.
Mire: antes, el ejército cercaba a la guerrilla para que la guerrilla no saliera del monte; hoy tiene que cercar a un país para que ese país no llegue a la guerrilla. Ese cambio, esa nueva actitud del país, de la nación y de nosotros, quiere decir que en Colombia están maduras las condiciones para que la mayoría seamos gobierno.
El Diálogo Nacional, aunque se retire el partido Liberal, aunque se retire el partido Conservador, sigue siendo para nosotros un instrumento fundamental de la democracia, unido al paro cívico, a los movimientos guerrilleros, a la protesta por (a agresión a tos derechos humanos y a los intelectuales y a la prensa libre. Toda lucha hoy tiene un centro de decisiones: ser gobierno. Y nosotros empezarnos a tener, como M-19, toda la convicción, toda la capacidad, y toda la fuerza para darle -no claridad política, porque ya existe- sino posibilidad y fuerza a esa necesidad de ser gobierno. El dilema de los colombianos hoy no es entre Alvaro Gómez o Virgilio Barco; el dilema hoy está en si la oligarquía va a hacer un gobierno continuista, antidemocrático y antipatria, o si las grandes mayorías fundaremos un gobierno de paz y democracia en Colombia.
Aquí hay un cerco: desde esta loma vemos a los soldados, al ejército. Por tanto, hay un riesgo inminente de que se repita la historia de Yarumales. ¿Cuál es la actitud de ustedes, y en caso de repetirse la confrontación, qué consecuencias podría traer?
CARLOS PIZARRO. Ya es costumbre para el M-19 vivir en medio del cerco, pero lo grave no es el hecho de que tengamos ejército en los alrededores, que nos cerquen a nosotros, sino fundamentalmente que cercan la posibilidad de participación del pueblo en las decisiones que el M-19 tome. Y es importante que nosotros tengamos siempre la capacidad de convocar a la mayoría de colombianos por las mejores banderas que ha tenido este país.
La nación entiende, desde hace mucho tiempo, que esas banderas, antes manoseadas y convertidas en demagogia, hoy tienen unos protagonistas que les dan contenidos, que les dan fuerza, que les dan perspectiva histórica. Creo que sobre eso el pueblo tiene ya la convicción de que la democracia por fin tiene carne y tiene sangre, tiene protagonistas y hombres decididos a defenderla. Ese es el país que no se puede aniquilar, ni se puede mantener en permanente cerco ni se puede asfixiar. Por eso, todo lo que se hace como intento de atacar el proceso democrático, carece de porvenir.
EL GOBIERNO RETROCEDE FRENTE AL RETO DE LA PAZ
¿Qué opinión tienen en este momento sobre e gobierno? Ha habido un cambio en su política. ¿Cómo se compagine esto con lo que empezó, haciendo?
ANTONIO NAVARRO. Belisario Betancur es la cabeza de un gobierno que retrocede. Todo gobierno responde a un proyecto político propio, pero también responde a una determinada relación de fuerzas Y lo que está claro es que el proyecto político del gobierno de encontrar una solución política al problema de la lucha armada en Colombia, está agotado o tiene muy poco margen.
Yo diría que Belisario está empezando a caminar por la senda que desde el principio caminó Turbay: entregando el orden público a los militares. Aquí las autoridades civiles del Valle y del Cauca no tienen nada qué ver con lo que pasa en Corinto, en Miranda y en Florida. La autoridad máxima de Florida, hoy, es el ejército; no es siquiera la policía. Cuando al Ministro de Gobierno se le pide información sobre lo que pasa en Yaruma les, o lo que pasa en Corinto, responde: 'Pregúntenle al general Vega Uribe"
Es entonces un gobierno que perdió la iniciativa, que perdió en gran parte su libertad de acción; que la única bandera con la que ha mostrado algunos resultados al país -que es la bandera de la paz- está quedando en manos del pueblo porque ha sido incapaz de comprometerse con las transformaciones que implica la paz.
GUSTAVO ARIAS. Era previsible que este gobierno se comportara así. Es un gobierno oligárquico que desde hace cien años se está comportando igual, con promesas incumplidas; éste es el motivo por el cual nosotros no entregamos los fusiles; solamente los silenciamos, pusimos sus trompetillas hacia abajo. Porque nos han enseñado estos
LA PAZ EN MANOS DEL PUEBLO
Retirado el partido Liberal del Diálogo, ustedes insisten en el Diálogo Nacional…
CARLOS PIZARRO. El diálogo Nacional no es instrumento del partido Liberal ni del partido Conservador. Es el instrumento de la nación colombiana. No vamos a dejar a la nación sin ese instrumento y tampoco vamos a descalificar ninguno de los instrumentos que hemos usado hasta ahora. No es el partido Liberal el que les dice a los colombianos que no se puede dialogar. Es Colombia entera la que les dice a los partidos tradicionales: llegó la hora de dialogar, llegó la hora de cambiar su actitud de espaldas al pueblo para mirar de cara al pueblo; y si no miran de cara al pueblo, el pueblo sí está mirando de frente las soluciones que requiere.
El pueblo, y el M-19 como parte de ese pueblo, si tiene una actitud de controversia, de discusión, de búsqueda de propuestas y de soluciones para los problemas nacionales.
El partido Liberal se ha salido de la historia colombiana demasiadas veces, y se ha salido de las necesidades de nuestra nación demasiadas veces. Nos han traicionado demasiado. Por eso los partidos tradicionales tienen hoy, como cuota y saldo final, la desconfianza de nuestra nación en ellos. Y por eso cuando Belisario se sale de esta jornada por la paz y la democracia también se va quedando sin pueblo. Y esta es la única soledad que en politice no se puede soportar: porque esa soledad significa la traición, significa el engaño, significa la demagogia, significa el oscurantismo en un país. El M-19 mantiene la luz, porque está al lado del pueblo con las banderas del pueblo.
Los partidos tradicionales, la guerrilla y la izquierda, con todos sus intentos, se han tomado siempre las causas sociales sin dejarle al pueblo mayor cosa. Así encontramos un pueblo en quiebra, un pueblo que no cree en ninguna línea política. Tal vez con excepción de esta parte del país, nadie dice que está representado por el M- 19
ANTONIO NAVARRO. Si cree en las encuestas, yo le puedo hablar de algunas realizadas por los partidos tradicionales. El partido Liberal, en la última de ellas, pregunta: "Cómo ve usted al M-19, ¿bien o mal?" Y un porcentaje muy alto de la población responde positivamente. Creó que no es solamente en esta zona del país donde hay una aceptación grande por la alternativa y por la esperanza que representa el M-19. Nosotros, los de la Comisión do Diálogo, hemos recorrido el país desde la costa Atlántica hasta Ipiales, en la frontera con Ecuador; de Venezuela hasta Panamá; y en todas partes hemos llenado plazas, y hemos contado con una expresión masiva de apoyo. En estos cuatro meses de legalidad hemos visto de todo: hasta la hermana del alcalde de un pueblo de Cundinamarca se quería venir para el M-19. Lo que hemos vivido es que en todo el país las banderas del M-19 entusiasman y movilizan a la gente.
ALVARO FAYAD. Y hay otra cuestión: en este país sí hay desesperanza porque sólo dos partidos han sido gobierno desde hace mucho tiempo. Nosotros nunca hemos sido gobierno, ni desde el gobierno se han realizado alternativas democráticas...
¿Significa esto que el M-19 va a ir a elecciones?
ALVARO FAYAD. Para ser gobierno no es suficiente ir a elecciones: ANAPO fue a elecciones, ganó el 19 de abril de 1970 y nunca fue gobierno. El problema de la cuestión electoral es de verdad en función de qué se lucha y en función de qué se hace y qué se le propone al país. La gente en Colombia se expresa de mil maneras, lucha de mil maneras: a través del paro cívico, del diálogo, la abstención, las elecciones, en los movimientos político-militares, o a través de la opinión independiente. Toda esa opinión, todas esas maneras de ser, las queremos convertir en una sola fuerza, en una sola vocación y en una sola decisión de ser gobierno. Porque el problema del gobierno no se decide cada cuatro años, en un día. Se decide en 34 cada momento, en cada lucha.(36)
Nosotros, hoy, frente a los candidatos de los dos partidos -Espinosa Valderrama. Barco y Alvaro Gómez- estamos diciendo: ustedes tienen ideas de gobierno y presentaron sus nombres para ser gobierno en este país. Nosotros también tenemos ideas de gobierno y queremos ser gobierno en este país. Reunámonos para ver cómo van a ser las condiciones hoy de la paz y de la democracia. Hoy no se puede presentar una bandera de paz al final de una campaña electoral.
¿Qué están haciendo esos dos partidos hoy por desarrollar la paz y la democracia? Entonces empecemos a darle a las elecciones desde ya; no a las elecciones como el acto de votar, sino como un acto de desarrollo de la paz y la democracia. Las elecciones no son sino consecuencia de una situación político-militar y social que está viviendo la nación entera.
GERMAN ROJAS. Cuando sube Betancur toma las banderas que nuestra organización había estado agitando con el pueblo. Y si bien no todo el mundo está organizado en la lucha con el M-19, si nos damos cuenta que el país se ha movido con nuestras banderas de paz y democracia. El gobierno las ha utilizado demagógicamente. Pero el pueblo ha expresado un anhelo, y ese anhelo es lo que más cuenta; lo que más nos interesa hoy es ese deseo del pueblo de romper las cadenas que lo tienen lejos de la democracia.
No pretendemos que todo el pueblo hable del M-19. Lo fundamental es lo que se está dando: el pueblo ha recogido la esencia de lo que es la democracia real y auténtica. Y ante un llamado a un congreso que hace el M-19, por ocho días no se habla de otra cosa. Pero no se habla sólo del M-19, sino de que se ha agredido el deseo de participar del pueblo en un evento democrático. Y la gente ha respondido con fuerza; a este congreso asistió un montón de gente; y muchos de los que se quedaron por fuera, manifestaron su protesta ante los impedimentos del gobierno.
MARCOS CHALITA. Nosotros sí pensamos que el pueblo ha perdido la fé y la esperanza en los dos partidos tradicionales que ya por 160 años han gobernado nuestro país. Se ha perdido la esperanza porque el gobierno, las oligarquías, no le han dado respuesta a los problemas de la nación. Sí nos ponemos a hacer un análisis de estos últimos cinco meses, después de la firma de la tregua para el Diálogo Nacional, nosotros concebíamos que parábamos las hostilidades para que el gobierno le resolviera los problemas políticos, económicos, sociales, al país. Cómo un pueblo no va a perder la confianza, cómo no le va a perder fé al gobierno cuando sus respuestas a los grandes problemas que tiene el país son, por ejemplo, hechos como el desalojo a los indígenas de López Adentro. Cómo no va a perder esa esperanza, esa confianza y ese anhelo de paz y de justicia, de la "democracia" sobre la que habla Belisario Batancur, cuando se asesina vilmente al único cura que representa a más de seiscientos mil indígenas en Colombia. ¿Y cuál ha sido la respuesta a los dos y medio millones de desempleados?
Entonces el pueblo busca alternativas. Nosotros decimos que las banderas están, la plataforma está - la reforma agraria, mejores salarios, educación, casa, créditos, salud..-, y el pueblo acompaña a las organizaciones que estemos dispuestas y siempre adelante, buscando esa justicia con dignidad.
Los representantes de organizaciones sindicales y cívicas afirman que durante este tiempo de Diálogo Nacional ha habido más muertos escondidos, ha habido más represión escondida, y ellos no se sienten favorecidos en ninguna manera. ¿De qué forma está sirviendo el Diálogo Nacional a estas organizaciones? ¿Cuál es la posición de ustedes frente a esa situación?
ALVARO FAYAD. El único instrumento no es el Diálogo Nacional. Este ha recorrido el país recogiendo opiniones, recogiendo fuerzas sindicales, políticas, intelectuales, campesinas, para plantear reformas. Pero también están como instrumentos la lucha sindical y el paro cívico, la protesta popular, el negarse a pagar tarifas altas de servicios públicos; está como instrumento la lucha estudiantil por las universidades oficiales a las que se ha recortado el 50 por ciento del presupuesto; están como instrumento las fuerzas político-militares del pueblo.
El problema es que es una lucha nacional, una lucha que abarca a todo el país. Si la industria está quebrada y no hay presupuesto, si a los empleados sé les restringe el alza de salarios a un diez por ciento, si Colombia pierde su soberanía ligándose a las imposiciones del FMI, si se quiere poner una camisa de fuerza a la prensa, así como está haciendo Belisario Betancur, quiere decir que el problema económico, social, político de la democracia abarca al conjunto de la nación. Entonces, todo instrumento de lucha, toda forma de protesta, toda opinión independiente, tiene que convertirse hoy, ya no en instrumento para protestar y plantear reformas, sino en instrumento que porte la decisión fundamental, y para ya de ser gobierno.
ANTONIO NAVARRO. Aquí ha sido tradicional que se individualicen las ganancias y se socialicen las pérdidas. Hoy nos están obligando a que todos paguemos los efectos de una crisis que no generé el país, mientras en la época de bonanza fueron unos pocos los que consiguieron los beneficios. En este periodo de crisis, entonces, e) Diálogo nacional no puede ser ni la única forma de lucha ni la solución a todos los problemas, menos cuando ese intento de buscar una solución civilizada al problema de la lucha social -que no ha parado, ni va a parar porque hagamos cese en la lucha armada- está cerrándose ante la incapacidad del gobierno de mantener sus banderas frente a la presión de los sectores de derecha. Hay una crisis gravísima que nosotros pensamos que no tiene que pagar todo el mundo.
"Aquí ha sido tradicional que se individualicen las ganancias y se socialicen las pérdidas"
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GARANTÍA DE DEMOCRACIA
Ustedes hablan del monopolio de los partidos tradicionales sobre el poder. ¿Qué garantías va a tener el pueblo de que efectivamente ustedes van a hacer un gobierno democrático y popular?
ANTONIO NAVARRO. "Por sus obras los conocereís". Por lo que estamos haciendo ahora, por quienes participan, porque no nos vamos a tomar el gobierno solos; yo creo que usted va a participar con nosotros. Todos los demócratas de este país tenemos que hacerlo juntos. Las garantías están dadas por la amplitud de fuerzas y sectores que participen.
Alguna vez, hablando con delegados del gobierno, nosotros le decíamos al Presidente de la República que por qué no usaba el apoyo popular que tenía para impulsar el proceso democrático; Que por qué un presidente que había logrado concitar tanta opinión favorable y mantenerla durante tanto tiempo, no convocaba esa opinión, a ese pueblo, a ese país, para que se produjeran las transformaciones que todo el mundo esperaba y que eran las únicas que podían consolidar el proceso de paz. Y en un momento dado el representante del gobierno nos dijo: "Mire, ustedes nos están diciendo que recurramos al pueblo, pero el que tiene el pueblo no tiene nada; porque el poder aquí lo tienen son instituciones concretas". Nosotros estamos convocando a ese pueblo porque tener al pueblo es tenerlo todo.
La garantía de que un gobierno nuevo sea democrático es, primero y fundamentalmente, quiénes participan en el logro de ese gobierno: si participan activamente, organizadamente las mayorías, si luchamos todos los demócratas y los que queremos la transformación del país, estamos seguros de que ese gobierno va a ser democrático que va a representar a unas nuevas fuerzas, unas nuevas instituciones, unas nuevas mayorías.
CARLOS PIZARRO. Si nosotros no somos capaces de desencadenar el protagonismo histórico de toda esta nación y de todo este pueblo, por supuesto que no va a haber democracia. El problema de la democracia no es simplemente ganar aliados, fuerzas, sino fundamentalmente lograr que todos se sientan parte de las decisiones y parte también de los sufrimientos, las angustias y los beneficios de una transformación social. Entonces, cuando el periodista -por ejemplo- se integra a ese proceso y participa para romper con las amenazas de rejas y engaños que le da el Presidente de la República, según dice la Revista SEMANA; cuando el obrero entra a ser parte de este proceso; cuando el campesino también se siente partícipe, indudablemente vamos a reunir un protagonismo nacional que es muy fuerte. Y ese es el sustento de la democracia.
En este momento, cuando vemos que ese protagonismo se vuelve activo, que la gente empieza a vivenciar esta lucha por la paz y la democracia en Colombia en los congresos, en los encuentros, en las luchas sindicales y cívicas, nos vamos encontrando con que es imposible que no podamos ejercer un gobierno de verdad democrático. No estamos arrastrando a la gente; estamos es abriendo las puertas para que la gente participe con nosotros en esta lucha. Aquí decíamos, antes de convocar a este congreso, que como organización política éramos demasiado estrechos, que éramos muy pocos los hombres que estaríamos decidiendo los destinos del M-19. Por eso convocamos a un congreso; que no fuera solamente el grupo de hombres que ha forjado el M-19 durante diez años los que tomaran las decisiones en este momento político, sino que pudieran participar representantes del conjunto de la nación. Entonces nos estábamos abriendo: para de verdad ser democracia, aun antes de ser gobierno. Esta concepción y esta práctica es la garantía fundamental de que siendo gobierno nosotros no impongamos en el país esquemas antidemocráticos para la solución de los problemas nacionales.
Hoy el desafío es ese: que en todas las jornadas de lucha, en el Diálogo Nacional, en el paro cívico, en la protesta popular, en las denuncias, en los congresos, o en cualquier búsqueda de soluciones, ir configurando el bloque que protagoniza la historia en Colombia. Y ese bloque está en gestación. Por eso, hoy es más posible que nunca plantear ser gobierno, plantear ser democracia, y plantear la paz como una alternativa para Colombia, después de haber oído hablar de paz y democracia por 150 años, sin haber podido vivirlas ni sentirlas.
Simplemente llenemos de protagonistas este proceso histórico. Hoy no podemos cerrar las puertas a nadie porque las mismas mayorías nos están diciendo, “ábrase, porque nosotros queremos decidir también". Y nos estamos abriendo: queremos ser de verdad la razón social de todas las luchas democráticas en Colombia, no sólo dando la posibilidad de actuar con nosotros, sino de decidir al lado nuestro.
VERA GRABE. No estamos convocando solo a las fuerzas del M-19 a ser gobierno, sino a la democracia. Eso es mucho más amplio y hay que aclararlo porque estamos convocando a todos los sectores interesados en la democracia y necesitados de democracia: a los industriales, a los cristianos, a los campesinos, a los trabajadores, a los estudiantes... Entonces, además de que el M-19 siente la necesidad de ampliarse, está convocando a muchos sectores a que sean gobierno; un gobierno que exprese la esencia de la democracia, es decir, un gobierno pluralista.
Navarro mencionó que un representante del gobierno le dijo algo sobre el peso real de las instituciones... Ustedes son una institución como son las organizaciones populares, las centrales obreras, y las demás organizaciones armadas. La historia de las relaciones entre estas instituciones en los últimos treinta años ha sido conflictiva, y en estos días estamos viendo esas denuncias y contradenuncias entre las FARC y el grupo Ricardo Franco, por ejemplo. ¿Qué progresos se han hecho que puedan hacer pensar que estas relaciones van a funcionar de una manera menos conflictiva en el futuro?
CARLOS PIZARRO. No creo que sea cierto que este sea un país de grandes instituciones. Lo que hay son cantidades de sectores sociales y cantidades de líderes naturales del pueblo que no caben en las actuales instituciones. Hay que crear un marco institucional que permita la participación de todos estos sectores que han permanecido ajenos al proceso de toma de decisiones en el país. Hay cantidades de movimientos cívicos que empiezan a surgir contra toda institución y a buscar los elementos de unidad que les permitan ganar realmente una presencia de fuerza y de posibilidad histórica: los movimientos cívicos del oriente antioqueño, por ejemplo, los de Nariño y tantas otras partes del país.
Ahora, por supuesto que también hay elementos institucionales que se suman a este proceso. Por ejemplo, la convocatoria de desagravio por parte de las centrales obreras a lo que se hizo aquí, en esta zona, para impedir el congreso. El Diálogo Nacional sirve para eso. Es un proceso de acuerdos y hechos que integra los objetivos que nos proponemos todos. La identidad lograda en tal proceso evitará en el futuro la pugna, la carnicería entre las fuerzas de la democracia. Y el Diálogo también es útil para darle cierto marco institucional a una cantidad de sectores que están siendo aplastados por negárseles toda posibilidad a que hagan presencia política. El Diálogo Nacional es, pues, un proceso de búsqueda de nuestra identidad de objetivos, criterios y propósitos.
Es imposible que una sola organización globalice toda la diversidad de este país; no podemos meter en una organización todo el pluralismo de este país, pero, de todas formas, las organizaciones que pretendan avanzar con las mayorías, tienen que generar en su seno ese pluralismo. Y por eso la lucha nuestra; como organización, es también por mantener nuestro pluralismo y nuestra diversidad a nivel interno, y darle cabida al mayor número posible de sectores. Se trata de lograr la mayor identidad en una sola organización; pero en una organización volcada hacia las otras, hacia las instituciones, de modo que nuestro pluralismo sea mucho más rico.
GUSTAVO ARIAS. El proceso está botando una nueva realidad en el cómo nos vinculamos las organizaciones armadas al pueblo, cómo el pueblo se integra cada vez más a estas organizaciones y la simbiosis organización armada-pueblo, pueblo- organización armada es cada vez más evidente. Los progresos en la unidad guerrillera -menos indicativos pero no menos importantes- son todavía tibios, no tienen aún la firmeza que requiere el proceso revolucionario, pero son cada vez más firmes, en la misma medida en que va siendo mucho más exigente la unidad guerrilla-pueblo, pueblo-guerrilla.
ALVARO FAYAD. Lo que estamos viviendo hoy aquí es que hay un país institucional y otro que no está en esas instituciones, que se está levantando, que quiere hablar y que quiere ejecutar su propio destino. Nosotros no aceptamos el honor de ser institución. Por eso estamos diciendo que todo hombre que luche por la democracia, los que se inscribieron en Hobo y Corinto, y quienes se han sumado al Diálogo Nacional, tenemos que ser un movimiento político y social. Hoy todo el que lucha, en la universidad, en el paro cívico, o en el cabildo, ya sea en el campo de la ecología o de los derechos humanos, es decir, todo el que esté identificado con la democracia y la paz, es parte del M-19. Sobre ellos va nuestro apoyo y toda nuestra decisión de acompañarlos en sus luchas.
El gobierno pretende hacer de cada propuesta nacional de renovación una institución y ni siquiera quiere hablar de remozar las que ya existen. Así, el diálogo que debe ser una cuestión de cabildos abiertos y de plazas públicas, lo quisieron convertir en una institución en salones cerrados. Y la Constitución que si es una institución -de asas bien grandes, elefantiásicas- ya le queda estrecha al país. Los partidos políticos también son verdaderas instituciones, pero no son vocería, ni instrumentos de ejercer la democracia como son el cabildo abierto, el paro cívico, la protesta de ese país real y vivo, ese que no cabe en las instituciones. A ese país no institucional es al que le estamos diciendo ahora, juntémonos y hagamos un nueve orden económico y político; juntémonos y hagamos una nueva manera de vivir, de ejercer nuestras opiniones y nuestros destinos, y hagamos de verdad a Colombia una nación donde haya una economía en función de las mayorías, donde haya una libertad en función de las mayorías, donde haya partidos políticos, varios partidos políticos en función de las mayorías. Ese es el gobierno que queremos: pluripartidista, con economía abierta, con prensa libre y fundamentalmente en función de la dignidad, la soberanía y el bienestar de una nación que ya se lo merece.