Franklin Legro Segura
Abril 2013
Después de firmada la constitución política de 1991 cada momento político que ha vivido nuestra nación ha tenido para nosotros una gran enseñanza, hemos tenido oportunidades políticas brillantes de gobernar regiones, de tener representación política en la estructura del estado municipal, departamental y nacional, y no se ha podido consolidar un movimiento por la democracia y por la igualdad social que nos lleve a disputar con fortaleza la Presidencia de la República de Colombia, muy a pesar de vivir en una sociedad muy desigual, con mucha concentración del poder no solo político sino también económico, donde una gran parte de la población vive en la miseria, en el rebusque, y otra gran parte ha tenido que emigrar a otras latitudes, o países algunos hasta muy cercanos con el propósito de huirle al desempleo, y a la violencia que arrastra a nuestro país a una situación inviable.
Por otro tenemos una Estado que se ha manejado con una alta dosis de corrupción, por unos partidos políticos totalmente convertidos en empresas electorales donde muy poco importan los programas o las tesis sino solamente el influjo del poder y el manejo a través de los medios de comunicación de las angustias sociales y las necesidades ciudadanas, además de la politiquería y el clientelismo.
Un Estado con unos niveles de recaudo de impuestos de los ciudadanos francamente altos que se convierte en una tentación, viene entonces aquí la pregunta del millón: Por qué entonces en una disputa política normal por los votos de los ciudadanos nuestras propuestas no son convincentes para la gran masa de personas que deciden y que se transfieren en las elecciones el poder que la democracia les da de elegir a sus representantes… y la respuesta debe ser porque no hemos tenido la suficiente capacidad de presentarle al pueblo una propuesta fuerte y coherente de como manejaríamos el Estado en caso de ganar.
Esto tiene que ver con cambiar una lógica perversa y un chip incrustado en nuestra mente que es el tema de la oposición, de la denuncia, de la movilización en contra de algo, ya deberíamos cambiar el discurso interno de nuestras propias contradicciones que muy poco le interesan al pueblo por algo más espectacular hacia los ciudadanos que les diga que nosotros gobernaríamos el país con gente experta y probada que la tenemos y que haríamos cuatro o cinco cosas concretas para generar ingresos a los ciudadanos a sus familias.
La clave está en el manejo de los propios recursos que recauda el Estado, que son cuantiosos y que servirían para brindar educación gratuita total publica a los ciudadanos que la requieren, un sistema de salud publico contributivo y subsidiado que le dé a los ciudadanos una atención adecuada, combinado con un sistema privado al que accederían los que tengan disposición económica para hacerlo, un programa de vivienda …., pero sobre todo un programa de generación de empleo y de ingresos dirigido hacia los jóvenes desde el colegio y la universidad, y una atención especial a la zona agraria del país brindándole a cada familia la seguridad que da el monopolio de la armas en las fuerzas armadas, además de insumos agrícolas, y animales para su vida y su cosecha.
Ser progresista es tener una visión política amplia ciudadana, cuyo esencia fundamental se basa en la persona, en el ser humano y hacia él se deriva todo nuestro programa donde la propuesta principal es hacerle a la gente la vida más cálida , más amable, más en familia, utilizando para ello toda la batería disponible que el Estado tiene en programas de instituciones como el SENA, las universidades, el Bienestar Familiar, Familias en Acción, poniéndole rostro humano a su accesibilidad.
Con todo esto, progresistas tiene una gran oportunidad de ser una opción política ganadora en el país, no hay que pensar que el aumento del umbral es la principal traba que aparece en el proceso, de hecho el umbral ha sido superado, lo que debemos superar es la excesiva debilidad que ponemos a nuestras posibilidades, y más que análisis políticos que son necesarios hacerlos todos los días por las cambiante situación política del país nos hemos convertido es en adivinos sobre los posibles resultados electorales; soy un convencido que los postulados progresistas como: Gestión humana, NO la corrupción, mínimo vital de agua y cambio climático, son convincentes para unirnos con otros sectores y obtener la representación suficiente en la primera prueba que son las elecciones al congreso en el 2014, y que además todos sabemos que son decisivas para quebrar la lógica política del país que pretende mostrar una disputa entre santos y Uribe y nosotros como observadores temerosos de mostrar una tercería y una fuerza valiente que saque curules importantes al congreso.
Con estas propuestas como plataforma fundamental y mostrando que no partimos de cero, que la experiencia y capacidad de hombres y mujeres está por encima de cualquier dificultad interna y que además contamos con la Alcaldía de Bogotá que ejerce con mucha valentía Gustavo Petro, es la prueba fundamental que podemos hacer bien las cosas y ser una propuesta ganadora.
En cuanto al tema presidencial hay que ponerse una camisa más amplia, y necesariamente con esos sectores con que llegaremos a una nueva realidad política al Congreso de la República, ampliar el horizonte de la mirada hacia el país para buscar las confluencias de comenzar a ser gobierno hacia el inmediato futuro que es la consolidación del 2018 como un punto de llegada en la lucha por la presidencia de Colombia,
El progresismo que no puede pretender ser tan solo un partido político más, debe convertirse por su propuesta amplia en una idea de cambio, de participación política de los ciudadanos sin estructuras tan complicadas para su ingreso o participación, con nodos reales y virtuales con participación unipersonal o unifamiliar de los ciudadanos, que sus estatutos y parte normativa sean tan solo una docena de principios y postulados que le den la seguridad al ciudadano que a través de su presencia o por las redes sociales está construyendo para las futuras generaciones un proyecto de país donde podamos vivir todos con opciones de trabajo y seguridad y este tema es también vital, por que mostrará que a la política progresista le interesa mucho el tema de la seguridad ciudadana que parte tan solo de la premisa fundamental de invertir los recursos en la educación en la salud y en el cuidado de los recursos públicos.
Debemos contribuir también en un gran debate y de altísima necesidad del papel de los medios de comunicación y con serenidad decir que se requiere más apertura hacia el reconocimiento de la labor que en la búsqueda de la paz y el progreso del país hemos estado haciendo.
Por tanto se requiere de manera urgente, colocar ya en el estado publico los nombres de los ciudadanos que harán parte de las listas nacional y regionales y establecer mecanismos de inscripción y participación de quienes deseen hacer parte, organizar la confluencia con otros sectores y comenzar a recoger las firmas para su inscripción, las regiones jugaran un papel muy importante porque la búsqueda de cámaras regionales esta también al orden del día, esto se hará también en reunión pública que solicitaremos a los organismos electorales del país.
Darle mayor fuerza a la acción política del momento que es muy válida, como organizar el encuentro nacional progresista con la idea que está acordada de que sea una expresión amplia de la participación de quienes deseen hacerlo de todas las regiones del país y definir la hoja de ruta del día a día de nuestra participación y aporte al país