UNA VIDA DE COMBATE… MUERE EN COMBATE
Hoy 28 de agosto de 1985, muere en combate nuestro comandante Iván Marino Ospina, dando testimonio de una vida entregada a la causa de la democracia y la justicia social, y haciendo valer hasta el final su condición de patriota en armas. Por tres horas resiste la acción de fuerzas combinadas del ejército y la policía, cuyo despliegue solo guarda proporción con la talla moral y politica de nuestro Comandante Iván.
Iván muere enfrentado a los guardianes de una minoría oligárquica que se decidió por la guerra y dio la espalda a la voluntad mayoritaria de los colombianos.
Miembro del Mando Central del M-19 y comandante General de la organización hasta febrero de 1985, alza las banderas de la rebeldía desde temprana edad. Hombre integral, infunde en cada uno de sus actos el coraje, la decisión y el heroísmo que caracterizan a nuestro pueblo.
Su muerte no es, por tanto, un golpe al M-19, sino una pérdida para todos los que aman a este país y desean para sus hijos un futuro de bienestar y dignidad.
Los sucesos de hoy están enmarcados por la decisión de unas minorías, negadas al cambio, de aniquilar a las fuerzas populares garantes del proceso de Paz.
Pero la muerte de Iván Marino Ospina no es una agresión más. En ella se plasma la voluntad oligárquica de elevar los niveles de la confrontación política y militar al punto de no retorno. Y ya nos son las Fuerzas Armadas poniendo la cara por la clase gobernante: porque ella ha expresado su mandato de guerra, legitimando, en carta enviada al presidente Betancurt, esta nueva ofensiva de impredicibles consecuencias.
Por ello, hoy, con el inmenso dolor de la patria que se desangra, pero tambien con la dignidad de combatientes integros y totales, respondemos ante los enemigos del pueblo como lo hemos hecho siempre: siendo mejores en la lucha, renovando nuestra vocación sincera y amplia por la unidad de todos los patriotas que anhelan el cambio, y reafirmando la decisión de construir un gobierno de mayorías que se empeñe en el logro de la paz definitiva.
Hoy el duelo significa combate, y es voluntad inquebrantable de victoria; porque no descansaremos hasta construir una Colombia donde la justicia sea el pan de cada día. Fieles a este compromiso y a esta voluntad, no vacilaremos ante los riesgos ni escatimaremos esfuerzos en el logro del propósito nacional.
Con el pueblo,
Con las armas
¡Al poder!
Movimiento 19 de abril, M-19
Agosto 28 de 1985
Iván nace el 16 de abril de 1940 en el norte del Valle, que es uno de los centros de la VIOLENCIA en Colombia.
“Habiamos vivido en una casa malita. Quedaba en la Tulia, cerca de Roldanillo, Valle, donde nací. Tenía dos piecitas y una letrina. Pero estaba rodeada de puras flores.
A pesar de que mi abuelo era muy rico, nosotros vivíamos en la miseria. El nos trataba con desprecio porque éramos conservadores. No nos daba ni un centavo. Nos fuimos para Tuluá. Mi papá cambió la casita rodeada de flores por una carreta y un caballito. Después de haber tenido tantas tierras el viejo murió sin cinco. Mi tío, Juán Marín, me había hablado mucho de Gaitán. Había logrado que se me convirtiera en un ídolo. Cuando lo asesinaron sentí mucha tristeza..pero mas que su muerte me dolió ver como mi papá, que era tan pobre, subió corriendo al monte a esconder su carretica y su caballito para que los liberales no se los fueran a incendiar. Ese día nos encerraron rápido a rezar el rosario…A mi mamá y a nosotos, sus nueve hijos, nos mantenía con lo que cobraba por los viajes que hacía con esa carreta.
Nos turnábamos para cocinar y conseguir la leña. Nos desayunábamos con arepa y agua de panela. A nosotros nos unió la pobreza.
El hambre nos obligó a emigrar a Pereira. Papá vendió la carreta y el caballo y allá alquiló una casa.
Mi papá era dirigente laureanista en la región. "El condor" y otros "pájaros" famosos del Valle eran amigos suyos. Yo me crié entre ellos…Además de los pájaros, a mi casa también iban los liberales. Ellos visitaban al viejo porque el influía para que los conservadores no les quitaran sus fincas. Y… mi mamá era liberal…Con mis primos, hijos de mis tíos Marín, líderes Gaitanistas, íbamos al Puente Blanco de Tuluá a mirar cómo cuadraban los camiones repletos con los muertos sin cabeza que llevaban a enterrar.
A esa edad, 9 años, era ya mucha la gente descabezada que había visto yo. A los 6 años disparé el primer tiro.
A pesar de que los liberales me caían bien por ser los perseguidos, yo admiraba al Cóndor. Mi papá me decía que él había salvado a muchos conservadores de los pájaros liberales. "El Cóndor" me tomó cariño. Le gustaba que yo fuera rebelde. Quería hacer de mí otro "pájaro".
Ese muchacho va a ser peposo, decía. Quería decir que iba a ser pistolero. "El Cóndor" se había refugiado en Pereira. Yo lo visitaba todos los días muy tempranito. Una mañana encontré su cuerpo tendido ahí. Lo mataron los guerrilleros de "Chispas", liberales ellos.
En ese entonces, cuando observaba tantos cuerpos mutilado, tantos acribillado, tantos torturados, tantos sangrantes, no podía entender que el ejército fuera tan impotente que no pudiera acabar con la masacre. Siendo todavía muy niño, me daba cuenta ya de que la solución del problema debía ser militar.
Y luego, al recordar cómo los pájaros habían asesinado a mis tíos, cómo los guerrilleros liberales habían matado al "Cóndor", y cómo mi papá me explicaba que la violencia que yo veía entonces era la respuesta que le daban los conservadores a la violencia que los liberales habían desatado en los años 30. Para mí fue claro que tanto los unos como los otros , liberales y conservadores por igual, eran los culpables de la masacre.
Por ese motivo y, por la impresión profunda que los asesinatos del "Cóndor" y de mi tío Antonio me produjeron, decidí declararle la guerra al sistema liberal y conservador…Entonces me incorporé a la guerra definitivamente.
Desde que cumplí 12 años, comencé a concretar mi rebeldía. Estudiaba en un colegio oficial de Pereira, el Deogracias Cardona. En 1953, cuando cursé primero de bachillerato, organicé la Federación Estudiantil Caldense junto con Manuel Vasquez, un compañero de colegio y otros. Yo aparecía como el representante de la juventud conservadora.
A menudo en Pereira pasaba junto a la “Casa del Pueblo”. Era la sede que el Partido Comunista tenía en Pereira.
Como la gente hablaba cosas tan horribles de los comunistas, que se comían los niños, que separaban a los hijos de los padres, salí de ahí muy nervioso. Pero…yo estaba de acuerdo con ellos. Regresé a mi casa. Asustado, lleno de remordimientos, me encerré a rezar el rosario sin que mi mamá se diera cuenta.
Mis primeras acciones clandestinas consistieron en repartir un periodiquito comunista que se llamaba “La verdad”. Todos los sábados y los domingos iba a distribuirlos en las veredas campesinas cercanas. Yo le llegaba a mi mamá con la ropa manchada, llena de barro. Pero a mi no me importaba. Había cogido la lucha con tanto cariño!...yo en esas, yo que rezaba el rosario toodos los días.
Desde que ingresé al partido, para mí solo existía eso: el Partido Comunista.
Nada más …veía pasar tanta hambre a mi familia, que, realmente, yo lo necesitaba
Cuando tenía 16 años, el Partido me comisionó para que le hiciera una entrevista a Teófilo Rojas, "Chispas", ese guerrillero liberal que hizo masacres tan horribles. Tenía miedo ir. Pero el Partido insistía en que averiguara si Chispas estaba dispuesto a actuar bajo su dirección.
Permanecí una semana en el campamento de "Chispas"…Al poco tiempo de estar con ellos me dí cuenta de que no había nada que hacer…Pero ahí empecé a ver que también se podía hacer la vida de las armas: si estos tipos, brutos, que mataban campesinos, que violaban mujeres indefensas, que cometían las atrocidades mas grandes, podían subsistir en el monte, por qué una guerrilla, que fuera de verdad amiga de los campesinos y que luchara honestamente por tomarse el poder para los pobres, con mayor razón, no iba a lograrlo?
Hacía tiempo que me había convencido de que en Colombia se necesitaba un cambio y que ese cambio solo podía lograrse si se utilizaban las armas. A las buenas, los conservadores o los liberales no iban a abandonar el poder. No iban a abandonarlo. Entonces comencé a insistir en que me enviaran a la guerrilla.”
PABLO UNA LLAVERÍA DE 25 AÑOS
“A Pablo lo conocí en 1959 durante una reunión nacional de la Juventud Comunista. Ambos éramos muy buenos activistas. Nos hicimos amigos, nos volvimos como hermanos. Hicimos llave. Criticamos el burocratismo que había dentro del P.C. Eramos críticos duros. Organizamos la Resistencia Patriotica Juvenil, participamos en operaciones de solidaridad armada con Marquetalia. Pusimos bombas…y yo era el responsable político de la Juventud Comunista en Caldas…Entonces el P.C apoyaba al Movimiento Revolucionario Liberal de alfonso López Michelsen, unidos luchamos contra el Frente Nacional. Fueron varias las veces que me metieron a la cárcel y que me garrotearon por poner avisos de propaganda a favor de López.
En 1961, el Partido me envió para el Consomol, la escuela de cuadros que tienen en la Unión Sovietica. Ahí me enseñaron Marxismo-Leninismo. A Pablo lo mandaron también.
Regresamos decididos a ingresar a la guerrilla. Insistimos en que por la vía electoral era imposible tomarse el poder: la burguesía colombiana es demasiado inteligente y demasiado ágil como para soltarlo así, por las buenas. Varios prometimos incorporarnos a la guerra. Me acuerdo de Hernando Gonzalez, murió combatiendo con las FARC en Ríochiquito, bajo el mando del comandante Ciro. De esas personas, solo Hernando Gonzalez, Pablo y yo cumplimos la promesa de luchar para tomarnos el poder por las armas o morir combatiendo. Apenas regresamos de Moscú establecimos contacto con la gente de las FARC…Me fui para el monte en 1966, ingresé con Pablo a las FARC. Creía que entonces combatiría por fin contra el ejército. Acababan de matar a Camilo.
Al comienzo, hasta la caida de una hoja me impresionaba…Pablo y yo nos perdíamos, no sabíamos orientarnos, no podíamos manejar la brújula. La nuestra era el campesino.
Pablo se fue a la guerrilla como responsable político del grupo del Comandante de las FARC, Manuel Marulanda Velez…Yo era el responsable político del grupo de Ciro, entonces Sub-comandante de las FARC. Pablo llegó al Huila y yo al Quindío. Al poco tiempo, también a él lo enviaron al Quindío para trabajar en llave con la gente del Cauca y del Valle. Entonces hicimos nuestra vida guerrillera juntos. Protestábamos. Éramos muy críticos. Lo que ocurría simplemente, era que veíamos que tal como iban las cosas, la revolución estaba muy lejana.”
EN BUSCA DE LO NUEVO: EL M-19
“Desde que dejé las FARC, tuve la idea de crear una organización revolucionaria amplia, abierta, donde no se exijan tal cantidad de requisitos. Donde tenga cabida toda la gente”.
Al salir de las FARC, Ivan Marino busca nuevos horizontes en Venezuela, impulsado por el ideal de luchar por la libertad de América Latina. Por eso al quedarse sin piso, decide regresar a su patria en 1970.
A la semana de haber llegado, es detenido en la Plaza de Bolivar de Pereira cuando se le dispara una pistola en el bolsillo. Es torturado y permanece en la cárcel de Cartago hasta que bajo el gobierno de Pastrana, con el levantamiento temporal del Estado de Sitio, queda anulado el Consejo de Guerra que lo había juzgado.
Busca trabajo para subsistir, pero sobre todo busca viejos compañeros como Lucho Otero, Pablo y Gustavo Arias para abrir nuevos trabajos revolucionarios. Estamos en 1972.
Serán los comienzos de lo que será el M-19. Vienen reuniones para crear una organización que sirva de apoyo al movimiento guerrillero existente y desarrolle la lucha armada en la ciudad.
Son años de construcción de un proyecto del cual Ivan es pilar, contribuye a idear, planificar y ejecutar todo nuestro accionar político y militar.
El solle Jaime Batemán encuentra en la mentalidad práctica y aterrizada de Iván el complemento necesario para materializar los sueños. Su papel es concretar las ideas en planes, medios, necesidades a resolver, obviamente dentro de un colectivo de dirección, es la rienda a los bríos y velocidad del visionario Bateman, en función de asegurar y garantizar las acciones y propuestas. Acompañó esto una enorme facilidad para hacer amigos y convencer, fruto de la sencillez y la seguridad que da una profunda convicción de luchar por lo justo y posible.
Cómo parte de la dirección, desde 1975 hasta 1979 Iván tiene bajo su responsabilidad el regional de Occidente desde donde contribuye a formar toda una generación de dirigentes que se desarrollaron dentro de un espiritu de amor y entrega a su organización.
Iván está presente como dirigente, orientando y participando, fijando y plasmando criterios políticos, militares y orgánicos.
Cada hombre imprime a su obra su sello particular. Y cuando ese hombre es parte fundamental de un proyecto y de una organización, este sello personal se refleja en un estilo de dirección, de acción política y línea de conducta hacia un colectivo y un país.
Así, todos conocimos a Iván incansable en insistir en que sólo garantizamos el proyecto, si forjamos organización. De su obsesión por la unidad: interna y hacia las demás fuerzas guerrilleras.
De su papel como fiscal y vigilante de que se respeten y cuiden los bienes e intereses del pueblo y su organización. El mismo se definía como la conciencia crítica del M-19, y obviamente ese resulta ser un papel muchas veces poco cómodo y desagradecido.
Pero a nuevos hechos nuevas exigencias. Con la recuperación de las armas del Cantón el M-19 adquiere su mayoría de edad y salta al país como un proyecto político.
Por primera vez se decide destapar –aún a medias- a tres dirigentes visibles del M-19: Pablo, Iván y Carlos Toledo. Y la represión que desata el gobierno de Turbay en respuesta a esta operación nos facilita esa tarea. Porque la cárcel saca a la luz a muchos dirigentes que comienzan a proyectarse hacia la nación.
Pero antes Iván, como todos los demás resistirá la dura prueba de la tortura, y saldrá de ella victorioso.
“Dos semanas después de la recuperación de las armas nos detuvieron en Cali, en nuestra casa del Camino Real. Fue el 15 de enero a las cuatro de la mañana, recuerdo…allanaron la casa. Reventaron la puerta. Despertaron a golpes a los niños dormidos. Los obligaron a levantarse. Encapucharon a Fanny. La amarraron. La tiraron al suelo. El niño menor, de tres años, comenzó a llorar. Los otros de doce y trece, miraron en silencio.
A ellos los detuvieron 25 días en el Batallón Pichincha. Los interrogaron. Los niños no hablaron. A todo contestaron “no se”.
Fanny estuvo diez meses presa…
A mi me llevaron vendado a una casa del Barrio Tequendama de Cali, donde quedaba nuestra Cárcel del Pueblo. Me amarraron a una esquina del patio y estallaron granadas de gases lacrimógenos a mi lado. Sentí que me iba a ahogar…Luego me condujeron a una finca junto al río Pance. Me sometieron al submarino…hasta que perdí el conocimiento…Cuando recobraba la conciencia me decían que sólo me dejarían tranquilo si les entregaba las seiscientas armas que tenía guardadas. Esa tortura la dirigió un suboficial del B-2…Después me llevaron al Batallón Pichincha…ni se cuantos días me dieron garrote. Perdí la noción del tiempo. Un día me pusieron una ruana para tapar mis manos atadas por las esposas y me montaron en un avión de Avianca. Debía estar muy pálido. Nadie me dijo nada. Llegué a Bogotá, me condujeron a Usaquén. Me vendaron. Me trasladaron a las cuevas del Sacromonte para reanudar las torturas. Al ver que nada me hacía hablar, repetían la tortura, la repetían una y otra vez. Soporté diez o quince días sin comer, de pié casi todo el tiempo…Los militares insistían en que delatara a mis compañeros. Y me torturaban, durante horas, durante días.
Luego de quince días de detención cesaron mis torturas. Me trasladaron a la prisión del Barne, en Tunja. Luego me trasladaon a Bogotá.
Permanecí diecisiete meses preso en la cárcel de la Picota..
El soportar o nó la tortura depende básicamente del nivel político que se tenga. Si uno está convencido de la justicia de la causa, no habla ni delata por más que lo vuelvan picadillo”
En momentos en que mas duro nos golpea la represión, surgimos con vigor renovado. Nueva y mas gente se acerca. Nos encontramos ante el hecho de que ya no somos una organización, sino un proyecto para Colombia.
Y eso quiere decir: dirigentes de cara al país.
Por eso, rota la clandestinidad y lanzado al país, Iván y luego el conjunto de compañeros detenidos, van a adquirir dimensión de figuras nacionales. La cárcel se va a convertir en nuestra oficina pública: así, hombres volcados hacia lo interno, hacia la organización, enfrentan el reto de dar respuestas a un pueblo.
Iván así lo palpa y comienza a responder.
En junio de 1979, celebramos la VII conferencia, en medio de la más feroz represión turbayista. A esa conferencia nos llega una carta de Iván –que no está en el archivo pero si en la mente de todos- Ella marca una pauta de lo que somos y debemos ser, además de que es una enorme inyección de moral porque resume una confianza y un ánimo que rompen cadenas. Demuestra que la cárcel no logra encerrar las mentes libres y dignas que además de ser una prueba moral, se convierte en centro de la política nacional. Es necesario ser mas ambiciosos porque somos de hecho una esperanza real para el pueblo, que debe traducirse en un proceso amplio, abierto, donde tenga cabida todo patriota, desde los trabajadores, los campesinos, hasta los democrátas honestos y militares nacionalistas.
Este es nuestros salto para erigirnos en un proyecto democrático nacionalista que busca colocarse a la altura de las urgencias de un país.
EL M-19 UN PROYECTO NACIONAL
(De la entrevista realizada por Carlos Fazio de la revista mexicana “Proceso” a Iván Marino Ospina, Alvaro Fayad, Carlos Pizarro y demás dirigentes detenidos en la Picota, el 15 de marzo de 1980, cuando la toma de la Embajada de la República Dominicana)
C.F: ¿En qué etapa seencuentra el M-19 en su capacidad de convocatoria al país nacional de que hablaba Gaitán? ¿No existe el riesgo de que el M-19 quede aislado de las masas?
M-19: En esta Colombia amarga, ancha y ajena, no existe si no un riesgo: el riesgo de equivocarse de enemigo; de equivocarse de criterio o de actitud. Si el enemigo es la minoría antidemocrática, antipueblo y antinacionalidad: si el criterio es la unidad para el combate donde cabemos todos: liberales, conservadores, democrátas, nacionalistas, indígenas, obreros, profesionales, religiosos, estudiantes, mujeres y hombres; si la actitud es de lucha y de triunfo, vamos a acelerar el reencuentro de las mayorías nacionales, con un proyecto nacional y una organización (como suma de fuerzas) nacional.
Si existe un proyecto nacional, en lo económico, político y social; si existe una organización que lo implemente y lo articule y si existe un pueblo que se identifica y se representa y participa; el único riesgo que queda entonces es cruzarse de brazos.
Y el Movimiento 19 de abril (M-19) como organización nacionalista revolucionaria está dispuesta a todo, menos a ver hundirse la patria, perder la nación y asfixiarse un pueblo en la miseria, el analfabetismo, la insalubridad y el desempleo, sin una industria nacional, sin independencia y sin democracia.
Tenemos una audiencia nacional; tenemos soluciones económicas sociales y políticas y tenemos la convicción razonada y sentida del triunfo.
C.F: ¿Está preparado el M-19 para resistir la marejada represiva que vendrá despues del desenlace de la toma de la embajada: ¿Está preparado el pueblo?
M-19: Se resistirá de una sola manera: a través de la UNIDAD de todo el pueblo, de un país nacional, de sus organizaciones políticas, gremiales, amplias, legales, cerradas, ilegales, clandestinas. Se resistirá en la medida en que de un lado vayamos ubicando al pueblo, a las masas, a los explotados, en plan de guerra, de combate, de lucha, contra sus explotadores. Esto, naturalmente, no es labor de un día para otro: es un largo proceso que se ha venido recorriendo y a nosotros nos cabe darle un empujón más. Eso estamos haciendo.
Colombia ha enfrentado represiones. Ahí está la “Violencia”. Ahora será un país más maduro, más hecho. La unidad es la clave del éxito. El combate es el camino. La democracia, la justicia social, y la independencia nacional, el objetivo. Así están las cosas.