"A los que creyeron en esta utopía. A los que creyendo en ella murieron. A quienes por creer en ella vivimos. Dedicado a los miles de etc., etc., sin bando, depositarios de la gloria y de nuestro amor, recuerdo y llanto. Dedicado a los cientos de anónimos que día a día construyeron esta historia. Que vivan todas y todos para que sólo podamos morir de amor, de ilusión, de paz o quizá de tiempo." (Aquel 19 Será - D.Villamizar)
Movimiento 19 de Abril M-19
Porque siempre habrá un motivo, porque siempre llegará un abril
CARTA ABIERTA
A AFRANIO
Y A LAS MILICIAS BOLIVARIANAS
He leído con sorpresa pudiera decir, los documentos que tú, Afranio, has escrito a las milicias. Con una muy agradable sorpresa, porque siento que la carreta que en ellos se expresa resuelve una buena parte de los problemas de ligazón entre la propuesta global de gobierno pactado y las tareas más próximas y pequeñas de la construcción de ese gobierno en la vida cotidiana. Y porque allí se esboza una concepción de la democracia desde abajo, desde la base, que empata bien con nuestro discurso global; democracia que por otra parte, es esencial coma practica y como perspectiva en la busca de una nueva sociedad, un nuevo proyecto de nación que es por lo cual luchamos, morimos y vivimos.
Pero vamos por partes. En esas cartas, pides que llamemos a las cosas por su nombre y que hablemos de gobierno en el nivel en que ese gobierno existe, el nivel popular. Es que el nuevo gobierno ya existe en las mil formas en que nuestro pueblo va resolviendo los problemas de su subsistencia, en las expresiones de su autogestión que aparecen por todas partes en el país, en los paros cívicos que aunque de manera transitoria e inestable, ejercen el gobierno de hecho de regiones enteras, en los autoconstructores de vivienda que se organizan con gran autonomía económica y social, en los indígenas que construyen a azadón, machete y bala su autonomía, en las milicias bolivarianas herencia de los campamentos, en todo ese país extrainstitucional que va convirtiéndose en una nueva nación, la verdadera nación.
Has logrado ligar, Afranio, el mundo pequeño de lo comunitario con el objetivo político global. Esas organizaciones locales que existen como hongos en todo el tejido de la sociedad tienen sentido como instrumentos de gobierno popular, como expresión de la democracia que no se limita a lo local, sino que en su dinámica política y en su fuerza potencial, apunta a la construcción de un gobierno de verdad-verdad que arranque a la oligarquía la dirección global de la sociedad, para que sea posible la Colombia con que soñamos todos.
PODER POPULAR, ¿POR LAS BUENAS?
La discusión sobre sociedades como la nuestra que muestran altos índices de extra institucionalidad, o marginalidad o informalidad para no jorobar con los términos, está de moda en el continente.
Por ejemplo, los autores de El otro sendero quieren hacernos comulgar con piedras de molino, diciendo que la economía informal es la verdadera revolución, pacífica y noble, que hace innecesario el enfrentamiento con la oligarquía a quienes llaman a "entender", a "sensibilizarse" ante los problemas de los pobres y "ayudar' a las clases más necesitadas". Mejor no lo hubiera dicho la doctrina social de la iglesia, que compartiríamos plenamente si bastara con un llamamiento a la buena voluntad. Pero la experiencia histórica demuestra que para que la convicción funcione en las encallecidas almas de los oligarcas, es necesaria una muy grande dosis de fuerza. Por otro lado, aunque todo el planteamiento del libro identifica muy bien las potencialidades de la economía informal, la creatividad que nuestros pueblos desarrollan para evitar que se los coma el tigre, no les da ningún sentido político a esos elementos que pueden ser revolucionarios si se acompasan a un proyecto de transformación social. La acumulación cuantitativa de formas alternas económicas y sociales, de organizaciones populares, no es necesariamente revolucionarias; en Colombia hay más de 12 millones de personas afiliadas a cooperativas, casi la mitad de la población, y con ello los valores solidarios del cooperativismo no han avanzado más de unos centímetros, pues su peso político no se corresponde para nada con el volumen de sus afiliados. Porque ahí está la esencia. La revolución es un problema de calidad, de política, de poder. Si la informalidad de la que nos hablan los autores del libro en referencia levanta las verdaderas banderas de la democracia y el pueblo que salen de su propia práctica, y unida a otros sectores que defienden los mismos intereses, se plantea el problema del poder para el pueblo, ese pueblo que "demuestra cada da una energía y un ingenio extraordinarios", como acertadamente anota el libro, entonces, sí habrá comenzado una verdadera revolución, la cual está empezando ya con la construcción del gobierno por la base.
A nosotros, quienes hemos sido los primeros en Colombia en comprender el valor revolucionario de la marginalidad, la Lectura del libro debe servir también para que nos pongamos truchas en comprender mejor todo el fenómeno de la informalidad, pues es evidente que sectores anti-revolucionarios están estudiando con seriedad lo que pasa en ese terreno y buscando fórmulas para impedir que se convierta en el verdadero talón de Aquiles del sistema. Una parte del éxito de Ernesto Samper, con motivos simplemente electorales, ha sido apelar a esos grupos sociales, o al menos a los sectores menos empobrecidos de esos grupos, tal vez de manera intuitiva en su caso. Pero ese no es el caso de Vargas Llosa, prologuista del libro del que hablamos, quien está asumiendo la vocería de los falsos pero estudiosos profetas que predican el cambio sin revolución.
En Colombia, un grupo de intelectuales y algunos dirigentes populares han identificado correctamente esa informalidad como una característica esencial de nuestra sociedad y han reconocido su potencial revolucionario. Pero hasta ahora no han acertado en sus formulaciones políticas. Sin hacer una discusión muy profunda del tema, digamos que coincidimos con esos compañeros en la necesidad de construir por la base una nueva sociedad, que la participación y la organización comunitarias contienen todos los elementos de la democracia, que la incapacidad del Estado deja vacios que los llena la potencialidad e iniciativa del pueblo y que en ellos es donde debe construirse el nuevo poder. Pero ese nuevo poder, ese nuevo gobierno, no puede crecer sin encontrar sus topes y entrar en conflicto, no solo día a día, cuando unos vendedores ambulantes son barridos a bolillo de una calle o un concejal de un movimiento cívico es asesinado por paramilitares, sino también y sobre todo, en la gran escala, en la estrategia, porque ese nuevo poder, el popular y democrático, está abriéndose paso a codo y pata en un marco global en el cuál los intereses de la Patria y de la antipatria, de la democracia y la antidemocracia, de lo popular y de lo oligárquico son irreconciliables, se repelen entre sí como agua y aceite. Por eso difunden una utopía quienes conciente o inconcientemente callan el hecho indiscutible de que la oligarquía, más temprano que tarde, le va poniendo obstáculos político-militares al crecimiento del poder del pueblo, los cuales serán cada vez más agresivos en la medida en que los viejos dueños del poder se sientan cada vez más desplazados.
Otro de los caballos de batalla de estos compañeros es que la sociedad civil está amenazada por eI conflicto político-militar. No comprenden, o no quieren comprender, que le existencia de esos intereses contrapuestos no puede resolverse en el ámbito civil solamente, menos en país como el nuestro. Quieren tapar el sol con la mano cuando condenan el uso de las armas para conseguir conquistas populares que van desde el pequeño poder, desde el enfrentamiento a las formas micro de represión y a la pajaramenta urbana y rural, pasando por la lucha a nivel nacional como enfrentamiento político-militar en cada período, para no hablar de la estrategia, donde la apelación a las armas que hacen algunos de estos revolucionarios es todavía más difusa e incoherente. Quieren convencer a los colombianos de las posibilidades de una revolución casi pacifica, en busca de la cual hemos entregado muchas vidas y entregaremos muchas más aún, pero cuya idea es mas sacada de los deseos de paz que a todos nos embargan que de una mirada seria del país en que vivimos, donde existen mil ejemplos históricos y actuales de la integralidad armas oligarquía y otros mil de la simbiosis armas-pueblo. Porque es esta síntesis armas-pueblo la única vía posible para lograr la nueva sociedad y el único camino para no llevar a nuestro pueblo a la peor de las frustraciones, la frustración de la impotencia por no tener instrumentos de lucha en el terreno en que la lucha se plantea.
¿O qué respuesta va a darse a las comunidades que han perdido sus dirigentes por acción paramilitar sin haber tenido nunca relación con la lucha guerrillera? ¿O a la oleada creciente de asesinatos políticos? ¿O a la contratación de pájaros y al uso de la policía y el ejército por terratenientes que se oponen así a las recuperaciones de tierras? ¿O a las huelgas obreras que traspasan los límites del código del trabajo y son abaleadas ¿O cómo van a interpretar los últimos años de la vida nacional en que se ha disputado a la oligarquía la iniciativa política desde el terreno político militar? ¿O acaso los lustros de experiencia de nuestro pueblo, que perdió a Gaitán, que vio cómo le robaban las elecciones el 19 de abril de 1970, que presenció la burla del esfuerzo de paz, no son suficientes? Ante estos hechos, se argumente que se debe desmilitarizar la vida nacional y que ello debe comenzarse por el lado de la guerrilla, con el supuesto que así la oligarquía seguirá el ejemplo; qué inocencia, ¡Por Dios!.
Meto esta parrafada porque la discusión está viva aún entre algunos de nuestros amigos, y porque las milicias bolivarianas son uno de los mejores ejemplos de que es posible integrar un conjunto social-político-militar, de núcleos de gobierno popular armados, que sean realmente capaces de confrontar con éxito al gobierno de los enemigos de la democracia y el cambio.
DE LO LOCAL A LO NACIONAL
Pero como dice el dermatólogo, vamos al grano. Si bien las milicias están caminando en la solución al problema básico de cómo integrar en la vida cotidiana de la comunidad lo social, lo económico, lo ideológico, lo político y lo militar, si de ese modo se está construyendo un gobierno por la base e impulsando por lo tanto una política de gobierno democrática, quedan por lo menos dos problemas por resolver. Por una parte, cómo ligar ese esfuerzo comunitario a lo social, cómo vincular, lo pequeño a lo grande, cómo resolver la diferencia de ritmos de lo local con otras experiencias pequeñas y grandes y con las expresiones populares y democráticas al nivel nacional e internacional; y como segundo problema como ligar ese esfuerzo Comunitario a lo político, que al fin y al cabo es lo más general de lo general, en el mejor sentido de la palabra
Metámosle muela al primer asunto, que no está de ninguna manera desligado del segundo sino que están interconectados, para usar un término ingenieril Pero hagámoslo por partes. De experiencias ajenas y también de las propias en organización comunitaria podernos concluir que son necesarios varios elementos para que la ligazón entre lo particular y lo general sea exitosa. Esta es una lista preliminar para discusión, desordenada y sujeta a todos los cambios que sean necesarios. Para empezar, se hace necesario que se imponga una dinámica de solidaridad en la acción comunitaria, que se exprese primero en su ambiente más cercano pero que vaya asumiendo también formas más amplias y políticas. El grupo de autoconstrucción, por ejemplo debe ser modelo, adiestrador y consultor para otros grupos similares en la zona donde funciona, debe ayudar con los recursos que tenga a su alcance a otros grupos que están luchando en tareas similares, debe poner los servicios a los que tiene acceso al resto de sus vecinos sin discriminación y debe ir emprendiendo tareas solidarias en el terreno más general y más complejo de lo social y lo político. Esa solidaridad debe ser proporcional, por supuesto, a los recursos con que cuenta la comunidad pero mientras mayor sea la práctica solidaria tanto mejor. Hace poco marcharon en Bogotá miembros de la comunidad chocoana en apoyo al paro de ese departamento; nuestras milicias en esa ciudad, ¿por qué no los acompañaron, si el paro cívico del Chocó era el centro de la atención política en esa semana? O por qué no organizaron otros actos, similares, de solidaridad?
El grupo comunitario debe ser el motor local pues es el grupo más dinámico del sector donde se halla ubicado y tiene que asumir plenamente ese papel, con iniciativas que no solo aprestigien el grupo en el medio en que existe sino que impulsen la participación de quienes les los rodean en actividades sociales y políticas. Bolívar 83 en Zipaquirá, un barrio de invasión y autoconstrucción, después de un período en que se cerró demasiado en sí mismo, durante el Diálogo y entiendo que posteriormente también llegó a ser el motor del trabajo en el municipio con contenidos no sólo sociales sino también Políticos y aún político-militares. Lo mismo puede decirse de los campamentos, que fueron motores de la democracia, de la participación, del cambio a nivel local, motores de una nueva Colombia que está naciendo por todas partes
Pero además la experiencia enseña que los grupos comunitarios deben ligarse a proyectos más extensos; aquí lo regional juega un papel muy importante, pues el nuestro es un país de regiones. Lo que para los grupos indígenas o negros es su raza y su cultura, cultura, para los pastusos es nuestro Nariño o para los paisas es la república independiente de Antioquia, guardadas las proporciones. Por eso debe proyectarse al menos donde ello sea posible, un perfil regional que ya implica una primera ligazón del nivel local con un nivel mayor, el regional. Los movimientos cívicos y los movimientos políticos regionales son una expresión de esa realidad. En este nivel, la cultura tiene una de sus posibilidades más grandes y el terreno está abonado para sus expresiones. En la región se pueden integrar una serie de formas organizativas más amplias que le dan solidez superior a las estructuras locales, como son corporaciones y asociaciones regionales de muy diversos ámbitos.
Porque ese es otro de los elementos de este nuevo gobierno para que de verdad lo sea: la formación de un complejo tejido de formas de organización, que llenen todos los espacios posibles, una telaraña en la cual por donde se muevan las cosas haya formas de organización que garanticen la participación de la población con voz y voto reales. Juntas de vecinos, asociaciones de tenderos, defensa civil, guarderías y mil formas más en el nivel local que estén conectadas en el nivel regional. Pero por supuesto para que esto no sea organicitis sin dirección, debe haber unas organizaciones base que sean el núcleo de toda la telaraña, que para nosotros son las milicias pero que en otras partes del país o en otras experiencias son de otro tipo; a ello me referiré luego, pero deben existir formas básicas de organización, las empresas madres de los conglomerados financieros, las cuales le den sentido y orientación al conjunto. Esas formas básicas deben tener una actividad permanente y reunirse periódicamente; sí ¿la organización base es de tipo regional, como las nacidas de los paros cívicos, debe reunirse por lo menos dos veces por año, para mencionar un plazo, y garantizar así que se mantenga la cohesión y la discusión de las coyunturas regionales. Esto parece de perogrullo, pero no lo es y en experiencias que he seguido de cerca, es muy importante para mantener la vigencia de la organización regional y su dinámica
Aquí llegamos ya a las formas nacionales de estas organizaciones para potenciarse unas a otras intercambiando experiencias y recursos permanentemente, coordinando tareas, sumando fuerzas y esfuerzos, así como para ligarse del modo más general a otras expresiones de la organización de la democracia y el pueblo. Esas formas nacionales todavía están en embrión en el país y es mucho lo que debe inventarse en su configuración, aunque el proceso de coordinación creciente de las organizaciones populares en los últimos dos años está impulsando positivamente esa búsqueda de encuentros y globalizaciones de los sectores más desarrollados. En la medida en que se asciende en la estructura, el riesgo que debe afrontarse es el del burocratismo y el alejamiento de la realidad, en cuyo manejo se están también trabajando fórmulas exitosas especialmente en los movimientos cívicos.
DE LO GREMIAL A LO POLITICO
Pasemos al segundo punto. El cemento ideológico de todo este conjunto organizativo es el ejercicio del gobierno. Se busca romper la barrera sicológica de la población que está inconforme, que no cree en las promesas oligárquicas porque repetidamente ha sido engañada, pero tampoco cree en su propia capacidad de gobernar. Por eso, sin creer mucho ni en liberales ni en conservadores y aunque sabe que no cumplen lo que prometen la gente sigue votando por ellos Y ese aprendizaje de gobernarse a si mismo Puede hacerlo el pueblo empezando en pequeño, por el autogobierno comunitario para descubrir que organizar una olla comunitaria o dirigir por dos días un municipio tiene el mismo principio que gobernar el país. El cemento entonces se obtiene logrando que el pueblo consiga y consolide la confianza en sí mismo, en su propia capacidad, dé rienda suelta a su iniciativa y creatividad y saboree su poder; que se demuestre a su mismo que no necesita los parásitos de la politiquería y a los mismos de toda la vida si no que la verdadera riqueza de Colombia está en su pueblo.
En una situación de desgobierno como la que vivimos, donde más del 50% del país está por fuera de las instituciones o muy débilmente ligado a ellas existen unas muy favorables condiciones para que la iniciativa y creatividad populares se conviertan en el instrumento de un nuevo gobierno. Esa es la tremenda potencialidad de nuestra propuesta. Esa fue la potencialidad de los campamentos de la paz y la democracia. Esa es también la diferencia con los proyectos simplemente organicistas, que se pasan años juntando gente sin que pase nada o de golpe se es desbarata en meses lo que organizaron en lustros. El problema es cómo abrirle paso en cada momento, en cada coyuntura, al ejercicio del gobierno popular, del gobierno en manos del pueblo, de todo el pueblo; eso es la ligazón de lo social con lo político-militar. Como también lo es lograr que esas experiencias de gobierno popular se reproduzcan rápidamente, dinamicen cada vez sectores más amplios de la población y pongan en jaque el gobierno de turno. El problema del tiempo es muy importante, pues el adversario se reacomoda, aprende también de las experiencias populares y se lanza a aislar o retomar los espacios que ha perdido. Si de veras queremos hacer la revolución en nuestra generación, (lo cual se puede y por lo tanto se debe hacer) debemos acumular más de lo que perdemos y más de lo que acumula el adversario y eso se consigue acumulando en caliente, en las coyunturas y dándole perspectiva nacional e internacional a los esfuerzos locales.
Por eso nada de lo comunitario tiene ni norte ni sur sin lo político-militar, que no es el trabajo de los políticos y los militares sino de todas las gentes de una comunidad, así haya especialistas, cuadros dedicados de tiempo completo a esas tareas. Pero una visión integral debe estar presente en todos los niveles de la organización comunitaria; más que una visión, una práctica. Solamente así lograremos que todas esas organizaciones populares pasen a ser protagonistas de la historia y no se ahoguen en el gremialismo o el reformismo, o les pase lo que a los avestruces a quienes los deja la historia con su cabeza bien guardada, o por el contrario, se radicalicen aisladamente, sin extenderse, hasta terminar ahogadas en un baño de sangre. Por todo esto es indispensable que los trabajos locales se ubiquen en la realidad nacional política y militar, y sean actores de ella.
¿Cómo carajo se maneja entonces lo político? Y más aún ¿Lo político militar? Ustedes saben mucho más que yo de la experiencia concreta. Sin embargo me atrevo a presentar algunas reflexiones. Arrancando por lo general, al revés que la carreta anterior, planteo que esa ligazón debe hacerse en las coyunturas, en los momentos políticos; es la única manera de acumular en caliente, en vivo, de lograr que el trabajo de hormiga rinda y salte del crecimiento aritmético al crecimiento geométrico y que la gente se salga de la rutina a la comprensión de lo global. Este es un elemento fundamental. Meterse en la política no se logra solamente repartiendo el periódico de la organización, o haciendo que algunos se pongan el brazalete, o contándole historias a la gente o metiendo fierros al paseo, o enviando uno que otro muchacho al Batallón América o haciendo presencia en las reuniones donde todo el mundo sabe que uno es del Eme Toda esto hay qué hacerlo, pero es necesario que ello sea armónico con el ritmo de la comunidad y con el ritmo del país. Se necesita que la comunidad se monte en el bus de la coyuntura y el papel de nuestros cuadros políticos es lograrlo. Para que se logre, lo primero que debe hacerse es identificar claramente los momentos políticos y definir una línea de acción para ellos, unas tareas para el período, lo cual es obligación de la dirección política usando los métodos más participativos posibles. Y si no ¿qué carajos dirige? Con una y otra cosa, la identificación del momento y las tareas para él, más la sensibilidad de los cuadros y de la comunidad que están en el terreno para ligar lo local con lo global (sin la cual tampoco hay salvación), estaremos integrando (no superponiendo) elementos y lograremos lo político en vez de esa especie de politiquería y aparatismo en que es tan experta nuestra izquierda y lo militar en cambio del militarismo en que también somos expertos.
En lo militar también son Ustedes más expertos que yo en el terreno miliciano pese a lo cual, también opino. Las tres tareas más importantes de las armas al nivel miliciano son autodefensa, apoyo a la Lucha concreta de cada sector concreto y propaganda armada, muchas veces ligadas entre sí. Hoy en Colombia el problema militar más importante a nivel de las masas son los paramilitares. Enfrentar este problema es la primera obligación del movimiento guerrillero y del movimiento popular, pues lo contrario es dejar la gente librada a su suerte, y permitir el efecto paralizante del terror, cosas como las de Barranca o Since donde la población se levantó contra los asesinos, son muy buenas pues muestran el repudio y la ira del pueblo, pero no son suficientes para parar los crímenes, si no se transforman en organizaciones populares que incluyan formas armadas permanentes, en organizaciones milicianas, aunque no se llamen así. Pero en sitios donde los dirigentes muertos estaban levantando un trabajo, su muerte difícilmente va a poder ser respondida por la autodefensa de masas, para usar un término de quienes mucho la predican pero poca la practican. Ahí la guerrilla o las milicias más desarrolladas de otras zonas, tiene que cumplir tareas que le son propias. Ello hoy se suma a lo que se está haciendo en el terreno de la denuncia. Lo de la UP es, aterrador; entierren y entierren cuadros. ¿Hasta cuándo lo va a aguantar nuestro pueblo sin movilizarse? Y eso nos afecta a nosotros también. No es sólo problema de ellos, sino que ahí están cayendo también compañeros nuestros y el efecto sicológico va sobre el conjunto del movimiento popular. Es que ya muchos sectores de masas, ante las propuestas de lucha, responden: gracias, prefiero vivir. Así que ¡pilas milicianos! recuerden aquello de a Dios rogando y con el mazo dando.
Y hasta aquí, hermano Afranio y llaverías de las milicias, me llega la cuerda y les llega a Ustedes el oxigeno lector.... Benditas sean la filosofía, la teoría, la poesía, la Sofía, la María y todas las ias (menos la CIA), siempre y cuando no las hagamos volar por los cielos, sino que las embarremos sabroso y sin asco en el lodo de la coyuntura política. Así que, para decir y hacer, termino con un abrazo esta carta, que ya se volvió pastoral, y los remito a otro sesudo ladrillo, que versará sobre el momento político colombiano.
Antonio Navarro W.
Junio 27 de 1987
IDEARIO DEL MILICIANO
“JUSTICIA Y DIGNIDAD”
MILICIAS BOLIVARIANAS
Bogotá, Septiembre de 1986
PRESENTACION
Lo que este folleto contiene es una serie de cartas. Cartas: es decir, documentos escritos sobre el camino. Porque cuando aquí y ahora hablamos de milicias, nos referirnos a una experiencia en construcción, a estrenar palabras, inventarle nombres a las cosas, e inaugurar con hechos una nueva experiencia de democracia. Por eso no es esta una cartilla. Es una propuesta de trabajo, de discusión que nace de la experiencia, que pretende enriquecerse con la reflexión y la experiencia de cada uno, de todos. Lanzamos, pues, estas cartas y ellas quedan como toda misiva a la espera de una respuesta.
Noviembre de 1987
MILICIAS BOLIVARIANAS
INTRODUCCION
Quisiera escribir esta introducción de manera impersonal pero definitivamente, las Milicias Bolivarianas me llegan tan al alma y me siento tan encarnado en ellas que me es imposible. Nunca antes en mi vida de tropeles y luchas por una Colombia Nueva me había ligado tanto a mi pueblo corno cuando nos lanzamos a construir los Campamentos de la Paz y la Democracia e iniciamos la creación de las milicias. Creo que a todos nos sorprendió el diverso, vital y rico panorama de un universo que nos era desconocido. El universo embrujador y secreto que se agita en el seno de la comunidad.
Iniciamos la construcción de milicias en cumplimiento de una de las decisiones centrales del Congreso de la Paz y la Democracia celebrado en Los Robles, Cauca: ser gobierno. y las milicias son, en efecto, un instrumento de gobierno de las mayorías. Son una expresión de la comunidad en ejercicio de su soberanía y de la democracia.
El camino recorrido por las Milicias desde Los barrios marginados de Cali, pasando por Bogotá, Medellín, Santander, Tolima, Huila, Cauca, la Costa…,es corto: dos años y medio, pero eso sí, este camino ha sido intenso y por lo tanto, apasionado. Y nuestro objetivo es que donde quiera que viva una comunidad, a lo largo, ancho y profundo del país, allí la comunidad, haciendo uso de sus derechos, organice sus milicias.
Ya las milicias, niñas e inexpertas, pero fieles al pueblo y amparadas en su regazo, han enfrentado más de una prueba de fuego. Decenas de milicianos han caído en el campo de batalla y de su voz postrera hemos escuchado el lema "Justicia y Dignidad" rompiendo el silencio y los espacios.
Ya sabemos que la suerte de las milicias está cifrada en el corazón del pueblo. El miliciano lucha por una patria grande desde su patria chica y liga su quehacer cotidiano al quehacer político, social, cultural y militar de la comunidad que busca incansablemente recuperar sus derechos: democracia, vida, dignidad redención social, paz… libertad.
Ser miliciano, pues, es tener claro que no se es un combatiente solitario. Es entender que nuestra gran fuerza está en las masas y no en los esquemas aparatistas. Es saber movernos en el laberinto mágico de la comunidad y en la compleja telaraña de su problemática para aprender con humildad y a la vez, desencadenar y dinamizar la energía social con el mejor espíritu constructivo, pues el miliciano es un reformador social.
Cuando asumimos el proyecto miliciano en toda su dimensión nos damos cuenta que en las comunidades hay múltiples fuerzas latentes ya visibles, ya invisibles, ya materiales, ya espirituales: la naturaleza, los niños, las mujeres, los jóvenes, los ancianos, las herramientas de trabajo, el secreto colectivo, los sentimientos, las ideas, las creencias, la imaginación... Todas estas fuerzas y muchas más pueden confluir en un momento dado en un solo torrente liberador. Es el torrente de la atracción apasionada.
Las milicias, por lo que hemos visto a lo largo de su desarrollo, no son uniformes ni formalistas; ellas son bien un reflejo del gran país informal; abundan en ellas las más variadas expresiones folclóricas y un lenguaje popular picado de humor. Pesan más en ellas los elementos del instinto, la espontaneidad, las creencias y los sentimientos que el bagaje teórico. Son en definitiva, y concretamente para Colombia, una expresión del país del rebusque, por eso no es raro que a sus filas haya llegado más de un avivato, pero tampoco es raro que en ellas encontremos a las personas más honestas de la comunidad.
Es muy amplío el campo de acción de las miIicias acorde con las características de cada región, cada comunidad y cada sector social. Ellas son factor dinamizador de la paz o de la insurrección. Lo que afirma el Movimiento 19 de Abril, M-19, es que al igual que la democracia, las milicias son una propuesta para que la asuma el país. Las milicias no son blancas ni son negras. Ellas son como el arco iris. Por eso no me cabe duda que en el arco iris tienen las Milicias Bolivarianas su más espléndida bandera.
Afranio Parra Guzmán
Octubre de 1987
En barrios donde la comunidad no lograba legitimar organismos de gobierno como el Cabildo, las milicias asumían la responsabilidad de dirigir los conflictos de la población, siendo acatadas como la legítima autoridad. En un período de cuatro meses que fue el tiempo de los Campamentos de la Paz y la Democracia, en los barrios donde la Organización desarrolló la propuesta de gobierno y de milicias, éstas se convirtieron en una fuerza conductora de la comunidad.
Rota definitivamente la tregua, los Campamentos son destruidos por los cuerpos represivos. Las milicias han logrado tal inserción en la población que los barrios se convirtieron en Zona-Campamento. La actividad de las milicias, que hasta entonces se había centrado en la orientación política, la acción cívica y la movilización cultural de la comunidad, adquiere una nueva dimensión: la militar. Había dos alternativas: abandonar los barrios, o enfrentar la represión. Donde las milicias optaron por combatir, lo hicieron en defensa de las conquistas de gobierno de la comunidad.
En zonas como Siloé, Aguablanca, Terrón Colorado, Petccuy y Yumbo, había efectivamente, desarrollos de la propuesta de gobierno y de ejercicio real de la democracia, hasta tal punto, que en algunos barrios la población, en Cabildo Abierto, creó Juntas de Gobierno. En Aguablanca, aunque clandestinas, por las condiciones de represión, aún existen Juntas de Gobierno de las creadas hace más de un año.
El hecho culminante de enfrentamiento militar se da en Siloé a comienzos de diciembre de 1985, cuando el gobierno de Belisario Betancur, que ya se había jugado la carta de "tierra arrasada" en el Palacio de Justicia, toma la decisión de arrasar con Siloé. Cinco mil efectivos del ejército y el GOES invaden la zona y protagonizan un genocidio. Anterior a este acontecimiento. Aguablanca había sufrido invasiones hasta de tres mil hombres y la población y las milicias de la zona había hecho acopio de heroica resistencia, sin que lograran los cuerpos represivos obligar a los milicianos a abandonar el sector, debido al apoyo total de la población, pero sí, anotándose éxitos en cuanto a pérdidas fatales de combatientes y cuadros milicianos.
La verdad es que la guerra de varios meses sostenida en los barrios de Cali sometió a las milicias a un desgaste en combatientes y cuadros que lógicamente, repercutió en un vacío que aún no hemos podido llenar.
ESENCIA SOCIAL DE LAS MILICIAS
Las milicias, nacidas en los barrios y portadoras del lema “Justicia y Dignidad" recogen las más sentidas aspiraciones de la comunidad puesto que son la comunidad misma. Por eso decimos que la esencia de las milicias es social. Ellas son luna fuerza de movilización social. Su acción, por tal motivo, no se circunscribe a una actividad determinada, sino que es múltiple, respondiendo a las necesidades de la población y al momento político que se viva, tanto local como nacionalmente.
Durante el Diálogo actuaron política, cívica y culturalmente. Rota la tregua actuaron militarmente, sin abandonar su comportamiento político, cívico y cultural que es el que les permite nadar en las múltiples actividades y formas orgánicas de las masas. Donde las milicias pierden la concepción global, donde se convierten en aparato, donde se convierten, en cuerpo exclusivamente militar terminan aisladas de la población y son blanco fácil del enemigo. Igualmente, si se dedican únicamente a la acción cívica o cultural, terminan siendo un grupo asistencialista. El miliciano, para que pueda considerarse un cruzado de la redención social, tiene que estar atento a participar y ofrecerle salidas a la problemática diversa y compleja de la comunidad.
La amplitud, la flexibilidad y las posibilidades que se le brinden a todo mundo para que pueda sentirse miliciano o amigo, es lo que les permite a las milicias la permanencia y el crecimiento en medio de las más difíciles situaciones, y a la vez, es el medio más adecuado para que la comunidad asuma las formas más elevadas de combate como algo suyo, pues lo que se busca es la compenetración total entre la comunidad y sus hombres en armas en pos de objetivos de redención social democracia y gobierno.
Si una escuadra de milicias actúa al margen de la Población, si vive aislada de la problemática concreta del sector social donde se mueve, sea dicho sector la fábrica, el barrio, la vereda, el colegio, la universidad, el hospital, etc., estos combatientes no pueden catalogarse corno milicianos. Si este grupo de combatientes no ve en el anciano, el niño, el adulto, el joven, la mujer, es decir, sí no ve en todos los vecinos de su sector a personas con alguna cualidad o capacidad para desempeñar una tarea en función de la comunidad y del proyecto democrático, entonces, estos combatientes son limitados como milicianos porque no captan a la comunidad en toda su potencial ni conocen sus secretos ni su magia para luchar por un mañana mejor.
Es que el pueblo es mágico para sobrevivir en medio de tantas injusticias y es mágico para hacer la guerra que lo redimirá. El pueblo tiene un millón de secretos y un millón de sorpresas. El pueblo inventa día a día maneras de vivir y de esquivar la acción de sus opresores. EL pueblo no le suelta sus secretos a quien no siente totalmente suyo. El instinto de la comunidad es muy difícil de percibir, a menos que seamos arte y parte de ella.
Las milicias son una fuerza militarmente débil, frágil, por ahora, pues son una experiencia en semilla. Su gran ventaja, su fortaleza está en la identidad de cuerpo, alma y acción que logren con la población. Donde las milicias logran esta identidad, son indestructibles, a menos que aniquilen a la comunidad
Tomado de "Las Milicias Bolivarianas: una expresión de Gobierno de las mayorías", de Afranio Parra.
Noviembre 18 de 1986.
MILICIAS
Y GOBIERNO
Muchachos:
El camino recorrido a lo largo de dos años de combates nos ha permitido acopiar las más diversas experiencias, positivas unas, negativas otras; pero en todo este juego de aciertos y desatinos hay una constante y es la búsqueda incansable del qué son las milicias, cuál debe ser su comportamiento en el seno de la comunidad, cuál su ideario y para donde van dentro del contexto de la confrontación que afecta la vida nacional.
Hoy, lo que tenernos claro es que las milicias son una genuina expresión de gobierno de las mayorías y que, sin perder de vista la globalidad ni las condiciones específicas de la zona o el sector social donde se mueven, actúan política, social, cultural y militarmente, en función de objetivos de democracia y redención social
Si en algo han avanzado las Milicias Bolivarianas es, en primer término, en el hecho de que el combatiente deja de ser un hombre aislado y hasta cierto punto temeroso y desconfiado de la comunidad. Los milicianos viven y luchan en, pro y para la comunidad. Sin este requisito pierden su razón de ser y por consiguiente, su perspectiva y su fuerza. En las milicias no caben, pues, los esquemas aparatistas y clandestinistas que las aíslan de la población. El miliciano, como buen gallo de pelea, liga su suerte a las masas y por ellas y con ellas se juega el corazón. Entre otras cosas, hermanitos, estoy firmemente convencido que el símbolo de las milicias deber ser un gallo de pelea que canta en el centro de un corazón.
El ser parte de la vida, los fracasos, los triunfos, las angustias, las alegrías y los sueños de la comunidad, nos enseña que el pueblo confía en quien, además de identificarse con su problemática y anhelos, le ofrece una alternativa. Es, entonces cuando suelta sus secretos y pone en funcionamiento mil y un recursos, inventivas y argucias, que manejados con maestría se traducen en unidad, fuerza y victorias. En segundo término, las milicias que en sus inicios estuvieron circunscritas a las zonas periféricas de ciudades como Cali, Medellín y Bogotá, en el presente, amplían su espacio y sus formas orgánicas incidiendo en otros sectores de la población: estudiantes, obreros, mujeres, campesinos, indígenas, pequeños comerciantes.., con miras a dinamizar y fortalecer las luchas sociales y políticas del pueblo, a la vez que generan instrumentos y hechos de gobierno que apuntarán desde ya las formas orgánicas y los lineamientos en las que se ha de sostener un estado de corte democrático.
En tercer término, frente a serios vacios de conducción, la dispersión y la necesidad de empatar las luchas armadas con las luchas de masas, el accionar político-militar con el accionar social, las Milicias Bolivarianas están empeñadas en extenderse a todos los rincones de país, y en esta meta propuesta, algo hemos logrado.
En cuarto término, las milicias, que nacieron como fruto legítimo de las grandes movilizaciones de masas durante el período del Diálogo Nacional han mantenido la línea de ejercer, con la comunidad, hechos de gobierno que redundan en beneficio de la redención social, la democracia y la cultura. Cada hecho de gobierno fortalece en las masas la conciencia de su poder. Cuando estos hechos de gobierno se ejercen con proyección, generan y consolidan los más diversos organismos de gobierno de las mayorías: cabildos, juntas cívicas y comunales, empresas de auto-gestión, comités deportivos, infantiles y culturales, autodefensas, guerrillas, milicias, juntas y consejos de gobierno, mingas, sindicatos, consejos estudiantiles, fundaciones, etc… Convertir estos organismos y formas de expresión de las masas en los árganos que han de ser pilares del Estado democrático, es ir tomándonos el poder desde ya, e ir adelantando terreno en función de la nueva nación.
Es que la democracia y el Estado democrático que le permita hacerla funcional han de construirse por la base. Por eso, hoy, la comunidad y las milicias han de tener muy en claro que donde exista un organismo de las masas, éste es un instrumento de gobierno popular, y si no está cumpliendo con su función como tal, por manejos incorrectos o porque los politiqueros y el gobierno oligárquico han sabido ponerla a su servicio, toca, en consecuencia terciar para que dicho organismo sea realmente una expresión de la democracia y un instrumento de solución a los problemas sociales.
Hoy, ser milicianos nos obliga a mirar un poco hacia atrás y recoger las experiencias de gobierno que hemos vivido para ajustarlas y enriquecerlas en nuevas circunstancias. Siloé, Aguablanca, Terrón Colorado, en Cali; Corinto, Ciudad Bolívar, Abastos, en Bogotá; Zipaquirá; las experiencias milicianas en barrios de Medellín, son la cristalización de una propuesta de gobierno de mayorías. Estas experiencias nos brindan valiosos elementos para la consolidación y expansión de las milicias a lo largo, ancho y profundo del país.
Hace unos años, muchachos, hablar de democracia en términos generales era estar en la onda y hablar de ser gobierno era un absurdo; pero hoy, el proceso de luchas sociales y políticas ha avanzado a tal punto que el pueblo se torna la democracia en lo concretico y por asalto. Ya decir seamos gobierno no nos basta y la palabra gobierno que antes era exclusiva de la oligarquía y la "clase política" se ha popularizado de tal manera que se convierte en hechos e instrumentos en manos de las masas. Estar en la política, hoy en día, es meterle la muela al arte de gobernar y para gobernar eficazmente, es indispensable contar con el concurso de las mayorías y con los organismos de gobierno creados por esas mayorías, sin desconocer, claro está, la necesidad de un plan ajustado a las realidades y de los recursos mínimos.
Así como en el país existen dos prácticas de la democracia, la formal y la real; dos ejércitos, el de la oligarquía y el que crece al calor del pueblo; dos economías, la formal y la informal, dos iglesias la comprometida con los potentados y la comprometida con la redención social; dos culturas, la de consumo y la muerte y la de la creatividad y la vida, varias legitimidades; igualmente existen, a veces, confusamente entreverados, otras claramente delimitados, pero siempre en pugna, dos estados: el estado ineficaz y burocrático que sirve a los intereses de los monopolios y la oligarquía y el Estado democrático que se gesta, nace, crece, y se consolida por la base, en el seno de la comunidad. El objetivo, fundamental del estado oligárquico es destruir o asimilar toda forma de expresión del Estado Democrático.
Para la oligarquía y sus gobiernos no es peligrosa una guerrilla, una milicia o incluso un ejército que dispara todos los días, destruye medios económicos, y le infringe duros golpes militares, si estos hechos y estas fuerzas no están acompañados o mejor, no desarrollan, consolidan y legitiman en la comunidad la conciencia y los organismos del nuevo estado. Por eso, durante la época de la Violencia, la oligarquía se afanó, no tanto, por desarticular grupos y guerrillas sueltos y trashumantes que no tenían un enraizamiento en la población, sino por desarticular aquellas fuerzas y comunidades donde, como en los Llanos Orientales, el pueblo estaba creando las bases y las leyes de un gobierno en armonía con sus intereses. Por eso, en la década del 60 el gobierno de Guillermo León Valencia, asesorado por el Pentágono, diseñó un plan de acción tan beligerante contra las llamadas Repúblicas Independientes de Marquetalia, Riochiquito. El Pato y Guayabero. Por eso mismo, en 1970, el gobierno de Lleras Restrepo acudió al robo descarado de las elecciones que ganó el Gral. Rojas Pinilla, quien a pesar de no salirse de los marcos de las instituciones, sí constituía un peligro para el engranaje del poder y el estilo de gobierno oligárquico, no tanto por sus planteamientos, sino por el gran apoyo popular que sostenía su candidatura y su movimiento.
Por esa misma razón, en plena tregua y Diálogo Nacional, el gobierno de Belisario Betancur obstaculizó y declaró ilegal el Congreso de la Paz y la Democracia convocado por el M-19 en los Robles; y posteriormente, este mismo gobierno le declaró la guerra a muerte a las comunidades de Siloé, Aguablanca y Petecuy, en Cali, y a los barrios Corinto y Ciudad Bolívar en Bogotá, donde sus moradores, tomando conciencia de su realidad y destino, legitimaron la soberanía popular en hechos de gobierno.
La respuesta de arrasamiento que dio el gobierno a la toma del Palacio de Justicia tuvo como argumento la defensa y preservación de las instituciones. Encarar un dialogo con los combatientes del M-19 era nada más y nada menos que poner en tela de juicio, ante el país, la validez de la gestión de Belisario. Significaba contraer compromisos que ya no eran sobre la discusión de la problemática del país sino de soluciones y para entrar a solucionar los problemas de este país hay que darle nuevos rumbos al estado; democratizarlo.
Para el gobierno de Virgilio Barco prima la estabilidad y modernización del estado oligárquico y sus instituciones. Con su Plan de Rehabilitación y Normalización de las Zonas de Violencia. Barco pretende invadir aquellas regiones donde la comunidad y las fuerzas guerrilleras experimentan y crean un nuevo orden de corte democrático.
Surge la pregunta: ¿Por qué el Plan de rehabilitación se traza precisamente para las zonas donde tienen asentamiento las guerrillas y no para otras regiones donde no hay guerrillas, pero imperan las más crudas condiciones de abandono e injusticia social?
Lo que necesita este país para su salvación es un Plan Nacional, de Emergencia. Plan que debe ser elaborado con la participación de la ciudadanía, es decir, por la base y no por las altas esferas, si queremos que realmente contemple los conflictos socio-económicos, ecológicos, políticos y culturales de cada región o sector social y del país en su globalidad. Y para que el plan no se quede en el papel, o los fondos destinados para su desarrollo no se envolaten en el camino es indispensable que la comunidad, con la adecuada orientación científica y técnica, se erija en administradora y ejecutora del mismo.
Es tenaz, compitas, la situación del país: desgobierno, deuda externa, descomposición social y administrativa, irrespeto total a la vida, miseria, guerra.. Pero decidido a cerrarle el paso a esta penosa situación, nuestro pueblo rompiendo ataduras y camisas de fuerza, se alindera en un gran movimiento de convergencia que poco a poco aterriza en propuestas concretas para hallarle una salida a la encrucijada que tiene a la nación al borde de la desintegración. Las más diversas manifestaciones: foros, encuentros, marchas, paros, concentraciones, congresos, opiniones, manifiestos, etc., celebradas en los últimos tiempos, dejan ver a las claras que el país reclama una solución de vida, democracia y paz al actuaI orden de cosas:
¿Y cómo lograr que la Vida, la Democracia y la Paz se aclimaten en Colombia?
Sólo hay dos alternativas: O atemperamos los ánimos sectarios y belicosos y rebajamos el tenor de las ambiciones de las diversas fuerzas en conflicto y llegamos a un acuerdo nacional que le abra unas mínimas pero seguras posibilidades a la reconciliación y el progreso; o dejamos que el país rebace la copa no en vino sino en sangre y después, quienes se otorguen el derecho al triunfo sembrarán sobre los despojos y las ruinas de nuestra sociedad nuevas semillas que brotarán abonadas con la sangre y el dolor de millones de compatriotas.
El Movimiento 19 de Abril y las Milicias Bolivarianas, fieles a los sentimientos y anhelos de Paz, Justicia y Democracia de nuestro pueblo, le apuestan a una salida política que mediante el acuerdo siente Los pilares del equilibrio y la armonía nacional.
En función de este magno propósito las Milicias Bolivarianas multiplicarán esfuerzos. Ganar y ganar amigos y trazar las más firmes alianzas con las más amplias y diversas fuerzas que están por la convergencia, es tarea que no admite dudas ni plazos. Sentar reales en nuevos sectores sociales y zonas del país, al igual que desarrollar y consolidar los órganos del Estado democrático son metas que mínimamente deben quitarnos el sueño. Mirar con mucha objetividad y precisión el tipo de operaciones político-militares y los hechos de gobierno a realizar en este período que requiere actos y políticas que convoquen y unifiquen, exige de nosotros la mayor responsabilidad y tino. No podernos, bajo ninguna circunstancia, crear situaciones que arrastren a la nación al desconcierto.
Sin lugar a dudas, los vientos que soplan nos dicen que los tiempos presentes y futuros son propicios para clarificar, convocar, fortalecer y cerrar filas en torno a una cruzada sin precedentes por la salvación de la patria. Escuchemos, pues, con devoción y atención, la voz del viento.
Fraternalmente
Comandante Nacional de las Milicias Bolivarianas
Afranio Parra Guzmán
Mayo 11-87
Hermanos:
Dándole continuidad a nuestras “Cartas Abiertas" hoy quiero tocar algunos aspectos de la relación que existe entre la Democracia, la Comunidad y las Milicias. Para introducirme en el tema parto afirmando que las Milicias Bolivarianas nacieron rompiendo aquellos esquemas, estilos, prácticas y teorías que si bien es cierto le permitían a la organización revolucionaria mantener una presencia política y militar, una capacidad de convocatoria, una simpatía y un crecimiento moderado de sus estructuras, también lo es que le imposibilitaban ligarse a la cotidianidad de la comunidad; y en esa cotidianidad de la comunidad es donde se amasa y se hornea el pan de los grandes proyectos. Esto es válido si aceptarnos que el pueblo es el principal protagonista de los cambios con mayúscula y de las epopeyas.
Romper esquemas aparatistas; violentar estilos personalistas y autoritarios; desconocer reglamentos internistas que no se ajustan al modo de vida de la población; y hacer tabla rasa de ideologismos y estrategismos, es común en el medio en que desenvuelven su actividad las milicias. Pero existen dos preceptos que son como el aire, el agua, la tierra y el fuego para los milicianos, a saber: la democracia y la comunidad.
La democracia, entendida como un modo de vida y una manera de convivir en paz y participativamente, es una estafa si no cuenta con el concurso de la comunidad y ampliando el término, del grueso de la sociedad. La democracia es el pan y el vino que milagrosamente alcanzan para dar de comer y beber a todo mundo. La democracia es la voz que todo mundo escucha y que todo mundo predica en mil lenguajes, pero siempre atinando al bien común, en el ágora del pueblo que está en las calles y en la plaza pública. La democracia es reconocer y ser reconocidos; es poder crear sin ataduras; es el enriquecimiento de la diversidad. Es poder sentirse miembro activo de una sociedad.
Por eso, cuando a la comunidad se le niega la democracia en alguna de sus expresiones política, económica, social, cultural o militar, se rompe o se resiente la armonía social. La antidemocracia con todas sus secuelas individualismo, exclusión, injusticia social, hegemonismo, autoritarismo, militarismo, burocratismo, clientelismo, etc., es el mal crónico de Colombia y de muchos países del mundo y de América. La antidemocracia es el mal que nos tiene sumidos en la actual situación de desorden y concentración de riqueza, desigualdad social, desgobierno, guerra y lucha por un Estado democrático y un gobierno de mayorías que nos permitan crear una nueva república: la república democrática de Colombia.
Pero bueno, desmenucemos un poco la cosa. Colombia es un país supremamente apto para la democracia; y lo es por su diversidad: regiones culturales, diversidad en la composición social; diversidad y grado diferente de desarrollo económico; diversidad de climas y zonas geográficas; diversidad racial y de grupos étnicos que no chocan con el mestizaje; distribución de la población en las áreas rural y urbana; diversidad ideológica; ambiente propicio para la existencia de diferentes partidos, movimientos y corrientes... Todo esto y mucha más se da dentro de grandes identidades: territorio, lengua, religión, mestizaje, historia, patriotismo, interés común de nuestro pueblo frente al concierto de las naciones, patrimonio nacional. Factores todos que nos dan una muy bien esculpida IDENTIDAD NACIONAL.
¿Y dónde está la clave, la fuerza dinámica de la democracia que buscamos?
En la base. En la comunidad. Por decirlo de alguna manera, la democracia en Colombia será la suma de la democracia acumulada en cada vereda, en cada aldea, en cada pueblo o ciudad, en cada fábrica, colegio o universidad, en cada grupo social, en cada fuerza política o político-militar, en cada estamento cultural o religioso…, en cada gremio. Mas no es tan simple la cosa porque no basta con decir a boca llena ¡Democracia¡ ¡Democracia!.
Hay que pasar nada más y nada menos que por ir ganándola a punta de combates, propuestas realistas para cada sector y para el país; construcción de instrumentos: ejército y los más variados órganos del Estado democrático, incluyendo en éstos a las milicias; acumulación de fuerzas en base a múltiples acuerdos; conciencia de que cada organismo de las masas es un instrumento del gobierno de las mayorías; y en fin, conciencia de que donde quiera que estemos organizados, somos poder que se enfrenta al poder de la oligarquía.
Fíjense, muchachos, que al poder se puede llegar sin democracia y ejercerlo no para gobernar sino para sojuzgar, pero a la democracia no se llega sin poder. Y la comunidad, en el sentido más amplia de la palabra, sólo acumula poder y puede defender el poder conquistado aferrándose de “patas y manos" a esa expresión multifacética de los pueblos que los antiguos griegos llamaron Democracia.
Si vemos a cada comunidad como un pequeño mar y al país como un océano, las milicias tienen que moverse al vaivén de las olas de ese mar y de ese océano y estar atentas a saltar a la cresta más alta de ese mar y ese océano. Es decir, han de estar en la jugada de la situación local y nacional; han de saber conjugar las propuestas concretas para cada sector con la propuesta global. En el presente ¿qué estarnos haciendo? Impulsando Planes de Emergencia para la región, la vereda, el barrio, la nación; pero a la vez, impulsamos una propuesta de Pacto Nacional por un Gobierno de Paz; y para que esto culmine en el éxito fortalecemos nuestras estructuras, dinamizamos la conformación de los órganos del Estado democrático y la movilización y la participación de la comunidad en todos los eventos que amplíen los espacios de la democracia y fortalezcan su ejército de gobierno.
Hace apenas dos meses el país se agitó por una ola de paros cívicos. Preguntémonos a conciencia si estuvimos a la altura de dicha situación. Yo creo que de una parte fuimos inconsecuentes con el momento político que era de combate y de otra, fuimos insolidarios con los compatriotas que desde el Chocó, Nariño, Nororiente del país, Barrancabermeja, etc, estaban ejerciendo el derecho a la desobediencia civil frente al desgobierno de V. Barco y la guerra sucia ejercida por los grupos paramilitares.
No perdamos de vista que los paros cívicos están a un paso de la insurrección y son una manera de ejercicio de gobierno. No olvidemos que después de cada paro cívico deben quedar no sólo las promesas del presidente de turno y el placer de haber luchado sino también experiencias e instrumentos orgánicos que le permitan a la población salirle al paso a los futuros combates armada de mayor capacidad. No olvidemos que en las milicias se están cuajando los gallos que van a estar al frente de más de una insurrección local y por qué no decirlo, de una insurrección nacional. Colombia es un país de paros cívicos y es un país de aldeas, pueblos y ciudades donde se concentran millones de compatriotas cargados de miseria y mil quinientos problemas más. ¡Ojo!
Hemos dicho que las Milicias Bolivarianas son hijas legítimas del Diálogo Nacional y que éste ha sido la mejor o quizás la única oportunidad democrática de nuestro pueblo en yo no sé cuántas decenas o centenas de años. Las milicias son hijas de la democracia. En consecuencia, su línea de conducta frente al país, la comunidad, e internamente es y debe ser cristalinamente democrática. Es incompatible con las milicias el suplantar a la comunidad o desconocer sus decisiones. Es incompatible con las milicias el aislarse del torrente de convergencia que recorre el país. Es incompatible con las milicias el autoritarismo, la dirección unipersonal, la falta de consulta permanente a las bases. A las milicias lo que les ajusta como anillo al dedo es la DIRECCION COLECTIVA y su mecanismo de decisión preferido ha de ser el CONSENSO. Una vez tomadas las decisiones lo conveniente es delegar mandos y responsabilidades concretas para la ejecución de los planes. Así como en el seno de las milicias no tiene asilo la antidemocracia, tampoco lo tiene el democraterismo que convierte a cualquier fuerza o estructura en un cuerpo ineficaz y en un parlamento de charlatanes.
¡Por Dios, hermanos! No le tengamos miedo a soltar amarras y a delegar responsabilidades. La gente aprende es enfrentando problemas y sintiéndose responsable de sus actos. Dejemos que vuelen la imaginación y la creatividad y contemos con la opinión y el aporte de todos para ampliar nuestra visión política, empaparnos cada día más de lo que es el mundo de nuestro pueblo y para profundizar nuestro ideario. Acostumbrémonos a ir al grano sin complicarnos en discusiones insulsas y entelequias, que gallo que se complica en la pelea, la pierde. A los milicianos hay que darles la libertad de hacer, hacer y hacer todo aquello que redunde en beneficio del proyecto democrático.
Sin riesgo a equivocarme les digo que las milicias son privilegiadas. Y lo Son porque tienen la oportunidad de moverse en el medio más propicio para generar procesos y protagonizar cambios: la comunidad. Y luchando en medio de la comunidad se forjan los conductores. No despreciemos, pues, ni despilfarremos el tesoro encontrado. Este tesoro no es otra cosa que el abrazo de cuerpo y alma que se dan las armas y las masas, la organización revolucionaria y su pueblo. Como bien lo dijera hace algún tiempo allá en el barrio Terrón Colorado de CaIi una mujer de raza negra, humilde, miliciana y maga, “este encuentro constituye un renacer". Eran los días de los Campamentos de la Paz y el pueblito se solló en lo que yo llamé por aquel entonces, el DESPERTAR DEMOCRATICO.
No importa que el fenómeno de las milicias no haya sido entendido aún en el seno de las organizaciones revolucionarias, pues toda fruta tiene su tiempo de maduración. No importa que las propias milicias aún no den la talla para tomar el toro por los cachos. Más de un conflicto nos queda grande y más de una incógnita nos quita el sueño. Estarnos en un proceso de aprendizaje. Aprendiendo a pelear en nuevas condiciones y en un nuevo escenario. Ahí vamos ayudando a edificar la patria que anhelamos, desde el seno de la comunidad y no desde fríos apartamentos o desde los embrujadores recintos de la selva. No nos atemoriza el hecho de que en más de una ocasión nos haya faltado el aire para enfrentar algunas situaciones o que el enemigo haya logrado dos o tres victorias parciales. Lo vital y realmente estimulante es que hemos sostenido un ritmo, una continuidad, hemos logrado ampliar espacios, pero sobretodo, estamos clarificando cada vez más y más el fenómeno miliciano y su proyección.
Tan de fondo es el fenómeno miliciano que el mismo Lleras Restrepo le propuso al gobierno el año pasado, crear “milicias veteranas" con el propósito de voltear la arepa para el lado de la oligarquía. Hoy vemos como en algunas comunidades del Huila y en algunos pueblos del Cauca y en varias ciudades, el ejército y el gobierno están conformando autodefensas, guardias cívicas dizque para salvaguardar la paz y enfrentar a las fuerzas insurgentes. Enfrentando pueblo contra pueblo es como la oligarquía ha ganado las batallas. Con todos sus pataleos la oligarquía lo que hace es aumentar la sangría del país y tratar de ganar tiempo en una confrontación que inevitablemente tiene perdida, porque el manejo del conflicto no está en sus manos. En las guerras del siglo pasado y en La Violencia la oligarquía controlaba la situación porque tenía el manejo de los bandos enfrentados. Hoy por hoy, cuando los polos se definen entre la antidemocracia o la democracia, el conflicto cambia cualitativamente y enfrenta a la oligarquía y su poder contra las mayorías y su poder.
El gobierno de Barco y los militares pueden conformar todas las autodefensas, las guardias cívicas y los grupos paramilitares que quieran para enfrentarles a las fuerzas guerrilleras y a las organizaciones populares, pero mientras imperen en el país las actuales condiciones de injusticia y antidemocracia, muchos de esos grupos se convencerán de su error y abandonarán su empeño; otros apuntarán la escopeta para el Iado que deben apuntarla y otros, los decididos enemigos del pueblo, serán molidos por las marejadas de la lucha popular. A todo esto, si el gobierno ha logrado organizar falsas autodefensas y falsas guardias cívicas para enfrentarlas al pueblo, ello se debe a que las fuerzas de la democracia se quedan cortas en el manejo de los espacios y en la difusión de las propuestas. En la política y en la guerra, espacio que no copa un bando lo copa su adversario. Así que pilas, muchachos.
Para cerrar esta carta que se está poniendo como larga, la conclusión a que quería llegar es que DEMOCRACIA, COMUNIDAD y MILICIAS son inseparables. No puede florecer la democracia ajena a la comunidad; tampoco podernos concebir unas milicias que no sean democráticas hacia adentro y hacia afuera y cuyo centro de acción no sea la comunidad. Sólo me resta decirles que esperamos enriquecer el debate sobre las milicias con el aporte de muchos compañeros.
Fraternalmente,
Comandante Nacional de las Milicias Bolivarianas
Afranio Parra Guzmán
Julio 29 -87.
LA POLITICA Y LOS AFECTOS
Hermana:
Renovando nuestra correspondencia voy a tratar de introducirme en un tema que sé te interesa bastante: La política y su relación con los afectos. En otra oportunidad te contare algo sobre mi teoría de la Edad del Cuarzo y la Transparencia. Tú sabes que soy un utópico irredimible.
Arranquemos afirmando lo obvio: el hombre es un ser social, racional, político y de afectos Su condición de ser social lo llevo a ser racional y lo obliga a ser político, pero anterior a esto, el instinto de conservación lo condujo a buscar el calor de sus congéneres ya asociarse. Necesitarnos unos de otros para poder vivir satisfaciendo nuestras necesidades materiales y espirituales. Las sociedades viven de lo que les dejaron sus antepasados y crean para las futuras generaciones. Existen, pues, una ley de atracción social que le permite al hombro realizar su presente y proyectarse hacia el futuro, independientemente de las contradicciones que se den entre los individuos, entre éstos y el grupo social o entre los diferentes grupos sociales. En últimas, los hombres se asocian hasta para matarse unos a otros. Las guerras son el enfrentamiento de colectividades
Por su condición, de ser social y racional el hombre es político, y decimos que política es el arte de hacer amigos; el arte de gobernar; y la manera de comunicarnos con nuestros semejantes en procura del bien común La política es un conjunto de reglas de juego para orientar una comunidad y dirimir sus conflictos. Esto pensarnos nosotros y todo los que históricamente han actuado en función de la sociedad. Otra cosa piensan y hacen personajes como Pinochet a quienes solo les interesa el poder en beneficio de una minoría antisocial. Ellos remplazan la política por la brutalidad. Otros, como la oligarquía colombiana, son duchos en desvirtuar la esencia de la política convirtiéndola en un tremedal de engaños y sofismas de distracción mezclados con violencia.
Y ante estos comportamientos ¿cuál es la reacción de los pueblos aquí y en la Conchinchina?
La primera reacción de un pueblo atropellado y burlado es pasional: desprecio, ira, odio. Luego viene el análisis racional respecto al comportamiento de los usurpadores y tiranos y la correspondiente propuesta que aglutina fuerzas para enfrentarlos. Caso contrario ocurre cuando los conductores de un pueblo son consecuentes con las necesidades y los anhelos de ese pueblo: apoyo, afecto. Impera el imán, la atracción que tiende a armonizar.
Entonces, la política, cuando se ejerce en su esencia, genera afectos y se fortalece en ellos. Ningún hombre es carismático por el poder que tiene o por el terror que infunde valiéndose de ese poder. Los hombres carismáticos son aquellos que de alguna manera han sabido llegarle al alma de sus pueblos ganándose su afecto. Igual ocurre con los partidos, las organizaciones y los movimientos. Cuando calan en el alma de su pueblo es porque su comportamiento, (ideas, estilo, hombres) y su relación con la comunidad han generado una fuerza de atracción mutua y armoniosa. Dicha fuerza de atracción es la que Charles Fourier denominó "atracción apasionada”, y empalma en un todo armonioso y arrollador ideas, creencia, estilo, confianza, fe, aspiraciones; en otras palabras, conciencia individual y social y sentimientos.
Vea, hermana, se puede tener claridad de algo, de una idea determinada, de una situación concreta y saber cuál es el camino para la solución del conflicto, y sin embargo actuar de otra manera ¿por qué? Sencillamente porque los sentimientos y la creencia son otros. La primera fuerza movilizadora está en los sentimientos y en la creencia; luego viene la fuerza de las ideas. Se puede tener claridad de un proyecto y sin embargo, no actuar en consecuencia con tal proyecto porque no se está convencido. Esto quiere decir que hay fuerzas ocultas en nuestro ser que pesan más que la idea. A nosotros mismos nos ha ocurrido en el M-19 con compás que siendo muy claros en el carreta política han flaqueado en el momento decisivo. Y hemos visto el caso contrario de gentes que sin tener mucha carreta en la cabeza se han jugado el todo por el todo a la hora de la verdad.
Yo me pregunto: ¿qué movía a los niños de Siloé a apoyarnos con tanta vehemencia en momentos tan difíciles como los de la invasión a la zona por parte de cinco mil efectivos del Gobierno? No era precisamente la claridad política en cuanto respecta al conocimiento del proyecto democrático y la propuesta de gobierno. A ellos los movían otros factores de la política que salen de muy adentro del alma: el afecto.
Cuando nos identificamos únicamente en la propuesta políticas podemos darnos el lujo de ser dos desconocidos; pero cuando nos identificamos en ese algo que está más adentro de nuestra piel, en ese algo que se anida en el fondo de alma y que surca nuestras venas; es decir, cuando nos metemos a escudriñar un poco más allá de lo objetivo, de aquello que está y se da independientemente de nosotros, afectándonos o no, entonces tocamos fondo en aspectos que comúnmente desprecia la política. Tocamos fondo en el interior de nuestro ser.
Si tú ves no sólo mi posición política y mi ideal sino que ves también mi interior, puedes decir que me estás conociendo. Podrás saber de las profundas raíces de mis males y mis virtudes; sabrás de mis desgarramientos y mis dichas; de los móviles que me inducen a ser como soy y a luchar como lucho; sabrás por qué estoy rindiendo más hoy que ayer, o lo contrario; podrás ubicar mi centro y decir: este hombre se juega mejor las cartas en tal frente de trabajo. Es que el ser humano es una mezcla de necesidades materiales, ideas, creencias, sentimientos y sueños; y de acuerdo al equilibrio que haya entre estos aspectos será el talante de sus actos. Y así hay que entenderlo y tratarlo.
Yo creo que el error de la política está en separar y hasta contraponer estos aspectos del hombre, que son precisamente los que dan amplitud y esencia y la ubican como la ciencia de las relaciones sociales por excelencia. Y estos aspectos son los que le dan al hombre s condición de humano. Mutilar alguno de ellos en el hombre es deshumanizarlo. Cuando en política no miramos a la sociedad y al hombre en forma integral, entonces, la política está fallando, o mejor, estamos fallando en política y, por ende, deshumanizándonos como individuos y como organización o grupo social.
Nosotros creemos en la redención de América. Creemos y luchamos por el Hombre Nuevo, ese que no ha podido realizarse porque fuerzas y políticas adversas al Continente y a sus pueblos no lo han permitido, y mientras este fenómeno subsista, la atracción social estará preñada de repulsión de fuerzas que se enfrentan violentamente cerrándole el paso a la atracción apasionada, pero a la vez construyéndola.
Sólo cuando la política deje de encubrir realidades aparentes y formales y se meta hasta el fondo de la realidad real del Continente y sus pueblos; sólo cuando la política deje de ser la cancha de los países legales e institucionales y se meta hasta el fondo en los países ocultos y olvidados; sólo cuando la política deje de alimentar los apetitos de unos pocos y se convierta en la verdadera manera de relacionarnos con nuestros semejantes en procura del bien común; y sólo cuando la política vea al hombre en su integralidad, podremos decir que empieza a realizarse el hombre americano y de otras partes del hemisferio. Será el momento de la reconciliación del hombre con el hombre, de la sociedad con la naturaleza, del Estado con la sociedad y de ésta consigo misma y sus integrantes.
Será el momento del encuentro de la inocencia primitiva y nuestros orígenes con la utopía de un presente de realizaciones. Habremos reconciliado las ideas con el alma, y en últimas, todas las fuerzas se habrán compactado, sin perder sus particularidades, en una sola fuerza dinamizadora de la sociedad: La Atracción Apasionada. Será el comienzo de una nueva edad y una nueva era: La Edad del Cuarzo y la Era de la Transparencia; pero ya te dije que sobre este tema te contaré más tarde. Es un hermoso sueño y quien no sueña y no se aventura nunca podrá ser libre.
Yo creo que en el M-19 tenemos una serie de elementos básicos de la Atracción Apasionada. Es que esta fuerza no es algo que vendrá por allá quién sabe cuando. Cuando lo planteo como utopía me refiero al conjunto de la humanidad o, al menos, a gran parte de ella. La Atracción Apasionada es innata al hombre desde sus más remotos orígenes, como expresión individual y como expresión colectiva. Ha existido como fuerza cohesionadora de muchas comunidades y organizaciones a lo largo de la historia y, hoy por hoy, vemos comunidades que subsisten y avanzan gracias a dicha fuerza, a pesar del acoso a que han sido sometidas durante mucho tiempo. A mi parecer, el cristianismo en sus orígenes estuvo impregnado hasta el tuétano de la Atracción Apasionada. Era la hermandad; el uno para todos y todos para uno. El imán de Jesucristo, la idea de la redención del hombre y la consecuencia con ella en todos los comportamientos. Hoy en día no podemos decir lo mismo, pues el cristianismo, inmerso en una sociedad donde el hombre es lobo para el hombre, persigue, acosa y hasta destruye su hermano de creencia. Para citar un caso nacional y sin conocer mucho del modo de vida de los Arhuacos, me atrevo a decir que en sus comunidades existen valiosos elementos de la Atracción Apasionada.
La Atracción Apasionada está en la utopía, pero a la vez está como fuerza contendora frente a otras fuerzas en el presente, en la inocencia primitiva y en nuestros orígenes.
Te decía que el M-19, en su concepción y en su práctica, reúne una serie de elementos de la Atracción Apasionada. Veamos a vuelo de pájaro por qué.
Acordémonos de Jaime Bateman y su firme creencia de lo que él llamaba la “Cadena de Afectos” y la “Certeza del Amor” como fuerzas y comportamientos que fortalecen nuestro ideal, nuestras relaciones con los demás compañeros y con el pueblo y como defensas ante la adversidad y los sobresaltos; y, en definitiva, como el más grande aliento en este camino de la vida que hemos escogido: el de luchadores por un mundo nuevo redimido de sus miserias y libre.
Con la compañera Gloria Amanda Rincón, sin conocernos, sostuve una fluida correspondencia durante los tiempos de la prisión. Ella estaba en el Barne y yo en la Picota. Esa correspondencia nos dibujó tan bien el uno al otro que el día que nos encontramos parecía como si nos conociéramos desde hacía bastante tiempo; en una de sus cartas, ella me decía, lo recuerdo muy bien: “Afranio, cuando me llega el eco de la voz de los compañeros que enarbolando la consigna Vencer o Morir luchan en las calles y en el Frente Sur, siento que estamos adquiriendo el temple del acero y ese eco me suena igual a las notas musicales de la lluvia que cae sobre los tejados…”
La Negra Vásquez me escribía también desde la prisión, que estábamos viviendo la época de la “Resistencia y la Ternura”. No te imaginas, hermana, cuánta fuerza me dio esa carta de la Negra. Ya nos conocíamos y habíamos trabajado juntos, pero casi como quien dice “yo hago lo mío y tú haces lo tuyo”. La correspondencia nos permitió compenetrarnos bastante y se forjó una amistad que, creo, no tiene manchas. Nació la confianza mutua… En tales condiciones, uno puede confiarle a otra persona su mundo secreto. Yo tengo mi mundo secreto que va desde mi concepción del mundo hasta mis virtudes y mis pecados. Tú también tienes un mundo secreto. Todo mundo tiene su mundo secreto. Pues bien, la Atracción Apasionada posee la gran virtud de que nos permite abrir, a la luz del sol y sin temores, cohesiones o desconfianzas, ese mundo secreto. Y cuando ese mundo secreto que de seguro es más extenso en todo el mundo que el conocido, pueda abrirse, colectivamente, a la luz del sol y a los ojos de toda la gente, como un inmenso libro, se enriquecerá incuantificablemente la humanidad.
Fayad nos decía: “Dejémosle un margen de error a la gente”. Cuán humana y sabia es esa frase. Tan flexible y tolerante que nos garantiza el derecho a la reivindicación. Es la certeza de poder seguir adelante. Es la posibilidad de ejercer la libertad sin férreos y mohosos tabiques disciplinarios que cercenan la iniciativa y la sensibilidad del combatiente. El revolucionario, muchacha, es un hombre muy sensible, tiene que ser muy sensible y vivir la vida con intensa pasión. Frente a una época de automatismo y standarización, frente a una época de cálculo utilitarista, nosotros saltamos en defensa del hombre pletórico, el hombre de carne, huesos, mente y alma.
En sus orígenes, el M-19 se planteó y se propuso sumergirse en la realidad nacional: histórica, económica, social, política y cultural. Realidad que es compleja y que actúa profundamente conjugada, porque todos esos aspectos de la vida nacional influyen positiva o negativamente unos sobre otros. Lograr este objetivo implicaba para nosotros, romper con un modo tradicional de hacer política en el país; es decir, el replanteamiento consistía en integrar la política a la sociedad ubicando al pueblo como primer protagonista al contrario de lo que se venía haciendo, donde el pueblo no era sujeto de sus actos sino un objeto al servicio de los políticos tradicionales. Las organizaciones revolucionarias por su parte, así estuvieran llenas de muy buenas intenciones, actuaban al margen del pueblo y de la realidad nacional. No existía la Atracción Apasionada entre el pueblo y sus organizaciones; y no podía existir por que no había eso que llamamos Identidad. Alguna razón asistía a algún intelectual, creo que a Alberto Mendoza Morales, cuando afirmó que en Colombia tanto la oligarquía como la izquierda estaban desnacionalizadas.
A mi entender, el replanteamiento fundamental que hace el M-19 es el de la Identidad. Y la Identidad es un elemento de fondo cultural; y nosotros la planteamos y la buscamos de manera integral. No se trata, pues, de la identidad en torno a X o Y propuesta política. Se trata de la identidad en el rescate de la verdadera historia, el conocimiento del país real pero oculto e irredento, el enaltecimiento de nuestros valores, la defensa del patrimonio nacional, siendo el más valioso de ellos el cultural, tan expresivo y diverso; la convivencia pueblo-organización y, en fin, las propuestas acordes al presente que vivimos y en función del futuro de la comunidad nacional.
Se trataba en consecuencia de ir aterrizando en n nuevo pensamiento que no es la ideología de una clase, de un partido (los partidos por definición son excluyentes), ni de una secta, sino que es ese pensamiento que está en el modo de vida del pueblo; y en el pueblo lo que hay es modos de vida, cultura, ideologías… diversidad. Entonces, cuál es la clave: ser parte inalienable de tal diversidad para encontrar lo común a todas respetando la misma diversidad o lo que algunos llaman “la otredad”. Por eso, el M-19 es un Movimiento. Es heterogéneo en su composición social, en sus matices, creencias, etc. Así como en los océanos, a primera vista vemos de común el agua salada de muchos mares, así mismo encontramos de común en nuestro pueblo, primero que todo su diversidad, luego su vocación democrática, la necesidad de justicia social, independencia, vida con dignidad, gobierno de mayorías, defensa de nuestras culturas, paz…, pueblo fiestero a morir…, pueblo que no sucumbe ante su larga tragedia…, pueblo rebuscador y mágico para sobrevivir… Pueblo que sabe guardar secretos a gritos porque su mismo mundo es un secreto… Bueno, hermana, vamos encontrando identidades y a la vez forjando el imán de la Atracción Apasionada. Vamos encontrando ideas comunes, sentimientos comunes, creencias comunes, solidaridad, la Cadena de Afectos, una práctica y un estilo comunes: el popular… La política deja de ser el juego de unas ideas para pasar a empatar estas ideas con el alma colectiva.
Hay quienes afirman que este es n pueblo despolitizado. Eso no es tan cierto. Lo que ocurre es que el pueblo no se identifica con una manera de hacer política que a lo sumo lo que le afecta es el bolsillo y pretende arrastrarlo como oveja al redil sin permitirle ser actor de su película. Hay una visión castrada de la política y una visión utilitarista de la misma. La política se hace desde afuera y por encima del conjunto social afectándolo negativamente, cuando debería hacerse desde adentro del conjunto social para afectarlo positivamente. Y cuando la política se ejerce desde adentro del conjunto social tensa y dinamiza todas sus fuerzas: individuales, colectivas, materiales, racionales, emotivas, mágicas… Es cuando los pueblos son capaces de derrumbar o construir montañas. Es cuando la Atracción Apasionada se convierte en la fuerza rectora de una comunidad. Es cuando la gente dice “esto lo hago con amor”, y es que en verdad todo mundo le pone corazón y fe a sus actos. En estas condiciones aparece lo que yo llamo la “Entrega Total” individual y colectiva a una causa y al prójimo.
La Atracción Apasionada, como el amor, y ella es quizás la expresión más densa y sublime del amor, tiene sus momentos de luz y sus momentos de sombra, sus momentos de calor o frío, sus momentos de clamor y canto y sus momentos de silencio, sus momentos de acción y sus momentos lánguidos; pero lo que no podemos negar es que a lo largo de la historia de la humanidad ha sabido permanecer cuando no en el seno de un pueblo, comunidad y organización, sí en otros. Ella está latente en el hombre y es la fuerza ante la cual claudica el miedo. Ella es la fuerza capaz de mantenernos con la frente en alto a la hora de enfrentarnos a aquella respetable señora que llamamos Muerte.
¿No crees tú, muchacha, que en la Picota hubo suficientes elementos de la Atracción Apasionada que le posibilitaron al colectivo de presos políticos más grande del mundo en aquella época mantenerse unificado, en lucha y pensando y actuando en función del país durante más de tres años? La idea del gobierno de Turbay y de los militares era meternos en una misma cárcel y en un solo patio para que –según sus cálculos- nos acabáramos entre nosotros mismos. Por el contrario, allí nos conocimos de tal manera, compartimos de tal manera y nuestros familiares y amigos y el pueblo nos apoyaron de tal manera, que nos convertimos en una trinchera bien fortifi
¿No te parece, mujer, que en la batalla de Yarumales la Atracción Apasionada animaba a cada uno de los doscientos y pico o trescientos combatientes que enfrentaron durante veinticinco días consecutivos la agresión terrestre y aérea de las fuerzas del gobierno comprometidas en la operación en un total de catorce mil efectivos? Esto nos trae a mente el caso de Leonidas y sus trescientos héroes de las Termópilas, sólo que en este caso los héroes no murieron y únicamente sufrimos la pérdida fatal de seis de nuestros compañeros.
¿Y no te parece que durante el período del Diálogo Nacional, en los Campamentos de la Paz y luego en Aguablanca y Siloé, para no citar más casos, se dieron una cantidad de elementos de la Atracción Apasionada? Yo sí que viví cosas hermosas, de esas que le estremecen a uno todas las fibras del alma. Tú también las has vivido y estoy porque cada uno de nuestros compañeros ha sentido la acción de la Atracción Apasionada en algún momento de su vida organizada y en la comunidad.
En últimas, la política, para que lo sea de verdad, tiene que irrigar todas las fibras de nuestro ser, y a la vez, abonarse de ellas. Es que el ser humano no puede despojarse de sus dichas y pesares, de sus preocupaciones y sueños, de sus añoranzas y afectos… No, de ninguna manera. No podemos hacer tabla rasa de la tragicomedia ni en la vida individual ni en la vida social. No somos autómatas. No podemos, so pretexto de que estamos en guerra, dejar de ubicar a cada combatiente en el puesto de lucha donde mejor se siente y donde seguro va a rendir más, pues en ese lugar va a estar de corazón. No podemos meter el pez de agua dulce en agua salada porque se nos muere; y tenemos que aprender a valorar las capacidades y los actos de cada uno de nuestros compañeros. Tenemos que meternos tanto en el quehacer del pueblo, hasta tal punto que la identidad surgida de este comportamiento haga que la Organización no sea un puñado de hombres sino familias y comunidades enteras. Algo hemos logrado al respecto.
Fíjate, hermana, que cuando se logra el enraizamiento en el seno de la comunidad y de los hogares –o se está en su búsqueda- resulta uno metido en todos los problemas de esos hogares y esa comunidad. Dichos problemas son de la más variada índole, desde el rebusque del pan de cada día, pasando por la educación de los niños, la salud, rencillas, líos de linderos, deudas, vicios, fiestas, ideas, sectarismos, afectividades, organizativos, etc., hasta los conflictos que desencadena la nación de poder y los métodos de lucha para llegar a él. Y lo grave es que casi la totalidad de estos problemas tenemos que enfocarlos de diferente manera. Si en forma facilista le escurrimos el bulto a toda esta problemática de la población, entonces perdemos su confianza, nos aislamos y empezamos a ser un ente extraño y ajeno a la comunidad y sus afanes. Por consiguiente, en son de hacer política, no se trata de llegar a la población como el Mesías y la revelación de la gran propuesta democrática. ¡No! Tal revelación se cuaja allá en la comunidad como fruto de la compenetración y la identidad. Es decir, la revelación viva, activa y creadora es un resultado de la Atracción Apasionada.
La moral combativa, la mística, la Entrega Total…, van mucho más allá, hermanita, de estar de acuerdo con un proyecto. Ellas son como un soberbio río resultante de la confluencia de muchos ríos. Son el compendio de fuerzas conscientes e inconscientes. Son el encuentro del mundo secreto y el mundo conocido en un ser o en un grupo social. Son la claridad y el misterio que comprometidos en la aventura se juegan una suerte: la búsqueda de la libertad.
Y la libertad no es una dádiva ni una quimera. Ella es el fruto concreto de cada paso que da el hombre a través de la historia. Y esos pasos del hombre a través de la historia están llenos de sacrificios, sangre, entrega, dolor, alegrías, odio, amor, frustraciones, victorias, derroche de energías, cavilaciones, sueños, choque de fuerzas contrarias, ambiciones, errores, aciertos… De todo esto y de mucho más está hecha la política. Por su parte la libertad para llegar a ser en cada momento y en cada aspecto de la vida es una resultante de la Atracción Apasionada.
Para no llenarte más la cabeza con mis especulaciones cierro acá por hoy y quedo en espera de tu opinión sobre estos planteamientos. No sé, de pronto estoy equivocado; o de pronto me asisten algunas razones. De lo que sí estoy seguro es que creo sanamente en lo que te he manifestado en estas páginas.
Que la suerte generosa compañera de nuestras andanzas, esté contigo en cada paso del camino.
AFRANIO PARRA GUZMAN
Septiembre 15 de 1987
RUEDA DE PRENSA
Los Robles,
Febrero 17 de 1.985
PRESENTACION
Cuando faltaban dos días para que se iniciara el Congreso de la Paz y la Democracia, convocado por el M-19, el gobierno prohibió la realización del evento y montó retenes militares en las principales vías de acceso a Los Robles para impedir el paso de centenares de Colombianos dispuestos a participar en este foro abierto a la nación.
Si a unos pocos la convocatoria del M-19 pareció una provocación, las mayorías de este país entendieron qué se trataba del desarrollo lógico de la propuesta de paz que nuestra Organización ha venido impulsando desde la toma de la embajada dominicana, en 1980; y que desemboca en la firma del acuerdo de tregua y Diálogo Nacional en agosto de 1984, en Corinto, El Hobo y Medellín.
La tregua y el Diálogo Nacional marcan también el inicio de una nueva realidad en este país, caracterizada por la identificación masiva entre el pueblo y la guerrilla y el reconocimiento de ésta como fuerza y voluntad de cambio democrático. Ello se demostró con el abrazo colectivo que fue la celebración de los acuerdos, la respuesta de miles de colombianos a los actos políticos nuestros en desarrollo del Diálogo Nacional, y el espíritu nacional que impidió que el gobierno cumpliera sigilosamente -como se lo había propuesto- su objetivo de aniquilar en diciembre a la fuerza militar de la democracia, en Yarumales.
Si el periodo que va de la firma del acuerdo hasta la ofensiva del ejército contra el campamento del M-19 en Yarumales se distingue por la acogida popular ante nuestras propuestas de paz y democracia, los combates de Yarumales demostraron la existencia de una fuerza militar capaz de enfrentar y derrotar a la columna vertebral de la antidemocracia, a la par que anunciaba la extinción de la voluntad gubernamental de desarrollar el proceso de paz sancionado por los acuerdos de agosto.
Sin embargo, refrendamos ese nuevo acuerdo con un compromiso de cese de hostilidades y, ante el fortalecimiento de los enemigos de la paz en el gobierno, convocamos al Congreso de Paz y Democracia para que la nación entera participara y decidiera sobre los pasos a seguir en la consolidación de este proceso que nos interesa a todos los colombianos.
Al prohibir este Congreso, el gobierno no agredió al M-19: agredió nuevamente al proceso de paz, refrendando su voluntad de ponerle fin. No obstante, por encima de la prohibición y de los cercos, miles de colombianos se movilizaron hacia Los Robles, se tomaron iglesias, plazas, escuelas y calles, exigiendo su derecho a transitar por los caminos de la patria y de participar en un foro que era de todos. Otros cientos, rompiendo el cordón militar, llegaron hasta nuestro campamento: columnas de campesinos, indígenas, estudiantes, profesionales, políticos y periodistas, caminaron por trochas y evadieron la vigilancia militar amparados por la decisión de ejercer sus derechos.
Así, desde las iglesias ocupadas, las plazas, los retenes y el campamento guerrillero, desde todos los rincones del país, se expresó una presencia y una voluntad de participación. Todos realizamos el Congreso de la Paz y la Democracia: no como lo deseábamos, pero sí acompañados por esa vocación mayoritaria de hacer la paz, de realizar la democracia. Y juntos resolvimos:
Como la paz es tarea y responsabilidad fundamental del gobierno, y este gobierno se muestra incapaz de cumplir ese compromiso nacional, es necesario convocar a las mayorías a ser gobierno; un gobierno de justicia, dignidad y soberanía.
Con los periodistas que llegaron hasta este campamento, se reunió el Comando Superior del M-19, en rueda de prensa, para explicar esta decisión y convocar a las mayorías a constituir un movimiento nacional por la realización de un gobierno de mayorías para las mayorías.
Los Robles. Febrero de 1985
Todavía no ha terminado el congreso del M-19, pero ¿cuáles serían hasta ahora las principales conclusiones?
ALVARO FAYAD. La primera es el espíritu total de seguir con terquedad y optimismo a profundizar la paz y la democracia. Los colombianos tenemos derecho a paz y a democracia. El problema es que el gobierno, con sus últimos actos, nos demuestra que se aleja de ese camino. Y si el gobierno se aleja del camino de la paz y la democracia, nosotros vamos a tener que acercarnos al gobierno y a unas nuevas mayorías nacionales, para hacer un gobierno de paz y democracia en Colombia; dejar de ser oposición y dejar de ser eternos profetas para ser un gobierno capaz de cumplir con lo que anhela el pueblo colombiano: DEMOCRACIA, LIBERTAD, JUSTICIA...
¿Y cómo se van a acercar a ese gobierno?
ALVARO FAYAD. ¿Cómo se acerca un movimiento político al gobierno? Combatiendo, luchando, uniendo fuerzas, levantando la aspiración y la esperanza de un país. Alvaro Gómez, Virgilio Barco, Augusto Espinosa, ¿qué le pueden ofrecer como nueva situación, como nueva esperanza de vida a este país? En cambio, hay fuerzas jóvenes, democráticas y sanas, que si podemos ofrecer soluciones nuevas, estilos mejores. Para eso se necesita la voluntad política de ser poder, de ser gobierno. Se necesita el apoyo popular, se necesita ser y sentirse democracia, y recoger los grandes anhelos de todo el país para volverlos fuerza, volverlos lucha. Eso es lo que pensamos hacer.
Esto es suponiendo que el proceso de tregua continúa: porque si se da una nueva agresión militar por parte del ejército, ¿cómo se plantea ese acercamiento a ser gobierno?
LAS MAYORÍAS TENEMOS QUE SER GOBIERNO
ANTONIO NAVARRO. Todos los caminos conducen a Roma: unos más largos, otros más cortos; pero todos van al mismo lado. Nosotros creemos que sea cual fuere el camino que quede abierto, el objetivo es el mismo: convocar al nuevo país, al país de las mayorías, al país de la democracia, a que abra una perspectiva distinta, a que sea un nuevo poder e instaure un nuevo orden en este país. Porque ya el viejo orden ha demostrado su incapacidad para arreglar los problemas del país. Así que hay que convocar a un orden de mayorías, a un orden donde todos tengamos esperanzas.
GUSTAVO ARIAS (Boris). Pero es que la tregua se está rompiendo permanentemente. Y la rompe e) gobierno. La rompió en Yarumales. La está rompiendo ahora. Creo que ustedes son la minoría de los colombianos que deseaban venir y que pudieron llegar a este campamento rompiendo cercos, caminando por las trochas, las veredas; es decir, el impedimento del gobierno al Congreso de la Paz y la Democracia es también una agresión, un rompimiento, de hecho, de este proceso. Serán tan antidemocráticos que no dejan celebrar un congreso por la paz y la democracia; serán tan opuestos a la paz, que no dejan celebrar un congreso por la paz. Entonces, de hecho, la tregua se rompe y se sigue rompiendo. No solamente por ese acto de agresión contra el proceso de paz, contra los sectores democráticos del país, sino también con la permanente alza de los servicios públicos, con la permanente alza de los servicios de primera necesidad; y esa es la peor agresión contra el proceso de paz. Porque paramos los tiros para dialogar, para buscar soluciones para el pueblo: no para que se le quebrante.
CARLOS PIZARRO. Ya no preguntamos quiénes son los que agreden la paz, quiénes son los que agreden la democracia. La pregunta que nos hacemos ahora es quiénes quieren la paz, y quienes quieren la democracia, para avanzar con ellos hacia la conformación de unas nuevas mayorías auténticamente nacionales y auténticamente democráticas; para luchar, convertir a Colombia en esa patria que de verdad todos estamos anhelando.
Ya no nos preocupa mucho buscar a los agresores porque todos los conocemos: los vimos en el atentado en Florida, los conocimos en Yarumales, los hemos visto atajando las mayorías nacionales que querían dialogar por la paz y la democracia. Preguntarse uno quiénes agreden la paz es preguntarse algo que ya es pan comido.
El problema fundamental hoy es convocar a quienes de verdad quieren la paz y la democracia en Colombia. El M-19 asume el reto de no dejarse quitar la posibilidad histórica de convertir en realidad esas dos banderas que son las banderas nacionales de nuestra época. Por eso hoy nuestro lenguaje es un lenguaje positivo. No andamos haciendo una cacería de brujas porque ya sabemos quiénes son las brujas en este negocio. Lo que si hacemos es llamar a todos los hombres que se movilizan por estas banderas. Y tenemos por delante mil congresos por la democracia, mil jornadas de lucha del pueblo por mejorar su situación de vida, y la absoluta certeza de que, entre todos, estas banderas que nos estén siendo negadas todos los días las vamos a convertir en realidad.
GERMAN ROJAS (Raúl). En nuestro país hay un vacío de dirección política de parte de los partidos tradicionales. Al gobierno le queda solamente un resquicio del cual se ampara, que es la legalidad. Y el gobierno, al agredir la democracia, necesariamente agrede al pueblo. Así pierde hasta ese resquicio de legalidad. En este proceso, cuando se llega a un punto culminante citando al pueblo a un congreso por la paz y la democracia, el gobierno responde agrediendo al pueblo y agrediendo profundamente el proceso de paz. Y ante el vacío de dirección política de la paz, anhelo fundamental de nuestro pueblo, alzamos la propuesta de que las fuerzas democráticas se constituyan en gobierno.
VERA GRABE. Sí, como que se van trasladando los ejes: el problema ya no son tanto los acuerdos con quienes se oponen a la democracia, sino los acuerdos y la búsqueda de soluciones de los que la queremos. En esa medida, los que no quieren la democracia son un obstáculo que tenemos que enfrentar y vencer quienes aspiramos a un futuro distinto para el país.
¿Cuáles van a ser los mecanismos para enfrentar a los enemigos de la paz?
CARLOS PIZARRO. Va están dados. El enfrentamiento se vive de acuerdo al tipo de agresión que se produzca... Ahí está un pueblo que se tomó las iglesias para defender un congreso que sentían propio porque las banderas de ese congreso eran sus banderas; ahí están los cientos de hombres que pararon en las calles, a dormir en las calles, en las vías de acceso hacia el congreso, y que tuvieron en ese tirarse en las calles su expresión de lucha; tenemos los cientos de hombres de Florida y los cientos de mujeres que tuvieron que vivir la paranoia del ejército haciendo tiros al aire y haciendo tiros a nuestra gente, por estar buscando tener alguna presencia y participación en este congreso; tenemos la respuesta de honor y dignidad que nos tocó dar a nosotros en Yarumales ante la agresión al proceso de paz; tenernos las jornadas de lucha de este país, las huelgas y los paros cívicos que exigen reformas para ya.
Entonces, pensamos que los caminos son tan infinitos como infinitas sean las dificultades y agresiones; y creemos que en todo este tipo de respuestas vamos encontrando nosotros el camino nacional para lograr que estas mayorías que quieren la paz y la democracia en Colombia tengan los resultados positivos que todos esperamos.
En Florida, un municipio cercano a este campamento, la gente está comprometida con lo que pasa acá. Si le preguntamos a cualquier habitante de Florida por qué está con ustedes, la única claridad que expresa es que en este momento hay un grupo de personas con armas, combatiendo por las injusticias y por las cosas que les hacen a ellos. Pero una claridad política, la gente no la tiene. Entonces, cuál es ese diálogo, cuáles los argumentos para explicarle a la gente el por qué luchar, cuál la plataforma -por decirlo así- que ustedes ofrecen y los separa del estilo de los partidos tradicionales.
ALVARO FAYAD. Vos lo señalaste: la gente dice “un grupo de hombres con armas que quiere justicia". Qué más plataforma política, qué más claridad política que la justicia y un grupo de hombres en armas. Qué más claridad política que la gente se lance a conversar y ponerse de acuerdo con el movimiento guerrillero para hacer la democracia; qué más claridad política que lanzarse a las calles; qué más claridad política que buscar dentro de un paro cívico la solución de sus necesidades inmediatas; qué más claridad política que saber que este gobierno no va a dar pan ni democracia y que por lo tanto necesitamos un nuevo gobierno.
Mire: antes, el ejército cercaba a la guerrilla para que la guerrilla no saliera del monte; hoy tiene que cercar a un país para que ese país no llegue a la guerrilla. Ese cambio, esa nueva actitud del país, de la nación y de nosotros, quiere decir que en Colombia están maduras las condiciones para que la mayoría seamos gobierno.
El Diálogo Nacional, aunque se retire el partido Liberal, aunque se retire el partido Conservador, sigue siendo para nosotros un instrumento fundamental de la democracia, unido al paro cívico, a los movimientos guerrilleros, a la protesta por (a agresión a tos derechos humanos y a los intelectuales y a la prensa libre. Toda lucha hoy tiene un centro de decisiones: ser gobierno. Y nosotros empezarnos a tener, como M-19, toda la convicción, toda la capacidad, y toda la fuerza para darle -no claridad política, porque ya existe- sino posibilidad y fuerza a esa necesidad de ser gobierno. El dilema de los colombianos hoy no es entre Alvaro Gómez o Virgilio Barco; el dilema hoy está en si la oligarquía va a hacer un gobierno continuista, antidemocrático y antipatria, o si las grandes mayorías fundaremos un gobierno de paz y democracia en Colombia.
Aquí hay un cerco: desde esta loma vemos a los soldados, al ejército. Por tanto, hay un riesgo inminente de que se repita la historia de Yarumales. ¿Cuál es la actitud de ustedes, y en caso de repetirse la confrontación, qué consecuencias podría traer?
CARLOS PIZARRO. Ya es costumbre para el M-19 vivir en medio del cerco, pero lo grave no es el hecho de que tengamos ejército en los alrededores, que nos cerquen a nosotros, sino fundamentalmente que cercan la posibilidad de participación del pueblo en las decisiones que el M-19 tome. Y es importante que nosotros tengamos siempre la capacidad de convocar a la mayoría de colombianos por las mejores banderas que ha tenido este país.
La nación entiende, desde hace mucho tiempo, que esas banderas, antes manoseadas y convertidas en demagogia, hoy tienen unos protagonistas que les dan contenidos, que les dan fuerza, que les dan perspectiva histórica. Creo que sobre eso el pueblo tiene ya la convicción de que la democracia por fin tiene carne y tiene sangre, tiene protagonistas y hombres decididos a defenderla. Ese es el país que no se puede aniquilar, ni se puede mantener en permanente cerco ni se puede asfixiar. Por eso, todo lo que se hace como intento de atacar el proceso democrático, carece de porvenir.
EL GOBIERNO RETROCEDE FRENTE AL RETO DE LA PAZ
¿Qué opinión tienen en este momento sobre e gobierno? Ha habido un cambio en su política. ¿Cómo se compagine esto con lo que empezó, haciendo?
ANTONIO NAVARRO. Belisario Betancur es la cabeza de un gobierno que retrocede. Todo gobierno responde a un proyecto político propio, pero también responde a una determinada relación de fuerzas Y lo que está claro es que el proyecto político del gobierno de encontrar una solución política al problema de la lucha armada en Colombia, está agotado o tiene muy poco margen.
Yo diría que Belisario está empezando a caminar por la senda que desde el principio caminó Turbay: entregando el orden público a los militares. Aquí las autoridades civiles del Valle y del Cauca no tienen nada qué ver con lo que pasa en Corinto, en Miranda y en Florida. La autoridad máxima de Florida, hoy, es el ejército; no es siquiera la policía. Cuando al Ministro de Gobierno se le pide información sobre lo que pasa en Yaruma les, o lo que pasa en Corinto, responde: 'Pregúntenle al general Vega Uribe"
Es entonces un gobierno que perdió la iniciativa, que perdió en gran parte su libertad de acción; que la única bandera con la que ha mostrado algunos resultados al país -que es la bandera de la paz- está quedando en manos del pueblo porque ha sido incapaz de comprometerse con las transformaciones que implica la paz.
GUSTAVO ARIAS. Era previsible que este gobierno se comportara así. Es un gobierno oligárquico que desde hace cien años se está comportando igual, con promesas incumplidas; éste es el motivo por el cual nosotros no entregamos los fusiles; solamente los silenciamos, pusimos sus trompetillas hacia abajo. Porque nos han enseñado estos
LA PAZ EN MANOS DEL PUEBLO
Retirado el partido Liberal del Diálogo, ustedes insisten en el Diálogo Nacional…
CARLOS PIZARRO. El diálogo Nacional no es instrumento del partido Liberal ni del partido Conservador. Es el instrumento de la nación colombiana. No vamos a dejar a la nación sin ese instrumento y tampoco vamos a descalificar ninguno de los instrumentos que hemos usado hasta ahora. No es el partido Liberal el que les dice a los colombianos que no se puede dialogar. Es Colombia entera la que les dice a los partidos tradicionales: llegó la hora de dialogar, llegó la hora de cambiar su actitud de espaldas al pueblo para mirar de cara al pueblo; y si no miran de cara al pueblo, el pueblo sí está mirando de frente las soluciones que requiere.
El pueblo, y el M-19 como parte de ese pueblo, si tiene una actitud de controversia, de discusión, de búsqueda de propuestas y de soluciones para los problemas nacionales.
El partido Liberal se ha salido de la historia colombiana demasiadas veces, y se ha salido de las necesidades de nuestra nación demasiadas veces. Nos han traicionado demasiado. Por eso los partidos tradicionales tienen hoy, como cuota y saldo final, la desconfianza de nuestra nación en ellos. Y por eso cuando Belisario se sale de esta jornada por la paz y la democracia también se va quedando sin pueblo. Y esta es la única soledad que en politice no se puede soportar: porque esa soledad significa la traición, significa el engaño, significa la demagogia, significa el oscurantismo en un país. El M-19 mantiene la luz, porque está al lado del pueblo con las banderas del pueblo.
Los partidos tradicionales, la guerrilla y la izquierda, con todos sus intentos, se han tomado siempre las causas sociales sin dejarle al pueblo mayor cosa. Así encontramos un pueblo en quiebra, un pueblo que no cree en ninguna línea política. Tal vez con excepción de esta parte del país, nadie dice que está representado por el M- 19
ANTONIO NAVARRO. Si cree en las encuestas, yo le puedo hablar de algunas realizadas por los partidos tradicionales. El partido Liberal, en la última de ellas, pregunta: "Cómo ve usted al M-19, ¿bien o mal?" Y un porcentaje muy alto de la población responde positivamente. Creó que no es solamente en esta zona del país donde hay una aceptación grande por la alternativa y por la esperanza que representa el M-19. Nosotros, los de la Comisión do Diálogo, hemos recorrido el país desde la costa Atlántica hasta Ipiales, en la frontera con Ecuador; de Venezuela hasta Panamá; y en todas partes hemos llenado plazas, y hemos contado con una expresión masiva de apoyo. En estos cuatro meses de legalidad hemos visto de todo: hasta la hermana del alcalde de un pueblo de Cundinamarca se quería venir para el M-19. Lo que hemos vivido es que en todo el país las banderas del M-19 entusiasman y movilizan a la gente.
ALVARO FAYAD. Y hay otra cuestión: en este país sí hay desesperanza porque sólo dos partidos han sido gobierno desde hace mucho tiempo. Nosotros nunca hemos sido gobierno, ni desde el gobierno se han realizado alternativas democráticas...
¿Significa esto que el M-19 va a ir a elecciones?
ALVARO FAYAD. Para ser gobierno no es suficiente ir a elecciones: ANAPO fue a elecciones, ganó el 19 de abril de 1970 y nunca fue gobierno. El problema de la cuestión electoral es de verdad en función de qué se lucha y en función de qué se hace y qué se le propone al país. La gente en Colombia se expresa de mil maneras, lucha de mil maneras: a través del paro cívico, del diálogo, la abstención, las elecciones, en los movimientos político-militares, o a través de la opinión independiente. Toda esa opinión, todas esas maneras de ser, las queremos convertir en una sola fuerza, en una sola vocación y en una sola decisión de ser gobierno. Porque el problema del gobierno no se decide cada cuatro años, en un día. Se decide en 34 cada momento, en cada lucha.(36)
Nosotros, hoy, frente a los candidatos de los dos partidos -Espinosa Valderrama. Barco y Alvaro Gómez- estamos diciendo: ustedes tienen ideas de gobierno y presentaron sus nombres para ser gobierno en este país. Nosotros también tenemos ideas de gobierno y queremos ser gobierno en este país. Reunámonos para ver cómo van a ser las condiciones hoy de la paz y de la democracia. Hoy no se puede presentar una bandera de paz al final de una campaña electoral.
¿Qué están haciendo esos dos partidos hoy por desarrollar la paz y la democracia? Entonces empecemos a darle a las elecciones desde ya; no a las elecciones como el acto de votar, sino como un acto de desarrollo de la paz y la democracia. Las elecciones no son sino consecuencia de una situación político-militar y social que está viviendo la nación entera.
GERMAN ROJAS. Cuando sube Betancur toma las banderas que nuestra organización había estado agitando con el pueblo. Y si bien no todo el mundo está organizado en la lucha con el M-19, si nos damos cuenta que el país se ha movido con nuestras banderas de paz y democracia. El gobierno las ha utilizado demagógicamente. Pero el pueblo ha expresado un anhelo, y ese anhelo es lo que más cuenta; lo que más nos interesa hoy es ese deseo del pueblo de romper las cadenas que lo tienen lejos de la democracia.
No pretendemos que todo el pueblo hable del M-19. Lo fundamental es lo que se está dando: el pueblo ha recogido la esencia de lo que es la democracia real y auténtica. Y ante un llamado a un congreso que hace el M-19, por ocho días no se habla de otra cosa. Pero no se habla sólo del M-19, sino de que se ha agredido el deseo de participar del pueblo en un evento democrático. Y la gente ha respondido con fuerza; a este congreso asistió un montón de gente; y muchos de los que se quedaron por fuera, manifestaron su protesta ante los impedimentos del gobierno.
MARCOS CHALITA. Nosotros sí pensamos que el pueblo ha perdido la fé y la esperanza en los dos partidos tradicionales que ya por 160 años han gobernado nuestro país. Se ha perdido la esperanza porque el gobierno, las oligarquías, no le han dado respuesta a los problemas de la nación. Sí nos ponemos a hacer un análisis de estos últimos cinco meses, después de la firma de la tregua para el Diálogo Nacional, nosotros concebíamos que parábamos las hostilidades para que el gobierno le resolviera los problemas políticos, económicos, sociales, al país. Cómo un pueblo no va a perder la confianza, cómo no le va a perder fé al gobierno cuando sus respuestas a los grandes problemas que tiene el país son, por ejemplo, hechos como el desalojo a los indígenas de López Adentro. Cómo no va a perder esa esperanza, esa confianza y ese anhelo de paz y de justicia, de la "democracia" sobre la que habla Belisario Batancur, cuando se asesina vilmente al único cura que representa a más de seiscientos mil indígenas en Colombia. ¿Y cuál ha sido la respuesta a los dos y medio millones de desempleados?
Entonces el pueblo busca alternativas. Nosotros decimos que las banderas están, la plataforma está - la reforma agraria, mejores salarios, educación, casa, créditos, salud..-, y el pueblo acompaña a las organizaciones que estemos dispuestas y siempre adelante, buscando esa justicia con dignidad.
Los representantes de organizaciones sindicales y cívicas afirman que durante este tiempo de Diálogo Nacional ha habido más muertos escondidos, ha habido más represión escondida, y ellos no se sienten favorecidos en ninguna manera. ¿De qué forma está sirviendo el Diálogo Nacional a estas organizaciones? ¿Cuál es la posición de ustedes frente a esa situación?
ALVARO FAYAD. El único instrumento no es el Diálogo Nacional. Este ha recorrido el país recogiendo opiniones, recogiendo fuerzas sindicales, políticas, intelectuales, campesinas, para plantear reformas. Pero también están como instrumentos la lucha sindical y el paro cívico, la protesta popular, el negarse a pagar tarifas altas de servicios públicos; está como instrumento la lucha estudiantil por las universidades oficiales a las que se ha recortado el 50 por ciento del presupuesto; están como instrumento las fuerzas político-militares del pueblo.
El problema es que es una lucha nacional, una lucha que abarca a todo el país. Si la industria está quebrada y no hay presupuesto, si a los empleados sé les restringe el alza de salarios a un diez por ciento, si Colombia pierde su soberanía ligándose a las imposiciones del FMI, si se quiere poner una camisa de fuerza a la prensa, así como está haciendo Belisario Betancur, quiere decir que el problema económico, social, político de la democracia abarca al conjunto de la nación. Entonces, todo instrumento de lucha, toda forma de protesta, toda opinión independiente, tiene que convertirse hoy, ya no en instrumento para protestar y plantear reformas, sino en instrumento que porte la decisión fundamental, y para ya de ser gobierno.
ANTONIO NAVARRO. Aquí ha sido tradicional que se individualicen las ganancias y se socialicen las pérdidas. Hoy nos están obligando a que todos paguemos los efectos de una crisis que no generé el país, mientras en la época de bonanza fueron unos pocos los que consiguieron los beneficios. En este periodo de crisis, entonces, e) Diálogo nacional no puede ser ni la única forma de lucha ni la solución a todos los problemas, menos cuando ese intento de buscar una solución civilizada al problema de la lucha social -que no ha parado, ni va a parar porque hagamos cese en la lucha armada- está cerrándose ante la incapacidad del gobierno de mantener sus banderas frente a la presión de los sectores de derecha. Hay una crisis gravísima que nosotros pensamos que no tiene que pagar todo el mundo.
"Aquí ha sido tradicional que se individualicen las ganancias y se socialicen las pérdidas"
ACTUAR Y DECIDIR AHORA:
GARANTÍA DE DEMOCRACIA
Ustedes hablan del monopolio de los partidos tradicionales sobre el poder. ¿Qué garantías va a tener el pueblo de que efectivamente ustedes van a hacer un gobierno democrático y popular?
ANTONIO NAVARRO. "Por sus obras los conocereís". Por lo que estamos haciendo ahora, por quienes participan, porque no nos vamos a tomar el gobierno solos; yo creo que usted va a participar con nosotros. Todos los demócratas de este país tenemos que hacerlo juntos. Las garantías están dadas por la amplitud de fuerzas y sectores que participen.
Alguna vez, hablando con delegados del gobierno, nosotros le decíamos al Presidente de la República que por qué no usaba el apoyo popular que tenía para impulsar el proceso democrático; Que por qué un presidente que había logrado concitar tanta opinión favorable y mantenerla durante tanto tiempo, no convocaba esa opinión, a ese pueblo, a ese país, para que se produjeran las transformaciones que todo el mundo esperaba y que eran las únicas que podían consolidar el proceso de paz. Y en un momento dado el representante del gobierno nos dijo: "Mire, ustedes nos están diciendo que recurramos al pueblo, pero el que tiene el pueblo no tiene nada; porque el poder aquí lo tienen son instituciones concretas". Nosotros estamos convocando a ese pueblo porque tener al pueblo es tenerlo todo.
La garantía de que un gobierno nuevo sea democrático es, primero y fundamentalmente, quiénes participan en el logro de ese gobierno: si participan activamente, organizadamente las mayorías, si luchamos todos los demócratas y los que queremos la transformación del país, estamos seguros de que ese gobierno va a ser democrático que va a representar a unas nuevas fuerzas, unas nuevas instituciones, unas nuevas mayorías.
CARLOS PIZARRO. Si nosotros no somos capaces de desencadenar el protagonismo histórico de toda esta nación y de todo este pueblo, por supuesto que no va a haber democracia. El problema de la democracia no es simplemente ganar aliados, fuerzas, sino fundamentalmente lograr que todos se sientan parte de las decisiones y parte también de los sufrimientos, las angustias y los beneficios de una transformación social. Entonces, cuando el periodista -por ejemplo- se integra a ese proceso y participa para romper con las amenazas de rejas y engaños que le da el Presidente de la República, según dice la Revista SEMANA; cuando el obrero entra a ser parte de este proceso; cuando el campesino también se siente partícipe, indudablemente vamos a reunir un protagonismo nacional que es muy fuerte. Y ese es el sustento de la democracia.
En este momento, cuando vemos que ese protagonismo se vuelve activo, que la gente empieza a vivenciar esta lucha por la paz y la democracia en Colombia en los congresos, en los encuentros, en las luchas sindicales y cívicas, nos vamos encontrando con que es imposible que no podamos ejercer un gobierno de verdad democrático. No estamos arrastrando a la gente; estamos es abriendo las puertas para que la gente participe con nosotros en esta lucha. Aquí decíamos, antes de convocar a este congreso, que como organización política éramos demasiado estrechos, que éramos muy pocos los hombres que estaríamos decidiendo los destinos del M-19. Por eso convocamos a un congreso; que no fuera solamente el grupo de hombres que ha forjado el M-19 durante diez años los que tomaran las decisiones en este momento político, sino que pudieran participar representantes del conjunto de la nación. Entonces nos estábamos abriendo: para de verdad ser democracia, aun antes de ser gobierno. Esta concepción y esta práctica es la garantía fundamental de que siendo gobierno nosotros no impongamos en el país esquemas antidemocráticos para la solución de los problemas nacionales.
Hoy el desafío es ese: que en todas las jornadas de lucha, en el Diálogo Nacional, en el paro cívico, en la protesta popular, en las denuncias, en los congresos, o en cualquier búsqueda de soluciones, ir configurando el bloque que protagoniza la historia en Colombia. Y ese bloque está en gestación. Por eso, hoy es más posible que nunca plantear ser gobierno, plantear ser democracia, y plantear la paz como una alternativa para Colombia, después de haber oído hablar de paz y democracia por 150 años, sin haber podido vivirlas ni sentirlas.
Simplemente llenemos de protagonistas este proceso histórico. Hoy no podemos cerrar las puertas a nadie porque las mismas mayorías nos están diciendo, “ábrase, porque nosotros queremos decidir también". Y nos estamos abriendo: queremos ser de verdad la razón social de todas las luchas democráticas en Colombia, no sólo dando la posibilidad de actuar con nosotros, sino de decidir al lado nuestro.
VERA GRABE. No estamos convocando solo a las fuerzas del M-19 a ser gobierno, sino a la democracia. Eso es mucho más amplio y hay que aclararlo porque estamos convocando a todos los sectores interesados en la democracia y necesitados de democracia: a los industriales, a los cristianos, a los campesinos, a los trabajadores, a los estudiantes... Entonces, además de que el M-19 siente la necesidad de ampliarse, está convocando a muchos sectores a que sean gobierno; un gobierno que exprese la esencia de la democracia, es decir, un gobierno pluralista.
Navarro mencionó que un representante del gobierno le dijo algo sobre el peso real de las instituciones... Ustedes son una institución como son las organizaciones populares, las centrales obreras, y las demás organizaciones armadas. La historia de las relaciones entre estas instituciones en los últimos treinta años ha sido conflictiva, y en estos días estamos viendo esas denuncias y contradenuncias entre las FARC y el grupo Ricardo Franco, por ejemplo. ¿Qué progresos se han hecho que puedan hacer pensar que estas relaciones van a funcionar de una manera menos conflictiva en el futuro?
CARLOS PIZARRO. No creo que sea cierto que este sea un país de grandes instituciones. Lo que hay son cantidades de sectores sociales y cantidades de líderes naturales del pueblo que no caben en las actuales instituciones. Hay que crear un marco institucional que permita la participación de todos estos sectores que han permanecido ajenos al proceso de toma de decisiones en el país. Hay cantidades de movimientos cívicos que empiezan a surgir contra toda institución y a buscar los elementos de unidad que les permitan ganar realmente una presencia de fuerza y de posibilidad histórica: los movimientos cívicos del oriente antioqueño, por ejemplo, los de Nariño y tantas otras partes del país.
Ahora, por supuesto que también hay elementos institucionales que se suman a este proceso. Por ejemplo, la convocatoria de desagravio por parte de las centrales obreras a lo que se hizo aquí, en esta zona, para impedir el congreso. El Diálogo Nacional sirve para eso. Es un proceso de acuerdos y hechos que integra los objetivos que nos proponemos todos. La identidad lograda en tal proceso evitará en el futuro la pugna, la carnicería entre las fuerzas de la democracia. Y el Diálogo también es útil para darle cierto marco institucional a una cantidad de sectores que están siendo aplastados por negárseles toda posibilidad a que hagan presencia política. El Diálogo Nacional es, pues, un proceso de búsqueda de nuestra identidad de objetivos, criterios y propósitos.
Es imposible que una sola organización globalice toda la diversidad de este país; no podemos meter en una organización todo el pluralismo de este país, pero, de todas formas, las organizaciones que pretendan avanzar con las mayorías, tienen que generar en su seno ese pluralismo. Y por eso la lucha nuestra; como organización, es también por mantener nuestro pluralismo y nuestra diversidad a nivel interno, y darle cabida al mayor número posible de sectores. Se trata de lograr la mayor identidad en una sola organización; pero en una organización volcada hacia las otras, hacia las instituciones, de modo que nuestro pluralismo sea mucho más rico.
GUSTAVO ARIAS. El proceso está botando una nueva realidad en el cómo nos vinculamos las organizaciones armadas al pueblo, cómo el pueblo se integra cada vez más a estas organizaciones y la simbiosis organización armada-pueblo, pueblo- organización armada es cada vez más evidente. Los progresos en la unidad guerrillera -menos indicativos pero no menos importantes- son todavía tibios, no tienen aún la firmeza que requiere el proceso revolucionario, pero son cada vez más firmes, en la misma medida en que va siendo mucho más exigente la unidad guerrilla-pueblo, pueblo-guerrilla.
ALVARO FAYAD. Lo que estamos viviendo hoy aquí es que hay un país institucional y otro que no está en esas instituciones, que se está levantando, que quiere hablar y que quiere ejecutar su propio destino. Nosotros no aceptamos el honor de ser institución. Por eso estamos diciendo que todo hombre que luche por la democracia, los que se inscribieron en Hobo y Corinto, y quienes se han sumado al Diálogo Nacional, tenemos que ser un movimiento político y social. Hoy todo el que lucha, en la universidad, en el paro cívico, o en el cabildo, ya sea en el campo de la ecología o de los derechos humanos, es decir, todo el que esté identificado con la democracia y la paz, es parte del M-19. Sobre ellos va nuestro apoyo y toda nuestra decisión de acompañarlos en sus luchas.
El gobierno pretende hacer de cada propuesta nacional de renovación una institución y ni siquiera quiere hablar de remozar las que ya existen. Así, el diálogo que debe ser una cuestión de cabildos abiertos y de plazas públicas, lo quisieron convertir en una institución en salones cerrados. Y la Constitución que si es una institución -de asas bien grandes, elefantiásicas- ya le queda estrecha al país. Los partidos políticos también son verdaderas instituciones, pero no son vocería, ni instrumentos de ejercer la democracia como son el cabildo abierto, el paro cívico, la protesta de ese país real y vivo, ese que no cabe en las instituciones. A ese país no institucional es al que le estamos diciendo ahora, juntémonos y hagamos un nueve orden económico y político; juntémonos y hagamos una nueva manera de vivir, de ejercer nuestras opiniones y nuestros destinos, y hagamos de verdad a Colombia una nación donde haya una economía en función de las mayorías, donde haya una libertad en función de las mayorías, donde haya partidos políticos, varios partidos políticos en función de las mayorías. Ese es el gobierno que queremos: pluripartidista, con economía abierta, con prensa libre y fundamentalmente en función de la dignidad, la soberanía y el bienestar de una nación que ya se lo merece.
EL COMBATE, CAMINO DEL TRIUNFO
En este campamento se vive un estado de preguerra. Se encuentra uno con que el ejército tiene minados, está haciendo trincheras y aquí se están preparando para la defensa. Lo que siempre pienso, y se lo pregunto a los guerrilleros del Caquetá, es ¿cuántos muertos pusieron allá los campesinos? ¿Dos mil? ¿Cuántos pueblos fueron arrasados por la represión de Turba Ayala? ¿Cuántos? Aquí seguramente irá a pasar lo mismo con los campesinos que están cerca. ¿Qué mecanismos de defensa tiene esta gente?
GERMAN ROJAS. La situación de hoy es muy diferente a la que se presentó en 1981 en Caquetá y en el país. En esa época el gobierno lanzó una acción totalmente genocida contra la población, acordonó la zona y no hubo ninguna repercusión a nivel de denuncia en el país. Ahí el gobierno hizo aldeas estratégicas y mató a más de dos mil campesinos... Hoy, en cambio, no más por trancar una propuesta democrática como la del Congreso, el gobierno se enfrenta a su pueblo. Eso es evidente; si aquí hay un choque, la guerra va a adquirir un contenido totalmente nuevo. Aquí se avecina un proceso de lucha de masas que no van a ser tan indefensas como lo fueron en esa época. Hoy en día el proceso de guerra se extendería a todo el país.
Lo que uno ya ve es un gobierno totalmente desorientado, dando bandazos. Y ahí está el gran peligro; es el riesgo de que, acorralado, lance sus fuerzas anárquicamente, a hacer un genocidio. Por eso, también, la necesidad de convocar a las fuerzas democráticas: el pueblo tiene la fuerza suficiente para trancar esa posible acción militar.
CARLOS PIZARRO. El problema del terror es cuando se da sin producir ninguna respuesta... o la sola respuesta del pánico. Pero a este pueblo ya no lo pueden aterrorizar. Simplemente oyendo lo que planteaba Raúl, yo pensaba: ¿quién va a tenerle miedo a una aldea estratégica en esta zona? ¿Acaso pueden hacer de Cali una aldea estratégica? ¿Dónde meten a millones de personas para impedir que luchen por la libertad y la democracia? Para que se pueda luchar tiene que haber algo por dentro de los hombres y ese algo por dentro es lo que se ha ganado en todo este proceso. Y frente a la agresión este pueblo ha respondido con coraje y con lucha.
Colombia está viviendo una realidad completamente diferente a la que se vivía antes de la firma de los acuerdos porque hoy todos somos (os defensores de los acuerdos, porque hoy la ruptura de la tregua nos toca a todos. Cuando llegarnos a firmar la tregua se decía: es un problema entre el movímiento armado, el gobierno y un sector del país comprometido con la paz. Pero hoy vamos sintiendo que la responsabilidad histórica de la paz y la democracia es de tanta gente, que es muy difícil que se puedan volver a vivir los sucesos trágicos que se vivieron en Caquetá.
Y hay más elementos. Hemos ganado confianza porque hemos visto que ya el ejército no puede resolver el conflicto con el movimiento armado y va a quedar todavía más aislado si nos impone una guerra civil. Porque la victoria popular no se reduce o haber logrado la firma de unos acuerdos en Corinto, Hobo y Medellín: es todo lo que significa para el país entere esa firma, dados los hechos que se desenvolvieron a partir de ella.
Veo una contradicción. Se habla del diálogo, del proceso de paz, de que todo está avanzando hacia un camino en el que debe converger todo el mundo Pero al mismo tiempo Pizarro habla de una guerra civil. ¿No hay contradicción entre esos das puntos?
ALVARO FAYAD. Es contradictorio, pero esta realidad en Colombia es contradictoria. Es decir está en choque. Hay dos lenguajes en este país: el de los que decimos se necesitan cambios en Colombia, sentémonos todos los que tenemos derecho a hablar y ganas de participar y decidamos los destinos de este país; otros, los que dicen: "entréguense, ríndanse... la ANIF lo acaba de repetir: "La paz sólo se consigue ganando la guerra". Una cosa es la que viene desde las alturas de las minorías, y otra la que se viene desde las amplias mayorías, desde los paros cívicos, los campamentos guerrilleros, las movilizaciones populares.
Al borde de la paz siempre se habla de guerra. Por eso dice Belisario que Vega Uribe es el "Ministro de la Paz". Por supuesto que habla de la paz de ellos y consagra a Vega Uribe como uno más de los muchos pacificadores que ha tenido este país.
Nosotros hablamos de una democracia real. Hemos sentido el apoyo de las mayorías, y si vemos que la nación se rebela frente a las minorías como no tener mínimamente el sentido común de convocar a esas mayorías y gobernar con ellas. Si nuestro acierto ha sido haber apelado a las mayorías, cómo no vamos a gobernar siendo mayoritarios y democráticos...
ANTONIO NAVARRO. Hoy tenemos que repetir que no hemos abandonado ni vamos a abandonar nunca la paz, que es compromiso fundamental del M-19. Hoy mantenemos la tregua y no la vamos a romper; hoy mantenemos el diálogo y no la vamos a romper; hoy mantenemos todos los instrumentos posibles que sostengan la situación política de tregua que hay en el país. No seremos nunca los que rompamos eso.
Cuando hablamos de que es factible que se venga una guerra civil, es porque así lo está diciendo la gente que tiene con qué hacer esa guerra civil, y porque el análisis de la situación nos lleva a pensar que es una posibilidad, aunque no la queramos. Para evitarla, firmamos la tregua. No para que parara la lucha social, porque la lucha social no se puede parar nunca; no mientras haya desigualdad, injusticia y cosas que cambiar.
CARLOS PIZARRO. Ellos no quieren vivir la situación de guerra civil pero tampoco quieren buscar los instrumentos para evitarla. Entre más pierden iniciativa política, respaldo en la opinión, y quedan más acorralados por la exigencia popular de las reformas para hoy, se sienten más tentados a hacer uso de los instrumentos para romper la voluntad política de la nación.
Nosotros tenemos, por el contrario, que sumar; sumar salidas, sumar soluciones, sumar hombres que luchen por un país mejor. Y eso significa mantener siempre una iniciativa hacia adelante, poner en evidencia las maniobras y la demagogia de esta oligarquía. Por eso no se aguantan al M-19. Se aguantan mil cosas, pero no al M-19. No se aguantan al M-19 en la plaza pública, ni en el diálogo, ni haciendo congresos por la paz; no se aguantan al M-19 actuando políticamente.
Sabemos que se les está acabando el oxígeno, y también sabemos que el tope lo pondrán ellos, no nosotros. Su decreto de guerra ya está firmado porque no hay una verdadera intención de diálogo y de reformas en este país. Y esto es lo grave: para ellos, no para el pueblo. Lo grave sería, para el pueblo no estar participando o estar dispuesto a aceptar otros 150 años en tinieblas.
Lo cierto es que, desde la época de La Violencia, en Colombia no se ha vuelto a ensayar el terror de verdad. Ahora se prohíbe el Congreso del M-19, (61) pero simultáneamente se permite que se informe sobre la prohibición y se permite el congreso del EPL. Y hay desaparecidos pero también investigaciones de la Procuraduría sobre los desaparecidos. Si se declara una guerra civil, será otra cosa. Si pueden convertir Cali en una aldea estratégica, como lo hicieron en Buenos Aires, una ciudad de ocho millones de habitantes. ¿Qué sucede en ese momento?
ALVARO FAYAD. ¿Sabe qué va a pasar? Cuando ese terror se lanzó sobre Colombia -estamos hablando del periodo de La Violencia- la insurgencia popular fue tan poderosa que puso a la defensiva al ejército colombiano. Esas guerrillas liberales, ese espíritu libertario de la guerrilla en Los llanos, la protesta democrática, la denuncia internacional, contuvieron la ofensiva. El hecho de que la guerrilla hubiera sido traicionada, paralizada, ante el ofrecimiento de un gobierno de paz y democracia, acabó con la guerrilla y acabó con esa propuesta.
Ahora se liberaría el mismo espíritu libertario, el mismo espíritu de lucha y de protesta nacional, el mismo fenómeno de crecimiento de la guerrilla, pero con una nueva característica: que hoy sabemos que se puede ganar, estamos más seguros, más conscientes y tenemos la suficiente fuerza para ganar. Estas guerrillas actuales no están dirigidas por los directorios oligárquicos, liberal y conservador desde Bogotá, sino que están dirigidas y formadas por gente del mismo pueblo, de la misma nación, con vocación definida de gobierno y de poder. Y ya los dos partidos no ejercen una hegemonía, ni un dominio, ni una atracción, como en aquella época.
Hoy el pueblo está del otro lado, las mayorías están del otro lado. Ellos están solitarios por allá. De modo que tenemos la fuerza, tenemos la experiencia histórica y tenemos la decisión real de derrotar la guerra, de vencer la guerra y acabar con los guerreristas.
GUSTAVO ARIAS. Además tenemos una experiencia y no hay que olvidarla. Es la experiencia no sólo del M-19 sino de todas las organizaciones populares, de las demás organizaciones guerrilleras.
Nos hemos enfrentado al ejército y lo hemos derrotado: con trincheras y sin trincheras, incluso atacándolo en sus puestos más fuertes, que son sus cuarteles. Hemos probado fuerzas y hemos probado exitosamente nuevas formas de lucha. Es cierto que el enemigo no se ha empleado a fondo, pero aunque lo haga, estamos seguros de que vamos a romper sus aldeas estratégicas, desde afuera y desde adentro, porque nuestro pueblo tiene el ingenio, la rebeldía y la fuerza suficiente para hacerlo.
CARLOS PIZARRO. Frente al terror no hay sino una herramienta que es la lucha. Ya Bolívar señalaba este camino: "cuando impera el terror, hay una sola reserva para romperlo, que es el combate". Y Colombia tiene muchas más reservas de combate que otros países. Aquí el lenguaje popular ha consagrado la palabra "enmontarse", y cualquiera sabe que enmontarse significa salir a combatir. Eso se vive en las ciudades y en los campos.
Por supuesto que no queremos que la guerra sea el tránsito hacia la democracia en este país. Sabemos el costo social, el costo económico, el costo político y el costo moral de una confrontación de esa magnitud. Pero también hemos vivido el costo social, económico, político y moral de estos 150 años de vida republicana, de los engaños, del manipuleo de los líderes populares y del asesinato de los dirigentes políticos de una nación. Y hoy estamos actuando sobre el país para que eso no se repita, para romper el ciclo histórico de las guerras civiles.
ALVARO FAYAD. El terror es una estrategia continental dirigida desde el Pentágono. Sin embargo, las condiciones latinoamericanas, las condiciones del mundo, no han permitido que se imponga fácilmente la decisión del terror sobre los pueblos. Además de la decisión de las naciones de evitar la guerra o ganarla, hay condiciones internacionales y latinoamericanas que hacen que esa política del Pentágono tenga cada día más limitantes. Cada día hay más fuerzas políticas, morales, religiosas, económicas y sociales que quieren evitar la guerra a los pueblos. Entonces, en esa lucha, en esa vocación y búsqueda de la paz para evitar la guerra, no estamos solos tampoco. Y no es fácil, hoy, imponer una guerra.
Aún en Centroamérica, por empantanadas que parezcan las condiciones actualmente, por lo menos hay fuerzas que buscan la paz. Esas fuerzas, tanto de una nación como de un continente, son las reservas morales, los grandes obstáculos a quienes buscan ver a nuestro continente sumido en la pobreza, la miseria, el caos y la guerra.
Hay una propuesta que parece salir ante las diversas preguntas: es sobre el acercamiento de las masas a la guerrilla. Por qué no explican ese fenómeno que se comienza a vivir cuando un grupo comparativamente pequeño de hombres armados empieza a actuar como dirección, o al menos como polo de referencia de grandes sectores que no tienen armas, que están en Otra cosa.
GUSTAVO ARIAS. Cada día la guerrilla rompe con los esquemas de estar en las zonas marginadas del país. Cada día la guerrilla está más en los centros neurálgicos, económicos, políticos, administrativos de la nación.
Desde luego, cuando la guerrilla empieza a llegar a esos centros donde la densidad de la población es mayor, empieza a ejercer de hecho su autoridad. No solamente su autoridad política, sino también su autoridad administrativa, policial, etc. En concreto esto no es invento- empezamos a -resolver desde problemas de linderos hasta problemas matrimoniales; empezamos a resolver la deuda del campesino con el terrateniente, o el que éste no pague salarios justos a los trabajadores. Es intensa la actividad, la influencia y el copamiento de todas las ramas penales, civiles, judiciales... En esa misma medida, nos vamos encontrando real y efectivamente con nuestro pueblo y nos vamos movilizando con nuestro pueblo hacia la conquista de la libertad y de la justicia. Y el problema para el gobierno es cómo relegarnos a donde siempre habíamos estado: allá enmontados, en las profundidades de la selva.
Cuando Bernardo Lema decía, en el año 76, "el problema principal de la guerrilla en Colombia es el M-19 porque está en las ciudades", tenía razón. Y hoy el M-19 se acerca cada día más a los centros neurálgicos del país: Cali, Florencia... Y cuando nos tomamos Florencia, nos estaban esperando en Neiva; y cuando pensamos en Neiva, también estábamos pensando en Bogotá. Porque la razón social, la razón de ser del M-19, es estar con las masas, movilizando a las masas, para la lucha, para la conquista de la democracia.
ALVARO FAYAD. Uno ya no puede hablar de una guerrilla rural o urbana. Hoy es una guerrilla nacional. Y, además de la situación geográfica, ya no hay diferencia entre un guerrillero del M-19 y un luchador por la democracia en Colombia. Ya no es la mera simpatía por la guerrilla: es que ésta está palpitando -por lo menos el M-19- con el latir de toda la nación. Ser hoy hombre del M-19 es protestar, luchar, ejercer la democracia, combatir, querer hacer gobierno. No hay diferencia entre el hombre que lucha allá y el que lucha aquí.
La gente sabe que en la lucha por la democracia ya hay una fuerza y una decisión político-militar. Cuando se dió la inmensa fiesta de Corinto y El Hobo, lo que hubo fué un encuentro entre el país y la guerrilla… De ahí la protesta contra los famosos "desordenes" y "excesos", que no fueron tales. Lo que les saco urticaria a los poderosos de este país fué que la identificación entre pueblo y guerrilla se hizo masiva, se vió concreta, físicamente, en un abrazo real.
Hoy, los elementos democracia y armas se unen en una sola vocación y una sola actitud Hoy, todo el país quiere hablar, no con el M-19, sino con una democracia en armas...
ANTONIO NAVARRO. Además, no es tan nuevo. Resulta que en Colombia las armas se han usado en la política de oposición desde hace 150 años, es decir, desde que se ganó la guerra de independencia contra España. Lo raro han sido los períodos en los que no haya habido instrumentos armados. Aquí los partidos políticos saben más de hacer guerra que nosotros mismos. No han pasado cuarenta, cuarenta y cinco años de historia republicana de Colombia sin que haya habido instrumentos armados para hacer política. Hoy, la diferencia es que hay esperanzas de que la oposición no sea traicionada.
CARLOS PIZARRO. ¿Qué es hoy un guerrillero? Es un hombre común y corriente que, cerrados los canales de participación política y condenado a la miseria, coge un arma, lucha. ¿Cuántos millones de colombianos están en esa situación? ¿Qué alternativa tienen los desempleados, los obreros, los campesinos? EnguerrilIarse. Y aunque no lo hayan hecho, miles se sienten guerrilleros ya. Entonces los hay armados y desarmados.
Hoy tenemos un pueblo desarmado, lo cual no quiere decir que no esté dispuesto a armarse ya. Porque llega a tal punto el bloqueo de los canales institucionales para expresar la protesta, que hay que recurrir a los no institucionales. Por tanto, se institucionaliza la guerrilla. Y la guerrilla no es el foco, el fenómeno perdido en la selva; es la forma de actuar en la política en este país.
La oligarquía no se da cuenta que tiene una guerrilla de millones de personas porque no les ve el arma en la mano. Pero la tiene: desde la más rudimentaria hasta la más sofisticada. Hoy en Colombia existe una guerrilla nacional. Fuera de eso hay un sentimiento consciente que es el M-19
Lo que pasa es que en la medida en que la guerrilla es el punto de referencia de sectores que luchan por otras vías, ilegaliza también a esos núcleos.
CARLOS PIZARRO. Hay parte de la guerrilla que está desarmada y parte que está armada. Y hay inmensas posibilidades de que se arme todo el mundo. Es que el problema del guerrillero no es que tenga el arma sino que tenga la voluntad de tenerla. No es andar con un Garant encima; es que tenga la voluntad de convertirse en poder. Eso es lo que hace al guerrillero. Por mucho tiempo fuimos incapaces de perfilar esa voluntad de poder. Entonces, se necesita de un proceso consciente para ser guerrillero. Ser guerrillero no es tener el fusil solamente. Ser guerrillero es tener una visión de la historia, de la vida y de la lucha.
En el Salvador hace cuatro años se inició una guerra que ha causado cantidad de sufrimiento a la población y que debió haber terminado hace mucho tiempo. ¿Qué garantía hay de que no nos coloquemos en el mismo punto en Colombia?
ALVARO FAYAD. En el Salvador lo que hay es el inmenso heroísmo de una nación enfrentada a unas oligarquías y a la potencia militar y económica más grande del mundo, los Estados Unidos. En el Salvador lo que hay es casi la soledad de un pueblo enfrentado a la mayor potencia del mundo. En El Salvador lo que falta es una mayor decisión latinoamericana para atajar la intervención del Pentágono.
Los salvadoreños no quieran la guerra: por eso se oponen con tanta fuerza, con tanto heroísmo. Por eso Contadora tiene que jugar un papel más activo; Belisario, en Contadora, tendría que jugar un papel más activo.
Simplemente no se puede ver solitaria la lucha de los pueblos, no se puede ver la guerra como un hecho "allá" que se nos impone y hay que aceptarlo. La lucha, la propuesta de paz, el atajar las fuerzas de la guerra a escala nacional e internacional es la tarea de todos los demócratas de Colombia; esa guerra hay que atajarla y si se nos impone, hay que vencerla.
Nosotros no queremos un Salvador, ni queremos una intervención norteamericana en Colombia. No queremos una guerra en Colombia. Queremos una nación soberana en los pactos militares, una nación soberana en los pactos económicos, una externa, una nación soberana en su política cultural. Si esa lucha por la soberanía implica que se nos lance a la guerra, vamos a tener que ejercer la soberanía, ejercer la dignidad y derrotar esa guerra.
Y no vamos a evitar que nos impongan una guerra con una actitud pasiva. No se puede asustar al pueblo con el fantasma de la guerra, ni se pueden amenazar los anhelos de democracia con que "se viene la represión y de pronto nos dan duro”. Pensamos al contrario: que hay que ejercer todos los derechos, ejercer toda la lucha, perderle el miedo a la represión, perderle el miedo al estado de sitio, a las prohibiciones y a los cercos. Esa es la nueva actitud, el nuevo clima en este país. La gente no le tiene miedo al estado de Sitio ni a los cercos porque ha habido lucha, porque ha habido decisión de combatir.
Y de ahí la convocatoria que le hacemos al país: ejerzamos la democracia, lancémonos a ser gobierno, rompamos las prohibiciones, rompamos las amenazas, no aceptemos ese clima de amenazas permanentes: lancémonos más bien hacia un futuro que tiene que ser nuestro, que vale la pena construirlo; el de un pueblo ejerciendo la soberanía, un pueblo ejerciendo la democracia, un pueblo ejerciendo á derecho a vivir como quiere hacerlo.
Pero en caso de un enfrentamiento armado de esa magnitud en Colombia, ya no sería el enfrentamiento entre el pueblo y la oligarquía sino que entrarían a participar poderosos elementos externos...
Y poderosos elementos externos, poderosos elementos continentales lanzados contra la agresión.
LA LEGITIMIDAD ESTA EN EL EJERCITO DE LA DEMOCRACIA
En este momento hay una discusión en el M-19 acerca del liderazgo: de si Iván Marino sigue o no en el Comando Superior, si sigue siendo el Comandante General.
IVAN MARINO OSPINA. La grandeza del M-19 se mide en que no tiene hombres perpetuos en la Dirección Nacional. En la medida que el proceso nos lo exige, en la medida en que el pueblo reclama hombres que representen a toda Colombia, a toda la patria, el M-19 en su evaluación interna ha aceptado que Iván Marino sea relevado de la comandancia, y Otro hombre, con cualidades humanas, políticas, gran capacidad de análisis y de síntesis, como Alvaro Fayad, ocupe el primer puesto de mando del M-19. Iván Marino, como un combatiente, como un revolucionario, ocupará la posición que la Conferencia Nacional del M-19 le asigne.
ALVARO FAYAD. El M-19, como expresión de un país capaz de renovar las ideas y presentar figuras nuevas, tiene a miles de hombres que representan la nueva Colombia, el nuevo despertar. Por eso no hablamos de candidato, ni de candidato presidencial del M-19, porque además lo que estamos proponiendo es un gobierno democrático de las mayorías del país.
¿Qué clase de gobierno? ¿Una junta?
ALVARO FAYAD. Todos queremos ser gobierno y nos sentimos con la decisión de ser gobierno. Pero que sea un gobierno de las mayorías del país. Entonces si se diera el caso de un candidato presidencial, en este país hay demócratas, hay luchadores que vienen de los partidos, los gremios, de los sectores populares, del propio ejército, del M- 19 y de otros grupos guerrilleros: aquí lo que hay son hombres y figuras con ideas, criterios, propuestas para cambiar el país, con capacidad para dirigir el país, que podemos hacer de Colombia un país nuevo y proyectarnos sobre el continente de una nueva manera.
Con toda esa gente sintámonos democracia, lancémonos al gobierno y hagamos una nueva vida. Sintámonos todos hoy, no M-19 ni demócratas a secas: somos una sola cosa; no guerrilleros, luchadores u hombres de protesta... Sintámonos todos guerrilleros de la democracia, sintámonos hoy todos hombres de democracia. Guerrilleros y democracia es lo mismo que ser M-19 y M-19 -por lo que propone y lucha, es lo mismo que decir nación.
El gobierno sigue manejándose ante ustedes con el problema que tienen entre legalidad y legitimidad. Ustedes tienen derecho a hablar por la legalidad que tiene el Diálogo, pero siguen siendo un movimiento ilegal. Entonces ¿cómo va a ir el M- 19 hacia otros sectores y cómo vendrán éstos hacia la organización en función de su propósito de ser Gobierno?
ANTONIO NAVARRO. El problema de la legalidad hay que mirarlo en el marco de la legitimidad, no qué nos dé el gobierno, sino que nos dan las mayorías. No es que podarnos actuar por la legitimidad del Diálogo, sino que estamos actuando con la legitimidad de representar propuestas de mayorías. ¿Cómo van a actuar los nuevos miembros de la Dirección del M-19? Si el M-19 es ilegal, pienso que actuarán con legitimidad pero con ilegalidad...
CARLOS PIZARRO. El problema nuestro durante mucho tiempo fué el dilema entre legalidad e ilegalidad. Ya no. El problema hoy es de legitimidad; ahora la legitimidad se ejerce en la legalidad y en la clandestinidad, se ejerce institucionalmente o extrainstitucionalmente. Lo único que no se puede hacer es dejar de ejercerla, no ejercer la democracia, no ejercer la lucha. En este país lo más amplio no es la legalidad; lo más amplio es la ilegalidad. Aquí es ilegal todo: las huelgas, los paros cívicos, las protestas, las luchas campesinas... Toda esa ilegalidad está simplemente pretendiendo controlar y amedrentar una legitimidad en marcha. Entonces la lucha hoy en Colombia es porque esa legitimidad tenga canales de expresión; y por supuesto que dentro del M-19 tienen cabida, en la medida en que estamos configurando una legitimidad entre todos para hacer una nueva legalidad desde el gobierno, que es el propósito del M-19 hoy.
GERMAN ROJAS. Además, ese dilema no se le presenta al M-19 ni al pueblo. Se le presenta es al gobierno porque éste, para seguir en la legalidad, tendría qué darle cauce a la democracia, y lo que está demostrando es que le cierra el paso cada día más. Nosotros no nos lo planteamos porque las mayorías están del lado de la democracia y de nuestras banderas.
Todas las declaraciones del Presidente, de los gremios, de los militares retirados, de las diferentes instituciones, de Lleras Restrepo. Turbay, se refieren a la ilegalidad nuestra y la legalidad de ellos. Cuando necesitan reiterarlo tanto es porque se sienten ilegales, y cuando se habla tanto sobre ilegalidad nuestra es porque nos sienten cada día más legales. Es la legalidad alcanzada mediante la lucha y alcanzada mediante negociaciones con ellos: y demostrada no sólo ante la faz del país sino ante el mundo.
El gobierno está peleando por pequeños resquicios de legalidad, como lo demuestra cuando nos dice: "Mire, no se hagan en esta partecita del monte sino aquí", para demostrar que siguen teniendo poder. “No se muevan con ese uniforme por la parte izquierda sino por aquí"... Están peleando por insignificancias. El marco político le impuso un marco militar y éste es muy estrecho para el gobierno: no puede encuadrar bien sus fuerzas.
ALVARO FAYAD. Ahora el gran debate es sobre la Constitución. Se dice que somos ilegales porque la Constitución no reconoce la existencia de una tuerza alzada en armas. Entonces no tenemos derecho a ejercer los derechos de la democracia porque somos ilegales según la constitución. El problema es que el mismo gobierno aceptó, reconoció el hecho real, político, militar y moral de que existen fuerzas populares alzadas en armas. Eso fué lo que se firmó en los acuerdos de tregua en Corinto, Hobo y Medellín ante todo el país. Puede que eso no quepa en la Constitución Colombiana, pero es la realidad de este país; luego la Constitución no cabe en el país. Y si es un problema de legalidad, ¿por qué no nos vamos con las reformas que pide el pueblo a un referéndum a un plebiscito? Confrontemos, porque cuando se aproxima y se siente esa identificación nacional de las luchas por la democracia y por las reformas urgentes, entonces se sacan sólo artículos de la Constitución: que esto no puede ser, que hay que entregar las armas... en contravía a la realidad que es la existencia de un movimiento fuerte, que se siente, que abarca la identidad nacional, y que se fundamenta en una fuerza político-militar alzada en armas.
Cuando decimos que desarrollemos un proceso de democracia, lo que está en discusión no es el problema de legalidad o ilegalidad, sino el problema de la democracia, la capacidad y el derecho de todos los colombianos a ejercerla. Pero ya dice Jaime Castro: "No pueden ir a las elecciones si no entregan las armas, no pueden hacer actos populares si no entregan las armas, no pueden hacer un congreso de la democracia si no entregan las armas..." ¿Acaso en Colombia no hay hombres alzados en armas? ¿Acaso no hay unos acuerdos y una realidad política? Entonces el problema hoy en Colombia no es que nosotros estemos con armas o sin armas; el problema es que no existen canales para que todo el país pueda ejercer el derecho a la democracia. Y cuando hablamos de todo el país, hablamos también de nosotros como parte integrante de ese país. Entonces atendamos que pide el pueblo a un referéndum a un plebiscito, cambiemos la Constitución; pero que no la cambien desde allá ellos mismos; que la cambie el pueblo en las calles, con la participación de todo el mundo.
De todas formas, subsiste un vacío: ¿qué pasa con todos esos sectores que teniéndolos a ustedes como punto de referencia a lo largo de este proceso se han vuelto ilegales?
CARLOS PIZARRO. A todos nos toca construir una nueva realidad, y es lo que estamos proponiendo; que hagamos una nueva legalidad de la democracia, con participación de toda la gente, convocando a un plebiscito o un referéndum. Los que pactaron el Frente Nacional decidieron que después de 1957, en Colombia, no se podría hacer otro plebiscito y eliminaron esta figura de la Constitución en su idea monárquica de la democracia colombiana, de que gobernarían eternamente. La Constitución colombiana expresa a un país que hoy ya no existe. Entonces hay que empezar a buscar una legalidad que exprese la legitimidad que hoy se mueve en Colombia, con todos los sectores populares. ¿Será eso posible con este gobierno que ha planteado la paz, la democracia y la necesidad de las reformas urgentes en la vida del país? Nosotros lo hemos planteado posible: hemos firmado la tregua, hemos impulsado el Diálogo y seguimos insistiendo en esto, pero si no es posible por ese lado, si aquí se pretende seguir controlando el país con legalidad pero sin legitimidad, toca desbordarlo y darle una legalidad nueva.., y los ilegales serán ellos.
La Constitución da el derecho a gobernar en la medida en que a través del gobierno se expresen las mayorías y no en la medida en que sólo se expresen los intereses de una minoría. Si la Constitución cuenta con éste como elemento fundamental, tiene que tener capacidad de renovarse; y se renueva a sí misma acudiendo a las mayorías nacionales. Nosotros hemos dicho que estas armas nuestras sólo nos las puede quitar el pueblo, porque es nuestro comandante. Nosotros sí, entregaríamos las armas, si un plebiscito nacional le dice al M-19: "Señores, entreguen las armas". Atenderíamos a esa decisión por ser mayoritaria, pero no el Ministro de Gobierno, quien no representa al país. Su voz no expresa la voluntad popular sino la propia, de Carlos Lleras y la de otros pocos.
Estamos planteando la solución inmediata. Ahí está el plebiscito, ahí está la convocatoria a las mayorías; busquemos de nuevo ese constituyente primario y dejemos que nos diga si esa Constitución del 86 -que no podía prever cien años de historia de este país- cobija todavía a este país. No nos podemos seguir condenando a mantener un país rígido, porque un país rígido está en contra de la vida misma. El M-19 sí tiene soluciones democráticas. A eso, a la democracia, apostamos.
Belisario le planteó a este país, cuando subió el 7 de Agosto, la necesidad de que fuera el pueblo el gestor fundamental de su gobierno. Entonces qué paso con el Belisario del 7 de agosto? Llegó la hora de las definiciones porque todos los fenómenos sociales -y no solamente el movimiento guerrillero- tienden a desbordar la legalidad del 86. Todos; el movimiento popular, el movimiento sindical, los periodistas, todo el mundo, porque sentimos la necesidad de que nuestra legalidad exprese el pensamiento y el sentir de una colectividad que vive en 1985.
ANTONIO NAVARRO. A mí me parece que hay dos problemas planteados. Uno es el problema de una legalidad democrática aquí, y otro es el problema de la gente que quiere luchar y que no se arma, que lo ha planteado dos o tres veces. Dicen: ''Bueno, si no hay una nueva legalidad, si no hay un marco donde quepa la gente que quiere la paz y la democracia y lucha por la paz, y la democracia se vuelve ilegal dentro del marco de la legalidad del sistema, ¿qué alternativa les queda a los que no se van a las trincheras?" Queda la alternativa de luchar desde su puesto, de mil maneras. Si hay un país que está luchando por la paz y la democracia, aunque sea ilegal, es imposible que ese país sea aplastado.
ALVARO FAYAD. Mire, la gente no se enreda en eso: la gente no se pregunta si hacer un paro cívico es legal o es legítimo; es su necesidad y lo hace. El Presidente le dice a la prensa: "no publique”, y la prensa termina publicando. El problema hoy en Colombia es de realidades sociales y políticas; el problema en Colombia es de decisiones, el problema es que la realidad desbordó unas normas, unas instituciones y que cada día es más clara la voluntad antidemocrática con que se amparan ciertas instituciones, con que se amparan miles de legitimidades.
Hoy, que haya paz y democracia significa pelear por los derechos. Es el derecho a la información, el derecho a la vida, el derecho a la protesta, el derecho a la libre circulación, el derecho a ser gobierno. De modo que Belisario le dijo al pueblo el 7 de agosto: "necesito un cheque en blanco, el pueblo es mi fiador". Hoy le dice el pueblo a él: “mire, ya no le damos más crédito; usted prometió una apertura política, prometió la paz; y no prometió ni tiene disposición de cumplir..."
La protesta popular, la ampliación de la paz y la democracia, tiene que caer en manos nuestras, sea legal o ilegal o legítima. Hoy Colombia no pasa por esas discusiones. Lo que discutimos es si podemos, queremos y aguantamos este régimen. ¿No tienen derecho los indígenas a tomar una tierra que es de ellos? ¿No tienen acaso los empleados estatales derecho a parar porque les aumenten sus salarios? ¿No tienen derecho la gente que sufre el alza de las tarifas de los servicios públicos en un cien por ciento mensualmente a decir "no pago"? ¿No tiene acaso derecho el pueblo a decir, de una vez por todas, me uno a la fuerza que es capaz de combatir por la democracia, me uno a la fuerza que es capaz de lanzarse por el gobierno? Este país ha reaccionado en suficientes oportunidades y ya puede decir: me cansé de protestar; vamos a ejercer nuestros derechos, y vamos a ser gobierno.
El problema aquí es de gobierno. Cuando Jaime Castro, responsable del gobierno a nivel del orden público, está atacando cada propuesta democrática -"esto no es, esto no es..."- son ellos los que dicen el no, el "no se puede ser democrático en Colombia". Nosotros vamos por otro camino, vamos en otra ruta; vamos simplemente hacia la paz y la democracia. Hasta aquí llegó con nosotros... Ojalá hubiera un nuevo impulso por la paz y la democracia por parte del gobierno.
Ya hablamos del país, ya hablamos de ustedes... ¿Qué papel desempeñan los otros grupos guerrilleros?
ALVARO FAYAD. Un papel decisivo. Creemos que la unidad del movimiento guerrillero es una necesidad inaplazable. Nuestras diferencias políticas no pueden ser más importantes que las exigencias del país. Y estamos dispuestos a ir donde sea, estamos dispuestos a conversar con quien sea, estamos dispuestos a proponer lo que sea necesario, a hacer lo que sea necesario, para que las fuerzas del pueblo, las fuerzas sindicales, las fuerzas democráticas, las fuerzas guerrilleras, seamos una sola decisión y una sola voluntad. Al movimiento guerrillero le decimos que las puertas y la capacidad del M-19 están más abiertas que nunca, y vamos a donde sea necesario ir, a donde nos llamen; y desde aquí los estamos llamando para que de verdad y de la manera más eficaz, le demos fuerza y oportunidad a la columna vertebral fundamental de esta vocación democrática de ser gobierno en Colombia.
CARLOS PIZARRO. Además porque queremos un solo ejército. Estamos buscando formar un solo ejército de la democracia, que no es sólo una convocatoria al movimiento armado: es también una convocatoria al ejército de Colombia, porque indudablemente las reservas democráticas no estén exclusivamente en el movimiento armado; están también dentro del ejército. No vamos a decir que nos fusionemos. Vamos a buscar el ejército que realmente exprese este país. Que surja de todo un fenómeno plebiscitario y mayoritario en este país, dentro de los canales que hoy existen; o que surja de este proceso de lucha que nosotros estamos desatando. Pero tiene que haber un solo ejército en Colombia, porque aquí no puede haber dos ejércitos legítimos; tiene que haber uno solo.
En la búsqueda de entregarle al país una sola herramienta para defender la democracia, nosotros tenemos que buscar la acumulación de mayores fuerzas y la convocatoria a todos los que de verdad quieren lograrla. Hoy eso es posible, más posible que antes. La verdad es que así como el movimiento guerrillero tiene más clara su función política en este país, las Fuerzas Armadas también han tenido mayor contacto con esta nación porque el simple hecho de ir a combatir a nuestro pueblo, de ir a atajar a la gente que va para un congreso, genera fenómenos nuevos. Ya no es el ejército colombiano que con cierto margen de legitimidad actuaba en los años cincuenta, o en los años sesenta; hoy el ejército colombiano es un ejército que se siente ilegítimo y eso lleva también a su crisis institucional.
Entonces, estamos buscando es un ejército de Colombia que de verdad unifique en este país y que de verdad sea un ejército nacional; no el ejército de ocupación que hoy son las Fuerzas Armadas.
A continuación reproducimos los textos de los mensajes intercambiados entre el Ministro de Gobierno, Jaime Castro, y el Comando Superior del M-19.
COMUNICADO A LA OPINION PUBLICA
MINISTERIO DE GOBIERNO
MENSAJE PARA: COMANDO SUPERIOR M-19
DE: Dr. Jaime Castro Castro
Ministro de Gobierno
Bogotá, D/E
FECHA: Febrero 7 de 1985
En forma clara y precisa le dije a Antonio Navarro W, que la realización del acto político que ustedes quieren celebrar en los Robles, no sirve desde ningún punto de vista, los intereses de la paz ni facilita la ejecución de los acuerdos suscritos. Sin limitaciones distintas de las que señala la ley para todos, el M-19 ha cumplido la actividad política que ha querido en diferentes ciudades y municipios del país.
Si su Congreso Nacional o Foro por la paz y la democracia puede realizarse, entonces, en sitio distinto a Los Robles, ¿Cuál es la necesidad de hacerlo en un campamento guerrillero, con la presencia de personas colocadas fuera de la Ley, así sea por el mero hecho de estar armadas y uniformadas? Para el Gobierno es claro que no puede permitir la realización del citado acto. A la obligación que tiene de cumplir la Ley, agrega razones políticas vinculadas a la opinión de la ciudadanía y al propósito de cumplir estrictamente el acuerdo celebrado en Corinto hace un mes, que fue cuestionado por quienes dijeron que sólo servía para desplazar en el tiempo un conflicto casi inevitable.
El financiamiento, de la paz nos obliga a todos., Por eso el país espera que haya coherencia entre las declaraciones que unos y otros hacemos en ese sentido y los actos que ejecutemos.
Si el M- 19 no cancela, motu propio, la realización del acto que tiene previsto celebrar en Los Robles, durante los días 13 al 17 de febrero, el Gobierno se verá obligado a decir pública y oficialmente que no lo autoriza ni permite.
JAIME CASTRO CASTRO
Ministro de Gobierno
PARA: Ministro de Gobierno
DE : Comando Superior M-19
FECHA: Febrero 7 de 1985
El M-19 es una organización revolucionaria en tregua, que ha cumplido estricta y cabalmente los acuerdos suscritos con el Gobierno en Corinto, El Hobo y Medellín el 23 y 24 de agosto de 1984, y en el campamento de San Pablo y Yarumales el 7 de enero de 1985. En esos acuerdos se acepta explícitamente como legítima, la existencia y actividad política de un grupo de colombianos armados, siempre que cumplan estrictamente, como lo hemos hecho, unos acuerdos que al ser refrendados por el Presidente de la República, tienen fuerza legal.
Como toda organización política, tenemos pleno derecho a reunirnos, e invitar personas de diferentes opiniones a nuestra reunión. Más aún, consideramos muy saludable para la Paz y la democracia, la realización de un Congreso abierto al país, donde públicamente definamos el futuro inmediato de un momento de definiciones para la suerte de la República.
"Ya no preguntamos quiénes son los que agreden la paz. La pregunta ahora es quiénes quieren la paz y quiénes quieren la democracia para avanzar con ellos hacia la conformación de unas nuevas mayorías auténticamente nacionales y auténticamente democráticas; para luchar, convertir a Colombia en esa patria que de verdad todos estamos anhelando".
No sabemos a qué opinión ciudadana se refiere Usted, señor Ministro, cuando tantos y tan variados sectores políticos, gremiales, religiosos y populares -tanto en el país como en América Latina- han expresado su interés por asistir a las deliberaciones del Congreso a celebrarse en Los Robles. Tal vez es la presión de un puñado de poderosos, la que ha hecho retroceder al actual gobierno en la búsqueda de una paz real, sin humillaciones. Hoy los enemigos de la Paz parecen ganar una batalla más.
Se objeta el sitio de realización de la reunión. Hace tan sólo un mes, el gobierno aceptó explícitamente la ubicación de nuestra fuerza en Los Robles, y aceptó que fuera un sitio abierto al país.
Se objeta a los asistentes, como si fuera su potestad determinar quiénes son miembros del
M-19.
Nos parece grave y equivocada le decisión de no autorizar ni permitir un acto que no es sólo nuestro sino de los colombianos amantes de la Paz y la Democracia.
Por eso apelamos a través suyo, a la sensatez del Dr. Belisario Betancur, para que se revoque la decisión de impedir la realización de este evento abierto a Colombia, que por supuesto insistimos en realizar.
ANTONIO NAVARRO WOLF.
DE: COMANDO SUPERIOR M-19
PARA: MINISTRO DE GOBIERNO
FECHA: FEBRERO 13 DE 1985
FIRMADO,
IVAN MARINO OSPINA ALVARO FAYAD D.
CARLOS PIZARRO ANTONIO NAVARRO W.
GUSTAVO ARIAS
LOS ROBLES, FEBRERO 13 DE 1985
A LOS HERMANOS COMBATIENTES DEL M-19
El sector de iglesia, presente en la IX conferencia del M-19, saluda fraternalmente a todos y cada uno de los hermanos ubicados en el campamento de Los Robles y a quienes en medio de dificultades se dirigen a él, convocados para el congreso por la paz y la democracia.
Nuestra fé en Jesucristo, libertador definitivo del pueblo, nos lleva a acompañarles en su noble y heróico compromiso por la paz y la democracia y por el surgimiento del hombre nuevo colombiano, respetuoso de la vida, amigo del perdón, generoso y aguerrido, hospitalario y sonriente, tropical, extrovertido y creyente...
Hombre nuevo que se está forjando en cada cambuche, en cada misión, en cada trinchera, en todo combate, pero en especial en la relación de amor y fraternidad que hace comunión y refuerza la moral personal en cada minuto de la vida cotidiana del campamento.
Cristianos por la Paz
COMUNICADO DE LOS PERIODISTAS
Los Robles, Miranda. Febrero 13 de 1985
Los ciudadanos Ligia Riveros, María Elena Escalante, Gladis Mogollón, Jaime Rosero, Orlando Paéz y Javier Correa, periodistas representantes de diversos medios de comunicación del país, damos a conocer a la opinión pública:
1. En cumplimiento de nuestra misión informativa tratamos de desplazarnos al campamento del movimiento 19 de Abril, M-19, ubicado en la vereda Los Robles, municipio de Miranda (Cauca) donde se debía realizar el Congreso de la Paz y la Democracia.
2. De acuerdo a lo dispuesto por el gobierno, en el sentido de que ninguna persona podía llegar a Los Robles, se nos negó el acceso, a pesar de los derechos que como ciudadanos nos otorga la Constitución para movilizarnos por todo el territorio colombiano, y del que nos otorga la Ley 51 de 1975. "Estatuto del Periodista".
3. A causa de estos impedimentos, nos vimos obligados a realizar marchas forzosas y a asumir una actitud de clandestinidad que no corresponde al libre ejercicio de nuestra profesión.
4. Algunos de nosotros logramos sortear estas dificultades; sin embargo, Otros colegas de la prensa nacional y extranjera fueron retenidos a pesar de haberse acreditado debidamente.
Interpretamos al pueblo cuando recuperamos la espada de Bolívar…Ella constituye un símbolo que vale más de cien mil fusiles. Por eso nuestra primera acción consistió en ponerla en manos del pueblo que lucha por la libertad de su patria.
Jaime Bateman.
En la foto, se observan la espada, los espolines y estribos que pertenecieron a Simón Bolívar y que el M-19 recupero en la Quinta del Libertador.(Febrero de 1974)
*Ayala Diago, César Augusto (2006) El populismo atrapado, la memoria y el miedo: el caso de las elecciones de 1970. La Carreta Editores. Universidad Nacional de Colombia, Medellín. - See more at: http://www.bdigital.unal.edu.co/cgi/export
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¿Y AHORA QUÉ?
Por JOSE YAMEL RIAÑO 22/04/2014
Después de todo lo que ha pasado en política, es difícil hacer una lectura bien cercana a la realidad de la región y la nación. Pero podemos hacerlo por partes: Empecemos por nosotros, afirmando que como colectivo en la región nos hemos equivocado mucho pero humanos somos. Ahora, lo grave es que “Si por aquí llueve por Bogotá no escampa”. La lectura que hace la opinión pública, es de desconcierto generalizado.
Veamos lo más significativo, -aunque no necesariamente lo más importante- ¿Cómo así que La Alianza Verde solo saca cinco (5) senadores en todo el país después de la Alianza de Verdes y Progresistas? ¿Cómo es que los Progresistas del Valle del Cauca adelantan una campaña con candidato propio, con muy buena hoja de vida, buen patrocinio y nos dejamos ganar por una señora que el departamento, incluida su capital, no la conoce? Podemos decir; en política, como en casi todo, se gana y/o se pierde, y “no vamos a llorar sobre la leche derramada”. Lo malo es que esa señora, que no conozco, nos gana las elecciones a nombre de un colectivo que si nos representa, pero aun así hoy todavía no la abordamos y seriamente la escuchamos para poder proponerle acciones y exponerle cuáles son nuestras expectativas políticas en el departamento y la región. Pero además, tampoco lo hemos hecho con el senador electo Jorge Iván Ospina. Parece un mensaje claro: “Esa curul es de ustedes y nos podemos ver en cuatro años”. Será que si?
Otra peor; Parece que el fenómeno Petro se diera en otro país, por allá donde solo nos informamos de ello a través de los medios de comunicación. Y eso; Viene el ex Alcalde satisfecho con lo de Barranquilla, -que dicen fue apoteósico- Cali le hace una manifestación que llena la Plazuela de la Gobernación –Que hoy no lo hace nadie en este país- y no convocamos a la gente para que sigamos haciendo política. ¿Qué nos pasa señores, se nos olvidó el oficio o qué? Botamos corriente todo el día pero no hacemos uso de la moderna tecnología para mantenernos informados –con valiosas excepciones-, menos para convocar a la política.
Pero miremos esto: a nosotros nos está pasando esto con una curul en Cámara, pero en Bogotá nos estamos jugando la Presidencia de la República, e igual, no le damos salida a una candidatura presidencial necesaria. El señor Peñalosa, gústenos o no, nos ha ganado en las primeras de cambio y tenemos que aceptarlo si es que queremos ganar, y solo lo haremos en la medida que diseñemos una política que acepte a Peñalosa como lo que es; un hombre muy práctico, que no roba y es amigo de Uribe. Es un hombre de Centro-derecha, pero nos ganó con nuestras propias reglas. Y si no, lo ganamos para la Alianza, él –Uribe- se lo puede ganar y ellos unidos nos derrotan. Pero es más, no tenemos claro ni como neutralizarlo. Y, recordémoslo: es formal y legalmente nuestro representante.
Podemos, en aras de la discusión, avanzar mucho con Petro, en el muy probable caso que se quite de encima la destitución y las inhabilidades, o solo las últimas. Tengamos en cuenta que en un territorio derechizado como el nuestro es muy difícil que la llamada izquierda le gane a la derecha sin apoyo del centro. Por eso necesitamos dejar el purismo y aceptar que, por ahora, una alianza con sectores afines, -consecuentes con las necesidades de nuestro pueblo-. No se ve. En el entendido de que una alianza no es una fusión; se puede negociar. Lo importante es producir los hechos que eleven la calidad de vida de los ciudadanos, y ello, como lo ha demostrado Petro, se logra ganando el poder; pues debemos trabajar en función de ello y desde ya. Ya hemos demostrado que si se puede. Ahí está Petro, lo que tenemos es que aprendernos la lección: Lo difícil no es ganar; sino mantener y consolidar lo ganado.
La pregunta hoy es: ¿Cuál será el discurso de fondo? Creo; sin pensarlo dos veces, que será aquel que interprete mejor a la gente, al hombre de la calle, a los líderes de los movimientos sociales modernos, a aquellos que no se hayan contaminado de corrupción. Si se quiere, a la muchedumbre, a aquellos que escuchan el llamado de su líder, sin miedo a que nos digan “caudillistas” o “populistas” o que no somos de “izquierda”. A aquellos que desde la mesa del café dictan cátedra política, de esos, podemos ser amigos pero hasta ahí.-
La otra parte que me gustaría compartirles –aunque no es nuevo- es la importancia de la organización en estos procesos. Alguna vez escuché a Jaime Bateman hablar al respecto y decía más o menos: “Es que el principal instrumento de nuestra lucha es la organización. Es por eso que hay que saberla construir. No podemos, hacer organización vertical para la lucha política, lo que debemos es organizar a la gente para la movilización. Compañeros: -proseguía-, debemos tener claro que Es la política la que usa y le impone las tareas tácticas y estratégicas a la organización de acuerdo al momento que llamamos coyuntura. Una buena conducción sabe que van a tratar de liquidarla -y muchas veces lo logran-, pero si hay una buena propuesta política ella la reconstruye rápidamente. Por eso debemos tener reservas y políticas de conservación y formación de cuadros”.
De este discurso queda la sensación de que nos hemos venido equivocando cuando privilegiamos la organización a la propuesta, sobre todo cuando creemos que la organización es la conformación de una dirección. Desafortunadamente es lo que hemos hecho y por eso, ni dirección tenemos.
SERIE DOCUMENTOS[1]
LOS ENTRETELONES DE LAS NEGOCIACIONES
ENTREVISTA A ANTONIO NAVARRO
SEGUNDO COMANDANTE DEL M-19
POR MARTA HARNECKER
22 DE MARZO DE 1989
[1] Editorial Oriental del Uruguay S.A. de C.V. Cafetal 366, Col. Granjas México
México, D.F.
IV. LOS ASESINATOS POLITICOS: LA PRINCIPAL TRABA PARA AVANZAR
-.Qué ocurrió en esa reunión de México? ¿Se aborda el tema de los asesinatos políticos?, porque en esos días habían ocurrido varios...
-En esa reunión nosotros analizamos las dificultades que estaba enfrentando la convocatoria. El proceso no era creíble para mucha gente, substancialmente por dos razones: primero, por esto de los asesinatos políticos y segundo, por no haber conseguido todavía la participación de todas las fuerzas de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. Éramos conscientes de que teníamos que resolver ese par de problemas para que la convocatoria surtiera todo el efecto que estábamos buscando.
Cuando estábamos analizando ese tema en la reunión, porque, como dices, había habido varios durante esa semana, entre ellos el de Teófilo Forero, un alto miembro de la dirección del Partido Comunista, se produjo el atentado donde murió José Antequera otro miembro de la máxima dirección del PC y de la UP, y donde fue herido Ernesto Samper, dirigente liberal. Esto determinó que se interrumpiera la reunión y solo pudiésemos volver a sentarnos a la mesa 24 horas después, a conversar precisamente sobre eso. Nos dábamos cuenta de que si no resolvíamos el problema paramilitar no íbamos a ninguna parte. Y eso fue recogido por el comunicado. Este dice que se debe reunir la mesa de trabajo, que ya estaba convocada desde antes, para que de manera decidida "le dé la mayor prioridad al tema de los asesinatos políticos que hoy se constituye en la principal limitación de la democracia colombiana, y en la principal limitación de la posibilidad de avanzar eficazmente en el proceso de solución política."
-Pero el haber logrado poner en el centro del debate la cuestión de los asesinatos políticos es un logro muy grande para ustedes pues recoge el sentir nacional y pone al gobierno entre la espada y la pared ¿no es así?
-Así es. Ya no se puede centrar la propaganda en la desmovilización del M-19 en abstracto, como lo hicieron luego de las anteriores reuniones en forma amañada, ahora, el gobierno y el M-19 conjuntamente han declarado que los asesinatos políticos son la principal limitación, no sólo del proceso de reconciliación o de solución política, sino de la democracia colombiana, y la resolución de ese problema está en sus manos y no en las nuestras. Así lo entiende tanto la opinión nacional como internacional.
Eso se vio en las ruedas de prensa que se hicieron en México con motivo de la reunión. Toda la prensa les decía: ¿cómo diablos quieren ustedes hacer un proceso de solución política que vaya hacia la desmovilización de la guerrilla cuando están matando a los que ni siquiera son guerrilleros, a los que son políticos legales? ¿Qué garantía le van a dar ustedes a esta gente que supuestamente se va a desmovilizar...? Y se lo preguntaba la prensa norteamericana, europea, la mexicana y latinoamericana que estaba ahí...
-Y qué respondían los representantes del gobierno...?
-Vamos a tomar medidas, vamos a darles protección, vamos a hacer cosas que cambien esta situación... Ellos están como tú dices, entre la espada y la pared.
-¿Ustedes plantearon algunas sugerencias para ir eliminando los asesinatos políticos?
-Claro, nosotros por supuesto planteamos una serie de medidas jurídicas y políticas. Nosotros creemos que hay una serie de leyes que amparan el ejercicio de los grupos paramilitares. Hay un estatuto de seguridad que el gobierno llama de "defensa de la democracia" para que aparezca como una cosa buena cuando es lo contrario, no es de defensa sino de agresión a la democracia. Nosotros planteamos la derogatoria de ese estatuto, que fue expedido en 1988. Planteamos además la derogatoria de otros decretos expedidos antes, en los cuales, por ejemplo, se permite la organización por parte del ejército de grupos de autodefensa, a los que se les otorga salvoconductos para usar armas de guerra. Hay cerca de 5 mil fusiles repartidos en este país con salvoconducto. Es decir, existe una serie de leyes que ayudan a amparar jurídicamente a los grupos paramilitares. Planteamos su derogatoria como una medida de aplicación extraordinaria. Asimismo planteamos una serie de medidas políticas.
Pero además, consideramos que es necesario encontrar, juzgar y condenar a los culpables. Hay una evidencia muy grande sobre muchos de los juicios que se han hecho en diferentes partes, que involucra a unos culpables determinados: oficiales de las fuerzas armadas, con nombre y apellido. Esa gente tiene que ser enjuiciada inmediatamente y tiene que ser destituida. No podemos seguir diciendo que esas son cosas incontrolables. El estado tiene suficientes herramientas jurídicas y suficiente información como para tomar medidas concretas.
-Leí que el gobierno había condenando a un extraditado que está en Estados Unidos. ¿No es esa una forma de burlar el objetivo que ustedes plantean?
-Reconocemos que la respuesta no ha sido como debería ser, realmente nosotros no estamos satisfechos con lo que el gobierno ha hecho: destituyó hace una semana a 16 oficiales del ejército y de la policía comprometidos con diferentes matanzas y con pruebas jurídicas, pero eso no es suficiente. No es esa la respuesta que el pueblo espera.
Ahora me parece importante señalar que esto no puede ser considerado un ataque a las fuerzas armadas como cuerpo, como estructura, como globalidad. Nosotros no pensamos que todas las fuerzas armadas estén comprometidas con estos asesinatos políticos...
-¿Habría entonces, según ustedes, sectores de las fuerzas armadas que estarían en contra de los asesinatos...?
-Hay sectores que son neutros, que no tienen nada que ver, que no forman parte de esa estructura. Y hay algunos que están en contra, que creen que eso daña la imagen del ejército. Pero, por supuesto, hay otros grupos que sí están comprometidos con todo este proceso y lo ven como un mecanismo de la guerra contrainsurgente, porque eso es lo que les han enseñado y metido en la cabeza.
Hay que lograr que esa gente salga de las fuerzas armadas, porque, evidentemente, no solamente dañan su prestigio, sino que están yendo en contra de la voluntad nacional mayoritaria que anhela que haya democracia, que se respete a la persona humana, que se pueda lograr la solución política. Ellos son parte de los enemigos de la democracia en este momento, y están aliados con sectores civiles, porque en esto no participan sólo militares, sino sectores de la oligarquía que pretenden ganar la guerra al costo que sea, al costo de matar a quien haya que matar.
-Ustedes tienen identificados a esos sectores de la oligarquía que están por la guerra a muerte?
-Hay sectores regionales que identificamos con nombre y apellido. Pero más importante ahora es emplazar a la alta cúpula de la oligarquía económica de este país para que se pronuncie sobre esto. Nosotros no decimos que sean culpables o inocentes, decimos que no se han expresado. Los hombres más ricos del país como Julio Santo Domingo, Carlos Ardila Lule, el grupo cafetero, los cañeros del Valle, el grupo Sudamericana de Medellín, no se han expresado. Ahora es el momento propicio para que dejen en claro su posición: están o no a favor de los asesinatos políticos.
-El M-19 está exigiendo que los oligarcas se pronuncien...
-Les decimos: pronúnciense. Digan si están de acuerdo o no con parar la guerra sucia, si están de acuerdo o no con una solución política. El pueblo debe saberlo. Han querido meternos el cuento, no sólo a los colombianos, sino a la opinión mundial, de que son los narcotraficantes los culpables de toda la cosa paramilitar. Pero aunque sí hay participación de estos sectores, no se puede pensar que los exportadores de cocaína tengan la coherencia como para tomar la determinación política de aniquilar a la izquierda y a las fuerzas populares y democráticas. En este asunto están metidos sectores de la oligarquía, sectores de las fuerzas armadas y también algunos individuos que están en la cosa del narcotráfico. Ese es el enemigo inmediato del actual proceso... Claro, hay otros que son pasivos frente a esto y que, de alguna manera, son cómplices por omisión. Pero por ahora no nos interesa pelear con ellos. Nos interesa pelear precisamente con los que están actuando claramente. Hay grupos identificados, por ejemplo, en Bogotá, hay industriales, comerciantes, sectores oligárquicos, que han constituido un grupo fascista, que se reúne con el nombre de "Grupo de los 88", y dice: "tenemos que acabar aquí con todo el mundo, vamos a ganarle la guerra a todos estos subversivos". Y grupos como ese le están sirviendo de sustento financiero, ideológico, y político, a los actores de este proceso. Están además usando el sentimiento anticomunista del ejército para comprometerlo con estas matanzas. Pero esto tampoco es nacionalmente homogéneo. Hay regiones donde la inteligencia y los mandos del ejército están mucho más comprometidos que en otras. Hay zonas donde no hay actividad paramilitar y hay áreas donde hay generales comprometidos en ella. Por eso no creemos que sea lógico, sano ni conveniente generalizar y atacar a todo el ejército, o a todas las fuerzas de seguridad, porque eso lo que hace es fortalecer el espíritu de cuerpo de esas instituciones y no ayuda a la solución del problema.
-Ustedes piensan entonces que todos los asesinatos de estos años, hán creado un estado de ánimo en Colombia más favorable a buscar una solución política a la guerra que en la época de Betancur...?
-Sí y no... Como todas las cosas, es algo contradictorio. Yo sí creo que ahora hay más gente decidida a buscar una solución política, pero también hay gente, tal vez la misma o un poco más que entonces, decidida a impedirla, porque hay más polarización en el país.
Entonces, usted ve en la prensa oligárquica reflejadas estas contradicciones en las líneas editoriales de los diferentes periódicos y en los escritores más importantes. Hay un tal Apuleyo Mendoza, que era un hombre progresista en alguna época y que este momento es el vocero más duro y más rabioso de toda la línea fascista; "no hay peor cuña que la del mismo palo", dicen por ahí... Este personaje dice: "no, no, no, cuidado con babosear otra vez..., cuidado, cuidado con eso, que van a ganar estos comunistas, van a ganar estos insurgentes, van a ganar estos subversivos. Lo que hay que hacer es la guerra." Mientras tanto muchos otros del mismo periódico plantean: "no, no, no, hay que ver si buscamos una solución política, porque se nos está desbordando todo el fenómeno paramilitar, está saliéndose de cauce, ya no se le puede controlar.
Yo pienso que hoy hay un sector de la clase dirigente más dispuesto a pagar los costos de una solución política que hace 4 años. Y usted lo ve en el compromiso que se ha logrado con los jefes políticos. Mire que en este proceso de negociar una solución política están comprometidos Turbay, jefe del Partido Liberal; Pastrana, jefe del Partido Conservador; también, por supuesto, Barco, jefe del gobierno, y el general Guerrero Paz, jefe de las fuerzas armadas y ministro de defensa, así lo han expresado públicamente. Si usted se pone a ver los más altos jerarcas de la política oligárquica están comprometidos con el proceso de negociación. Si va a ser en serio o no, eso lo veremos.
-¿En la época de Betancur esa gente no estaba en esa disposición?
-No. Estaba el presidente y una serie de comisionados de buena voluntad, pero no había un compromiso del Partido Liberal o del Partido Conservador, y menos de las fuerzas armadas. El Partido Conservador, que era el partido de gobierno, decía: nosotros hacemos lo que el presidente diga, pero no opinaban, no impulsaban, no se comprometían. Y el Partido Liberal, menos. O sea, no había ningún tipo de complemento institucional como el que hay hoy. Esta correlación de fuerzas en el seno de la oligarquía es uno de los elementos que nos lleva a tomar la decisión de meternos en la búsqueda de este proceso de distensión y de solución política, aunque no es la única razón.
-He oído decir que no tiene ningún sentido conversar con el gobierno porque Barco no dirige nada; porque decida lo que decida, sigue la guerra sucia...
-Bueno, eso está por verse. Si Barco no puede parar la guerra sucia, ¿qué ocurriría con toda nuestra gestión?, ¿ganaríamos o perderíamos? Yo pienso que nosotros ganamos de todas maneras. Si no funciona, nosotros ganamos porque hicimos un esfuerzo serio y reconocido por la paz que quiere la mayoría del país y si eso no se logró, no fue por culpa nuestra. Y eso es absolutamente claro. Nos quedaríamos con la bandera de la paz y si nos tenemos que enfrentar a una situación de guerra, lo haríamos con mucha más legitimidad que hoy. Claro, preferimos que el proceso funcione, que pare la guerra sucia y que avancemos hacia la democracia plena. Queremos de verdad-verdad la paz.
-¿Tú crees que todavía hoy no se ha legitimado suficientemente la guerra popular, el proceso de Tregua y Diálogo no sirvió ya para eso?
-Por un lado, la guerra popular está parcialmente legitimada. Hay un sector de la población colombiana que la entiende y la acepta como el único camino que está abierto; pero otro sector, aún mayoritario, no piensa lo mismo. Además, siendo la guerra lo que es, terrible y dolorosa, si es necesario hacerla, esta debe legitimarse permanentemente. No podemos plantear que un certificado de legitimidad dura años de años, más cuando el contrincante se mueve hábilmente en la política. Una guerra requiere legitimarse ante cada cambio significativo de la situación política, o debe abandonarse como medio si el cambio es suficientemente profundo en la dirección de la democracia.
V. ¿EXISTE HOY UNA GUERRA CIVIL EN COLOMBIA?
-A propósito del tema de la guerra, en la revista "Semana"[1] de enero de 1989 se dice que el año 1988 fue "un mal año para las fuerzas armadas", "el peor año... desde 1953" y, algo más grave, que "esa guerra la está perdiendo el ejército", ¿qué puedes decir tú al respecto? ¿Crees que se puede hablar de que en Colombia existe hoy una guerra civil?
-Nosotros creemos que hay una guerra en ascenso. Yo no hablaría de guerra civil, pero sí de guerra. Mire sólo en 1987, las fuerzas armadas, policía, fuerzas de seguridad, ejército, marina, sufrieron 3 mil bajas. Aunque claro, si el número de efectivos es de 200 mil, la guerrilla sólo ha afectado a un poco más del 1,5%, pero 3 mil bajas evidencian, sin duda, que hay una situación de guerra, eso es indiscutible.
- El artículo de "Semana" habla sólo de 379 muertos. ¿Es posible que haya sólo esa cantidad de muertos y el resto sólo sean heridos?
-Desde que yo soy guerrillero, la política de las fuerzas armadas, especialmente la del ejército, ha sido ocultar sus bajas y exagerar las de la guerrilla. El dato de 3 mil bajas lo conseguimos en una revista estadística de la policía nacional de principios de 1988. Nuestra apreciación es que con un promedio de 2.5 combates diarios durante 1987 y 1988, se deben haber producido unas 2 mil bajas anuales a la policía, 800 al ejército y las 200 restantes a otras fuerzas de seguridad. Acuérdate además que cuando hablamos de bajas nos estamos refiriendo a la suma de muertos, heridos y capturados.
¿De qué intensidad es la guerra?, ¿cuán generalizada está?, ¿es o no guerra civil?, eso ya es más difícil de responder. Los mismos estudios que ellos hacen indican que la guerrilla tiene bajo su control al menos el 15% del territorio del país, que corresponde, en términos de población, a un 7% aproximadamente, ya que la población está concentrada en las grandes ciudades.
En síntesis, yo respondería, que sí hay una guerra en Colombia, una guerra de intensidad creciente. Y eso asusta a mucha gente de la oligarquía, como a los de la revista que mencionas. A fines del año pasado, ese sentimiento de "estar perdiendo la guerra" era mayoritario en los comentaristas de El Tiempo[2], por ejemplo.
Sin embargo, el M-19 no cree que estemos en el momento de la guerra total, al borde de ganar la guerra. Si así lo viéramos, nos jugaríamos a fondo en una ofensiva de gran profundidad, pues si la guerra se pudiera terminar pronto ganándola, sería absurdo no hacerlo y prolongar el actual sufrimiento al país.
El argumento de "estar perdiendo la guerra" al que aluden algunos corresponde más bien a una situación táctica y al propósito de atemorizar a la cúpula dirigente, para conseguir más presupuesto para las fuerzas armadas.
Hay que reconocer, sin embargo, que la ofensiva guerrillera del segundo semestre del año 1988, septiembre-octubre, durante unas 6 a 8 semanas, fue muy exitosa. La guerrilla logró una ventaja táctica en el terreno de operaciones, producto de que usó una modalidad nueva: las grandes unidades concentradas de 200, 300 hombres, como las que atacaron Saisa, por ejemplo, donde existían dos pelotones, uno de la policía y otro del ejército, es decir, unos 80 hombres; y los aniquilaron. Y eso no solamente pasó en Saisa, sino en varias zonas del país durante ese período de septiembre-octubre. El M-19 también participó en algunas de esas operaciones, en el Caquetá, por ejemplo, y en el Sur de Cauca, en alianza con otras organizaciones guerrilleras. Pero, sin embargo, esa ventaja táctica está siendo neutralizada por el ejército, quien ha respondido aumentando el tamaño, la movilidad y el apoyo de fuego de sus unidades y mejorando su armamento o sea, mejorando su táctica y su técnica. Empieza a usar muchos de los elementos que ya había ensayado en 1986, en el Cauca, contra nosotros, y que, además, ha aprendido de la guerra contrainsurgente salvadoreña contra fuerzas concentradas guerrilleras: saturan de tropa las áreas guerrilleras evitando dejar posiciones vulnerables o débiles y empiezan a usar bombardeos, tropas helitransportadas, simultáneamente con infantería y con apoyo artillero. Eso hace que la ventaja táctica guerrillera sea balanceada, como se está demostrando en Urabá y en otras zonas, donde ya hay un cambio en la forma de operar del ejército.
Por supuesto, esto sólo significa que el conflicto vuelve al punto en que ninguno puede ganar, al menos en el corto plazo.
-En el artículo de "Semana" se proponen una serie de fórmulas para que el estado pueda ganar la guerra, que incluyen compra de nuevo armamento, acercamiento a la población campesina para conseguir información y sobre todo, decisión de guerra a largo plazo. ¿Qué opinas de esas fórmulas? Por su parte, las organizaciones guerrilleras en El Salvador, para hacer frente a las nuevas tácticas enemigas, han incluido otras formas de guerra, como el uso de las fuerzas especiales, el sabotaje económico, el armamento casero, ¿crees que eso sería aplicable a Colombia?
-En Colombia hay una cosa superprobada históricamente. El ejército no puede derrotar a la guerrilla. No ha podido en los pasados 30 años, ni va a poder en los próximos 30. Cuando en 1986 la oligarquía se tragó el cuento de que, con las manos libres, el ejército conseguiría una victoria rápida, cometió otro de sus errores. Dos años después, no estaban ganando, sino por el contrario, tenían la victoria más incierta que nunca, mientras habían sumido al país en un baño de sangre.
Barco hoy se la está jugando de dos cabezas -como decimos en Colombia-, hablando de paz y comprando 400 millones de dólares en armas para la guerra. Claro que esos aviones y helicópteros que están adquiriendo aumentarán la movilidad y el poder de fuego del ejército, claro que el mayor presupuesto para el funcionamiento militar mejorará la dotación y aumentará la cantidad de las tropas de infantería, pero en el terreno de las innovaciones militares la guerrilla tiene cartas poderosas para jugar, como las que tú mencionas de El Salvador y otras que incluyen el mejor entrenamiento y la compra de armamento más sofisticado. En este terreno, ambas partes tienen como modernizarse y aumentar su eficiencia, en un proceso de ascenso a los extremos, que es la primera ley de la guerra, de acuerdo con el gran teórico alemán Clausewitz.
En lo que las fuerzas armadas no van a poder mejorar globalmente es en conseguir el apoyo de la población. En las zonas campesinas, las relaciones población-guerrilla son estrechísimas, pues los insurgentes estamos ligados con el pueblo por lazos históricos, sociales, políticos, económicos y familiares indestructibles. Claro que se han cometido errores en algunas áreas, que se están corrigiendo. Por eso las fuerzas del gobierno van a seguir siendo tropas de invasión en el territorio de apoyo guerrillero. Si a eso le sumamos la incapacidad oligárquica de hacer reformas y la política de terror paramilitar, que tal vez inmoviliza durante un tiempo, pero que produce profundos odios, concluimos que la pretensión de conseguir un amplio apoyo popular para las fuerzas armadas, es una ilusión. Por el contrario, lo que puede constatarse es el incremento del tamaño de los grupos guerrilleros y la gradual generalización del conflicto. Es que están tratando de apagar el fuego con gasolina.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿es inevitable seguir profundizando ese proceso de guerra de ascenso gradual, lento, doloroso? ¿El único camino es como dice López Michelsen, tratar de ganar esa guerra en los próximos 20 o 30 años? ¿Llega la miopía y la incapacidad de la oligarquía a tanto qué no se da cuenta que esa guerra devastará al país, y por lo tanto, a ellos mismos? Aunque parafraseando a Bolívar, "aremos en el mar", no nos cansaremos de repetir que no queremos ese camino para nuestra Patria. Y lo vemos venir, paso a paso, muerto a muerto. Nosotros pensamos como Martí que es criminal quien promueve en un país la guerra que se puede evitar, pero que también es criminal quien deja de promover una guerra que se torna inevitable.
-Y en lo que se refiere al movimiento popular, ¿tú crees que se puede hablar de un ascenso generalizado o también ocurre que éste se da sólo en algunas zonas?
-Yo creo que cualquiera que observa objetivamente las cosas constata que la alta participación popular en la lucha sólo se está dando en ciertos escenarios, en aquellos donde la guerrilla es fuerte: en Urabá, Córdoba, el Meta, el Caquetá, en algunas zonas del Huila y en el Cauca, tal vez en algunas zonas del Magdalena Medio. Eso no es algo generalizado en todo el país, ni siquiera en todas las zonas rurales con influencia guerrillera, porque también hay un desarrollo muy desigual de las fuerzas guerrilleras en las diferentes regiones.
En las ciudades, especialmente en las ciudades grandes, el movimiento popular no ha logrado formas organizativas eficaces que le den un contenido sólido a esas luchas. Hubo un ascenso de este movimiento durante los años 84, 85, 86, y aún en el 87.
Podemos decir que se dio un proceso de unidad del movimiento popular, convergencia en la clase obrera, un proceso de unidad de los movimientos cívicos, de los movimientos estudiantiles, de las fuerzas políticas revolucionarias, de las fuerzas políticas democráticas. Un saldo positivo en el número de movilizaciones, de marchas campesinas, de paros cívicos en diferentes zonas del país... Sí, había un ascenso general del movimiento popular hasta 1987.
Además, se empezó a dar un proceso de convergencia y unidad en el desarrollo del movimiento guerrillero y avanzamos en la maduración de las condiciones estratégicas de la conducción del campo revolucionario. Precisamente a todo esto es a lo que corresponde la contraofensiva global que la oligarquía emprende...
-¿Cuándo crees tú que el movimiento de masas alcanza su punto culminante?
-Yo creo que en 1987, y luego empieza a disminuir. En el primer semestre de 1987 hubo paros cívicos, -una forma de lucha muy colombiana y muy popular-, en más del 40% de los municipios del país, aunque es necesario reconocer que muchos no eran municipios grandes; hubo muchas marchas campesinas; hubo huelgas obreras muy combativas, en muchas regiones del país; hasta en el mismo Bogotá hubo una huelga de los, trabajadores oficiales y de los trabajadores de la salud, que fue muy combativa.
No se logró impactar suficientemente en las grandes ciudades, pero sí en muchísimas ciudades intermedias y muchas regiones campesinas. Pero eso empieza a disminuir en el segundo semestre del 87 y más aún en 1988.
-¿Eso sólo lo percibe el M-19...?
-Yo pienso que lo siente todo el mundo. Gilberto Vieira, secretario general del Partido Comunista, en algún momento nos comentaba que se sentía una cierta congelación, una disminución de ese ascenso del movimiento popular, creo que en la entrevista tuya también lo dice....
-Por lo menos él dice que la crisis económica ha ido resolviéndose y que un sector de los trabajadores resulta beneficiado con ello...
-Ese es otro elemento, el crecimiento del producto interno bruto fue el más alto de América Latina en 1987 y 1988, por encima del 5%, en medio de la crisis económica generalizada en el continente. O sea, ha habido dinero con qué pagar también las aspiraciones de los sectores más organizados de la población.
Si uno mira críticamente, estadísticamente, el número de movilizaciones, su frecuencia, su volumen, uno empieza a ver que alcanzan un clímax al entrar al año 87, y después empiezan a disminuir. Se da un reflujo en el auge del movimiento de masas, pese a que hay un paro en el 88 bastante importante en el nororiente, que movilizó a muchísima gente, pero que también fue mucho más reprimido que el primer paro del nororiente en 1987.
-¿Tú crees, entonces, que la represión ha afectado al movimiento popular?
-Sin duda, Las matanzas paramilitares y los asesinatos selectivos, las masacres, las desapariciones, empieza golpear la capacidad de movilización del pueblo. Y la falta de una respuesta coherente y sólida por parte del movimiento revolucionario armado, hace que las masas no sientan la confianza suficiente como para continuar en un proceso de movilización, porque los muertos los está poniendo el pueblo.
-¿El movimiento guerrillero no ha estado a la altura de los requerimientos del movimiento popular...?
-Pienso que nosotros tenernos que hacer una valoración del por qué el movimiento guerrillero no fue capaz de acompañar adecuadamente al movimiento popular, que fue el que estuvo poniéndole, durante todo ese tiempo, el pecho a las balas. De algún modo se había generado la expectativa de que ahora sí se podía pelear porque se contaba con una guerrilla sólida, unida y fuerte, que iba a respaldar todo ese proceso de movilización. La respuesta guerrillera fue, sin embargo, mucho menor que las expectativas que tenía la gente.
La guerrilla tiene una capacidad instalada para hacer mucho más de lo que ha hecho, es decir, tiene hombres, tiene áreas de influencia, tiene armas. Pero aún, partiendo de la hipótesis de que la guerrilla pudiese actuar a plena eficiencia, usando toda su capacidad instalada, la situación no sería igual a la salvadoreña, para usarla de punto de referencia, ya que tú lo mencionaste. Basta observar los tamaños relativos de ambos bandos en armas. Debe haber entre 7 y 10 mil guerrilleros regularmente entrenados, armados y muy dispersos por el país y hay 210 mil hombres en las fuerzas armadas... En el Salvador puede haber los mismos guerrilleros, pero los otros son 45 ó 50 mil. Y en Colombia, además, tenemos 50 veces más territorio. Mientras El Salvador tiene 21 mil kilómetros cuadrados, Colombia tiene un millón 100 mil.
-¿Y cómo valoran los resultados del paro de octubre de 1988?
-Esos resultados son para mí el indicativo más claro de que realmente sí hay un proceso de reflujo de la capacidad de movilización de las masas en Colombia. Ese paro fue convocado de la manera más amplia, lo convoca toda la Central Unitaria de Trabajadores, con su presidente a la cabeza, aliado además a otra central obrera, la CGT; lo convocan las organizaciones políticas de izquierda, muchas organizaciones regionales, organizaciones campesinas, organizaciones indígenas, Se hace, además, un plebiscito anterior al paro en el cual se le pregunta a la gente si está dispuesta a ir al paro o no, un millón de personas votan a favor del paro. Y, sin embargo, a la hora de parar, no van al paro. Hay, claro, paros regionales: en Urabá, en el Cauca, en Arauca, en el Nororiente, en el Caquetá, en las zonas de mayor influencia de la izquierda. Hay paros regionales, pero no un paro nacional.
El plebiscito muestra que hay deseos, ganas de que se produzca una protesta, de que haya cambios, de que haya transformaciones, pero también, que no hay el valor suficiente, no hay la disposición para arriesgarse, en las actuales condiciones; hay miedo, hay desconfianza en la posibilidad de la victoria. La gente no está suficientemente convencida de que este es el momento de ponerse a pelear...
-Arriesga mucho al lanzarse...
-Siente que está arriesgando más de lo que puede dar. La gente se vuelve más calculadora. En general el estado de ánimo de la población es menos optimista, menos decidido de lo que era un año atrás.
Yo creo que va a ser muy difícil que se logre, a pura fuerza militar, mantener un proceso de masas prolongado por el suficiente tiempo como para provocar un cambio en la situación nacional. Esa es la visión que nosotros tenemos de la situación.
Además, el proceso de maduración del movimiento guerrillero es lento. El proceso de cambio de las unidades dislocadas de las guerrillas en unidades concentradas, es lento; el proceso de transformación de calidad de la guerrilla, de ser un poco errante y acomodada, a ser un ejército, también es lento; el proceso de unidad de la cúpula guerrillera es lento. Son muchas las diferencias y muchos los años de estar haciendo cada uno lo que quería. Esto de reunirse y aceptar las decisiones que se toman en un colectivo no es fácil. La reunión de los comandantes guerrilleros ha sido una dificultad enorme, no solamente porque cada uno está a mil kilómetros del otro, sino porque además lograr que un comandante guerrillero salga de su área a otra área, es sumamente difícil y muy peligroso. Yo te digo que sacar a un comandante guerrillero de las FARC de la Uribe es tarea de titanes. Marulanda no ha salido ni una vez; Pizarro ha salido un poquito más y el padre Pérez, salió una vez que se sepa... Tendrían que salir de ahí y concentrarse en una sola parte y sentarse a tomar decisiones colectivamente. Eso no se ha logrado.
Esto explica en buena parte que la guerrilla, no solamente no acompañó bien al movimiento de masas, porque no tenía un plan coherente, claro, racionalizado, colectivo para hacerlo, sino que tampoco está respondiendo al ping-pong de la política; cuando empieza la política a moverse y cuando viene la propuesta y viene la contrapropuesta, y los conservadores proponen y el gobierno dice otra cosa, y los liberales discuten, la guerrilla está esperando reunirse dentro de 6 meses para responder. Así no podemos poner nuestros tiempos en consonancia con los tiempos de la política nacional. Y eso va dejándonos marginados políticamente.
-¿Ustedes, entonces, nunca pensaron que Colombia estuviera en una situación pre-insurreccional?
-No, nosotros no pensábamos que la situación actual permitiera lanzarse a una ofensiva general, que pudiera dar un salto estratégico...
-No lo veían ustedes, sin embargo, entiendo yo que sí lo veían otros. Al hablar con diversos dirigentes colombianos uno tenía la sensación de que esa gente estaba a la expectativa de que iba a producirse algo grande. Se esperaba un salto cualitativo con el paro de octubre de 1988....
-Para el paro de 1988 nosotros propusimos una tregua de la guerrilla, porque no veíamos que las cosas estuvieran suficientemente maduras como para que las acciones militares pudieran impulsar o acompañar la lucha de las masas.
Yo te digo, en 1987 sí se podía esperar más. Había condiciones globales en el movimiento de masas y el movimiento insurgente para haber saltado a una nueva situación, pero faltó dirección. La Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar se crea recién a finales de 1987, cuando la ola de ascenso popular había llegado a la cima y estaba empezando a bajar. Es la primera vez que se reúnen los mandos de todas las organizaciones guerrilleras. Y después ha sido muy lenta la toma de decisiones. Entre reunión y reunión pasaban 6 meses, y no existían otros mecanismos que permitieran tomar decisiones ágiles.
Los momentos pasan, el estado de ánimo de las masas cambia. Todo va cambiando. A veces uno sentía que la guerrilla estaba trabajando a paso de maratón mientras la política iba a pasos de carrera de 100 metros, y las masas a otro ritmo. Los ritmos eran completamente diferentes. Eso impidió que pudiésemos acompañar adecuadamente ese momento favorable del movimiento de masas.
Yo pienso que la ofensiva de septiembre y octubre de 1988, se lanzó sin considerar plenamente el estado global de la situación de masas y de la situación nacional.
Correspondió más a la lógica de lo militar, que tiene sus propios ritmos y sus propios tiempos. Fue el resultado de la lenta maduración militar de decisiones tomadas en otro momento de la situación nacional y no se acompasó con las masas. Llegó tarde, como llegó tarde el Batallón América a Cali en 1986.
Por otra parte, en lo que va de este año 1989, la actividad guerrillera ha sido cada vez más esporádica...
VI. OFENSIVA MILITAR Y NEGOCIACIONES DEL M-19
Pero entiendo que justamente este plan de ofensiva requería de una participación decidida de todo el movimiento guerrillero. El hecho que el M-19 haga ese secuestro y que plante ese proceso de negociación, en el fondo, lo que hace es ponerlos a ustedes en otra óptica, ya no están en la óptica de la ofensiva guerrillera, están en la óptica de buscar otra vía, están restándose a una concepción general de ofensiva...
-Bueno, mira, no hubo un plan de ofensiva...
-¿Ah, no lo hubo...?
-No, porque la Coordinadora Guerrillera no tiene todavía los niveles decisorios suficientes para tomar una determinación de ese tipo. Hubo una visión de que había que enfrentarse con el gobierno de Barco, pa, pi, pa, pa... no más. La ofensiva de septiembre-octubre fue más bien resultado de la unidad a nivel regional. El M-19 participó, combatió, ya te lo decía. El mejor combate de toda esa ofensiva, en cuanto a inversión y resultados de recuperación de material bélico, se da en una operación conjunta que hacemos con las FARC en el Caquetá, en septiembre de 1988, asaltando un puesto de la policía, de unos 30 efectivos más o menos, a 10 minutos de la ciudad de Florencia, capital del Caquetá, donde está la sede de la Décimo Segunda Brigada del Ejército. Allí se recuperan fusiles, sin bajas propias Esta acción ha sido evaluada como la operación técnicamente mejor hecha.
-¿El M-19 participó entonces en operaciones militares paralelamente a los esfuerzos por llevar adelante la negociación...?
-Sí, bueno, en un período en que la negociación con el gobierno no había empezado y la Comisión de Convivencia estaba llegando a un punto muerto.
Lo que pasa es que había la idea de ir a enfrentamientos militares de mayor envergadura, pero no se veía ni la decisión suficiente, ni los medios...
Lo cierto hoy es que la distensión se está abriendo paso cada vez más y quienes tratan de frenarla en estos momentos son los reaccionarios de la extrema derecha; el que las FARC hayan declarado tregua unilateral y la mantengan, es el reconocimiento de que hay un ambiente de distensión.
-Qué significa tregua unilateral, que no atacan si no son atacados...?
-Exactamente. Que no se hacen operaciones ofensivas. De hecho es casi una tregua bilateral, porque hasta ahora lo que ha pasado es que, en la mayoría de los casos, el ejército tampoco ataca a la guerrilla; hay una disminución de las acciones armadas.
-El hecho de que las FARC tenga esta actitud de tregua unilateral y el M-19 tenga esta política de distensión, ¿no permite al ejército concentrar todas sus fuerzas contra el ELN?
-Yo te diría que el ejército ha usado sus fuerzas de élite contra lo que es la amenaza principal en cada momento desde siempre. En los últimos años la Décima Brigada, que es la que cuenta con las tropas élites, estuvo año y medio en el Cauca contra nosotros, cuando éramos la amenaza principal en 1985-86; después pasó a Urabá, cuando en Urabá el ascenso de masas acompañado del movimiento guerrillero fue la amenaza principal; ahora está en el norte de Antioquia, combatiendo contra los compañeros del ELN. Claro, como no hay una decisión unitaria que corresponda a un plan global de tener varias áreas de intensa actividad militar, el ejército siempre va a poder seguir usando sus fuerzas élite secuencialmente contra diferentes puntos, diferentes focos...
-Pero yo entendía que uno de los acuerdos de la Coordinadora Guerrillera había sido, justamente, el tratar de evitar que se concentraran las fuerzas militares enemigas sobre uno de los movimientos guerrilleros...
-Claro, tratar de evitarlo. El problema es que la Coordinadora Guerrillera no puede tomar decisiones correctas mientras no tenga una política coherente, única, unificada, porque es que lo militar y lo político están sumamente ligados. Si uno está por una política de distensión y el otro está por una política de guerra, pues obviamente va a ser muy difícil tomar decisiones militares coherentes, porque estamos en dos políticas que no son iguales. Es más, que tiene muchos elementos que se contradicen.
VII. LA CARACTERIZACION DE LA SITUACION ACTUAL Y EL PROCESO UNITARIO
-¿Lo primero que habría que hacer, entonces, es ponerse de acuerdo en qué es lo que pasa hoy en Colombia, es decir, en llegar a una caracterización de la situación y en base a esa caracterización común, elaborar una política....
-Claro, claro. Nosotros en la Coordinadora empezamos por lo más fácil: la búsqueda de acuerdos militares concretos. Adiestramiento unitario, ayuda y colaboración logística. Acuerdos regionales, integraciones regionales donde eso fuera posible. Operaciones conjuntas. Pero siempre dejábamos para después los acuerdos políticos, con la tesis de que un desarrollo de la unidad militar nos iba a presionar para conseguir acuerdos políticos. Y resulta que no ha sido así. Por el contrario, en la medida en que no hay acuerdos políticos se debilitan los acuerdos militares.
-A mí me da la impresión de que realmente es muy importante darse cuenta de eso, de que la unidad no va a avanzar si no se llega a confluir en una misma caracterización de la situación que vive el país y que sólo de ella pueda surgir una línea política única para la coyuntura...
-Y unos mecanismos que permitan que los acuerdos que se logren se puedan implementar. Si uno hace un acuerdo de diálogo directo gobierno-guerrilla como el que logramos en octubre de 1988, tiene que haber instrumentos que permitan que esa propuesta política, al ser respondida por los contrincantes, sea respondida otra vez por nosotros. Pero nos quedamos sin instrumentos de decisión. Entonces, el contrincante propone y nosotros tenemos que esperar a la reunión de marzo, 6 meses después, para poder responder a eso. ¡Con esa lentitud política dónde vamos a parar! ¡Eso no puede ser así!
VIII. POR QUE NEGOCIAR EN CONDICIONES NO FAVORABLES
-He oído críticas al que ustedes se hayan metido en un proceso de negociación política cuando la correlación de fuerzas no les es favorable.
-.Quién ha dicho que una negociación política tiene que hacerse sólo en una correlación de fuerzas favorable? Y menos en una situación de conflicto interno, donde la negociación abre un marco para que se produzcan procesos por fuera de la mesa, que muchas veces son más importantes que los que ocurren en la mesa misma, porque la negociación en sí es un instrumento de acción política. Un primer resultado puede ser que, como sucedió en 1984 y 1985, la presencia de cuadros nuestros en las grandes ciudades, levante un proceso de masas lo cual influiría positivamente en el curso de la negociación...
-Pero, ¿habrá movilización de masas si sigue el fenómeno paramilitar?
-Por supuesto que no. Si nosotros entramos en negociaciones es, entre otras cosas, porque creemos que éste es el mejor instrumento para lograr conformar una alianza suficientemente amplia como para que sea capaz de disminuir de modo importante el fenómeno paramilitar. En estos esfuerzos además, la política de tregua a las fuerzas armadas, que se definió en 1988, juega un papel importante. Si empiezan a matar a nuestros voceros que están saliendo a la legalidad, por supuesto que el proceso se va a hundir - quiero aclararte que estos voceros son archiconocidos como militantes del M-19 por los servicios de seguridad-. Si continúa la agresión contra los dirigentes de la CUT, de la UP o de otras organizaciones populares, el proceso tampoco va a prosperar.
En una negociación todos vamos intentando ganar más de los que perdemos. En el peor de los casos la oligarquía busca desmovilizar al M-19 o deslegitimarlo acusándolo de no cumplir lo pactado. Pero para que ellos cumplan su parte deben abrir las puertas hacia la democracia plena y en Colombia la historia demuestra que, cada vez que se dan pasos hacia la democracia, pierde la oligarquía. Así ha sido siempre. Además, ésta busca legitimar su régimen con un amplio triunfo electoral en 1990 levantando una política de paz creíble y ello la obliga a meter en cintura al componente paramilitar de su estrategia pues, de lo contrario, su paz no será creíble. Por otra parte, debe, sin duda, estar apostando a profundizar la división de la guerrilla.
El campo popular, en nuestro criterio, puede sacar ventajas de una negociación, en primer término, restañando las heridas de la represión paramilitar en el movimiento de masas. Además, se abren posibilidades a la reactivación de un proceso democrático que permita consolidar una alternativa al bipartidismo, especialmente en este momento de fuertes contradicciones dentro de los partidos tradicionales. Ello requiere conservar y consolidar los instrumentos unitarios ya conquistados. El país a su vez, gana con esta posibilidad de encontrar una salida diferente a una guerra de 10 o 20 años más.
Los que nos sentamos en la mesa estamos jugándonos la bandera de la paz. El que la traicione perderá en la jugada y pagará los costos correspondientes. Estamos ante una situación nueva que, además de la natural incomprensión que puede despertar, contiene riesgos políticos, pero los estamos afrontando consecuentemente con nuestra historia de compromiso con el cambio y la democracia, con imaginación y creatividad, y, sobre todo, con profunda confianza en el pueblo y en todos los colombianos que desean una patria nueva.
SERIE DOCUMENTOS[1]
¿HACIA DONDE VA EL M-19?
LOS ENTRETELONES DE LAS NEGOCIACIONES
ENTREVISTA A ANTONIO NAVARRO
SEGUNDO COMANDANTE DEL M-19
POR MARTA HARNECKER
22 DE MARZO DE 1989
INDICE
I. MANIPULACION DE LA INFORMACION ORIGINA CONFUSION
II. LA POLITICA CONTRAINSURGENTE DE BARCO
III. POR QUE SOLO EL M-19 Y NO TODA LA COORDINADORA GUERRILLERA
IV. LOS ASESINATOS POLITICOS: LA PRINCIPAL TRABA PARA AVANZAR
V. ¿EXISTE HOY UNA GUERRA CIVIL EN COLOMBIA?
VI. OFENSIVA MILITAR Y NEGOCIACIONES DEL M-19
VII. A CARACTERIZACION DE LA SITUACION ACTUAL Y EL PROCESO UNITARIO
VIII. POR QUE NEGOCIAR EN CONDICIONES NO FAVORABLES
I. MANIPULACION DE LA INFORMACION ORIGINA CONFUSION
-Muy poca gente entiende qué es lo que está haciendo el M-19 en estas negociaciones con el gobierno. Nosotros hemos detectado además una gran confusión en la izquierda tanto colombiana como latinoamericana. Todos concuerdan, sin embargo, con que el proceso de Tregua y Diálogo de la época de Betancur favoreció enormemente a los movimientos de izquierda en Colombia, tanto a aquellos que participaron como aquellos que se abstuvieron y reconocen el gran aporte del M-19 en aquel momento. Lo que no se comprende es que, dadas las nuevas circunstancias, especialmente con el creciente número de asesinatos de líderes políticos y populares producto de La guerra sucia, el M-19 transite de nuevo por este mismo camino. ¿Qué puedes decir al respecto?
-La primera fuente de confusión se origina, precisamente, en la deformación de los hechos por parte de la prensa oligárquica y el mismo gobierno. Lo mejor, entonces, para que se entienda nuestra posición, es que empecemos por precisar los hechos.
Arranquemos a mediados del año pasado, cuando detenemos a Alvaro Gómez. Hurtado, candidato presidencial por el Partido Conservador y político profesional de la oligarquía colombiana. Para liberarlo planteamos como condición que se inicie un proceso hacia una solución política. Esto genera en Colombia un enorme movimiento de opinión a favor del diálogo, mayor que hace 4 años...
-Mayor que en el período de Tregua y Diálogo de Betancur...?
-Sí, mayor que entonces. Fíjate, por primera vez, y con el gobierno en contra, el 29 de julio de 1988, en un convento en el norte de Bogotá, se reúne el país: allí estaban los empresarios, los trabajadores, la Iglesia Católica, el Partido Conservador, la izquierda en todas sus manifestaciones, las universidades, un sector del Partido Liberal con representación dentro del Partido, intelectuales, cooperativistas, juntas de acción comunal, movimientos cívicos, movimientos campesinos, indígenas... Unas 30 delegaciones de diferentes sectores del país, estaba todo el mundo... Fue hasta el propio Alvaro Gómez, quien había sido puesto en libertad pocos días antes.
El gobierno, no sólo no asistió, sino que, hasta última hora, intentó impedir la cumbre. Pero era tan grande el bloque que estaba a favor de su realización que finalmente tuvo que ceder y permitirla. No iban a celebrar la liberación de el Dr. Gómez, iban a buscar cómo conseguir una solución política...
-¿Y las organizaciones guerrilleras...?
-Estaban casi todas: el EPL, el PRT, el Quintín Lame, y nosotros. Las FARC enviaron una carta. Sólo se abstuvo el ELN.
Allí estaba todo el país, pese a la oposición del gobierno. Esto demuestra lo generalizada que es en Colombia la opinión a favor de una solución política... Una caricatura de Héctor Osuna en el diario El Espectador daba una excelente imagen de la situación. En ella aparecía el país montado en un tren y el presidente Barco solo en el andén. La acompañaba el siguiente texto: "Al gobierno lo dejó el tren de la paz".
-Dime, ¿eso fue ampliamente cubierto por los medios de comunicación?
-Así es. Recuerda que hicimos primero una reunión preparatoria de esa cumbre en la Nunciatura Apostólica de Panamá, el 14 de julio, con una participación amplia. Fue un proceso que empezó durante el mes de julio y que siguió todo el mes de agosto, o sea, durante dos meses el país giró en torno a la necesidad de una solución política.
Después de esa cumbre del 29 de julio se nombró una Comisión de Convivencia Democrática donde no estaba el gobierno, y donde, por presión de éste empezaron a retirarse los liberales y algunos otros sectores. Luego la Comisión se disolvió. Pero, a pesar de esto, la opinión nacional seguía estando a favor de una solución política. Lo reiteraron así encuestas realizadas a fines del año pasado. Estas mostraban que el 85% de la opinión colombiana estaba a favor del diálogo entre gobierno y guerrilla, y no de una solución militar.
La bandera de la paz -que levantó el M-19 con la detención de Alvaro Gómez y las condiciones que puso para su liberación- se ha convertido en una bandera política substancial en Colombia. La hicieron suya el Partido Social Conservador y la Iglesia. El Partido Liberal ha estado peleando por ella y, finalmente, el gobierno también intenta cogerla mediante su propia propuesta de paz.
-¿Por qué Barco, que era tan reacio a la iniciativa del M-19, levantó, algunos meses después, su propia propuesta de paz?
-Son Ias presiones de julio y agosto las que llevan a que el gobierno cambie su política de "pulso firme y mano tendida."...
II. LA POLITICA CONTRAINSURGENTE DE BARCO
-¿Podrías explicar en qué consistía esta política de "pulso firme y mano tendida"?
-Para empezar, sería bueno resumir brevemente los propósitos globales del gobierno de Barco. Este llega a meter en cintura al país. Parte del supuesto de que con Betancur se ha agotado la política de diálogo y que, con ella y sus resultados, han ganado las instituciones del estado. La lógica más profunda del nuevo gobierno es la contrainsurgencia económica, social, militar, paramilitar, jurídica y diplomática.
En lo económico, aplicando una política amistosa hacia los bancos extranjeros y el FMI, consigue créditos frescos. Llega además a un pacto implícito con los exportadores de cocaína, con lo cual inyecta tres mil millones de dólares por año a la economía del país, un monto casi igual a las exportaciones legales, con lo cual casi se duplican los ingresos en divisas por exportaciones. Este mayor volumen de ingresos permite que, a partir de 1987, se produzca una recuperación económica considerable, que deja atrás los duros años de la crisis del período de Betancur, y facilita la aplicación de los componentes sociales y militares de la estrategia contrainsurgente.
En lo social destinando recursos a obras de infraestructura en las zonas de mayor influencia guerrillera, tanto en la ciudad como en el campo, mediante los llamados planes de "rehabilitación" para las áreas rurales y de "lucha contra la pobreza absoluta" en las áreas urbanas. Con esto se busca lo que los comentaristas de la prensa de la derecha llaman: "cortar la yerba a los pies de la guerrilla".
En lo estrictamente militar, desde el año 1986 al año 1989, puede verse un aumento sustantivo del presupuesto y del tamaño de las fuerzas armadas. Los gastos militares pasan de 400 a 800 millones de dólares anuales y de 160 mil a 210 mil hombres en armas. Además, se moderniza y mejora el armamento. Se produce asimismo una represión brutal contra el movimiento popular y las fuerzas democráticas, principalmente a través del uso de grupos paramilitares. Estos emprenden un proceso de asesinatos selectivos de líderes populares que, poco a poco, va incluyendo masacres colectivas en las zonas más combativas.
En el terreno jurídico, además de la impunidad a la acción paramilitar, se ha ido estructurando un conjunto de leyes y decretos que tienden a una creciente militarización de la vida nacional y a un recorte casi total de las garantías del llamado estado de derecho.
En política internacional, el actual gobierno ha logrado, con habilidad, neutralizar en gran medida los costos de la represión, especialmente en el bloque latinoamericano. El Grupo de los Ocho, aunque de gran importancia como oposición a la política norteamericana hacia el hemisferio, está sirviendo también para evitar que problemas tan graves como la violación de los derechos humanos en Colombia cuenten con espacio para ser discutido por los países latinoamericanos.
-¿Y qué balance haces de la política de Barco hasta ahora?
-La reactivación económica que inicialmente fue exitosa hoy empieza a dar muestras de agotamiento. Los pronósticos para este año indican una tasa de crecimiento significativamente menor que la de los años anteriores; está empezando a tener dificultades serias para conseguir nuevos créditos externos. Además la guerra entre los carteles de exportadores de cocaína de Cali y Medellín, está afectando los ingresos que tienen este origen. En resumen, la economía va a ir menos bien en los próximos dos años.
Los planes sociales contrainsurgentes han tenido un efecto mínimo, si acaso han tenido alguno, pues las necesidades acumuladas por lustros de abandono no se pueden resolver con unos cuantos pesos. Además generan expectativas, que al no ser colmadas aumentan la inconformidad popular...
Los militares, pese a su crecimiento en número y presupuesto, no sólo no pueden dar un parte de victoria, sino que piden más y más recursos para una guerra que ya pronostican como muy larga.
Los paramilitares se han convertido en un monstruo de cien cabezas que empieza a morder a sus propios creadores. Cada vez un mayor número de voceros de la oligarquía muestra su preocupación por la pérdida de control sobre este fenómeno. Y el atentado fallido, al senador Samper, precandidato liberal, seguramente ha acrecentado esa preocupación.
En el campo internacional se está gestando un bloque europeo de instituciones y estados dispuestos a cuestionar seriamente al gobierno colombiano por la situación de derechos humanos en el país.
Creo que con esto tienes una imagen sintética de lo que ha pretendido y de lo que ha logrado el gobierno de Barco hasta hoy. Le queda como carta fuerte sólo el actual proceso de paz. Pasemos ahora a responder a tu pregunta.
-Cuando Betancur termina su período presidencial, deja firmada una tregua con las FARC. Para no romper bruscamente con eso, Barco, al asumir el gobierno en 1986, decide implementar una política que llama de "pulso firme y mano tendida". Mano tendida en el sentido de mantener la tregua con las FARC, tregua de papel que se fue convirtiendo en dos cosas: no atacar el campamento central de las FARC en la Uribe y en mantener abierta una línea de radio gobierno-FARC, que popularmente llaman el "teléfono rojo". O sea, el gobierno, manteniendo esa fórmula de mano tendida hacia el campamento central de las FARC, aplica el "pulso firme", es decir, se lanza a la guerra, contra los otros movimientos guerrilleros y las propias FARC en el resto del país. Y viceversa.
El gobierno mantuvo esta política hasta septiembre de 1988. Cuando nosotros retuvimos a Gómez Hurtado, el gobierno nos dijo: "esto es un acto de guerra y como acto de guerra será respondido con hechos de guerra." Y así lo hizo. Efectuó 6 mil allanamientos y nos trató como enemigos en franca guerra. Y nosotros respondimos: "sí señor, estamos en guerra contra la oligarquía como lo dijimos en enero del 88 y éste es un acto de guerra contra ella. Pero, bueno, estamos buscando una salida negociada. Si ustedes la aceptan..." El gobierno la rechazó, decidimos entonces proponérsela al país y éste la aceptó.
Como producto de eso tuvieron que empezar a cambiar su política de "pulso firme y mano tendida". A principios de septiembre de 1988 Barco planteó una propuesta de paz, por supuesto, inaceptable. Básicamente decía: hablemos sobre cuándo se van a desarmar, nada más, y reincorpórense a la vida civil, vengan para acá desarmados. Esa propuesta, rechazada por todos, fue respondida en octubre con una contrapropuesta de la Coordinadora que planteó un diálogo directo gobierno-guerrilla sobre un temario determinado. Empezó así el ping-pong de la política sobre el tema de la paz.
-La Coordinadora ha planteado entonces ir a un diálogo directo con el gobierno?
-Así es. En octubre de 1988 se reúne la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar en su tercera asamblea. Allí, y por primera vez, como respuesta a ese clamor nacional de buscar una solución política, con la firma de todas las organizaciones guerrilleras propone un diálogo directo entre todos los comandantes y tres ministros por parte del gobierno en torno a cuatro temas: solución política, democracia, soberanía y vida, temas centrales en la situación nacional.
-¿Y cuál fue la reacción del gobierno ante la contrapropuesta de la Coordinadora?
-La ignoró, por lo cual Alvaro Leyva, un senador conservador, planteó a fines de noviembre, una fórmula intermedia diciendo: nombremos una comisión de notables que analice las dos propuestas, y vea qué posibilidades hay de que el gobierno y la guerrilla se sienten a conversar, o sea, propuso una salida intermedia. Y eso recibió el apoyo inmediato de las FARC y el M-19.
III POR QUE SOLO EL M-19 Y NO TODA LA COORDINADORA GUERRILLERA
-¿Y qué pasó con el resto de la Coordinadora Guerrillera?
-No se pronunció. La verdad es que la Coordinadora no tiene mecanismos permanentes de toma de decisiones y decisiones de este tipo tiene que tomarlas la asamblea de comandantes. Como ésta se reúne cada 6 u 8 meses y la última tuvo lugar en octubre, no podía darse una nueva asamblea para responder a la propuesta de Leyva que fue hecha en noviembre.
Esta empieza a ganar mucho apoyo en la opinión pública. ¿Qué está mostrando eso? ¡Hombre, el espacio que tiene una solución política!, aunque también las dificultades de la Coordinadora para tomar decisiones de coyuntura, para jugar al ping-pong.
El gobierno se hace el pendejo con la propuesta de Leyva y decide realizar un diálogo directo. Empieza a buscar contactos, pero, al encontrarse con la realidad de un movimiento guerrillero en un proceso de unidad todavía incipiente, dice: "vamos a sentarnos con los que nos convenga, con los que queramos o los que escojamos, y no con todos." Finalmente, luego de un proceso de más o menos un mes, el gobierno se sienta a hablar con el M-19.
-O sea, el gobierno elige al M-19...
-Así es.
¿Y por qué acepta el M-19 ser elegido como primer interlocutor?
-Sinceramente porque si no hubiera sido el M-19 hubiera sido elegida otra fuerza guerrillera. Carlos Pizarro se negó a hablar por semanas, hasta que se hizo evidente que si el M-19 no se sentaba con el gobierno, éste iba a sentarse de todos modos con otra fuerza guerrillera...
-¿Con las FARC?
-Yo creo que sí, esa es la otra organización que está en condiciones de sentarse con ellos, porque subsiste el acuerdo de tregua firmado con el gobierno anterior.
-¿Y por qué escogió el gobierno al M-19?
-Eso que lo digan ellos. No vamos a ponernos a interpretar su pensamiento. Pero después de lo de Alvaro Gómez, el M-19 tenía más que nadie la bandera de la paz en sus manos. Supongo que así lo entendieron.
-Ahora, ¿tuvieron ustedes en cuenta que esa podía ser una jugada del gobierno para dividir al movimiento guerrillero?
-Por supuesto.
-¿Ustedes entonces se meten en ese juego corriendo ese riesgo...?
-Claro, con toda conciencia. Por eso, en la primera reunión del 10 de enero, entre Carlos Pizarro y los representantes del gobierno, cada uno llega a puntos que no son negociables. Para el gobierno todo proceso de paz, debe, obligatoriamente, tener como fin la desmovilización del movimiento guerrillero.
-¿Con qué puntos innegociables llega Carlos Pizarro?
-Con dos puntos: primero, el M-19 sólo se desmoviliza si se va a la democracia; y, segundo, el diálogo tiene que ser con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar.
Si usted lee el comunicado que se produjo el 10 de enero de 1989, ahí está expresado eso claramente. Los párrafos centrales dicen: "el gobierno nacional y el M-19 convocan a un diálogo directo de la dirección de los partidos políticos con representación parlamentaria y los comandantes de los grupos de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, para que en él se acuerde un camino hacia la solución política del conflicto de la nación colombiana, que tiene que expresarse en un itinerario claro hacia la democracia plena y en un camino cierto hacia la desmovilización guerrillera con las garantías necesarias."
Yo había leído ese comunicado, pero sin esas palabras de ir hacia "la democracia plena"...
-Seguramente lo leíste en una revista colombiana, que se llama Cromos[2], revista que publica el comunicado precisamente quitándole esa parte. Entonces, claro, ahí, como tú señalas, no dice: "hacia la democracia plena" Parece, entonces, que nosotros estamos yendo hacia la desmovilización a cambio de nada, a cambio del diálogo nada más. Puede haber sido un error, pero en todo caso es un error sumamente sospechoso... buscando dar una imagen de que el M-19 va hacia la rendición porque está cansado de la lucha armada, porque está aburrido de todo eso, porque está muy débil, porque está desbaratado. Esos son los argumentos que se han manejado y que, por desgracia, mucha gente ha recogido.
-A propósito, ¿qué hay de cierto en cuánto a ese comunicado firmado por el ELN en el que los acusa a ustedes de traición por haberse metido en este proceso?
-Esa es propaganda negra. El propio ELN desmintió oficialmente la autoría de ese comunicado.
Para resumirte, lo que se ha venido haciendo es convocar a un diálogo donde participen partidos, Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y gobierno, en búsqueda de un proceso de solución política que permita avanzar hacia la democracia plena y, en la medida en que esto ocurra, y cuando además existan las garantías necesarias, ir recorriendo un camino hacia la desmovilización.
-Entiendo que lo que los lleva justamente a tomar las armas y lo que da origen a las diversas organizaciones guerrilleras es la ausencia de democracia y no otra cosa, ¿es así?
-Ciertamente la toma de las armas ha sido una respuesta a la ausencia de democracia propia de un modelo oligárquico de dominación, pero ése es ya otro tema. Por eso yo te aclaro que hasta ahora nosotros no hemos firmado ningún acuerdo de desmovilizar al M-19 ya. Hemos dicho que estamos dispuestos a llegar hasta eso, si avanzamos hacia la democracia plena. Por ahora lo que hemos hecho es convocar a un diálogo que aún no ha empezado.
-¿Cómo que no ha empezado...?
-No, porque en ese diálogo debe participar tanto la Coordinadora Guerrillera, si se decide a hacerlo, claro, como los partidos con representación parlamentaria y el gobierno.
-¿O sea, que todas estas reuniones previas que ustedes han tenido son sólo para crear las condiciones de ese diálogo?
-Así es.
-Has hablado varias veces de "democracia plena", o de avanzar hacia ella. ¿Qué entiende el M-19 por esto?
-Cada hora tiene su afán, como dicen en Colombia. Cuando empiecen las sesiones de la mesa de trabajo el 1 de abril, empezarán a conocerse nuestras propuestas, por ahora la prioridad es que paren los asesinatos políticos.
-Carlos Pizarro dijo hace dos días que la desmovilización del M-19 es posible pero la entrega de las armas no, ¿cómo es eso?
-No conozco el texto de la entrevista de Carlos. Lo cierto, es que hasta ahora no se ha discutido nada sobre las armas en las reuniones con el gobierno. En cambio, sí se hablado de garantías para la oposición política y de avances a la democracia plena. Esos son los temas que hoy tienen importancia en la situación del país. Las armas son pedazos de hierro que igualmente pueden ser machetes o azadones. Lo que importa es la voluntad política de quienes las portamos. La necesidad de seguirlas teniendo la determina las condiciones del país. Eso sí, nadie puede esperar en Colombia otra fila de guerrilleros entregando sus fusiles, como la de Guadalupe Salcedo en 1953.
-¿Y en qué están ahora?
-Nosotros estamos buscando una distensión de la situación de conflicto que permita realizar el diálogo. De alguna manera estamos poniendo la mesa y tendiéndola, haciendo la lista de invitados y poniendo las sillas, y convocando a eso conjuntamente con el gobierno. Nosotros creemos que estamos interpretando de manera fiel, desde nuestro punto de vista, los acuerdos de octubre de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar que hablaban de un diálogo directo gobierno-guerrilla, porque además, allí se acordó que cualquiera de las organizaciones podía servir de puente para buscar ese diálogo, directo gobierno-guerrilla.
-A propósito, leí en una revista una entrevista a Carlos Pizarro, y me pareció muy prepotente su actitud respecto al resto de las organizaciones guerrilleras. Recuerdo que decía algo así como: bueno, si ustedes no vienen, señores, quiere decir que ustedes son unos deshonestos..., no recuerdo exactamente, pero era algo así...
-Yo no sé si ese es el texto o no, porque fue escrito por la misma revista que nos deformó el comunicado. En todo caso, la decisión del M-19, pese a cualquier diferencia de apreciación política sobre el momento, es considerar con el mayor respeto las posiciones de todos y mantener el diálogo. A este respecto te cuento que todos los días hay comunicación radial entre el secretariado de las FARC y la comandancia del M-19.
-Eso quiere decir que el M-19 está convencido de que su planteamiento está dentro de la línea de la Coordinadora y en ese sentido las declaraciones de Carlos Pizarro deberían interpretarse como: bueno, si estamos dentro del acuerdo, el que no venga...
-Pues está incumpliendo el acuerdo... Yo creo que el espíritu de lo que Carlos Pizarro planteó es ese, y que además se refleja en los diferentes comunicados: no queremos el diálogo sin la presencia de las restantes organizaciones guerrilleras. Y, que como nos sentimos interpretando los acuerdos de la CGSB pensamos que consecuentemente con ellos, estas organizaciones deberían integrarse al diálogo, si se cumplen las condiciones planteadas
Claro, por supuesto la Coordinadora no ha profundizado sobre este tema. Los acuerdos logrados en octubre de 1988 pueden estar sujetos a diferentes interpretaciones. Por eso hay que volver a reunirse para discutir y ver en qué puntos estamos de acuerdo y en cuáles no. Nosotros sí nos sentimos cumpliendo plenamente los acuerdos, pero respetamos, por supuesto, que otros compañeros piensen que la cosa es distinta. Estamos hablando fraternalmente, como tienen que ser habladas las cosas.
-¿Y qué pasa si la Coordinadora Guerrillera como tal no llega a un acuerdo para participar?
-Si no se logra un acuerdo en la IV Asamblea que debe reunirse en estos días, es posible que se decida dar libertad a las fuerzas que consideren útil su participación para que lo hagan, sin que ello rompa la unidad. Eso nos pondría en una situación similar a la de 1984. Pero, por supuesto que la posibilidad de conseguir resultados favorables en la mesa de negociación es proporcional a la cantidad de fuerzas guerrilleras que en ella participen. Con la Coordinadora sentada en la mesa yo diría que la correlación de fuerzas es más favorable para el campo popular que en la época de Betancur.
-¿Y no perjudicaría la unidad el que unas organizaciones vayan y otras no?
-Para serte sincero, yo creo que eso restaría posibilidades a la consolidación de la unidad y a su repercusión en el movimiento de masas. Se crearía una situación en la que se mantendrían muy marcados los perfiles de cada organización, mientras la unidad tendría un perfil bajo. Eso no es en absoluto deseable.
-Tú hasta ahora te has referido al primer comunicado producto de la reunión de enero y has dicho que todavía están tendiendo la mesa... ¿qué ocurrió en las otras reuniones que se han sostenido luego de ese comunicado? ¿Piensas que se ha ido avanzando?
-El 8 de febrero de 1989, se realizó en Colombia la segunda reunión con participación de Pizarro y otros miembros de la dirección de M-19 y los representantes del gobierno. La declaración que se emite de esta reunión ratifica la primera del 10 de enero del 89. Más adelante señala que se está preparando el diálogo y que para facilitar este propósito, "el gobierno y el M-19 estiman conveniente citar a los partidos y a las organizaciones armadas participantes a una mesa de trabajo en el curso de febrero, que establezca los procedimientos de dicha participación, el sitio para el intercambio de ideas...". Esto ratifica lo que te estoy diciendo: estamos todavía preparando la mesa. Además se anuncia que se han empezado a discutir algunos temas bilaterales entre el gobierno y el M-19: mecanismos de distensión, definición de pasos de participación en el proceso, diálogos regionales y justicia e impunidad en Colombia. O sea, todos los temas preparatorios para la mesa.
Durante el mes de febrero logramos que se pronunciara a favor del proceso mucha gente. En primer lugar, el Partido Liberal, partido de gobierno, y también el Partido Social Conservador. La Unión Patriótica hasta ese momento también se había sumado y decía que iba a participar en el proceso. Las FARC habían declarado una tregua unilateral a fines de febrero, que era una de las condiciones que ponía el gobierno. El EPL había dicho que estaba dispuesto al diálogo directo con el gobierno. O sea, la convocatoria estaba ya empezando a producir efectos concretos y positivos.
Luego viene la tercera reunión el 3 y 4 de marzo en Ciudad de México, y en la cual yo estuve presente...
[1] © Editorial Oriental del Uruguay S.A. de C.V. Cafetal 366, Col. Granjas México
México, D.F.
Hoy la patria siente la ausencia de sus hijos e hijas que marcharon hace mucho tiempo a revolucionar el universo, no sabemos si lo han conseguido, pero se escuchan truenos de rebeldía en todo el planeta.
Con el cariño de hermanos, amigos y patriotas, y con el inmenso orgullo de haber crecido juntos en la tarea de construir una patria nueva, reconocemos el ejemplo vivo de dignidad, de compromiso, de sacrificio, de fortaleza, de honradez, y hoy queremos recordarles en las luchas presentes de los pueblos y de nuestros jóvenes que siguen construyendo un futuro de justicia, democracia y felicidad.
Hasta siempre tejedores y tejedoras de sueños, de esperanzas, de convicciones inquebrantables, de la cadena de afectos; no se imaginan la falta que hacen en esta dimensión, esto sigue jodido, la edad se nos vino encima y a algunos de los que quedaron se les envejeció la conciencia con mucha mayor celeridad que su propio envejecimiento… ¡chochean!.
A quienes siguen abrazando sentimientos de paz, democracia y libertad dentro y fuera de esta inmensa familia, un fraternal abrazo en este aniversario.
¡Que nunca se rompa la cadena de los afectos!
NUESTRO CORAZÓN NO DEJA DE LATIR POR COLOMBIA
“El olvido no es victoria
sobre el mal ni sobre nada
y si es la forma velada
de burlarse de la historia,
para eso está la memoria
que se abre de par en par
en busca de algún lugar
que devuelva lo perdido…”
Mario Benedetti
"Nosotros morimos tres veces, la primera en nuestra carne, la segunda en el corazón de aquellos que han sobrevivido, y la tercera en la memoria, la cual es la última tumba."
Rosa Epinayu