"A los que creyeron en esta utopía. A los que creyendo en ella murieron. A quienes por creer en ella vivimos. Dedicado a los miles de etc., etc., sin bando, depositarios de la gloria y de nuestro amor, recuerdo y llanto. Dedicado a los cientos de anónimos que día a día construyeron esta historia. Que vivan todas y todos para que sólo podamos morir de amor, de ilusión, de paz o quizá de tiempo." (Aquel 19 Será - D.Villamizar)
Movimiento 19 de Abril M-19
Porque siempre habrá un motivo, porque siempre llegará un abril
"La revolución es algo que se lleva en el alma, no en la boca para vivir de ella".
Organización No Gubernamental con estatuto consultivo ante el ECOSOC y
representación permanente ante la ONU de Nueva York y Ginebra
XVI CONFERENCIA CONTINENTAL
DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE JURISTAS (AAJ)
SANTIAGO DEL ESTERO, REPÚBLICA ARGENTINA, 25 AL 28 DE SEPTIEMBRE DE 2013
Declaración sobre Colombia
El mundo entero acaba de ser testigo del renacimiento coordinado de las luchas sociales colombianas de las últimas décadas, expresadas en el Gran Paro Nacional del sector campesino colombiano, que representa la mayoría de la población y fuente económica de un país mayormente rural y de una economía sustancialmente agropecuaria.
La principal causa de la inconformidad ciudadana, que luego fue respaldada por los educadores, los estudiantes, los transportadores y los trabajadores organizados en las centrales obreras, lo constituye la implementación en el País, de la política neoliberal materializada en el TRATADO DE LIBRE COMERCIO (TLC), celebrado con los Estados Unidos, la Unión Europea y Corea del Sur, y que está poniendo en práctica el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, llevando a la quiebra total al sector agropecuario de todo el País .
La propuesta de un pacto agropecuario presentada por el gobierno, no tuvo acogida y el paro simplemente cambió de modalidad pero sigue vigente.
Llama poderosamente la atención, la brutalidad con que las fuerzas policiales y el Estado Colombiano han tratado la inconformidad social, confirmando las políticas dictaminadas desde la Escuela de las Américas e impuestas por los aparatos de seguridad del Estado, y que han conducido a engrosar la población carcelaria con prisioneros políticos y sociales. Además, incrementan los asesinatos selectivos. Este año han sido asesinados 37 defensores de derechos humanos y líderes comunitarios y muchos otros han sido víctimas de desaparición forzada.-
En este contexto de conmoción nacional, continúa en La Habana el diálogo, en la búsqueda de una paz definitiva para el País, celebrados entre el principal movimiento rebelde, las FARC y el Gobierno de Colombia. Se observa que el Ejecutivo colombiano quiere condicionar tales acuerdos a las próximas elecciones del 2014, a la entrega de armas y a la rendición de los insurgentes.
Por el otro, los representantes de las FARC plantean reformas socio- económicas, inclusión democrática, reforma agraria y una Asamblea Nacional Constituyente.
Recientemente fuimos testigos del patrocinio del actual gobierno en la creación de la Alianza de los Gobiernos del Pacífico, que dada su connotación neoliberal, representa una afrenta a las iniciativas integracionistas del ALBA, la UNASUR, la CELAC y el MERCOSUR.
La AAJ, como amante de la paz, la concordia, el entendimiento y la solución política y pacífica de los conflictos, tiene la esperanza de que se profundice y avance en los citados diálogos. Colombia es un país que vive en conflicto armado desde hace más de sesenta años, que ha causado más de cincuenta mil muertes violentas, desplazamientos, desapariciones forzadas, violaciones de toda índole de los derechos humanos y un notorio terrorismo de Estado. Todo ello incide decisoriamente en la paz del continente y afecta a los países vecinos, promotores de la integración regional, particularmente la República Bolivariana de Venezuela, Ecuador, Bolivia y el resto de América del Sur.
Nuevos y gigantescos conflictos y movilizaciones sociales se avizoran en Colombia, al igual que una campaña presidencial donde resurgen también expresiones del paramilitarismo y las bandas criminales armadas (BACRIM), con candidatos ampliamente reconocidos como siniestros para la paz. Es el caso, del ex presidente denunciado internacionalmente ante Organismos Supranacionales, Álvaro Uribe Vélez, quien dejó una secuela de falsos positivos, muerte y desolación en Colombia.
Ante tal panorama, la AAJ llama, tanto al Estado como a los organismos Internacionales presentes en Colombia, a estar alertas y a garantizar el libre ejercicio y goce de los derechos humanos, de las libertades civiles y políticas, de la propia vida, e integridad física de los luchadores populares y demócratas que allí viven y luchan por un mejor País.
28 de septiembre de 2013
Vanessa Ramos
Presidenta AAJ Continental
(VRamos1565@aol.com)
Hernán Rivadeneira J.
Secretario General
(hr21908@gmail.com)
Beinusz Szmukler
Presidente del Consejo Consultivo de la AAJ
(beinusz@gmail.com)
Bogotá, Septiembre 26 de 2013
Queridos delegados e invitados al Congreso del Partido Verde.
Les agradecemos la invitación a compartir con ustedes algunas reflexiones sobre nuestro país. Lo hacemos en nuestra calidad de ciudadanos, que sin pertenecer a ninguna de las vertientes partidistas presentes, hemos seguido con entusiasmo y expectativa el proceso de convergencia y alianza que aquí nos convoca.
Por qué la expectativa alrededor de éste Congreso? Cuál es la oportunidad que tienen los delegados aquí presentes? La baja popularidad del Presidente, la disputa política entre otrora primos y alegres compadres, el vaivén de las encuestas hace que crezcan aquellos que responden con insistencia que la gran oportunidad que tenemos consiste en armar una tercería para ganar las elecciones de 2014.Tenemos otra visión. La circunstancia crítica y fundamental que puede cambiar el panorama político colombiano sustancialmente, no es una tercería para las próximas elecciones sino unas mayorías ciudadanas para construir la paz en los próximos 10 años. Nuestra gran oportunidad es que podemos quitarnos al fin el yugo de la violencia y el dominio inmerecido de todos sus protagonistas. Nuestra gran oportunidad es que podemos quitarnos de encima a la guerra y sus protagonistas como la excusa que acalla y aplasta las legítimas demandas ciudadanas y regionales de inclusión, equidad, dignidad y desarrollo para las mayorías. Nuestra gran oportunidad es que podemos transformar las mayorías ciudadanas que protestan en mayorías políticas que transforman.
Nuestra gran oportunidad es la paz. Y no aportaremos a la construcción sólida de la paz con una convergencia fabricada para que pase el umbral en los próximos meses, sino con unas mayorías ciudadanas sólidas y sostenidas que transformen a Colombia en los próximos 10 años. En ese marco, y con todo respeto, el gran desafío de las vertientes y delegados de este Congreso es demostrar que no son un mero y apresurado matrimonio por conveniencia electoral sino una plataforma solida y duradera de transformación política y social. Eso está por verse.
Sólo se llega a lo que se quiere si se parte con realismo de lo que se tiene. Esas mayorías ciudadanas son diversas, son regionales, son campesinas y citadinas, son fundamentalmente nuestras clases medias y populares, son de centro izquierda y también son de centro derecha. Quienes aspiran a representarlas tienen que hacer un esfuerzo genuino por ser como ellas. Deben tener una oferta unida en principios éticos y propósitos fundamentales, pero una diversidad real en perspectivas ideológicas, en cómos y en quiénes. No por amabilidad aparente entre posibles contrincantes sino por comprensión real de la diversidad ciudadana que aspiran a representar. Quienes desde aquí aspiran a representar las actuales mayorías ciudadanas deben aceptar el desafío de sustituir a los intermediarios de viejos bandos, no pueden insistir en alianzas impresentables con quienes han cogobernado con mafias y degradado la política. Los colombianos reclamamos cambio político real no alianzas vergonzantes ni maquillajes aparentes.
Pese a los valiosos esfuerzos que como ciudadanos, servidores públicos o representantes electos han hecho los acá presentes, las mayorías ciudadanas a las que me he referido ni están en el seno de esta colectividad política ni están en el seno de ningún otro partido. La realidad palpable es que todas las colectividades políticas están desconectadas de las mayorías ciudadanas. La tarea emocionante que tenemos para los próximos 10 años es reconstruir esa conexión entre política y ciudadanía, entre gobierno y mayorías, entre demandas y soluciones. Ese es el gran desafío del pos conflicto. Ofrecer, al fin!, inclusión, ingreso y desarrollo digno a la Colombia campesina; construir seguridad con justicia, no sólo con fuerza; ofrecer seguridad con justicia pública para todos, no sólo para unos pocos en las zonas urbanas. Nuestro desafío es que el estado llegue, al fin!, con carreteras, con inversión, con inclusión real. Que las regiones dejen de ser un adorno retórico y sean realmente los ejes de nuestra integración nacional. Que la educación y la salud sean derechos universales para desarrollarnos y convivir no sólo para tratar de sobrevivir. Nuestro desafío es que la apertura comercial sea una oportunidad para desarrollar nuestro potencial no para destruir nuestra naturaleza y producción. En fin, nuestro gran desafío es integrar a la Colombia urbana y la rural, para que dejemos de ser dos Colombias que se miran con recelo y desprecio, y pasemos a ser una sola que se construye con dignidad y respeto.
Esa es la magnitud y belleza de nuestro desafío colectivo. Esa es la perspectiva que nos convoca a hacer convergencia. En nuestra calidad de ciudadanos independientes hemos prestado nuestro concurso para ser bisagras de integración política y regional de ésta convergencia verde, y así lo seguiremos haciendo. Más que tomar partido, queremos seguir facilitando encuentros y acuerdos. Vamos a continuar recorriendo las regiones, invitando a muchos a sumarse a una convergencia como la que visionamos.
No perdamos la perspectiva. Nuestra gran oportunidad es la paz. Sólo si se acalla el escándalo de la violencia se escucharán y atendrán las demandas ciudadanas. Sólo si la ciudadanía se organiza hará valer sus mayorías. Sólo si esas mayorías crecen elección tras elección en los próximos 10 años lograremos la transformación. No nos hacemos vanas ilusiones, el único aporte real de los armados a la paz es dejar sus armas y renunciar a la violencia. La paz la haremos nosotros, sólo pedimos su desarme. Tampoco nos hagamos falsas expectativas. Sin la desmovilización de las armas y la violencia, nuestra vida y nuestra voz seguirán relegadas.
Que nadie se levante de la mesa de la Habana. Que no frustren otra vez la necesidad inaplazable de la paz. Los colombianos no apoyamos la paz por cálculo electoral sino por necesidad vital. Que nuestro compromiso absoluto con la paz no se preste a mal interpretaciones; estamos jugados por la paz no por la mermelada de la Unidad Nacional.
Qué bueno que el Partido Verde haya abierto sus puertas a ser espacio de construcción de convergencia. Qué bueno que Progresistas haya aceptado esa invitación y sea parte de esa construcción. Pero el país que aspiramos a representar necesita mucho más que dos. Necesita miles, ciento de miles de compromisos ciudadanos, de expresiones regionales y de voluntades individuales. Qué bueno que ya somos más de dos, sólo hace falta el resto del país. Con ese país vamos a seguir adelante.
Muchas gracias!
* Claudia López (Periodista)
Álvaro Jiménez
Eugenio Marulanda
Armando Novoa
Francisco Leal
Jorge Iván Ospina
Alberto Navarro
Jorge Eduardo Arbeláez
Jorge Iván Gómez
Juan de Dios Graciano
Juan Felipe Palau
MoritzAkerman
Siguen firmas..
"Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo". Tienen la fuerza, podrán avasallarnos pero no se detienen los procesos sociales, ni con el crímen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos...
“ Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretenda imponerse, sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. Viva Chile, Viva el Pueblo, Vivan los Trabajadores”
40 años después de la Felonía de los militares Golpistas, la historia de la lucha de los Pueblos de América Latina sigue viva, así como sigue vivo el ejemplo de Salvador Allende. En el Chile de ayer, como en la Colombia de hoy se viola la constitución y se siguen negando los derechos humanos. Los ejércitos han perdido toda legitimidad al haber perdido su esencia constitucional, nacional y legal, entregándose a valores espurios, de casta oligárquica e intereses extraños.
A 40 años del Golpe de Estado, seguimos recordando el legado de dignidad, fortaleza y coherencia de Salvador Allende.
Llegará la hora de los pueblos: mujeres y hombres caminaremos juntos, sabemos que otro mundo es posible, con paz, con bienestar para todos y todas, lo construiremos con nuestras manos, nuestras voces, nuestra fuerza, nuestra lucha, nuestra UNIDAD.
VIVA COLOMBIA INDIGNADA
“REBELDIA, REBELDIA, REBELDIA”
Un discurso dentro de una concepción Progresista; un proyecto Progresista hecho gobierno en la administración del Alcalde de Bogotá GUSTAVO PETRO URREGO.
Y LAS TAREAS DEL
MOVIMIENTO POPULAR
Por Fermando Dorado
Popayán, 2 de septiembre de 2013
El gobierno nacional consiguió bajarle presión a la caldera de la movilización social. Lo ha hecho mediante la amenaza de involucrar al ejército en el despeje de carreteras, obligando a la dirigencia de las Dignidades papera y lechera a levantar los bloqueos pero manteniendo la movilización campesina al borde de las carreteras.
Tal amenaza la hizo aprovechando los desmanes y actos delincuenciales protagonizados por jóvenes pagados por las Bacrim, como lo ha denunciado la Alcaldía de Bogotá a través de sus funcionarios. Confundir – artificialmente – a “vándalos” con manifestantes, ha sido una estrategia utilizada por regímenes fascistas en momentos de agitación social y política.
Sin embargo, el gobierno de Santos se niega tozudamente a revisar los Tratados de Libre Comercio en la mesa de negociaciones de Tunja. Igualmente se opone a entablar un diálogo institucional con la Mesa de Interlocución y Acuerdo MIA, que lidera masivas movilizaciones campesinas en Putumayo, Caquetá, Tolima, Cauca, Nariño, Santander, Meta, Valle, Antioquia, Casanare y Arauca.
La táctica del gobierno ha sido aprovechar la falta de centralización del movimiento – que es su gran debilidad – para montar negociaciones sectoriales y regionales. Así, logró dividir el movimiento de las “dignidades”, negociando sólo con papicultores y productores de leche de Boyacá, Nariño y Cundinamarca, desconociendo a los caficultores, cacaoteros y otros sectores productivos.
Aunque la dirigencia papera y lechera reunida en Tunja no ha levantado el paro, al suspender los bloqueos de carreteras (para evitar una masacre en las vías, han dicho), le permiten al gobierno respirar, retomar la iniciativa política para debilitar el movimiento y tratar de derrotarlo plenamente.
Es así como el gobierno convocó a las carreras a los partidos políticos de la Unidad Nacional, a gremios empresariales, a gobernadores y alcaldes de ciudades capitales para informar sobre la aprobación de un “pacto nacional por el sector agropecuario y el desarrollo rural” que fue también anunciado con bombos y platillos en Medellín frente al congreso nacional de diputados de asambleas departamentales.
En la reunión con gobernadores y alcaldes de ciudades capitales diseñaron la estrategia de contención y derrota del paro, obteniendo de esas autoridades regionales y locales su “respaldo a la defensa de las instituciones”, supuestamente amenazadas por la protesta social. Hoy, la ofensiva apunta a desmovilizar las concentraciones campesinas periféricas.
La dirigencia popular ya puede ir sacando conclusiones de lo que viene sucediendo. Hay que tratar de ayudar para que el movimiento agrario salga bien librado de esta batalla pero desde ya debemos prepararnos para jornadas mucho más contundentes para poder derrotar las políticas neoliberales a las cuales se aferra el régimen con patas y manos.
Que el gobierno recurra a la represión desembozada, a la amenaza, a la mentira, al saboteo y a todas las artimañas para desgastar la protesta campesina y sostener su intransigencia frente a puntos que considera “línea roja” o puntos inamovibles como la revisión o renegociación de los TLCs., significa que el pueblo colombiano debe repensar sus estrategias de lucha y unificarse mucho más fuertemente para enfrentar al régimen.
Ésta experiencia de lucha nos deja – hasta ahora – importantes lecciones. Lo más positivo, hacer visible entre el conjunto del pueblo colombiano los efectos nocivos de los Tratados de Libre Comercio y las consecuencias dañinas sobre la economía agraria. También ha generado una creciente solidaridad entre la población de las ciudades y desnudado la nefasta política agropecuaria del gobierno.
Pero la más importante lección es la certeza de que el gobierno no está en capacidad de negociar políticas estructurales que vayan en contravía al paquete neoliberal como la renegociación de los TLCs y mucho menos su derogatoria. Que en ese aspecto la oligarquía está unificada. Uribe dijo: “Mucho ojo con cerrar la economía”. Dicha política neoliberal se ha impuesto en Colombia desde el gobierno de Alfonso López Michelsen (1974-78) y se profundizó durante el gobierno de César Gaviria con su “apertura económica” (1990-94).
Es por esa situación que el gobierno se limita a presentar en la mesa de negociaciones unas soluciones mínimas sobre aranceles y control de precios de fertilizantes que no satisfacen a los campesinos movilizados ni se corresponden con el impacto que los TLCs han traído sobre la economía de cientos de miles de productores de todo el país.
Si frente a un paro nacional agrario que ha comprometido a importantes fuerzas sociales rurales de gran parte del territorio nacional, el gobierno asume una estrategia de negar su impacto, minimizar su fuerza, señalarlo de estar infiltrado, reprimirlo con medidas de guerra, dividirlo y desgastarlo negociando por sectores y regiones, y no cede en aspectos esenciales para proteger la producción nacional, es porque definitivamente los intereses que resguarda están por encima de los intereses del pueblo colombiano.
La dirigencia del movimiento popular debe entonces reflexionar a fondo sobre este aspecto. Se requiere con urgencia construir una fuerza de tal tamaño que se coloque como meta inmediata no ya la negociación con un régimen político que demuestra su desprecio por los problemas del pueblo sino su derrocamiento, a través de la movilización social.
Allí es donde debemos llegar. Hay quienes temen afrontar esta discusión. Alaban a los pueblos vecinos que han elegido gobernantes demócratas y progresistas como en Ecuador y Bolivia, pero ocultan que dichas elecciones y la aprobación de sus avanzadas Constituciones Políticas sólo fue posible después de grandes explosiones populares que derrocaron a varios presidentes casados con la agenda neoliberal.
En Colombia hemos llegado a esa situación. No va a ser con paros y movilizaciones sectoriales como vamos a derrotar el modelo neoliberal. La tarea central del momento es construir una agenda o plataforma de lucha (1) que unifique a las mayorías nacionales y preparar las fuerzas para un gran Paro Nacional Popular contra el modelo neoliberal y la entrega de nuestras riquezas a las transnacionales extranjeras.
Hemos entrado en la fase en donde la soberanía nacional se ha llenado de reivindicaciones populares. El movimiento popular colombiano está en la obligación de presentar ante los colombianos una propuesta que obligue a los partidos políticos y gremios productivos a definir su posición. Es el momento de las definiciones: o se está con la “institucionalidad” neoliberal y oligárquica o luchamos por un régimen realmente democrático que esté al servicio de las mayorías.
(1) Hemos presentado los siguientes puntos como parte de esa plataforma de lucha: Nacionalización de los recursos naturales, especialmente los minero-energéticos; Renegociación inmediata de los Tratados de Libre Comercio; Moratoria y renegociación de la deuda pública (interna y externa); Política agraria democrática centrada en apoyo a la economía campesina; Reforma estructural de la Ley 100 de salud; Educación primaria, secundaria, y universitaria gratuita, de calidad y pagada por el Estado.
Por: José Yamel Riaño, 30 de agosto de 2013
Como lo señalábamos en anterior escrito, el PARO AGRARIO, recoge el descontento y la indignación de muchos sectores de la población. Se inició con la participación de productores de papa hace doce días y ahora representa a la mayoría de la población campesina de nuestro país, siendo los territorios productores de alimentos básicos y de “pan coger” los de mayor impacto.
Es cierto que allí también están los dueños de las tierras. Los que en pocas manos acaparan la inmensa mayoría de las tierras aptas para el cultivo y los empresarios de las industrias agropecuarias reclamando cambios, algunos de los cuales pueden tener algún grado de justeza por los efectos de los TLC (s), pero otros son acciones para robarse el presupuesto oficial que es nuestro.
También es verdad que a las manifestaciones se han unido estudiantes y otros sectores populares que reclaman derechos adquiridos o incumplidos, o nuevas reivindicaciones. Puede ser verdad que sectores políticos, como nosotros, estemos participando de alguna forma. Seguramente no faltarán grupos extremistas de derecha e izquierda que quieran “pescar en río revuelto” y hayan provocado vandalismo. Inclusive es posible encontrar vándalos profesionales y hasta agentes de la inteligencia oficial provocando el desorden, pero la verdad es que el grueso de las gentes son campesinos e indígenas en busca de garantías para que su mínimo vital nunca les falte.
Así de dramática es la situación y por eso es que el presidente Santos no tiene razón, en su pretensión de invalidar el movimiento, calificando a los participantes como vándalos y criminales, aunque si tiene el deber de impedir el vandalismo y el terror que nosotros, junto a la inmensa mayoría de ciudadanos rechazamos y condenamos.
Lo cierto es que ese paro se volvió nacional y el gobierno no da respuesta que satisfaga a la comunidad. Por el contrario, se niega a aceptar, que es el modelo económico el que hay que cambiar. Está hecho para que unos pocos se queden con los frutos y otros muchos acaben sus vidas sirviéndoles. Un país como el nuestro, con tanta riqueza natural, nos podemos convertir en potencia agrícola mundial. Pero no, el presidente Santos está “satanizando” el proceso cuando debería bendecirlo. No se da cuenta que este es un reto que también es una gran oportunidad para cambiar. Él, como muchos otros presidentes han preferido la represión al diálogo y lo único que eso deja es mayor violencia. Y él lo sabe. Es una lástima porque hacía mucho tiempo que no escuchábamos de boca de un primer mandatario una defensa al derecho a la protesta, así lo manifestó él mismo, pero éste no fue la excepción.
Estos hechos nos demuestran que los niveles de conciencia en Colombia han cambiado para bien. Los campesinos no son títeres de nadie como lo pretende hacer ver el gobierno. Por el contrario, están demostrando excelentes niveles de organización y de conciencia, además del alto grado de capacidad de lucha. Esto no quiere decir que las pretensiones estén ganadas, la situación social y política es muy compleja, si se mantiene el paro de forma pacífica se puede ganar y mucho. Lo nuevo es la decisión mostrada por las gentes para reclamar sus derechos, no son los partidos políticos la dirigencia del paro, tampoco es la guerrilla, son ellos mismos y eso, ya es ganancia. Y grande.
Para la política todos esos hechos nuevos además de ser un avance deben tener un significado especial. No conocíamos una protesta de semejante tamaño. Podemos hacer de ella un modelo de: Cómo una marcha campesina se convierte en una protesta capaz de paralizar un país. Así, sin necesidad de contar con grandes organizaciones, solo con la claridad suficiente para entender el poder del pueblo y tener la decisión de ganar. Así se han venido presentando los grandes cambios en el mundo y los colombianos estamos presenciando una serie de señales que nos anuncian que “los grandes hechos están llegando”.
Por supuesto, que preferimos que los cambios se produzcan pacíficamente, sin necesidad de fusiles ni “papas bombas”. Solo dialogando, negociando, a sabiendas que todos tenemos que ceder en nuestras pretensiones un poco, de tal forma que todos, sin violentar los procesos, los podamos terminar. La experiencia nos ha enseñado que si se puede cambiar porque un mundo mejor es posible y ya es un propósito de la mayoría de los ciudadanos y coterráneos.
Entendamos que Colombia está indignada por tanta inequidad soportada por tato tiempo. Ya yo no sé si habrá o no revolución, de lo que estoy seguro es que habrán cambios para bien. Sabemos que por ahora están sin fecha, pero como eso depende de nosotros mismos y somos mayoría; Venceremos.
Álvaro Uribe, como ideólogo de las acciones del paramilitarismo en Colombia, es responsable de miles de asesinados y debería ser juzgado por la Corte Penal Internacional.
El exjefe paramilitar, Pablo Hernán Sierra, alias Alberto Sierra, aceptó contarle a teleSUR, sus secretos sobre los vínculos de Álvaro Uribe en la conformación de escuadrones de la muerte, como el bloque Metro que operaba en Medellín y sus alrededores que dejaron a su paso una estela de masacres y muerte.
En declaraciones exclusivas para teleSUR, el exjefe paramilitar, Pablo Hernán Sierra, alias Alberto Sierra, denunció que el exmandatario Álvaro Uribe Velez es un hombre activo dentro de las filas del paramilitares y fue más allá al afirmar que “es la cabeza del paramilitarismo en Colombia”.
Sierra afirmó que el expresidente colombiano representa un “riesgo” para el proceso de paz que se adelanta en ese país, pues según alias Alberto Sierra, si Uribe sigue en “su posición vertical” y los miembros de los grupos subversivos de las FARC y del ELN dejan las armas y se integran a la vida civil, “Álvaro Uribe sería capaz de matarlos a todos”.
“Él tiene la capacidad porque él sabe como operan los grupos, cómo se organizan los grupos. Álvaro Uribe es un hombre que en este momento es activo en el paramilitarismo en Colombia”, aseguró ante las cámaras de teleSUR.
El exlíder del bloque Cacique Pipintá señaló que Uribe para ellos es un “comandante integral” que “aún tiene en su mente el fusil”.
“No ha soltado el fusil que lleva en la mente. Es un hombre de guerra no de paz”, dijo el hombre que es juzgado actualmente por la muerte de más de 100 campesinos y que además está vinculado con el exgobernador del departamento de Antioquia (noroeste colombiano), Luis Alfredo Ramos, que será juzgado por las autoridades de Colombia por su vinculación con el paramilitarismo.
El exjefe paramilitar ya tiene en su haber 14 condenas tras haber aceptado diversos delitos que cometió como líder del bloque Cacique Pipintá y considera al expresidente Uribe su jefe natural. “Es un comandante integral: Político, hacedor de plata, porque ese hombre tiene muchas riquezas, y es bandido”, señaló a teleSUR.
Sierra reveló los vínculos de Álvaro Uribe en la conformación de escuadrones de la muerte, como el Bloque Metro que operaba en Medellín y sus alrededores, que dejaron a su paso una estela de masacres y muerte.
Señaló que aunque no tiene pruebas de que Uribe Vélez haya disparado arma alguna, habla de él como el “referente” del grupo paramilitar que dirigía desde “su plataforma política e ideológica”.
“Álvaro Uribe no disparó un fusil pero lideró, propició y fue nuestro referente. Álvaro Uribe donde lo pongan llevará el San Benito de las Autodenfensas”, dijo.
Explicó a teleSUR que en el año 2002, Álvaro Uribe participó en “subastas de grupos paras” a favor de su campaña electoral. Pero no fueron sólo subastas de los grupos paras a favor de Uribe, una investigación de la Corporación Arco Iris, determinó que por lo menos dos millones y medio de votos de los que recibió Uribe para ser presidente en 2002, fueron conseguidos por la campaña de terror que lideraron los paras, asesinando a quien no votaba por Uribe.
En cuanto a los falsos positivos, alias Alberto Sierra señaló que eran los paramilitares quienes realizaban los asesinatos y daban la información a los cuerpos de seguridad del Estado colombiano para que los mostraran como guerrilleros muertos en combate y poder obtener beneficios como cursos en el exterior o ascensos.
“Nosotros éramos lo que dábamos de baja y llamábamos a los militares para que se dieran el shampoo mostrando, porque es que en Colombia se ha medido la guerra es por los litros de sangre”, aseguró.
Dijo que llegará hasta las últimas consecuencias en sus denuncias contra Álvaro Uribe. “No sé que tendría que pasar para yo no seguir. Tal vez será mi muerte. ¡Es lógico! Después de muerto quién va a hablar”, advirtió. Asomó la posibilidad de pedir la intervención de la Corte Penal Internacional en las investigaciones en caso de que la Justicia colombiana “no tenga la capacidad” para condenarlo.
Este miércoles, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia de Colombia emitió una orden de captura contra el exgobernador del departamento de Antioquia (noroeste colombiano), Luis Alfredo Ramos, por presuntos nexos con grupos paramilitares.
Según la información difundida por teleSUR, Ramos “es una de las manos derechas del expresidente de Colombia Álvaro Uribe”.
Esta semana, tras la detención de dos colombianos en territorio venezolano, las autoridades del país aseguraron que tras los planes de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro está el exmandatario Álvaro Uribe, cuya posición política con respecto al proceso Revolucionario que se vive en Venezuela es ampliamente conocida.
Es difícil recordarlo con detalle, en ocasiones voy al apartamento en la unidad Santiago de Cali con el propósito de revivirlo y aunque allí están las mismas paredes y algunos de los muebles, no puedo. El tiempo y la necesidad de borrarlo intentan ser más fuertes.
Era de noche estábamos viendo las noticias y alguien toco a la ventana, un vigilante de acento caucano susurró “lo están buscando, saben donde vive”, e inicia una huida sin éxito, rondamos por horas en un pequeño carro por el centro, se pensó en subir a Siloé, o ir al Distrito, incluso viajar hacia el Cauca, pero pudo más la confianza y llegamos a los “CRISTALES”
Hablamos, había alegría, una vez más se alejaba de la prisión o la muerte, habían pasado ya unas horas de la primera información y sentía que allí estaba seguro. En medio de llamadas y obvias conversaciones me indican donde dormir, tuve un sueño corto en el que me trasladé al mar recogiendo estrellas y caracoles, viendo grandes buques. De pronto escucho un estruendo mientras gritan mi nombre, él estaba tranquilo más sereno que de costumbre, asume el fusil y me dice, “cuida a tus hermanos”. Las batallas se llenan de consignas para amedrentar al enemigo y superar el miedo, la pólvora enardece, se aspira y motiva, los tiempos son eternos y durante algunos minutos todo se estremece, tiros van y vienen, cada bala suena un par de veces, a su salida y en su inevitable punto de llegada, casi está amaneciendo, mientras suena el teléfono se encima al contrario, él sale a la terraza e intento hacerle retroceder pero dos silbidos llegan, uno roza mi cuello y el otro fatalmente certero atraviesa su tórax, “me mataron” me dice, como queriéndome decir más cosas sin poder, lo retiro de la línea de fuego y cierro sus ojos, grito por un rato.
Quedo paralizado y aturdido, todo me da vueltas, solo escucho un zumbido largo de chicharra lejano, pero el tiroteo se agudiza y copa cada espacio, caen pequeñas cargas de explosivos y las consignas son ahogadas por armas de mayor calibre; el único compañero que aún responde al fuego se parapeta en el segundo piso y me dice adiós con la mano mientras la familia Marín se resguarda en el baño. En un instante reacciono, decido abrazarlo y besarlo, lo arreglo, le repito cuanto lo quiero, cuanto lo amo. Ya nada importa y aunque el tiroteo continua y las balas replican cerca de mí, nada pasa; él sigue caliente y me preocupa que este expuesto, lo muevo hacia adentro y continuo abrazándolo como fantaseando con curar sus heridas y evitar que el frio penetre su cuerpo, lo que sigue es recoger sus documentos, armo un incendio con ellos, hago una llamada, no recuerdo a quien, le cuento que Papá ha muerto.
Cuando se ha perdido tanto lo demás no importa, se soportan la tortura, la cárcel y la ausencia de todo, por un tiempo se auto-incrimina y se culpa, pero cuando se supera llega una motivación especial de trabajar para que no ocurra mas, liderar para transformar, comprendiendo que no somos un pueblo malvado destinado a matarnos por siempre.
Si Sr. Presidente, “La paz es la victoria”
Pero no la paz en vano para que todo quede igual, esa no es duradera, es efímera. Se trata de hacerla con una base ética construida colectivamente, con perdón, reconciliación, reparación y rectificación, con verdad, que intervenga las causas de la guerra que ha motivado a algunos y obligado a otros a empuñar el fusil, la que transforma la tenencia de la tierra y define que la unidad nacional no es con los mismos de siempre, es con los afro, indígenas, ambientalistas, raspachines, mineros legales e ilegales, deportistas, gestores culturales y campesinos, esa es la unidad nacional que alcanzará la victoria y tal como usted lo dijo LA PAZ ES LA VICTORIA.
*Los sucesos narrados corresponden a la muerte en combate de Iván Marino Ospina Marín el 28 de agosto de 1985 en el barrio los cristales de Cali
NUESTRO CORAZÓN NO DEJA DE LATIR POR COLOMBIA
CONVOCATORIAS
“El olvido no es victoria
sobre el mal ni sobre nada
y si es la forma velada
de burlarse de la historia,
para eso está la memoria
que se abre de par en par
en busca de algún lugar
que devuelva lo perdido…”
Mario Benedetti
"Nosotros morimos tres veces, la primera en nuestra carne, la segunda en el corazón de aquellos que han sobrevivido, y la tercera en la memoria, la cual es la última tumba."
Rosa Epinayu