Fue Chávez uno de los mejores herederos de las dificultades del Bolívar nuestro, del Bolívar de todos los tiempos del mundo americano; fue Chávez quien supo elegir la continuidad de los caminos de la Espada de Bolívar que antes había sido recuperada y enarbolada por los audaces y herejes combatientes del M 19, capaces de plantear alternativas que rompieron con sus mismos tiempos.
Chávez, el nuevo AmerEicano de antes y de siempre, luchó en dignidad hasta sus últimos caminos de a pie y de buen conversador; y a si, en medio de estos vientos y caminos del tiempo de sus tiempos, Chávez sigue caminando y brotando en huellas que irrigaran sus esperanzas por el suelo patriota, por los filos andinos del cóndor, por los llanos libres de su resuelta Venezuela, por su bravo pueblo.
Ahora Chávez es la impronta que el grito bolivariano seguirá buscando.
Con afecto,
hipólito