"A los que creyeron en esta utopía. A los que creyendo en ella murieron. A quienes por creer en ella vivimos. Dedicado a los miles de etc., etc., sin bando, depositarios de la gloria y de nuestro amor, recuerdo y llanto. Dedicado a los cientos de anónimos que día a día construyeron esta historia. Que vivan todas y todos para que sólo podamos morir de amor, de ilusión, de paz o quizá de tiempo." (Aquel 19 Será - D.Villamizar)
Movimiento 19 de Abril M-19
Porque siempre habrá un motivo, porque siempre llegará un abril
Por José Yamel Riaño
10 de febrero de 2014
Todo indica que el Procurador General de la Nación “Tacó Burro” con su decisión de destituir e inhabilitar al Alcalde Mayor de Bogotá. Aunque todavía no hay nada definitivo, las tutelas que los ciudadanos y la defensa de Petro han interpuesto, han suspendido la destitución ordenada por el Procurador y mantienen la Revocatoria del mandato dependiendo de las decisiones jurídicas, que esperan hasta el 14 de febrero según la Rama Electoral del Poder Público.
Hoy sin embargo queremos referirnos al otro proceso, al de la Revocatoria del mandato al Alcalde Mayor. Como todos sabemos, un Representante a la Cámara por el partido de la U interpuso el recurso que después de mucha controversia, avanzó y hoy tenemos fecha para votar la revocatoria; 02 de marzo de 2014, pueden votar los ciudadanos debidamente inscritos en la ciudad capital por el SI o por el NO, para aprobar o desaprobar la Revocatoria, esto es: para que el Alcalde Petro se quede, o se vaya. El triunfo del NO atornillará al Alcalde Mayor en su puesto. Un triunfo del SI lo saca del cargo independientemente del otro proceso.
Aunque la intención al presentar el recurso de revocatoria, que hace parte del paquete empresarial-mafioso diseñado por la ultraderecha; es claramente el de impedir que un modelo alternativo de mandato se imponga en la Bogotá Humana, ahora resulta que tanto la destitución como la revocatoria al ser respondido en Derecho se les han convertido en un verdadero “Búmeran” que se les devolvió y amenaza hasta el punto que pueden terminar judicializados y hasta presos.
Como resultado de lo hasta hoy vivido tenemos; la conversión de estos hechos como las noticias de mayor trascendencia para Bogotá y el país, capaces de traspasar fronteras e involucrar a organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con sede en Washington.
En este nuevo escenario, lo más importante está por venir: En Colombia, pero especialmente en Bogotá y de forma casi espontánea, se viene conformando un movimiento de masas nunca antes visto. Las movilizaciones populares convocadas por el Alcalde Petro y por las instancias políticas y sociales, son las más ricas en experiencias positivas y toma de conciencia, que recordemos.
Estas reflexiones nos están indicando el nuevo rumbo en la política: El Qué hacer en la política colombiana. Podemos afirmar, sin mayores riesgos de equivocarnos, que las gentes están mamadas de la política. Siempre, más de lo mismo, sin que se resuelva la grave problemática que nos aqueja. Los jóvenes buscan afanosamente directrices pero de nuevo tipo, nada que implique dependencia y subordinación. En la lucha por la libertad no puede haber amarres. Debe haber coyunturas en las que la dirigencia señale acciones a realizar para ejecutarlas, aunque sean exigentes. Es algo parecido a lo que Petro ha llamado “política de montoneras”. Es humanizar la política –digo yo-
Los jóvenes con sus acciones han demostrado que no se trata de formar el desorden, que por el contrario, se trata de ir buscando el camino que los hechos nos van señalando. Por ejemplo; marchar en paz por la paz y la democracia, y así hasta encontrar productos que no riñan con los valores, principios, propósitos y menos con la autoestima de las personas. Debemos armonizar en lo posible las diferencias con los logros y ser coherentes en los hechos, con las enseñanzas.
Así las cosas: ¿qué hay por hacer? Tenemos que hacer política y no es salir a pelearnos un sitio en una consulta; es convocar al pueblo a movilizarse por sus propias reivindicaciones. Así lo está haciendo Petro y la gente le ha respondido pero necesitamos más. Tenemos que hacerle propuestas a la gente, razón de ser de la política y máxima instancia para rendirle cuentas sobre los resultados y logros. ¿Cuantos votos por el NO vamos a meter en la Revocatoria? Un millón? Dos millones? Sabemos que del tamaño del triunfo del NO serán los siguientes. Por eso es tan importante el resultado revocatorio del mandato a Petro.
Con ese resultado además, mediremos la acción del Búmeran lanzado por el Procurador, igual que con el de la Revocatoria. Si especulamos y suponemos que se da el evento del 2 de marzo y votan un número de ciudadanos suficientes para validar la elección, podemos esperar los siguientes escenarios:
1er. Escenario: supongamos que la votación sea casi igual por el SI que por el NO ganando el SI. En este caso; Preparémonos para lo peor porque eso será dar el papayazo que la derecha está esperando.
2°. Escenario: Si es al revés; (casi iguales pero gana el NO) Sobreviviremos pero en condiciones difíciles.
3er. Escenario: La votación por el NO dobla o triplica o más, en número de votos al SI: Asumamos el nuevo Reto porque ese resultado manda al Procurador y al Representante para donde “dios” quiera y a nosotros a trabajar para ser gobierno.
Conclusión: Si nos portamos juiciosos, hacemos la tarea y el 2 de marzo, ganamos la revocatoria con el NO, podemos esperar que el BUMERAN nos resuelva la pelea con el Procurador y el Representante Gómez.
Fernando Dorado
Popayán, 7 de febrero de 2014
Una serie de hechos extraordinarios se han desencadenado en nuestro país en los últimos días y semanas. Algunos son alarmantes, otros impactantes, unos más, esperanzadores.
La ofensiva reaccionaria del Procurador Ordoñez contra el gobierno de la Bogotá Humana ha sido neutralizada – por ahora – por efecto de la movilización ciudadana y por diversos fallos de tutela que han amparado los derechos políticos del alcalde Gustavo Petro y sus electores. La débil democracia colombiana reacciona desde la sociedad y la legalidad. Es una esperanza.
Las diferentes encuestas sobre participación electoral anuncian que un 30% de colombianos y colombianas se han decidido por el voto en blanco. Esa disposición ciudadana se puede calificar de impactante. No se había presentado antes y parece sostenerse.
La mayoría de analistas políticos y a asesores de los diferentes partidos identifican esa actitud como señal de indolencia, escepticismo y apatía (¿ignorancia política?). Sin embargo, diversos elementos señalan que ese comportamiento (voto en blanco) estaría conectado al incremento de la inconformidad de la población con la corrupción política, el desprestigio del Congreso, el desgaste del gobierno actual y la falta de unidad de los partidos democráticos alternativos y de izquierda. En fin, se presenta un cierto agotamiento de la democracia representativa (formal y delegataria). Se empieza a escuchar la consigna de los indignados españoles: ¡No nos representan!
La avalancha de movilizaciones, paros, protestas, cacerolazos y otras expresiones de inconformidad ciudadana y popular en 2013 es su contraparte. La lucha contra la crisis económica del campo, los efectos de los TLC sobre el sector agrario, la entrega de recursos naturales a transnacionales extranjeras, la crisis de la salud, el impacto de mega-proyectos minero-energéticos sobre el medio ambiente, la privatización de la educación y los servicios públicos, la corrupción política y administrativa, la violación de DD.HH. a muchos sectores de la población como a los enfermos, los trabajadores, las mujeres, LGTBI, tercera edad, indígenas, afro-colombianos, etc., indican un cierto nivel de politización de amplios sectores populares.
Esa inconformidad pretende ser canalizada por los partidos de la izquierda legal pero, dichas agrupaciones políticas muestran una serie de limitantes que parecen taras y vicios difíciles de superar. Así, envían un mensaje negativo hacia la población. Primero, la falta de unidad que la ciudadanía interpreta como mezquindad y falta de grandeza. “Qué es lo que pierden con la unidad?” nos preguntamos todos. Segundo, la instrumentalización de la lucha social que genera gran resistencia. El salto mecánico e intempestivo de la dirigencia social al campo de la política partidista – si no es consensuado con las bases – crea muchos interrogantes e inquietudes. “¿Si el escenario legislativo e institucional da muestras de agotamiento, para qué diablos necesitamos tanta gente allí?”, es la pregunta que surge de inmediato.
Un tercer aspecto está relacionado con el conflicto armado. Una gran parte de la población todavía no asimila la posibilidad de la participación política legal de la insurgencia, mucho más cuando la guerrilla de las FARC – en pleno proceso de Paz – realiza acciones criminales como las de Inzá (Cauca) y Pradera (Valle), y además, su relacionamiento con la población en áreas de influencia es cada vez más autoritario e impositivo. Los eternos enemigos de la Paz y de la izquierda aprovechan esas acciones para relacionar con la insurgencia al conjunto de los partidos alternativos y de oposición de izquierda y, como lo estamos viendo, acrecientan sus amenazas por medio de los reciclados grupos paramilitares (Rastrojos, Águilas Negras), no sólo para crear zozobra y angustia en los dirigentes amenazados y sus agrupaciones políticas, sino para generar un ambiente negativo frente al proceso de diálogos de Paz que se desarrolla en La Habana y de paso, atemorizar a los posibles electores.
En ese ambiente aparecen las evidencia de que el ejército intercepta comunicaciones de los negociadores de Paz y de muchos dirigentes de oposición, lo que es una continuación de lo que antes hacia el DAS y una certeza de que los “enemigos de la Paz” encabezados por Uribe, no sólo no están agazapados sino que como en el caso de las acciones del Procurador Ordóñez (viaje a La Haya y destitución de Petro), actúan de frente y sin ningún tapujo contra la posibilidad de un acuerdo político para el fin del conflicto armado.
Para rematar este panorama, el único proyecto político que se empezaba a vislumbrar como el germen o simiente de un “frente amplio”, o sea, la Alianza Verde, muestra grandes fisuras y debilidades que son la consecuencia de los afanes por juntar toda clase de vertientes políticas (neoliberales verdes, moralistas mockusianos, progresistas moderados, petristas radicalizados, upecistas afanados) sin que se construya un serio acuerdo político. La lección es que la aparente generosidad y amplitud no es suficiente, se requiere coherencia y claridad política. Damos “palos de ciego” y queremos que la ciudadanía nos apoye. Es preocupante.
En fin, la izquierda se atomiza cada vez más. El Polo no sólo no respalda a Petro sino que lo ataca y acusa de incapaz y de neoliberal . "Progresistas" envía mensajes negativos dentro de la Alianza Verde. En medio, las amenazas, chuzadas, intentos de desestabilización, corrupción gobiernista (“mermelada”) para asegurar su continuidad, intervención gringa directa y solapada, manipulación de los medios de comunicación, peleas entre ex-presidentes, choque de instituciones judiciales y órganos de control, y demás. ¿Qué tal el desorden y el caos ad-portas de un posible acuerdo de Paz? Es algo alarmante.
La teoría de la complejidad no lineal – que es un desarrollo de la dialéctica materialista – nos enseña que estas situaciones son relativamente normales en la vida. Vivimos una etapa de transición y de cambio. Las formaciones políticas existentes – y las que se construyan siguiendo la tradición – no son respuesta a las necesidades de la sociedad. Se requiere algo cualitativamente diferente. En Colombia la democracia formal, representativa y delegataria se agotó con la Constitución de 1991. La incipiente Democracia Participativa fue aplastada por el establecimiento capitalista y neoliberal, y además, en medio de la violencia insurgente y paramilitar, no pudo surgir desde las entrañas de la sociedad.
Pero ahora, ha empezado a aparecer. El actor que está emergiendo en las ciudades y campos es el ciudadano proletario que está cansado de ser sectorizado, encuadrado y clasificado por el régimen capitalista y su sistema de disciplina social compartimentada. Las organizaciones tradicionales ya no son un buen receptor para ese nuevo actor social. El sindicalismo burocratizado, el campesinismo estrecho, las ONGs, los partidos de izquierda tradicional, hace rato están en crisis y se requieren nuevos paradigmas. El movimiento popular ya mostró – en 2013 – que superó a las direcciones de esas organizaciones sociales y políticas. Todo lo que se expresó en sacrificio, valentía, creatividad, nuevas formas de comunicación, luchas pacíficas y resistencia civil, se hizo a expensas y a pesar de esas organizaciones. Es algo esperanzador.
Nuevas concepciones de la lucha social y política están en construcción. El colectivo se alimenta de individualidades creativas que no admiten disciplinas verticales. La consciencia adquiere nuevas dimensiones más holísticas y totales. El pensar y sentir encuentran nuevas dimensiones en el hacer individual y colectivo. Nuevos niveles de energía potencian la lucha social y nuevas formas de organización son su correlato necesario. Las nuevas generaciones se encuentran con sus utópicos abuelos y de allí surge una nueva potencia.
La preocupación y la alarma deben dar paso a la creatividad para que la esperanza renazca. La Democracia Participativa – algo que tenemos que inventar – aparece como la alternativa no sólo para enfrentar el neoliberalismo sino a todo el sistema capitalista que oprime y destruye la vida humana y a la naturaleza misma.
Sí a la Democracia, Sí a la Justicia social
Por: José Yamel Riaño
Al hoy Alcalde Mayor de Bogotá, -antes Senador de la República y Representante a la Cámara por Bogotá-, Gustavo Petro Urrego, los medios se han encargado de hacerlo la figura política más importante del país. Todo porque el señor Procurador General de la Nación lo destituyó del cargo y lo inhabilitó por quince años para ocupar cargos públicos. Pero él, haciendo buen uso de los derechos Constitucionales y Legales, y al mismo tiempo convocaba al pueblo bogotano, -el mismo que lo eligió Alcalde Mayor- a movilizarse en defensa de la democracia, a hacer valer su principal derecho en una democracia representativa; el de elegir y ser elegido. A la paz, porque el Alcalde, con su hoja de vida estaba demostrando precisamente que la paz es posible y que los que ayer empuñaron las armas hoy lideran la lucha por un mejor vivir para todos.
Todo el país sabe que uno de los atributos que tiene el Alcalde Petro, es que sabe llamar las cosas por su nombre y “no tiene pelos en la lengua”. Ha dicho Gustavo: y el país conoce su estilo, que de lo que se trató fue de un intento de Golpe de Estado, igual o peor que los anteriores. Fórmula que la Oligarquía-Mafiosa se ha inventado para mantenerse en el poder, cuando el sistema electoral que nos rige no los avala; “dando de baja” al contrincante que lidera el cambio. Así lo hicieron con Jorge Eliecer Gaitán cuando, a mediados del siglo pasado, después de ser Alcalde de Bogotá, se mostraba como la figura más clara para ser Presidente de Colombia. En 1970, no dudaron un minuto para desconocerle el triunfo a la ANAPO que en cabeza del general (r) Gustavo Rojas Pinilla, ganó la presidencia el 19 de Abril. Y para no ir tan lejos; no es sino nombrar los últimos mártires de la democracia, los candidatos presidenciales, Luis Carlos Galán, del Nuevo Liberalismo, Carlos Pizarro León Gómez, del M19, Bernardo Jaramillo Ossa y Jaime Pardo Leal, ambos de la UP, todos ellos asesinados cuando hacían campaña electoral para ganar la presidencia en los años noventa. Eso sin hablar de los funcionarios electos destituidos e inhabilitados por el señor Procurador General de la Nación recientemente.
El caso Petro era claro; simplemente se trataba de aplicarle hoy la nueva fórmula consistente en usar la Procuraduría para que calificara de “muy graves” la denuncia por posibles errores que en el esfuerzo por devolverle el manejo de las basuras a Bogotá, se pudieron haber cometido, pero que en el peor de los casos podrían dar alguna sanción por falta disciplinaria y punto. Es de anotar que con esa fórmula han destituido a más de mil funcionarios muchos de ellos elegidos popularmente sin que nadie, ni siquiera la Corte Constitucional, haya intervenido en favor de los derechos electorales de la gente, alegando que la Constitución del 91 faculta al Procurador para sancionar disciplinariamente a los funcionarios encontrados responsables así hayan sido nombrados o electos popularmente. -Caso Procurador-Alcalde Mayor de Bogotá.-
Con lo que no contó el Procurador fue con el respaldo que el pueblo bogotano le dio a su Alcalde Mayor y tampoco con la gran capacidad de convocatoria, de coraje y valor propio de los hombres honestos, “sin rabos de paja” como Gustavo Petro. Por eso sin duda el personaje de la política del 2013 es Petro Alcalde Mayor de Bogotá D.C.
Estos hechos, por ser el 2014 año electoral, tienen doble valor. Si Petro se queda, la repercusión en el escenario político no se hará esperar y vendrán excelentes resultados electorales para este año. Si por el contrario, las mafias logran su cometido y lo sacan de la Alcaldía, Petro será el indiscutible jefe de la oposición con o sin candidatura en la contienda electoral del 2018. Por ahora, debemos aplicarnos en las elecciones para elegir nuevo congreso y presidente, porque dependiendo de los resultados del 9 de marzo, serán los de la primera y segunda vuelta presidencial, para entonces, vamos a presenciar un pulso duro entre la derecha y las fuerzas progresistas de este país.
Lo importante es el país, es la gente, y a la gente la mueven las ideas, las propuestas, y estas salen de la política, la organización es importante pero depende de la política, el fenómeno Petro nos lo demuestra una vez más. No podemos seguir equivocándonos, la ola verde fue muy importante, y lo sigue siendo, pero lo de hoy es el Fenómeno Petro. No nos igualemos como “más de lo mismo”, somos más porque somos diferentes y vamos en ascenso.
Por todo esto, por el legado de Bateman y Pizarro, porque hemos demostrado que sí es posible avanzar sin segregación, con respeto por el diferente y por la naturaleza; no nos contentamos solo con Bogotá, queremos ser parte de las nuevas fuerzas que gobernaran al Estado, que es de todos y por eso mismo; tenemos que defenderlo.
Son esas nuevas fuerzas gobernantes las que hoy se movilizan en defensa de la libertad y los derechos ciudadanos, las que hoy ganan la confrontación entre el establecimiento y los sectores populares, los más vulnerables; -que en apariencia son los más débiles- pero que liderados por Gustavo Petro, le están demostrando a Bogotá y al resto del país, que los colombianos no somos inferiores a las condiciones históricas que viven nuestros países hermanos de Suramérica.
Como esta es mi primera reflexión en el 2014: A TODOS FELIZ AÑO Y QUEDAMOS LISTOS A FORTALECERNOS EN LAS NUEVAS LUCHAS POPULARES QUE ESTAN POR LLEGAR.
El líder máximo de la guerrilla del M-19 murió en 1984 cuando la avioneta en la que viajaba rumbo a Panamá, se accidentó. La periodista Olga Behar, relata cómo encontraron su cuerpo.
Por: Olga Behar
La avioneta
Martes 1º de febrero de 1984. Me desperté especialmente tensa. En menos de dos horas, a las ocho de la mañana, comenzaría a trabajar en el Noticiero 24 Horas.
Después de casi diez años de una carrera sólida, mi principal patrimonio no lo constituían mis premios ni el incipiente bienestar económico independiente que comenzaba a construir, sino la credibilidad, la seguridad que despertaba en el receptor cualquier informe que yo publicara.
Pero yo, la desafiante Olga Behar, la que se atrevía a decirle en su cara «torturador» a un general, me sentía más insegura que nunca.
Percibía un no sé qué, tenía la intuición de que mi contratación en el Noticiero 24 Horas era más producto del entusiasmo y del olfato profesional de su director –el gran Mauricio Gómez– que de una decisión institucional. Una vez más, la gerencia –en manos de Sergio Arboleda– y las directivas del informativo, le daban gusto a Mauricio, como quien le entrega un dulce a un niño para que deje de llorar.
Los dueños de 24 Horas sabían que conmigo habría rating, niveles de audiencia que necesitaban para sobrepasar a su rival diario, el Noticiero de las Siete, que tenía como director y presentador a un hombre peculiar, con un carisma auténtico y sin pelos en la lengua: Juan Guillermo Ríos.
Reconozco que me hubiera sentido mucho más cómoda si me hubiera levantado esa mañana para irme a trabajar con Juangui. Tenía con él mucha más afinidad ideológica; al fin y al cabo nos habíamos convertido en escuderos del proceso de paz de Belisario Betancur que ya entonces tomaba forma. Pero en su noticiero, el personal estaba más que completo y mis fuentes habituales eran cubiertas con lujo por dos de sus mejores reporteros –dos de mis mejores amigos–: María Luisa Mejía y Hernando Corral.
Siempre he sido una persona de retos y me pareció un desafío tremendamente interesante aportarle al Noticiero 24 Horas una visión un poco más hacia el centro-izquierda. Sabía que no sería fácil, pero percibía en algunos de mis futuros compañeros de redacción inclinaciones menos radicales de derecha que las de sus dueños.
El pálpito de que las cosas no serían fáciles se materializó casi al ingresar a la casona del barrio Bosque Izquierdo, ubicado en las goteras del centro de Bogotá. Mauricio me recibió afectuoso y diligente. Me llevó directamente al segundo piso y abrió la puerta de una oficina ubicada a la izquierda del pasillo.
—Aquí va a trabajar usted, Olga, mientras vemos qué hacemos.
Quedé asombrada, pues se trataba de la oficina del director del noticiero, su propia oficina. De inmediato entendí el mensaje: no tenía ni un escritorio para mí. Nunca he sabido la razón real, pero interpreté entonces –y lo sigo pensando– que las condiciones de hacinamiento en que se trabajaba en esa redacción no permitían la instalación de un escritorio adicional.
Otros más mordaces me dijeron esa noche, cuando nos reunimos para tomarnos algo en nuestro metedero habitual, La Teja Corrida, un bailadero de salsa con funciones múltiples –entre ellas la de tertuliar– que seguro los directivos no daban ni un peso por mi duración en el noticiero. Cuando se calmara el berrinche de Mauricio, cuando me censuraran las dos o tres primeras noticias, yo renunciaría airada y ellos se ahorrarían la plata del escritorio y de la máquina de escribir.
Quise pensar que estaban errados. El tiempo les diría –y les dijo, no sé si a mis amigos o a los directivos– que estaban equivocados, que la relación profesional que habíamos construido era sólida y que cuando el noticiero se mudara a un edificio elegantísimo ubicado en la Avenida El Dorado con calle 68, tendrían que situarme un lindo escritorio con todos los elementos necesarios para mi trabajo.
Pero para ese día faltaban aún algunos meses. Allí estaba yo, parada frente al escritorio de Mauricio, sin saber qué hacer. Amparo Peláez, mi nueva compañera de labores –y a quien, a pesar de ser coterráneas, solo conocía por su trabajo periodístico– salió rápidamente al rescate.
—Olga, venga para que salude a los muchachos.
Después de una cálida recepción, Amparo, que gracias a su perspicacia se la había pillado, me reconfortó:
—Vea, Olga: Mauricio nunca entra a esa oficina, se la pasa con nosotros o en edición. Pero además, los muchachos salen todo el tiempo. Raúl Gutiérrez se la pasa en el Congreso, yo en Presidencia o en los ministerios, Guillermo Aldana en el Banco de la República o entrevistando economistas. Mejor dicho, aquí lo que hay es escritorios.
Ese primer día, en el que tuve que ponerme la mejor máscara para disimular mi incomodidad, sucedió un episodio que rompió el hielo para siempre. Después de mediodía llegó un corresponsal de provincia. La Monita, nuestra querida y alcahueta recepcionista, lo hizo subir a la oficina de Mauricio. Yo me paré como un resorte, para que el director pudiera conversar con su subalterno. De repente, Amparo empezó a hacerme señas. Yo salí de la oficina porque no le entendía ni un carajo entre su risita nerviosa y sus gestos.
—Mirá al pobre corresponsal, seguro se vistió a oscuras. Tiene una media negra y otra café.
Soltamos la risa, y en ese momento Mauricio subió las escaleras y nos miró feo antes de entrar a su despacho.
—A ver, qué es el cuento.
—Nada, Mao, vaya atienda a su corresponsal —le contestó Amparo entre carcajadas incontenibles.
—Me dice ya de qué se están riendo.
Amparo cometió la imprudencia de contarle sobre las medias. ¡Para qué lo hizo! Mauricio entró a la oficina de Dirección y empezó a contener la risa. Semejante detalle tan tonto, sin trascendencia, se convirtió en nuestro primer acto de complicidad. Como pudo, atendió al pobre hombre que no entendía qué pasaba y lo derivó a Jorgito Ortiz, nuestro editor periodístico. Que Jorgito concluyera la reunión, porque Mauricio se iba a reventar de la risa.
El regaño que nos ganamos, se convirtió en motivo de burlas en los meses siguientes y fue, por fortuna, ese elemento que a veces es necesario para distensionar el ambiente y hacernos sentir como viejos amigos, como de la familia.
Desde ese primer día, comencé a diseñar la creación de la unidad investigativa del noticiero… Unidad de una persona, como su nombre lo indica, porque no estaban dispuestos a contratar a nadie más para formar parte de ella. Para mí, no representó ningún problema, porque también había trabajado sola en las investigaciones que había publicado en Todelar y que hicieron temblar a más de uno. Allí aprendí que, más que compañeros de trabajo, lo que se necesita es tener fuentes fieles y arrojadas. Rodrigo Lara Bonilla, Luis Carlos Galán, Alfonso Gómez Méndez, Manuel Gaona, Carlos Jiménez Gómez, John Agudelo Ríos: donde quiera que estuvieran, siempre me ayudaban a conseguir documentos, me orientaban para recorrer el camino indicado hacia esa verdad esquiva que logré desentrañar. En varias ocasiones también tuve aliados en otros frentes, como Daniel Samper Pizano quien, desde el periódico El Tiempo, se convirtió en mi modelo a seguir.
Tenía, pues, una legión de fuentes confidenciales y directas que auguraban nuevos éxitos en mis investigaciones periodísticas. Con Mauricio decidimos que el primer tema sería el fútbol en Colombia. ¿Por qué jugamos como nunca y perdemos como siempre? ¿Por qué los jugadores no son dueños de sus vidas y tienen que someterse a los propietarios de sus pases como si fueran esclavos? ¿Por qué a los extranjeros les cuesta tanto tiempo y dinero nacionalizarse, en cambio un futbolista adquiere nuestra nacionalidad (para poder jugar en la Selección Colombia o para no quedar incluido en las alineaciones como extranjero sino como nacional) en solo días o semanas? Y finalmente, la pregunta más complicada: ¿ha ingresado dinero mal habido a los equipos de fútbol?
Lo que hoy es de conocimiento público y ha sido certificado judicial y financieramente, en 1984 era apenas un rumor. Un rumor muy fuerte, porque los grandes capos como Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, así como dirigentes relacionados con el bajo mundo como Hernán Botero Moreno, aparecían como accionistas y/o directivos de equipos profesionales de Bogotá y Medellín. En Cali, la vinculación con el América de los Rodríguez Orejuela era conocida también, pero aún no se corroboraba que eran los capos del Cartel de Cali.
Estuvimos de acuerdo en que el tema había que sustentarlo con todo el rigor y que podría tomarme varias semanas armar todo el paquete.
—¿Y no va a cubrir nada esta niñita? —le preguntó el gerente Arboleda a Mauricio. Claro, ¿cómo iba a tener a una periodista ganando salario, que no producía uno o más informes cada día, sino que investigaba durante semanas (o meses) para hacer una serie de cinco reportajes?
—Pues como está el asunto del proceso de paz, y Olga maneja el tema desde hace tiempo, eso será lo que ella tendrá que cubrir —le explicó Mauricio.
Arboleda frunció el ceño. No debió gustarle de a mucho ese tema de la paz, pero aceptó sin poner problema.
Miércoles 2 de febrero; segundo día de trabajo en 24 Horas. Como todas las mañanas, me arreglé: tacones, media velada, sastre con blusa de seda, maquillaje –sobre todo en los ojos–. Hubiera preferido un jean cómodo y una camiseta. Hoy los periodistas vestimos, por fortuna, con cierta informalidad y tenemos a mano algún atuendo –chaqueta o una blusa decente las mujeres, corbata en el bolsillo los hombres–, pero en aquella época, la vestimenta era muy rigurosa. Y como Amparo solía estar impecable y elegante, no me convenía, por el momento, desentonar.
Llegué al noticiero y por fortuna alguno de los colegas había salido de viaje. Me instalé en su escritorio y empecé a trabajar en mi investigación. A las nueve de la mañana, la recepcionista me anunció una llamada telefónica.
—Hola, hermana: ¿Estrenando camello?
Identifiqué la voz de inmediato. Era Eddy Armando, mi amigo director de teatro, mi contacto con el M-19.
—Sí, hermano: aquí acomodándome.
—Pues, a desacomodarse, hermanita.
—¿Y eso por qué?
—¿Puede venir? Es urgente.
Fue la primera de muchas veces que le dije a Mauricio que tenía que salir, que era urgente, pero que después le contaría. Le pedí no preguntar más porque no estaba en condiciones de aclararle nada. Pero que confiara en mí, que podía tratarse de una buena chiva.
El Teatro La Mama está ubicado muy cerca de donde yo vivía, en la zona de Chapinero. Hasta allí llegué en apenas quince minutos. Volé en mi Toyota Corolla blanco.
—Beharcita, apareció la avioneta. Pero hoy o mañana mismo sacan los restos. Si quiere ir, ¡tiene que ser ya!
—¿Y a dónde debo ir?
—En Ciudad de Panamá la van a estar esperando. Mis compañeros le explican todo allá. Pero si no se va hoy, pierde la oportunidad. Y nosotros también la perdemos.
—¿Por qué pierden la oportunidad ustedes? Lo mío es claro, la chiva periodística. Pero, ¿ustedes?
—Tenemos mucho temor de que la CIA esté detrás de esto y altere las pruebas, porque no sabemos si fue un accidente o un atentado criminal. Si hay periodistas, les queda más difícil.
—Bueno, yo lo llamo si mi jefe me autoriza a ir. Llevo un día trabajando en el noticiero. Además, no sé si hay vuelos.
—No hay. Eso ya lo sabemos. Les toca alquilar avioneta.
Llegué a mi casa casi de inmediato. Empaqué como pude dos mudas de ropa. Llamé a Mauricio al noticiero y le dije que no se moviera, que de verdad tenía que contarle algo muy urgente.
—Mauricio, aparecieron los restos de la avioneta en la que iba Bateman.
—¿Y usted cómo sabe? ¿Dónde? ¿Quién más sabe?
—Mi fuente de confianza me dice que si vamos, ellos organizan todo y el cubrimiento es nuestro. Apareció en la selva del Darién, pero del lado panameño. Toca alquilar avioneta, porque ya hoy no hay vuelos de aerolínea.
Mauricio contactó de inmediato al gerente y terminamos en una avioneta monomotor, similar a la que se había accidentado con el comandante del M-19 a bordo, junto con un equipo del Noticiero TV Hoy. El gerente había preferido compartir la informaciónque pagar solo el viaje.
—Listo, Mauricio. Que vayan, pero no me pueden obligar a llevarlos hasta la avioneta. Cada uno que haga lo suyo, yo me les pierdo —le dije medio disgustada.
El trayecto duró aproximadamente dos horas. Allí creo que me gasté una de las vidas del gato. Las condiciones climáticas eran terribles y danzábamos por los aires entre nubes espesas grises por la misma zona por donde se había caído la avioneta de Bateman.
Cuando por fin aterrizamos en el aeropuerto internacional de la capital panameña, sentí un gran alivio. Con mi camarógrafo nos escabullimos y tomamos un taxi hacia el McDonald’s donde teníamos la cita. Como todo había ocurrido tan de afán, no había podido llevar el objeto clave: un ejemplar del periódico El Siglo. Pero cerca del McDonald’s de la Vía España estaban las Farmacias Arrocha, donde se conseguía prensa colombiana. Supuse que podría encontrarlo. Allí, la dependiente nos informó que solo tenían El Tiempo y El Espectador del día anterior. Que El Siglo nunca les llegaba.
—¿Y ahora qué hacemos? —me preguntó el camarógrafo.
—Fresco hermano, a mí esto no me va a quedar grande.
Compré un block de hojas blancas, un marcador grueso y un Pegastick, el infaltable pegante adhesivo. Caminamos las dos cuadras que nos separaban del restaurante y nos acomodamos en una de las mesas más cercanas a la puerta principal. Allí escribí con letras bien grandes El Siglo, recorté el trozo de hoja y lo pegué cubriendo el nombre de El Espectador que figuraba en la primera página del periódico que había comprado.
Enseguida, abrí el diario y cada vez que entraba alguien, lo ponía en forma vertical, bien visible. Era el santo y seña más boleta del mundo, pero no había más alternativa.
De repente entró una señora con aspecto elegante, buen vestido, pelo bien arreglado, maquillaje visible. Apenas vio el periódico con el matachín de título, sonrió, se acercó y dijo:
—Hola, guarde eso que está dando mucho «visaje». De todas maneras, a usted la hubiera reconocido con facilidad.
Después supe que su nombre era Esther Morón de Arteaga, integrante del M-19 y reconocida por haber vivido en la casa desde donde salió el túnel en dirección al depósito del Ejército en donde estaba el armamento que sustrajo esa organización en el Año Nuevo de 1979. En ese momento, me bastaba con saber que era mi contacto.
—Hay una persona que quiere hablarle porque usted la ha estado buscando para un asunto de su tesis de grado.
—Mmm, pero, ¿y lo de la avioneta?
—Tranquila, eso es mañana. Hoy hubo mal tiempo y no pudieron salir. Si quiere, se lo traigo. Y después de que hablen, le doy las indicaciones para lo de mañana.
Carlos Toledo Plata, líder histórico de la Anapo y del M-19, entró por la propia puerta del McDonald’s instantes después. Nos dirigimos hacia un apartamento cercano y allí realicé una de las mejores entrevistas concedida por un integrante de esa organización en la que pasamos revista a la fundación, la plataforma ideológica y los objetivos de la lucha subversiva. Fue además un gran aporte para mi trabajo de grado para la maestría en Estudios Políticos en la Universidad Javeriana.
Culminado mi encuentro con Toledo, recibí las indicaciones y coordenadas. La ruta era mixta: primero por avión, luego canoa y finalmente a pie, en medio de la selva.
—Le sugiero que esté al amanecer en el aeropuerto de Paitilla. De allí sale el helicóptero de la Guardia Nacional de Panamá que va al rescate. Trate de que la lleven, porque si no, lo veo berraco —me explicó uno de los guerrilleros.
Antes de las cinco de la madrugada de ese 3 de febrero estaba yo rogándole al coronel que dirigía el operativo.
—No, señorita, ni crea que la voy a llevar. Usted verá cómo hace, pero si la llevo a usted, tengo que llevarlos a ellos también.
A pocos metros estaba el equipo del Noticiero TV Hoy. Después de mucho rogar en vano, le pedí a mi camarógrafo que vigilara para asegurarnos de que el coronel no embarcara a nuestra competencia. Mientras tanto, me dirigí al mostrador de Aeroperlas, la compañía local de aviación, la única que volaba a la Isla de San Blas, el primer punto de nuestro viaje según las indicaciones que había recibido la noche anterior.
—Mire, señorita. Tenemos un problema: el vuelo supuestamente sale a las siete y media, pero si no vendemos siquiera la mitad del cupo, lo tendremos que cancelar.
—¿Y cuántos pasajes faltan?
—El cupo es para catorce pasajeros. Hemos vendido dos, y con los suyos, serían cuatro. Faltan tres para que el vuelo se autorice.
—Pues yo los compro. El gerente me va a matar, pero no hay de otra.
—¿A nombre de quién?
—Ponga lo que quiera, son míos.
En ese momento, aparecieron dos indígenas cunas, con sus bellos atuendos típicos y un bebé en brazos. Les ofrecí los tiquetes; asombrados, agradecieron en su precario español.
Si iban a comprar los pasajes, ¿por qué decidí regalárselos? Simplemente porque me parecía difícil llegar a una comunidad indígena sin conocer a nadie, y que se ofrecieran a hacer el recorrido con nosotros selva adentro. Pero si llegaba con estos dos aborígenes, podría tener un camino abonado hacia su colaboración.
La Isla de San Blas es uno de los lugares más bellos que he conocido. El poblado indígena, los habitantes cordiales con su vestimenta típica, el mar Caribe maravilloso, azul turquesa, me resultaron fascinantes. Pero no había tiempo qué perder. Ya mis invitados cunas sabían de nuestra misión a cumplir y rápidamente nos organizaron la expedición: dos indígenas y una chalupa para atravesar un mar picado, con olas de hasta tres metros que nos bañaban por completo, una caja con comida y agua y otros dos hombres –fuertes y atléticos– armados con machetes.
Después de cuarenta minutos de azare en esa canoa, por fin llegamos –con el corazón en la mano– a una playa que, después de dos o tres metros de arena blanca, nos llevaba directamente hacia una selva tupida, selva virgen que comenzaron a romper a punta de machete. Caminaban presurosos sin que pudiéramos alcanzarlos, pero en los instantes que duraban batiendo sus herramientas, y mientras caía el follaje, nos recuperábamos. Uno de los canoeros accedió a acompañarnos (claro, por unos dólares más de los que ya se había ganado), para cargar el trípode y otros elementos, como baterías y cables. Así, en fila india, fuimos recorriendo la improvisada trocha durante dos extenuantes horas. En varias ocasiones tuvimos que pasar cerca de riachuelos hermosos de aguas cristalinas que aprovechábamos para beber y rellenar las botellas que llevábamos.
Yo miraba el reloj con angustia. Ya eran casi las once de la mañana y temía que el operativo hubiera terminado. Con lo que no contaba era con que los soldados hubieran tenido que despejar una zona considerable para que el helicóptero del coronel pudiera aterrizar en el cerro Kitakuntiki, a escasos metros de la estribación en la que reposaban los restos de la monomotor Piper PA-28 con matrícula HK 2139P.
Cuando llegamos al sitio de las coordenadas, vimos una pequeña explanada en tierra, el helicóptero de la Guardia Nacional y al oficial de pie, comiendo algo y tomándose una gaseosa. Apenas nos vio emerger del tupido bosque soltó lo que tenía en sus manos y se llevó uno de sus antebrazos a la frente.
—Señorita periodista; no puedo creerlo. Ante usted, me quito el sombrero.
—Coronel, vuélvaselo a poner y más bien comprométase a llevarme de vuelta.
—Cuente usted con eso —me dijo sonriente—. Ahora, a trabajar. Mis soldados ya subieron. Corra porque apenas bajen con lo encontrado, nos vamos. No hay tiempo para presentaciones ni otras filmaciones.
Le agradecí de corazón. La selva había sido dura de recorrer de día. Pero regresar de noche, realmente me aterraba.
El camarógrafo subió a grandes zancadas, yo lo seguí, pero a pocos metros, un soldado nos detuvo.
—Lo que alcancen desde aquí. Ni un milímetro más, porque están haciendo los levantamientos.
Desafortunadamente no nos dejaron llegar hasta allá, porque hubiéramos puesto el grito en el cielo. Cuál levantamiento: estaban metiendo los huesos de los cuatro ocupantes de la avioneta (Bateman, el piloto Antonio Escobar y los escoltas del guerrillero, Nelly Vivas y Conrado Marín), como si fueran objetos que se recogen para limpiar una zona. No pensaron ni por un instante en las familias de estas cuatro personas y menos en las autoridades forenses que querrían entregar restos individuales. Así, mezclados unos con otros, los soldados panameños revolvieron los huesos en dos bolsas negras de basura y los bajaron amarrados a dos troncos de madera.
Tuve que empezar a narrar la escena; la voz surgió serena y fuerte. A pesar de la mezcla de emociones y del cansancio, era consciente de mi deber de reconstruir un episodio histórico como nadie más podía hacerlo en ese momento.
Al llegar a la explanada, el coronel debió regañar a sus subalternos porque se notó la tensión en el ambiente. Qué torpeza haber revuelto las osamentas. Luego bajaron con otras bolsas que contenían algunos objetos: el último libro que estaba leyendo algu-no de ellos, un maletín con ropa, la máquina de escribir y otros artículos que solo fueron inventariados en la morgue de Ciudad de Panamá. Ahora no había tiempo para perder. El cielo estaba a punto de cerrarse y si el helicóptero no arrancaba pronto, tendríamos que pasar la noche en esa zona inhóspita. A los pocos minutos, estábamos rumbo a ciudad de Panamá. Me sentí muy impresionada de viajar a pocos centímetros de los restos del mítico comandante del M-19. Tanto querer hacerle una entrevista y allí estaba yo, junto a lo único material que quedaba de su existencia.
Al llegar, no pude indagar si había alguien esperando los restos, pues tuve que correr hacia nuestro sitio de transmisión. No había tiempo para editar y el noticiero se vio en la obligación de contratar un costoso servicio de satélite para transmitir el material en bruto.
A la mañana siguiente, vi a lo lejos a la atribulada madre de Bateman, Clementina Cayón, entrando al edificio donde estaba la morgue para rearmar –hueso por hueso– a su hijo. La complexión física de Bateman (era un hombre altísimo y tenía la huella de un severo problema óseo en una de sus piernas) les ayudó –a los forenses, que se conmovieron con la escena, y a Clementina– para extender en un mesón metálico el esqueleto de su hijo. También pudieron reconstruir el de Nelly Vivas (cuya osamenta femenina fue identificable). Los otros dos reposan juntos en una misma fosa en el cementerio de Santa Marta.
Varios años después, Clementina Cayón quiso verme. Nuestro común amigo, Ricardo Villa Salcedo (coautor de nuestro libro Penumbra en el Capitolio y esposo de su nieta) me llevó hasta su sencillo apartamento ubicado en la zona de El Rodadero, a escasos metros de la playa.
Allí revisamos álbumes de fotografías, correspondencia y pude entender que la dimensión de ese gran soñador era producto de una madre sin igual, crítica de todo y de todos, de mente aguda y de una calidad humana gigantesca. Por la mañana, visité la tumba de Jaime y comprobé lo que se decía –y se dice aún– en Santa Marta: que Bateman hace milagros.
Por lo menos a mí, me hizo el milagro de hacerme entender que mi misión tendría que ser la de buscar nuevos caminos para reconstruir la historia de mi país.
Desde entonces empecé a escribir, pero no libretos de televisión o noticias, sino textos inspirados en las realidades que conocía y que por diversos motivos no podía publicar en el medio donde trabajaba. Fue esa visita al cementerio de Santa Marta la que hizo de mí la escritora que intento ser hoy.
*Este capítulo hace parte del libro A BORDO DE MI MISMA, escrito por la periodista Olga Behar. Publicado por la Editorial Icono
LA DEMOCRACIA ENTRE LA CRUZ Y LA ESPADA
Fernando Forero Cruz
Santiago de Cali, enero 11 de 2014
"Las nuevas generaciones somos capaces de reinterpretar la historia, revisarla y poderla entregar con una mirada limpia, no cargada de odios o de revanchas" (María José Pizarro)
Es evidente que la clase política tradicional colombiana está dispuesta a cualquier faena con tal de impedir que movimientos políticos alternativos accedan a instancias de poder en este país, esta clase depredadora de sectores democráticos y de minorías sociales, enemiga de la constitución del 91 y afecta al modelo capitalista, aupadora de mercenarios que han borrado literalmente comunidades en tantas regiones de nuestra patria; financiadora de falsos positivos y de reformas que perpetúan la impunidad como en el caso del fuero penal militar, afortunadamente declarada inconstitucional por la corte; gestora de reformas antidemocráticas como la tributaria, presentada con el único propósito de disminuir impuestos a los grandes generadores de renta y aumentar el recaudo por cuenta de los asalariados y trabajadores independientes a través de figuras como el impuesto al consumo; autora de la reforma a la justicia, concebida exclusivamente para favorecer intereses de altos funcionarios de la rama, y de ninguna manera, para atenuar los graves problemas en la administración de justicia; también de la fallida, gracias al fuerte movimiento estudiantil, reforma a la educación superior por medio de la cual se pretendió abrir espacio para la inversión privada en detrimento de la inversión estatal y del derecho de los jóvenes a ingresar a la universidad pública; como si fuera poco, promotora de la más reciente reforma a la salud, que en nada cambia el actual modelo, toda vez que no elimina las EPS, responsables en gran medida de la crisis hospitalaria y por ende humanitaria, una élite para la cual la educación también es un negocio y no un derecho fundamental; capitalistas que se niegan a redistribuir sus enormes utilidades y que por el contrario, se ocupan de pauperizar cada vez más, los salarios de los trabajadores, golpeando inmisericordemente a las clases populares, una horda que ha optado por desmantelar y sembrar un oscuro panorama en el campo colombiano vía TLC, actuando cual mercaderes de soberanía entregando a las multinacionales nuestros recursos naturales, (Amazonas, Santurbán, Cerro Matoso, Guajira, La Macarena, Cajamarca, Cauca, Chocó, Buenaventura, entre tantos otros territorios), es la misma clase que hoy cual buitres procura recuperar la presa que poco a poco, en gracia al estilo de gobierno de Gustavo Petro, se les escurre entre las garras, y para rescatar ese preciado tesoro llamado “recursos públicos” del que se han nutrido generación tras generación, hallaron al personaje perfecto, nadie mejor para tal cometido que el procurador Alejandro Ordóñez.
Queda demostrado que cuando se trata de sus intereses, la derecha de este país no cuida de tácticas y estrategias, que la salve de errores o arbitrariedades como la cometida por Ordóñez en contra del alcalde de Bogotá; esta rancia oligarquía nacional representada en la ultraderecha prefirió, pisoteando el Estado Social de Derecho, utilizar su mejor verdugo, el cual como temible burlón, blandiendo, por cierto, al mejor estilo medieval, en una mano la cruz y en la otra la espada, la cruz, para invocar arcaicos códigos de ética y moral, con los que no comulga, según el procurador, el ateo comunista llamado Gustavo Petro, por lo que habría de imponérsele una “sanción ejemplar” (así lo ve el procurador) y la espada, para cercenar de tajo la cabeza del proyecto político con mayor énfasis democrático que tiene lugar en Colombia, bien denominado Bogotá Humana, que al parecer ha incomodado a quienes ven afectados sus intereses por cuenta de la implementación de políticas y programas tendientes a enaltecer la vida, garantizar la seguridad humana, preponderar el rol social de la mujer y adoptar acciones contundentes contra el maltrato a ésta y la infancia, así mismo ha incomodado a quienes como en Cali, han pretendido enriquecerse con los recursos destinados para la educación y la salud, por supuesto, les ha molestado dentro del programa de la Bogotá humana, la declaratoria del agua como derecho fundamental, estableciendo el mínimo vital que favorece cerca de 650.000 familias de estratos 1 y 2, al igual que la atención prioritaria a las víctimas del conflicto y de la discriminación social, la formalización laboral de los recicladores y carretilleros, el tratamiento al indigente y al drogadicto como enfermos y no como delincuentes y lo, que tal vez, más ha enfadado a los enemigos de este estilo de gobernar ha sido la férrea defensa que desde la administración ha asumido Petro respecto de los recursos públicos, aquellos tan vilmente manoseados por los siniestros promotores del neoliberalismo.
Abusando de sus facultades, el procurador no ha podido esconder su fanatismo religioso y político, y sin preocuparle los efectos, rebasando cualquier libreto hollywoodense, tomó la decisión de destituir e inhabilitar por 15 años a Gustavo Petro, aun consciente de que por faltas mucho más graves, caso carrusel de la contratación, por la que inhabilitó con menos de un año al mayor responsable, en contubernio con las mafias de la contratación, de la más sonada malversación de recursos públicos en Bogotá, lo que no deja duda acerca de la actitud sesgada del procurador ante una decisión que va mucho más allá de una agresión contra el alcalde, ya que es un aleve atentado contra la democracia, contra la Constitución del 91, contra el Estado Social de Derecho y contra el proceso de paz, al cual le apostamos la inmensa mayoría de los colombianos.
Hoy esta Colombia, indignada debe decir ¡basta ya! a la secular ideología y a las actitudes antidemocráticas, sectarias, dogmáticas y aniquiladoras del procurador Ordóñez, quien además, valga recordarlo, también se ha dedicado a perseguir a las mujeres que incursas en una de las situaciones de embarazo descritas por la corte, deciden interrumpir el proceso de gestación; a la vez que ha emprendido una cruzada contra la población LGTBI, llegando hasta amenazar, con sanciones, a los notarios que osen efectuar matrimonios gay; redondeando su faena, eliminando diligentemente a sus contradictores políticos sacándolos del escenario a través de sanciones que los inhabilita casi de por vida para ejercer la función pública. No se trata de que no existan sanciones para los demócratas, quienes en ejercicio de sus funciones públicas, cometen errores, se trata de aplicar el mismo rasero a todas y todos, quienes procedan contra la constitución y la Ley, se trata de deslindar la ideología, cualquiera que esta sea, del rol constitucional que le compete al funcionario responsable de investigar y sancionar.
En semejante estado de cosas, la pregunta que cabe hacernos es ¿para qué el proceso de paz?, es claro que la paz no es la firma del acuerdo o la dejación de las armas, la paz comienza a edificarse con dichos eventos y tomará no menos de diez años ejecutar los cambios constitucionales y aplicar las políticas derivadas del acuerdo en sus distintos ejes, y vaya si existe ansiedad entre los ciudadanos por llegar prontamente a la firma del acuerdo, pero teniendo como referente la política de exterminio, agenciada por la misma clase política que hoy adelanta las negociaciones, en contra de los militantes de la Unión Patriótica, entre ellos el candidato presidencial Bernardo Jaramillo Ossa, así como el asesinato del connotado líder y candidato presidencial de la AD M-19 Carlos Pizarro León Gómez y otros crímenes como el de Luis Carlos Galán, a más de la interminable relación de líderes sociales, estudiantiles, sindicales y políticos, y hoy el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, perseguidos por el establecimiento, es apenas lógico que una importante franja de colombianos consideremos que dicha clase política tradicional no constituye garantía para la consolidación de un verdadero proceso de paz, es natural que desconfiemos y pensemos que esta élite, acostumbrada a rendirle culto a la violencia y profundizar las diferencias sociales, estirpe nacida en inmemorables tiempos de nuestra independencia e irrigada con sangre chapetona y que pareciera extenderse eternamente a lo largo de nuestra patria, no es la más indicada para liderar el proceso de construcción de la paz, luego de la firma del acuerdo en la Habana, menos cuando hemos sido testigos que anticipándose a los designios que supone un proceso de transformación social, esa clase, ampliamente descrita, ha puesto en el camino una moderna guillotina, para impedir que hombres y mujeres demócratas lleguemos y lo que es más difícil, logremos mantenernos en los espacios de poder local, regional y nacional, por lo que es menester, gestar la revolución de los indignados para evitar que la anhelada paz se esfume como agua entre los dedos.
Fernando Dorado
Popayán, 7 de enero de 2014
Para incomodidad de muchos partidos políticos y candidatos a elecciones parlamentarias de 2014, éstas estarán atravesadas por el “incidente Petro”. Los comicios para revocar o confirmar el mandato del actual alcalde de Bogotá serán el 2 de marzo. Gustavo Petro lanzará oficialmente su campaña el viernes 10 de enero en la concentración popular que se realizará en la Plaza de Bolívar. De ahí en adelante gobernará en medio de la campaña.
Todos los actores políticos de la capital del país van a quedar subsumidos por esa dinámica. El SI o el NO van a polarizar a los diferentes partidos y candidatos que no podrán esquivar este problema. Muchos intentarán pasar de agache. Otros, la mayoría – oportunistas o no – se alinearán por el NO. Y los uribistas pura sangre encabezarán el SI. Será un verdadero pulso por la democracia en donde la creatividad de la juventud se expresará con plenitud.
Es por ello que el Procurador tiene ante sí un verdadero dilema. Tiene que decidir entre hacer efectiva la destitución del alcalde bogotano antes del 2 de marzo o esperar los resultados de ese evento electoral. No hay que olvidar que Ordoñez y sus cómplices son los elementos más conscientes del peligro de permitir que se crezca la “ola petrista”.
Él sabe que si decide ratificar la decisión antes del 2 de marzo va a provocar una pequeña “ola multicolor” de indignación que se verá reflejada en las elecciones parlamentarias en favor de la izquierda. Sin embargo, en su cálculo político es consciente que es mucho más peligroso que sea la ciudadanía la que refrende el mandato al alcalde capitalino. La “ola democrática” podría ser arrasadora y llevárselos por delante.
Por esa razón el Procurador va a rechazar la recusación que le ha presentado la defensa de Petro. En una carrera afanosa, va a corroborar muy rápidamente la destitución, tal vez, rebajándole unos años a la inhabilidad. Y Santos será el que tenga que definir si acata la solicitud del Procurador con el costo político que tenga para su reelección.
Se equivocan quienes se han imaginado una salida “suave” a este complejo problema. Se engañan quienes ilusamente piensan que la derecha fascista va a dejar pasar esta oportunidad de golpear los anhelos populares de democratización del país. De paso “le miden el aceite” a Santos y desestabilizan los diálogos de Paz.
El efecto psicológico del “incidente Petro” está vivo. Para algunos sectores de la oligarquía es motivo de estrés. Quisieran – como lo expresa el editorialista de El Espectador (04.01.2014) – que “actuara con grandeza y serenidad”, que no recurriera al pueblo, que no lo movilizara ni le echara discursos, porque según ellos “no le servirá de nada”.
Para otros sectores de la oligarquía el problema es de impaciencia y desespero. Tienen afán de sacar a ese “populista” que se atrevió a tocar sus intereses. Creen que si identifican a Petro con Chávez van a poder neutralizar su política pero se equivocan totalmente. Sólo lograrán hacer vivo el instinto popular que les decía en su intimidad que Chávez no debería ser tan malo si ésta oligarquía lo atacaba con tanta saña.
Para algunos políticos de izquierda – aunque no lo pueden decir – la situación es incómoda. Muchos de ellos, compañeros de Petro, pensaban que la oligarquía ya les había perdonado su antigua rebelión armada y que, como lo han hecho en los últimos 22 años, podrían hacer política de una forma moderada, con tranquilidad. Ellos no quieren hablar de revolución, ni de lucha de clases, creen todavía en la buena voluntad de los burgueses “progresistas” y por ello, todavía no asimilan el “caso Petro”. En el fondo creen que Petro se equivocó y por ello califican el fallo como “exagerado”. ¡No saben qué hacer!
En la otra orilla de la izquierda está el Polo-MOIR. Para este partido el “incidente Petro” es una verdadera “papa caliente”. Sus principales dirigentes no logran entender que al frente de esta embestida bestial no sólo está del Procurador sino que es todo el régimen oligárquico quien la dirige. No se dan cuenta que su objetivo no es tanto Petro sino que quieren aplastar el incipiente auge de la lucha popular que está en ascenso.
Las recientes disputas y los resentimientos acumulados en su confrontación con Petro parecieran convertirse en un gran obstáculo psicológico para el Polo. No han logrado reconocer plenamente que éste ha sido el primer alcalde que se ha enfrentado a la privatización de los servicios públicos y que ha retado al establecimiento neoliberal. Si la dirigencia del Polo no hace un esfuerzo mental por superar rápida y oportunamente esa especie de tara ideológica que le impide sumarse a un amplio movimiento en defensa y ampliación de la precaria democracia existente, el daño que se auto-infringirá será inmensamente grande.
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Hasta ahora sólo algunos sectores de la juventud de Bogotá están reaccionando como tiene que ser. La campaña por impedir la destitución de Petro y lograr la confirmación de su mandato deberá desplegar la más amplia resistencia civil. Hay que hacer todos los esfuerzos por mantener y fortalecer la movilización popular en todas las zonas de la ciudad. El alcalde deberá seguir gobernando y paralelamente, el pueblo deberá convocarlo a grandes concentraciones en cada una de las 20 localidades.
Esa resistencia civil deberá mantener el carácter pacífico, como ha sido hasta ahora. Tendrá que utilizar las más creativas formas simbólicas. Será una campaña pedagógica en donde el pueblo descubra los avances de la “Bogotá Humana”. Adquirirá la forma de una verdadera fiesta democrática en donde debe predominar el no partidismo pero tendrá que ser incluyente, sabiendo que paralelamente están en juego las campañas al Congreso.
El objetivo es aislar y poner contra la pared al uribismo más retrógrado y guerrerista.
¡No pasarán! ¡Petro no se va!
ASOCIACIÓN DE CAMPESINOS DE ITUANGO
POR LA REIVINDICACIÓN DEL SER CAMPESINO
Continúa la Persecución y la estigmatización contra la población campesina del municipio de Ituango.
Ituango (Antioquia), 3 enero de 2014
Denuncia contra. Policía Nacional
Lugar de los Hechos. Corregimiento de Santa Rita
Afectados: Johnny Echavarría Betancur.
HECHOS.
Según información de la comunidad del corregimiento de Santa Rita el día 2 de enero de 2014 a eso de las 10: 30 pm cuando el joven Johnny se encontraba departiendo con varios amigos en un establecimiento público, este sale en estado de embriagues y se dirige hacia el comando de policía y empieza a insultar a la fuerza pública con palabra soeces, luego este sale corriendo del lugar.
Es cuando la policía empieza dispararle, la hermana de la víctima les dice a estos que no lo maten, lo mismo hacen algunos vecinos, pero, la fuerza pública hace caso omiso a estas suplicas, es cuando el joven es impactado por la espalda y estando herido en el piso e indefenso es rematado con un tiro de gracia en la frente.
Después es levando por la policía es fotografiado por ellos mismos, posteriormente es arrastrado hacia el puesto de salud del lugar donde se produce su deceso.
Exigimos a las autoridades competentes que se investiguen los hechos para que este crimen no se quede en la impunidad y sean castigados los victimarios.
ASOCIACIÓN DE CAMPESINOS DE ITUANGO
Por: José Yamel Riaño.
30/12/1013
El año que termina fue un buen año para las luchas populares, y el que viene será mejor. Si en el 2013, el pueblo colombiano salió a las calles y carreteras del territorio a pelear por sus legítimas reivindicaciones, -el paro cafetero, el agrario, las marchas estudiantiles, las de los indígenas y la de los indignados- entre otras, sobresaliendo las portentosas manifestaciones en defensa de la “democracia y la paz. En paz”. Como la gran concentración del 9 de abril y las convocadas por el mal destituido Alcalde Mayor de Bogotá Gustavo Petro al finalizar el año.
Para el año entrante las expectativas son mucho mayores: Recordemos que el 2014 es año electoral y por tanto, el primer semestre estará cruzado por las elecciones de congreso y presidente, que si bien es cierto le cambia el escenario a las gentes, la participación del sector democrático unido puede ser el principio de la gran jornada por el control de la presidencia.
Es muy probable que la dirigencia democrática de nuestro país sea capaz de unir a la gente alrededor de la lucha por la democracia y la paz. El momento favorece ese propósito, especialmente ahora, que la firma de los acuerdos en la Habana, que ponen fin al conflicto armado, se ve cerca, Así lo han dado a entender tanto el gobierno de Juan Manuel Santos como la guerrilla de las FARC, por lo que la firma de los acuerdos parece inminente. Esto, que significa un gran avance en las luchas de los colombianos, es a la vez; una victoria de los sectores democráticos sobre los sectores guerreristas que lidera la ultraderecha.
Es también probable que el careo por la revocatoria de Gustavo Petro como Alcalde Mayor de Bogotá D C. se convierta en la primera gran confrontación entre la ultraderecha vs. la democracia, cuando los bogotanos que apelando a la voluntad popular se midan en las urnas por el Si o por el No de la revocatoria. También es posible que esa confrontación nunca se dé, bien sea porque han hecho efectiva la destitución mal decretada por el Procurador General, o porque hayan revocado la decisión, o por cualquier otro motivo, y eso dependerá del trabajo de acumulación de fuerzas de cada cual.
De cualquier manera, en marzo 9 estaremos en la elección de congresistas, donde también tenemos excelentes listas como las de la Alianza Verde y podamos elegir una buena bancada al Congreso de la República que al mismo tiempo sirva de base en las negociaciones con otros sectores democráticos que potencien la tercería para la primera y segunda vuelta de la elección presidencial.
Si Petro se queda en la Alcaldía por presión de las masas, si elegimos una buena bancada en el Congreso, si además se firma la terminación del conflicto armado entre FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, y si como sectores democráticos, nos ponemos de acuerdo con un solo candidato presidencial, podemos ser primeros, o podemos ser la segunda mejor votación para disputar con los primeros la segunda vuelta. O, si en aras de la discusión quedáramos como tercera mejor fuerza, seríamos la fuerza que define. Es decir, hoy las mejores condiciones están dadas. Dependemos de nosotros mismos y, como todos los retos, esto lo que implica es un mayor esfuerzo para hacer de la unidad nuestra razón de ser. Sobra decir que esta es la mejor oportunidad para hacer realidad aquello de no a la segregación, si a la convivencia entre diferentes, si a la tolerancia y si a la paz.
Complementa estos argumentos de posibilidades de gobernar, las falencias de la contraparte; de una parte, la división a su interior. Es por todos sabido, que hay sectores al interior del establecimiento que culpan a Santos de traidor por haber sido elegido con buena parte de los votos de la ultraderecha, y haber incluido a fuerzas de centro y hasta de izquierda en el llamado “Acuerdo de Unidad Nacional” para cogobernar. Otros, los que han hecho de la guerra entre colombianos un gran negocio, lo culpan de haber “entregado” el país a los violentos, por estar negociando con las FARC. Eso, sin contar a los Liberales que lo acusan de haber dividido al partido e irse para el Partido de la U. Quienes a su vez, también lo acusan de Liberal.
La ultraderecha organizada, que se hace llamar “Puro Centro democrático”, liderado por el ex presidente Uribe, hacen todo lo posible para “ponerle palos a las ruedas” al gobierno, mientras los dueños del campo lo atacan por acciones de gobierno como la ley de tierras. Pero el gobierno de Santos les cede y les nombra un ministro de Agricultura de ellos. Con razón o sin ella, lo cierto es que a Santos muchos sectores no lo quieren y la izquierda muda, sorda y ciega, no ve en esto la gran oportunidad que nos brinda la coyuntura, mucho de ello, por puro purismo.
Así las cosas, es un hecho que la oportunidad está. Que la tomemos bien o mal, o no la tomemos, es otro cuento al que mucho le tememos, porque conocemos los niveles de sectarismo del que sufrimos. Somos capaces de cambiar el gobierno por la oposición. Así eso implique “darle patadas a la lonchera”. Ahora, el reto se ve fácil pero no lo es. Eso de la unidad ha sido un cuento de nunca acabar aunque también muy deseada. Pero la responsabilidad hoy es grande y es con el pueblo que ha dado muestras de no querer nada con los desacreditados partidos tradicionales pero igual con algunas organizaciones que agrupados en lo que hemos llamado Sectores Democráticos; que nos incluye a todos, desde el “Centro-izquierda” hasta los “indignados” y los “Sin Partido”.
¡FELIZ 2014 PARA TODOS LOS AMIGOS Y COMPAÑEROS!
PETRO Y LA SUPREMACÍA OLIGÁRQUICA
Fernando Dorado
Popayán, 13 de diciembre de 2013
La alcaldía de Bogotá encabezada por Gustavo Petro representa el primer intento serio de revertir el modelo neoliberal en los servicios públicos en una ciudad de Colombia. He allí el principal peligro para la oligarquía y el imperio. Además, Petro es el mejor prospecto que tiene el pueblo colombiano para acceder a la primera magistratura en un futuro cercano. El procurador, las contralorías, el “defensor del pueblo”, el fiscal, el personero, todos estaban al acecho para caerle ante el menor descuido. ¡Y le cayeron!
Muchas personas – si no la mayoría – pensaban que el Procurador Ordoñez no iba a destituir a Petro. Menos, que lo fuera a inhabilitar por 15 años. Incluso el mismo Petro, quien interpreta esa decisión del Ministerio Público como un saboteo al proceso de Paz y se hacía ilusiones que el presidente Santos fuera a intervenir para evitar esa sanción disciplinaria, se equivocó completamente. No calculó la trascendencia de su accionar.
Petro creía en la buena fe de los llamados "sectores democráticos" de la oligarquía, con los que el M-19 pactó el acuerdo que le dio vida a la Constitución de 1991. Los herederos de ese proyecto político siguen creyendo en esa "buena fe" y siguen amarrados a su institucionalidad. Lo demuestra la actitud leguleya de Antonio Navarro quien calificó el fallo del Procurador sólo como “exagerado”. 22 años después la oligarquía muestra que no perdona y que no iba a dejar avanzar a Petro hacia la Presidencia de la República.
Olvidan que la oligarquía colombiana ha mostrado a lo largo de la historia su talante reaccionario y retrógrado. Esas clases dominantes no iban a permitir que Petro pudiera salir bien librado de una administración como la de Bogotá, mostrando la ruta de la defensa de lo público y la posibilidad de desmontar los monopolios privados de los servicios públicos. Sabían que iba a quedar bien posicionado en la recta hacia la presidencia de 2018.
Esa es la gran lección: esta oligarquía es vengativa, retrechera, traicionera, previsiva, no da puntada sin dedal, es difícil de derrotar, usa “todas las formas de lucha”, se divide para aparentar que a su interior existen “sectores democráticos” para finalmente dar la puñalada “trapera” (por la espalda). Desechar ilusiones democrateras y diseñar una estrategia integral, es la lección aprendida para poder superar esa supremacía anti-popular.
En ese sentido la actuación del Procurador Ordoñez no es aislada. No es exclusivamente una jugada contra el proceso de Paz. No es sólo un complot para poner la alcaldía capitalina a disposición del uribismo. No es solamente una forma de sacar de la carrera presidencial al mejor prospecto que tiene la Izquierda. Es todo eso y mucho más. Es un mensaje de que la oligarquía no está dispuesta a compartir el gobierno con fuerzas “progresistas” como ya lo hace la burguesía en varios países de Sudamérica. Aquí no comparten nada.
Sin embargo este hecho es a la vez – paradójicamente –, una demostración de que la acción política que impulsaba Petro, está bien encaminada. El hecho de que traten de “asesinar políticamente” a este líder de la Izquierda significa – como ocurrió con el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán –, que la orientación general es correcta pero que hay que afinar los detalles con mucho mayor tino y cuidado.
Es decir, como lo ha planteado el alcalde Petro en su discurso, hay que persistir con el proceso de Paz. Hay que insertarse en la institucionalidad para desde allí desmontar el intrincado aparato neoliberal que la burguesía ha montado en la administración pública. Hay que luchar por mantener el control del gobierno de la capital de la república por parte de fuerzas progresistas, defensoras de lo público y anti-neoliberales.
Pero, paralelamente se debe construir desde las bases un gran movimiento popular que vaya consolidando formas de poder alternas y paralelas al poder institucional. En Bogotá ese proceso recién se está asumiendo. Tantos años de represión, guerra, desplazamiento, crecimiento caótico, planificación neoliberal, han destruido importantes lazos sociales que el pueblo bogotano tenía y que deben ser reconstruidos.
Por ello, el movimiento social por apropiarse de la basura como una fuente de capital social y empleo; la defensa de las galerías y mercados populares; los movimientos ambientales en defensa del agua, los humedales y un desarrollo sostenible de la ciudad; la lucha por transformar los servicios de educación y la salud; los espacios y desarrollos culturales; la organización a nuevos niveles de los trabajadores precariados; los proyectos económicos comunitarios; todo ello y muchas más iniciativas, debe ser fortalecidas – luchando contra las tendencias burocráticas –, para crear un potente movimiento popular que sea el sustento “desde abajo” de los procesos institucionales de transformación de la vida social. Sabemos que mientras no se derrote el sistema capitalista, lo que esté soportado en la institucionalidad burguesa, va a ser fácilmente desmontado sino está sostenido por fuerzas sociales organizadas y conscientes.
Es indudable que hay que dar la lucha en lo inmediato para mantener la administración de Bogotá, tanto por la vía de la movilización como en el terreno jurídico y político. Sin embargo, la Izquierda tiene que replantear su estrategia. No se puede confiar en ninguna de las fracciones de la oligarquía (burguesía “nacional”, burocrática, comercial, etc.), así asuman formas “progresistas”, socialdemócratas y hasta “patrióticas”. Las muestras espontáneas de solidaridad con el gobierno de Petro por parte de amplios sectores sociales revelan las grandes potencialidades que existen en el seno de nuestro pueblo y que todo está por conquistar. ¡Que sí se puede!
Si en lo inmediato no se puede garantizar la permanencia de Petro en la alcaldía, hay que cerrar filas para darle continuidad a su programa de gobierno y derrotar el bloque oligárquico que se va a formar para acabar con la “Bogotá Humana”. Pero además, Petro puede contribuir mucho con la construcción y fundamentación de un amplio movimiento popular (social y político), con la formación de cuadros revolucionarios que recojan y sistematicen su experiencia.
Necesitamos centros de pensamiento estratégico que ayuden a las expresiones organizativas del pueblo a derrotar a la oligarquía. Sabemos que si no nos matan físicamente lo tratarán de hacer política o moralmente. Por ello, al llegar a una alcaldía o gobernación, para abordar la tarea de desprivatizar un servicio público o afectar un monopolio oligárquico, debemos preocuparnos por construir un fuerte y poderoso movimiento social que sea el sustento y soporte de ese cambio. De lo contrario, nos lo cobran con sanciones y destituciones.
Igualmente, debemos entender que no se trata de llegar sólo a “gestionar” el aparato administrativo de la burguesía. Hay que penetrar en esa institucionalidad sólo con el fin de socavarla, de dinamitarla por dentro. Sólo así podremos ir construyendo una nueva institucionalidad anti-capitalista, de-colonial, basada en el auto-gobierno y dirigida a desarrollar una cuajada y poderosa democracia directa y participativa.
De lo contrario no podremos derrotar plenamente a esta oligarquía criminal que nos oprime y domina. Debemos combinar la lucha institucional y electoral, la movilización social y la construcción de poder popular de nuevo tipo (auto-gobierno). Son tres elementos indispensables para avanzar no sólo por caminos de Paz, democracia y justicia social sino para construir las bases materiales, sociales, políticas y culturales de una nueva sociedad.
Petro puede ayudar en esa dirección. Si se concreta su inhabilidad político-administrativa de 15 años, ello no le impide desarrollar nuevas capacidades intelectuales y organizativas para servir al pueblo desde el terreno de la estrategia, la verdadera dirección política y la formación de dirigentes. Nuevas tareas surgen de la dinámica social y política.
Nota: Existen importantes antecedentes en la normatividad internacional para prever que se puede derrotar jurídicamente éste atentado político del Procurador. Si Petro logra salir bien librado de ésta batalla, estaría ad portas de la Presidencia para 2018. Entonces, la principal tarea sería preservar y cuidar de su existencia.
No podemos seguir guardando silencio, ante la reciente operación impecable e histórica para el País, como la realizada hace apenas algunos días por los militares y paramilitares en el corregimiento de San José de Apartado. Una vez más se evidencia el accionar conjunto entre militares y paramilitares en las operaciones que adelantan en la región en total insolencia y con tal cooperación más allá de lo imaginable.
Por más de 16 años hemos sido víctimas del accionar conjunto y de la connivencia entre la fuerza pública y los paramilitares en Urabá, los cuales ya superan los 2.400 crímenes contra nuestra Comunidad de Paz, a manos de estos y la guerrilla. A pesar nuestros clamores y de nuestras innumerables constancias en todos estos años, sin embargo, los Gobierno de turno y sus distintas instituciones no han hecho otra cosa más que negar esta realidad.
El hecho de no aceptar que nos maten, que nos masacren, que nos desplacen, que violen a nuestras mujeres y descuarticen a nuestros hijos, el exigir respeto por el derecho universal a la vida nuestra y por la de la población en general, nos tratan de guerrilleros, de sapos.
Un mismo lenguaje de “Comunidad de Guerrilleros” se escucha en las Brigadas del ejército, en la seccional de Fiscalías en Uraba, ese mismo sonar, retumba con eco en los comandantes paramilitares en la región.
Por más de 5 días un grupo de paramilitares hizo presencia entre las veredas Arenas Bajas, y Arenas Altas del Corregimiento de San José de Apartado, el lunes 18 de noviembre de 2013, hacia las 7:30 horas retienen a un civil en compañía de un mejor, a quienes obligan a caminar con ellos, minutos más tarde ingresan a una vivienda en Arenas Altas, de dónde sacan a 5 adolecentes, supuestamente con fusiles, que luego son conducidos hacia la Base Paramilitar en Nuevo Antioquia, con el pretexto de entregarlos vivos al día siguiente porque la Comunidad de Paz les haría escándalo si los mataban.
Al día siguiente, el martes 19 de noviembre de 2013 hacia las 4:00 horas fueron puestos en libertad al adulto y al menor que andaba con él no sin antes obligarlos a caminar desde la Base Paramilitar hasta el sitio indicado para la entrega oficial de los 5 menores restantes, acción que se llevo a cabo con la presencia de varios medios de comunicación regional y nacional y la comisión que recibiría a los menores.
Los paramilitares se encargaron de coordinar la llegada y la salida de esta comisión institucional desde el casco urbano de Currulao hasta el campamento paramilitar en la vía que de currulao conduce al casco urbano de Nuevo Antioquia. Sin que por la ruta encontrasen presencia militar, puesta esta estaba totalmente despejada, pues, es bien sabido, que donde hay control paramilitar el ejercito se aleja dejando todo en manos de estos.
Allí, en el campamento fueron vistos reconocidos paramilitares, antiguos desertores de las Farc, como son alias chibirico, alias sopa, alias majute entre otros, quienes por mucho tiempo estuvieron en la Brigada XVII y luego pasaron a comandar grupos paramilitares. Varios de los paramilitares, conminaron a los adolecentes a trabajar con ellos.
Ya el jueves 21 de noviembre de 2013; los jóvenes minutos después de haber llegado a las instalaciones de Bienestar Familiar en Apartado, y una vez que fueran retirados los policías que custodiaban a los jóvenes, llegaron tres sujetos entre ellos el reconocido paramilitar Ancisar Pavierna alias risitas, quien amenaza de muerte a una de las hermanas de uno de los jóvenes retenidos, y le comenta de un plan de asesinar a los jóvenes, los sujetos se quedaron allí por al menos 30 minutos, lo que obligo a que los jóvenes fueran trasladados de inmediato a otro lugar, sin embargo y a pesar de esta situación la policía no hizo presencia en el lugar.
El mismo martes 19 de noviembre de 2013; tropas militares hicieron presencia en la vereda la Resbalosa, procedentes de la Vereda Mulatos, donde varios de ellos se presentaron delante de varios campesinos como paramilitares el domingo 17 de noviembre de 2013.
El viernes 22 de noviembre de 2013; reconocidos paramilitares en Nuevo Antioquia anunciaron a varios civiles que seguirán realizando operaciones en las Veredas del Corregimiento de San José de Apartado, y profirieron amenazas en contra de GERMAN GRACIANO Representante Legal de nuestra Comunidad de Paz, anunciando que si es tan valiente porque no fue con la comisión a recibir a los jóvenes el pasado 19 de noviembre para haberle matado hasta la mierda. Allí anunciaron a los civiles que debían llevar el mensaje al campesinado en general pues quedaba prohibido para el campesinado de la zona que se apoyara en la Comunidad de Paz, que esa Comunidad de Paz había que acabarla, pues andaban con unos gringos como acompañantes y eso les hacía mucho daño a ellos, que la Comunidad, cada vez que pasaba algo les hacían mucho escándalo. Que eran una partida de sapos al igual que los campesinos de Arenas Altas, Las Nieves, El Porvenir y la Esperanza, que ellos no podían hacer algo por allí, porque inmediatamente la Comunidad se daba cuenta y les hacia el escándalo y eso no lo iban a permitir mas.
Allí, afirmaron que estaban en Nuevo Antioquia mientras la Comunidad de Paz pasaba por allí el 7 de octubre de 2013 en comisión humanitaria, que los llevo a recorrer varias veredas con gringos y periodistas. Además aseguraron que ellos mismos entraron a San José y a la misma Comunidad de Paz en San Josecito el pasado 28 de septiembre cuando repartieron los panfletos de las AGC.
El sábado 30 de noviembre de 2013, un sujeto quien se identifico como paramilitar abordo a un poblador de San José, mientras caminaba por el centro poblado de Apartado, y le anuncio que continuaran realizando operaciones en la las veredas de San José, pues, tienen que dar con varias personas de allí, además insistió en que le dijera el nombre del dueño de la vivienda donde habían incursionado el pasado 18 de noviembre de 2013 en la Vereda Arenas Altas, pues a ese señor la va a pagar caro, y es con la vida, anuncio el sujeto.
El domingo 1 de diciembre de 2013; hacia las 14:00 horas se escucharon varias ráfagas de arma de fuego entre las veredas Guineo Alto y Arenas Altas, lo que ha generado temor en los pobladores de estas veredas, al momento no se tiene noticias de que haya sucedido.
En descaro total y por las narices de soldados y policías, los paramilitares hacen lo que quieran con todo el beneplácito de las Brigadas del Ejecito y de policías cuna del crimen en la región de Urabá.
Quedamos perplejos y atónitos ante tanto descaro e ignominia de ver como un Estado persiste en anidar su brazo clandestino, y criminal.
La Comunidad de Paz, siguiendo sus principios irrenunciables e insobornables por la vida, una vez más, como lo hemos hecho en todas las ocasiones, rechazamos y condenamos categóricamente la utilización e involucramiento de menores y de la población civil en el conflicto armado, por parte de los distintos actores armados ejercito/paramilitares o guerrilla.
Comunidad de Paz de San José de Apartado
Diciembre 1 de 2013
Los salarios de los congresistas y la alta burocracia del Estado se multiplicaron en los últimos 20 años por 34, qué el salario mínimo se multiplique por 2.
Señores
Comités Ejecutivos
Central Unitario de Trabajadores CUT
Central General del Trabajadores CGT
Central de Trabajadores de Colombia CTC
Señores
Delegados a la Comisión Nacional de Salarios
El 2 de diciembre de 2013, debe comenzar, una vez más, en la Comisión de Concertación de Políticas laborales y salariales, la discusión sobre el incremento del salario mínimo que se deberá pagar a la inmensa mayoría de los trabajadores Colombianos en el 2014. El monto de ese salario hoy es la miserable suma de $589.500.oo pesos. Ya las organizaciones gremiales de los capitalistas como la ANIF, SAC, ANDI, entre otras, y el Gobierno, que es el gerente general de todos ellos, han repetido los mismos argumentos falsos que siempre esgrimen, para justificar los aumentos mezquinos de esos salarios y seguir manteniendo a cerca de 17 millones de trabajadores en la miseria, mientras ellos y las multinacionales se siguen enriqueciendo, consumiendo suntuariamente y engordando sus caudales. No nos olvidemos que la discusión del salario mínimo es el pliego de peticiones más importantes que se discute en el país, mucho más importante que todos los pliegos de peticiones de todos los sindicatos, federaciones y confederaciones.
Rechacemos los argumentos falsos de los empresarios y el gobierno
Ya la ANIF, representante de los banqueros, que todos los años reportan multimillonarias ganancias, ha dicho que el aumento no podría estar por encima del 3.9% o sea un salario de $612.500.oo, Fedesarrollo, centro de investigación al servicio de los capitalistas ha propuesto el 3% y algunos legisladores han sugerido un “generoso” 5%. Los argumentos son los mismos de siempre: el aumento del salario mínimo debe ser una combinación entre Índice de Precios al Consumidor y Productividad. Cualquier aumento por encima de estos parámetros generaría inflación, más desempleo, más informalidad y menos competitividad de la economía colombiana. Esto lo vienen diciendo desde hace más de 20 años los empresarios, los gobiernos de turno y los economistas a su servicio; y a pesar que con estos argumentos han impuestos salarios de hambre a la mayoría de los trabajadores colombianos, el desempleo se mantiene en dos o en más de dos dígitos, la informalidad sigue golpeando a más del 60% de la mano de obra, etc.
Hace décadas la economía política seria y científica, a diferencia de la economía y los economistas al servicio del capitalismo, han demostrado hasta la saciedad, que el aumento de los salarios no necesariamente genera esos fenómenos, sino una baja en la tasa de ganancia de los capitalistas y en la baja del consumo suntuario. Por esto la discusión sobre el salario mínimo no es técnica sino política, y así lo deben plantear los representantes de los trabajadores. Lo demás es caer en la discusión tramposa del gobierno y los empresarios.
La alta burocracia estatal y los empresarios, no tienen autoridad política ni moral
“Desde 1991, en términos reales, los salarios de los congresistas- y por derecha, de los altos magistrados y las cabezas de los organismos de control e investigación- han crecido en más de 23 millones de pesos: pasaron de 714.665 a 24.054.347 pesos. En el mismo lapso, el salario mínimo pasó de 51.716 a 589.500 pesos. Es decir, en estas dos décadas se multiplicó por once, mientras que los ingresos de los parlamentarios se multiplicaron por 34. Así, el salario de un congresista pasó de 14 mínimos en 1991 a 40 en la actualidad”[1]. Los congresistas “trabajan” 8 meses al año y tres días a la semana y se ganan $801.811.56 pesos diarios. Un obrero de salario mínimo tiene que trabajar 365 dias al año, ocho y más horas diarias, para ganarse en 30 días el 73% (589.500.oo), de lo que se gana un congresista en un día. Sólo la prima de $8.000.000 que le devolvió Santos a sus amigos los Congresistas equivale a 13 veces el salario mínimo.
En el sector privado de la economía las diferencias salariales son mucho más grandes y pueden hasta duplicar los ya demasiado altos salarios de la cúpula burocrática del Estado. Los gerentes, directores, jefes de personal y toda esa tropilla a través de la cual imponen su disciplina de hierro, de opresión política y explotación económica a los trabajadores, se llevaban la parte del león, de la nueva riqueza producida por los asalariados.
Esta realidad confirma, una vez más, que la discusión sobre el monto del salario mínimo no se puede aceptar que sea llevada al campo de la economía política burguesa, sino exigir que se discuta en el terreno de la necesidad de una política laboral y salarial justa y equitativa, es decir que la discusión, sea lo que realmente es: una discusión política.
De acuerdo con la Constitución Política el salario mínimo, vital y móvil es aquel que debe alcanzar para cubrir las necesidades básicas (salud, alimentación, vivienda y educación) de una familia obrera. El que se paga hoy, no alcanza para cubrir ni siquiera una de estas necesidades, es un salario miserable, es una infamia y los que lo imponen son unos infames.
Desafortunadamente el salario mínimo, que es uno de los problemas sociales más grave del país, no se discute en la Habana, porque el gobierno estaría en contra y porque a los comandantes de las FARC, este problema nunca les ha preocupado y ahora tampoco les preocupa. Otras son sus preocupaciones.
No bastan los discursos, es necesario acudir a la movilización
Los capitalistas, sus voceros y sus gobiernos, cuando de sus propiedades, sus ganancias, de la plusvalía, de sus privilegios y prebendas se trata, no escuchan argumentos ni razones, por fuertes, contundencias e irrefutables que ellos sean; lo único que se ven obligados a escuchar y a tener en cuenta es la fuerza, la fuerza de la clase obrera, de los campesinos, de la juventud, organizados y movilizados en las calles. Así lo dejó claro el reciente paro agrario, las luchas del movimiento estudiantil que obligaron al gobierno a retirar el proyecto de reforma educativa, triunfo político que la MANES lamentablemente desperdició, para desgracia de la juventud colombiana. Y así lo confirma toda la historia del capitalismo y la conquista de los más simples y elementales derechos por parte de los trabajadores.
Lo fundamental, en las negociaciones del salario mínimo, no es acudir a la Comisión de Concertación, aunque es necesario acudir a ella, lo fundamental es llamar a los trabajadores organizados sindicalmente, que aunque casi todos ellos ganan más del mínimo, se pongan a la cabeza de la lucha para defender los derechos de la mayoría de los trabajadores, que son los que según el DANE y la Corte Constitucional, ganan el mínimo o menos del mínimo[2]. Si el sector organizado de la clase obrera no es capaz de hacer esto, entonces obraría mezquinamente, porque se limitaría a defender los derechos de una minoría que no supera el 4% de la clase obrera (8.000.000), que gana más del mínimo, y expresaría, así, que no le importa la suerte de la mayoría de sus hermanos de clase. El llamado a la movilización, desde luego, que también debe estar dirigido a la mayoría de los trabajadores colombianos, es decir a los no organizados que son el 96% de los trabajadores que son los directamente perjudicados con el salario mínimo imperante, y los más oprimidos y explotados de todos.
Si las centrales obreras y las organizaciones sindicales no acuden a la movilización de todos los trabajadores para respaldar las negociaciones del salario mínimo, entonces todo terminará como siempre ha terminado en los últimos 10 o 12 años: unos cuantos discursos formales, unas cuentas declaraciones a la radio y la televisión y el abandono de las reuniones de los organismos de concertación, dejando las manos libres a los voceros de los capitalistas y a su gobierno, para que fijen ellos el salario mínimo y sigan oprimiendo y explotando sin límites a la inmensa mayoría de los trabajadores colombianos. Hay una manera de derrotar a los capitalistas y su gobierno: llamando a todos los trabajadores a que se movilicen y colocándose los dirigentes sindicales a la cabeza de esa lucha y esa movilización.
Propuesta concreta
Con fundamento en las anteriores consideraciones, nos permitimos proponer a los Comités Ejecutivos de la Centrales Obreras, a todas las organizaciones sindicales existentes en el país, a los delegados a la Comisión de Concertación por parte de los trabajares, y a todas las organizaciones populares y realmente democráticas de la juventud, de las mujeres, de las minorías étnicas, que se levantes de manera inmediata las siguientes propuestas:
1. Aumento del salario mínimo para el 2014 en el 100%, esto es que se doble el actual salario mínimo. Si el salario de los Congresistas y la alta burocracia del Estado se ha multiplicado por 34 en los últimos 20 años, por qué el salario mínimo del 96% los trabajadores no se puede hoy multiplicar por 2?
2. Llamar y organizar, desde ya, la movilización, en todo el país, de los trabajadores organizados y no organizados sindicalmente y de los sectores populares, para arrancarle con la movilización y la lucha, a la voraz clase capitalista Colombiana, al capital imperialista (multinacionales) y al gobierno, el aumento de salarios que se merecen todos los trabajadores colombianos, que son los que producen la riqueza.
3. Todas las organizaciones sindicales de primer y segundo grado deben reunir con carácter de urgencia la junta directiva y de ser posible la asamblea de los trabajadores, para discutir el monto en que debe ser reajustado el salario mínimo y programar la movilización. La discusión sobre el salario mínimo es un problema de toda la clase obrera y de manera concreta del 96% de los trabajadores no organizados sindicalmente. Estos nunca han sido consultados, por quienes dicen representarlos en las negociaciones del salario mínimo.
4. Los Comités Ejecutivos de las Centrales Obreras y los asistentes a los organismos de concertación salarial deben convocar de manera inmediata y con urgencia un congreso, asamblea o concentración de todos los trabajadores víctimas del salario mínimo, para consultar con ellos el monto del reajuste que se debe exigir Igualmente deberían ser convocados a una concentración en el día de instalación de las negociaciones.
Bogotá 20/11/2013
COMITÉ NACIONAL DE VICTIMAS DEL SALARIO MÍNIMO
(Somos 17 millones de trabajadore/as)
victimasdelsalariominimo@gmail.com.
[1] El Tiempo, 12/11/13, pág. 2.
[2] Corte Constitucional C-372 de 2011. “Como ya la Sala precisó, este cambio porcentual de la cuantía del recurso, no ha ido de la mano con una mejoría de la situación económica de los trabajadores. En efecto, como se evidencia en las estadísticas allegadas a este proceso por el DANE, al año 2010 el 53,9% de la población ocupada devengaba menos de un salario mínimo, y un 6,6% sólo devengaba un salario mínimo. Lo que significa que cerca del 60% de la población ocupada devenga un salario mínimo o menos mensualmente. Además, esta misma entidad certificó que en ese mismo año, el ingreso promedio de la población colombiana ocupada fue $736.000, es decir, menos de dos salarios mínimos”.
NUESTRO CORAZÓN NO DEJA DE LATIR POR COLOMBIA
“El olvido no es victoria
sobre el mal ni sobre nada
y si es la forma velada
de burlarse de la historia,
para eso está la memoria
que se abre de par en par
en busca de algún lugar
que devuelva lo perdido…”
Mario Benedetti
"Nosotros morimos tres veces, la primera en nuestra carne, la segunda en el corazón de aquellos que han sobrevivido, y la tercera en la memoria, la cual es la última tumba."
Rosa Epinayu